Dispositio

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Dispositio es el sistema utilizado para la organización de argumentos en el contexto de la retórica clásica occidental. La palabra es latina y puede traducirse como "organización" o "arreglo".

Es el segundo de los cinco cánones de la retórica clásica (el primero es inventio y los restantes elocutio, memoria y pronuntiatio) que se refieren a la elaboración y entrega de discursos y escritos.

La primera parte de cualquier ejercicio retórico era descubrir los argumentos adecuados a utilizar, lo que se hacía mediante los métodos formalizados de inventio. El siguiente problema fue seleccionar varios argumentos y organizarlos en un discurso efectivo.

Aristóteles

Aristóteles definió dos partes esenciales de un discurso: el enunciado del caso y la prueba del caso. Por ejemplo, en un argumento legal, un fiscal primero debe declarar los cargos contra el acusado y proporcionar los hechos relevantes; luego debe presentar la prueba que acredite su culpabilidad. Aristóteles admitió que, en la práctica, la mayoría de los discursos también requieren una introducción y una conclusión.

Retórica latina

Escritores posteriores de retórica, como Cicerón y Quintiliano, refinaron este esquema organizativo, de modo que finalmente hubo seis partes:

Si bien esta estructura puede parecer muy rígida (y ciertamente algunos escritores sobre el tema fueron demasiado pedantes), en la práctica estaba sujeta a modificaciones. Cicerón y Quintiliano, por ejemplo, alentaron a los escritores a reorganizar la estructura cuando fortalecía su caso: por ejemplo, si se sabía que los argumentos opuestos eran poderosos, sería mejor exponer la refutación antes que la prueba.

Dentro de cada parte principal, había tácticas adicionales que podrían emplearse. Por ejemplo, un fiscal podría resumir su caso con la repetición contundente de sus principios principales utilizando una técnica conocida como accumulatio. El abogado defensor en el mismo caso podría usar un método diferente para su resumen.

Finalmente, dispositio también se consideró un proceso iterativo, particularmente en conjunto con inventio. El mismo proceso de organizar argumentos puede resultar en la necesidad de descubrir e investigar otros nuevos. Un orador refinaría sus argumentos y su organización hasta que estuvieran debidamente ordenados. Luego pasaría a los temas que generalmente se asocian con la retórica en la actualidad: el desarrollo del estilo y la presentación de los argumentos.

Exordio

El exordio (/ ɛ ɡ ˈ z ɔːr d i ə m /; que significa "principio" en latín; de exordiri, que significa "comenzar") era la parte introductoria de una oración. El término es latino y el equivalente griego se denominó proem o prooimion.

En el exordio, el orador establece el propósito del discurso. Al hacer esto, necesitan considerar varias cosas:

"En la Introducción de una causa debemos asegurarnos de que nuestro estilo sea moderado y que las palabras sean de uso corriente, de modo que el discurso parezca desprevenido. Una Introducción es defectuosa si se puede aplicar también a una serie de causas; que se llama una Introducción banal. Una vez más, una Introducción que el adversario no puede usar menos bien es defectuosa, y eso se llama una Introducción común. Esa Introducción, de nuevo, es defectuosa que el oponente puede usar para su propio uso contra usted. Y otra vez es defectuosa la que ha sido compuesta en un estilo demasiado laborioso, o es demasiado larga, y la que no parece haber surgido de la causa misma de tal manera que tenga una conexión íntima con la Exposición de Hechos, y, finalmente, lo que no logra que el oyente esté bien dispuesto o sea receptivo o atento”.(Retórica ad Herennium, I. vii, 11, trad. Harry Caplan, Biblioteca Clásica Loeb, 1954.)

En resumen, el exordio era la parte del discurso en la que el orador prepararía a la audiencia para escuchar sus argumentos con una mentalidad favorable. "Un exordio puede cumplir diferentes tipos de funciones en las diferentes especies de retórica, pero en todas ellas se anunciarán de antemano algunos de los temas principales del discurso venidero".

peroratio

La peroratio ("peroración"), como parte final de un discurso, tenía dos propósitos principales en la retórica clásica: recordar a la audiencia los puntos principales del discurso (recapitulatio) e influir en sus emociones (affectus). El papel de la peroración fue definido por los escritores griegos de retórica, quienes la denominaron epílogos; pero se asocia más a menudo con los oradores romanos, que hacían uso frecuente de apelaciones emocionales. Un ejemplo famoso fue el discurso de Marcus Antonius en defensa de Aquillius, durante el cual Antonius rasgó la túnica de Aquillius para revelar sus cicatrices de batalla.

Durante el siglo I a. C., era común que dos o más oradores aparecieran de cada lado en los principales casos judiciales. En tales casos, se consideraba un honor que se le pidiera pronunciar la peroración.