Correos de México

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Correos de México, anteriormente Servicio Postal Mexicano (Sepomex), es el servicio postal nacional de México.

Reorganización

En 1986, el gobierno otorgó autonomía al Servicio Postal. Esto fue en respuesta a la necesidad de mejorar el servicio, que era considerado uno de los peores del mundo y enfrentaba una mayor competencia de empresas privadas.

Para competir con los servicios postales privados como DHL, UPS, FedEx, Multipak, Estafeta y otros, el servicio postal creó una nueva entidad, "Mexpost", pero más costosa que el servicio postal normal pero también más eficiente trabajando como una empresa privada pero aún siendo parte del Servicio Postal Mexicano.

Historia reciente

En 2008, el presidente Felipe Calderón ordenó la reforma del Servicio Postal Mexicano y lo rebautizó como Correos de México. Junto con un nuevo nombre y una nueva imagen, creados por Carl Forssell, la agencia se reestructuró para ayudar a agilizar las operaciones, mejorar el rendimiento y expandir los puntos de venta postal a ubicaciones no tradicionales como empresas privadas.

Historia

Se pueden encontrar antecedentes prehispánicos en la organización de los aztecas, quienes tenían varios tipos de mensajeros: los painanis o "pies ligeros" que transmitían mensajes y diseños religiosos, los yucicatitlantis que llevaban datos urgentes a la metrópoli, los tequihuatitlantis o mensajeros de guerra, y los tamemes que transportaban mercancías desde cualquier punto remoto del imperio azteca hasta Tenochtitlan (por ejemplo, llevaban pescado fresco diariamente desde Veracruz).

Tras el descubrimiento y la conquista, la corona española consideró imprescindible establecer comunicación entre el Nuevo Mundo y la Península Ibérica, para enviar y recibir información entre ambos lados del Atlántico. A tal efecto, en 1514 la reina Juana La Loca y en su nombre Fernando el Católico, su padre y regente, crearon el cargo de Correo Mayor de las Indias, mediante Real Cédula. La correspondencia hasta ese momento había estado a cargo de la Casa de Contratación. El nuevo puesto ha sido creado a imagen y semejanza del Correo Mayor de Sevillaen forma de monopolio, que recayó en Lorenzo Galíndez de Carvajal, Consejero de Castilla, con carácter perpetuo y hereditario. Ante tal responsabilidad y ante la imposibilidad de cumplir la función de repartir el correo procedente de la Península a las Indias y viceversa, se recurrió al sistema del arriendo. Los arrendatarios de estos arrendamientos, a su vez, y por medio de poderes, otorgaban permiso a los que ejercían el oficio, tenientes o diputados. Después de la muerte del primer propietario, el trabajo se transfirió de un arrendador a otro. El cargo implicaba la prestación de un servicio y conllevaba ciertos privilegios o concesiones; fue desarrollado por un particular con la supervisión y control de la Corona.

Al igual que en Lima y Sevilla el cargo de Correo Mayor era una donación real a perpetuidad, lo que habría requerido una compensación por parte de la Corona si el contrato hubiera expirado. Durante el período de la delegación no se entregó dinero por el ejercicio del cargo. El primer delegado fue Diego Daza, quien falleció dos años después de asumir el cargo y quien había recomendado a su colaborador Martín de Olivares. Durante el reinado de Felipe II, y mediante decreto dictado el 31 de mayo de 1579 en el Palacio de Aranjuez, Don Martín de Olivares fue nombrado Correo Mayor de Hostas y Postas de la Nueva España. Nueva España), que le fue entregada por el Virrey Don Martín Enríquez de Almansa, el 27 de agosto de 1580.

Martín de Olivares en su reemplazo practicó el oficio durante 25 años (1579-1604) con el mismo sistema de delegación y sin recibir dinero alguno por ello. A principios del siglo XVII, cuando se empezó a generalizar la práctica de vender los cargos reales en los espacios indianos, se cambió el sistema de delegación por un sistema de subasta en el que un particular podía pagar para convertirse en cartero mayor. Para hacerlo, tuvo que hacer una garantía y ganar la propuesta de subasta. Así en 1604 el Virrey Marqués de Montesclaros y el Secretario de la Nueva España en el Consejo de Indias acordaron que la posta se vendiera en 58.000 pesos. Tras un mes de anuncios, tres candidatos se presentaron a la subasta, obteniendo el puesto de Correo MayorAlonso Diez, que fue el primero en pagar una oficina de correos en Indias.

