Enrique III de Castilla

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Enrique III de Castilla (4 de octubre de 1379 - 25 de diciembre de 1406), llamado el Doliente por su mala salud (español: Enrique el Doliente, gallego: Henrique o Doente), era hijo de Juan I y Leonor de Aragón. Sucedió a su padre como rey de Castilla en 1390.

Nacimiento y educación

Henry nació en Burgos, la capital de Castilla. Fue el primogénito del recién coronado rey Juan I de Castilla y su esposa Leonor de Aragón. Su hermano menor, Fernando, creció hasta convertirse en rey de Aragón.

Su crianza estuvo a cargo de Inés Lasso de la Vega, esposa de Juan Niño. De niño fue educado por Diego de Anaya Maldonado, obispo de Tui-Vigo, que más tarde sería arzobispo de Sevilla. Su tutor fue Juan Hurtado de Mendoza el Limpio y su confesor el dominico Alonso de Cusanza, quien más tarde sería obispo de Salamanca y León.

Príncipe de Asturias

En el momento de su boda recibió el título de Príncipe de Asturias con la aprobación de la corte de Briviesca. Este título lo designaba como heredero aparente. Fue la primera persona en ostentar este título, siendo los herederos anteriores al trono conocidos como infantes mayores.

En 1390, su padre consideró abdicar a su favor para obtener el reconocimiento de los portugueses, pero su consejo lo disuadió de este plan. Estaban en contra por el daño causado al reino por decisiones similares anteriores. Sin embargo, en octubre del mismo año, el rey Juan muere en Alcalá de Henares al caerse de su caballo, y Enrique es proclamado rey.

Asumió el poder el 2 de agosto de 1393, a la edad de 13 años, durante un tumultuoso período de cambios en la regencia.

Reinado

A pesar de su apodo, el rey Enrique III participó en una vigorosa política exterior y maniobras durante los primeros años del siglo XV. Pudo pacificar a la nobleza y restaurar el poder real.

Enrique III fue apoyado por la aristocracia y desplazó a sus parientes más poderosos (como Alfonso Enríquez y su tía, Leonor de Castilla, reina de Navarra). Derogó privilegios concedidos por sus predecesores en la Corte de Castilla, como la alcabala (un fuerte impuesto sobre las ventas) y el derecho a asistir al consejo. Aumentó el número de magistrados de la ciudad y limpió la economía del reino. Redujo la persecución de los judíos y aprobó varios proyectos de ley contra la violencia, que se había vuelto particularmente grave en 1391.

Durante el reinado del rey Enrique, la flota castellana obtuvo varias victorias contra los ingleses; Enrique III envió una flota naval en 1400 que destruyó Tetuán en el norte de África, una base pirata. En 1402, inició la colonización de las Islas Canarias, enviando al explorador francés Jean de Béthencourt para hacerlo. En 1396, desvió una invasión portuguesa con un ataque a Badajoz, firmando finalmente un tratado de paz con su cuñado, el rey Juan I de Portugal, el 15 de agosto de 1402.

Enrique III también envió a Payo Gómez de Sotomayor y Hernán Sánchez de Palazuelos, y posteriormente el 21 de mayo de 1403, a Ruy González de Clavijo, como embajadores en Timur para discutir la posibilidad de una alianza entre el Imperio Timúrida y Castilla contra el Imperio Otomano.. Este último contó sus viajes en un libro, Embajada a Tamorlán.

Enrique III apoyó la pretensión papal del antipapa Benedicto XIII. Reanudó el conflicto contra el reino de Granada, logrando una victoria en la Batalla de Collejares, cerca de Úbeda, que liberó a la villa en 1406. Sin embargo, su prematura muerte ese mismo año le impidió completar esta campaña. En 1406, el rey Enrique construyó un pabellón (pabellón de caza) en el monte El Pardo debido a la abundante caza allí. La logia más tarde sería transformada en el Palacio Real de El Pardo por Carlos V, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, quien gobernaría como Rey de España.

Debido a la mala salud de Enrique III, delegó parte de su poder a su hermano, el rey Fernando I de Aragón en la última parte de su reinado, quien se convirtió en regente cuando su hijo Juan II de Castilla era demasiado joven para regla.

El rey Enrique III murió en la ciudad de Toledo el 25 de diciembre de 1406, mientras preparaba una campaña contra el Emirato de Granada.

Tumba

La tumba de Enrique III de Castilla. Capilla de los Nuevos Monarcas de Toledo.
La tumba de Catherine

Tras su muerte, el cuerpo de Enrique fue trasladado a la ciudad de Toledo, donde fue enterrado en un sepulcro en la Capilla de los Nuevos Reyes de la Catedral de Toledo, y sus restos aún hoy se encuentran allí. El sepulcro está situado sobre la sillería del coro del lado del Evangelio y es de estilo plateresco. La parte de la caja está decorada con los escudos de Castilla y León, y el interior inferior tiene tres paneles decorados con trofeos. Sobre los tres paneles dos querubines sostienen una placa en la que está grabado el epitafio del Monarca en castellano medieval:

Sobre la tumba hay una estatua yacente de Enrique III, realizada en alabastro policromado. Enrique aparece vestido con un hábito franciscano, aunque sus manos sostienen la espada en su cinto, que discurre paralelo al Cordón de San Francisco. La cabeza del rey en su corona descansa sobre tres ricos cojines, y sus pies están descalzos. Cuatro ángeles arrodillados están en las esquinas de la estatua.

Matrimonio y descendencia

Poco después de su nacimiento, se le prometió casarse con Beatrice de Portugal, la heredera del trono portugués. Esto era parte de un tratado de paz entre Castilla y Portugal, que había firmado una tregua después de las Guerras Fernando. Pero este matrimonio no sucedió. En cambio, Beatriz se casó con su padre, quien instigó una guerra de sucesión con Juan de Aviz.

El 17 de septiembre de 1388, como parte del Tratado de Bayona, Enrique se casó con Catalina de Lancaster (1372-1418), la hija de Juan de Gante, primer duque de Lancaster, y Constanza de Castilla, que era la hija mayor de Rey Pedro. Esto puso fin a un conflicto dinástico y solidificó la Casa de Trastámara. Su ceremonia de matrimonio tuvo lugar en la Catedral de Palencia y tuvieron:

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