Dicotomía clásica
En macroeconomía, la dicotomía clásica es la idea, atribuida a la economía clásica y prekeynesiana, de que las variables reales y nominales pueden analizarse por separado. Para ser precisos, una economía exhibe la dicotomía clásica si variables reales como la producción y las tasas de interés reales pueden analizarse completamente sin considerar lo que les sucede a sus contrapartes nominales, el valor monetario de la producción y la tasa de interés. En particular, esto significa que el PIB real y otras variables reales pueden determinarse sin conocer el nivel de la oferta monetaria nominal o la tasa de inflación. Una economía exhibe la dicotomía clásica si el dinero es neutral y afecta sólo el nivel de precios, no las variables reales. Como tal, si se mantiene la dicotomía clásica, el dinero sólo afecta los precios absolutos y no los relativos entre bienes.
La dicotomía clásica era parte integral del pensamiento de algunos economistas prekeynesianos ("el dinero como velo") como una propuesta de largo plazo y se encuentra hoy en las nuevas teorías clásicas de la macroeconomía. En la nueva macroeconomía clásica existe una curva de Phillips de corto plazo que puede desplazarse verticalmente según las expectativas racionales que se revisan continuamente. En sentido estricto, el dinero no es neutral en el corto plazo, es decir, la dicotomía clásica no se cumple, ya que los agentes tienden a responder a los cambios en los precios y en la cantidad de dinero cambiando sus decisiones de oferta. Sin embargo, el dinero debería ser neutral a largo plazo y la dicotomía clásica debería restablecerse a largo plazo, ya que no había relación entre los precios y el desempeño macroeconómico real a nivel de datos. Esta visión tiene graves consecuencias en materia de política económica. En el largo plazo, debido a la dicotomía, no se supone que el dinero sea un instrumento eficaz para controlar el desempeño macroeconómico, mientras que en el corto plazo existe una compensación entre precios y producción (o desempleo), pero, debido a la expectativas racionales, el gobierno no puede explotarlas para construir una política económica contracíclica sistemática.
Los keynesianos y monetaristas rechazan la dicotomía clásica porque sostienen que los precios son rígidos. Es decir, piensan que los precios no logran ajustarse en el corto plazo, de modo que un aumento en la oferta monetaria eleva la demanda agregada y, por lo tanto, altera las variables macroeconómicas reales. Los poskeynesianos también rechazan la dicotomía clásica, por diferentes razones, enfatizando el papel de los bancos en la creación de dinero, como en la teoría del circuito monetario.
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