El Correo Mayor estableció un sistema de tenientes entre los diferentes territorios novohispanos, además el cargo implicaba ser alcalde de la Ciudad de México. El cargo se establecía de por vida y no a perpetuidad como en el Perú. Desde la primera subasta en 1604, el Correo Mayor de Nueva España adquirió la categoría de "vendible y renunciable". El Correo Mayor de Nueva España tenía jurisdicción sobre un amplio territorio, desde el sur de los Estados Unidos hasta Guatemala y desde Acapulco hasta Veracruz. La correspondencia desde (o hacia) Europa y Filipinas circulaba por todo este territorio. Durante el siglo XVII, cuando ya se estaba vendiendo la posta, fueron las familias Diez de la Barrera (1604-1693) y Ximénez de los Cobos (1693-1760) las que sirvieron de Correos Mayores en la Nueva España.

Hasta finales del siglo XVII, las quejas y reclamaciones sobre el Correo Mayor se limitaban a incidencias puntuales, retrasos, mal servicio o falta de seguridad, y durante los dos siglos en los que estuvo activo el Correo Mayor, ninguna de ellas fueron relevados de su responsabilidad, y desempeñaron sus funciones hasta su muerte o su renuncia. En 1697, sin embargo, el alcalde de la Nueva España, Pedro Ximénez de los Cobos, fue acusado de defraudar a la Real Hacienda, y el denunciante fue José Sarmiento de Valladares, conde de Moctezuma y virrey de la Nueva España.La acusación derivó en un enfrentamiento entre la máxima autoridad virreinal y un miembro de la élite política nacido en la Ciudad de México. Para entonces, el cargo de Alcalde le permitía actuar como Alcalde con voz y voto de la ciudad donde había adquirido el título, lo que le permitía una defensa real. Ximénez de los Cobos vivía en la capital de la Nueva España (Ciudad de México) y trabajaba con una red de tenientes. Sus responsabilidades eran garantizar la circulación de los documentos oficiales dentro del virreinato y proporcionar la logística suficiente para el tránsito del correo de ultramar desde los puertos de Acapulco y Veracruz a la Ciudad de México y otros destinos finales. En las ciudades más importantes contaba con una serie de lugartenientes que desarrollaban y garantizaban estas misiones. La acusación de fraude tuvo un gran eco y el proceso implicó un extenso memorial en el Consejo de Indias, pero finalmente no se tomó ninguna medida contra el implicado. Los testimonios del virrey y las pruebas presentadas fueron insuficientes y esto permitió a Ximénez de los Cobos reafirmar su cargo, que abandonó en 1720 tras renunciar a favor de un familiar. El proceso judicial implicó una mejor administración y organización del servicio, y en la práctica condujo a una mayor contabilidad del comercio, hábito documental que facilitó en 1764 la elaboración de un levantamiento completo de los gastos de comunicación del virreinato, que ser fundamental a la hora de abordar las reformas borbónicas. Los testimonios del virrey y las pruebas presentadas fueron insuficientes y esto permitió a Ximénez de los Cobos reafirmar su cargo, que abandonó en 1720 tras renunciar a favor de un familiar. El proceso judicial implicó una mejor administración y organización del servicio, y en la práctica condujo a una mayor contabilidad del comercio, hábito documental que facilitó en 1764 la elaboración de un levantamiento completo de los gastos de comunicación del virreinato, que ser fundamental a la hora de abordar las reformas borbónicas. Los testimonios del virrey y las pruebas presentadas fueron insuficientes y esto permitió a Ximénez de los Cobos reafirmar su cargo, que abandonó en 1720 tras renunciar a favor de un familiar. El proceso judicial implicó una mejor administración y organización del servicio, y en la práctica condujo a una mayor contabilidad del comercio, hábito documental que facilitó en 1764 la elaboración de un levantamiento completo de los gastos de comunicación del virreinato, que ser fundamental a la hora de abordar las reformas borbónicas. La Real y Suprema Junta de Correos, establecida por Real Cédula de 20 de diciembre de 1776, era el único tribunal en el ámbito postal, y cualquier litigio civil o penal, era de su competencia en cualquiera de sus territorios.

Con las reformas borbónicas, también se transformaron los servicios postales. En 1794 se promulgó la Ordenanza General de Correos, Postas y Caminos. En 1794, durante el mandato de Godoy, se publicó la Ordenanza elaborada por su antecesor, el Conde de Aranda. Este cuerpo legal abordó ampliamente todos los aspectos relacionados con los encargados, empleados y servicios de Correos, tanto en la península como en todos los territorios americanos. También estableció el funcionamiento de las administraciones postales, las estafetas o Casas de Postas, reuniendo así todos los temas que habían surgido a lo largo del siglo. En 1812, con la promulgación de la constitución de Cádiz, la Suprema y Real Junta de Correos fue destituido por ser incompatible con los términos constitucionales. Las cuestiones administrativas pasarían a la Dirección General de Correos y las judiciales pendientes a los juzgados de primera instancia.

Con la Independencia quedó vigente parte de la normativa de la Ordenanza de 1794. En cuanto a los ingresos postales, estaba a cargo de la Secretaría de Estado y la Oficina Universal de Relaciones Internas y Externas. En 1824 estos ingresos y la administración fueron transferidos al Ministerio de Hacienda. En 1830 se amplió la oficina de correos y se incluyeron otros territorios, ya que se abrieron nuevas vías de comunicación. En 1842, el General Santa Ana reorganizó el servicio de correos y el sistema tarifario, y esto continuó en el Ministerio de Hacienda.La guerra con los Estados Unidos trastornó los servicios postales, y no fue hasta el 31 de octubre de 1849 cuando se emitió un Reglamento sobre Visitantes del Servicio Postal, estableciendo las obligaciones de estos funcionarios. Por Reglamento de 28 de agosto de 1852 se reorganizó Correos, manteniendo parte del reglamento de 1794. La Constitución Mexicana de 1857 mantuvo el correo como monopolio del Estado. En 1856 México abrazó el sistema postal y el uso de sellos postales. El primer sello mexicano entró en circulación el 1 de agosto de 1856 con el retrato de Miguel Hidalgo. Los sellos comenzaron a enviarse el 29 de agosto de 1856. Las hojas de sellos debían llevar el sello de la oficina emisora ​​para ser válidas y evitar fraudes.

Durante el Segundo Imperio, se intentaron poner algo de orden en el servicio postal con una apertura del "monopolio". El Decreto de 30 de julio de 1863 permitió la circulación de la correspondencia en aquellos lugares donde no existiera una línea postal establecida; este decreto también introdujo cambios administrativos.

Nuevamente con la República ya partir de 1868 se desarrolla una campaña crítica en la prensa por los constantes extravíos de periódicos y correspondencia debido al mal servicio de correosː sólo en el año 1875 hubo 423 alteraciones graves de la correspondencia. El 18 de abril de 1883 se promulgó el Primer Código Postal, que entró en vigor el 1 de enero de 1884. Con este se dio por terminado el antiguo sistema postal, que estaba basado en las Ordenanzas de 1794. Así, las normas postales españolas estuvieron vigentes durante casi un siglo y sirvieron de base para el sistema postal del México independiente.

Con el establecimiento del Primer Código Postal Mexicano, también se crearon las primeras regulaciones postales a partir de Méxicoː el Reglamento y Manual de Organización de la Administración General de Correos, emitido durante la presidencia de Manuel González en 1884. En 1899 se creó un nuevo Código Postal.

El 17 de febrero de 1907, el presidente Porfirio Díaz fundó el "Palacio Postal" (Palacio Postal) también conocido como la "Quinta Casa de Correos" (Quinta Casa Postal).

En 1921, Sepomex necesitaba un servicio postal unificado y regulatorio internacional, y el gobierno mexicano participó en la formación de la "Unión Panamericana de Correos" (Unión Postal Panamericana) en Buenos Aires. En 1931, España se unió al sindicato, que cambió el nombre a "Unión Postal de las Américas y España". las Américas, España y Portugal" (Unión Postal Americana, España y Portugal).

En 1933, por orden presidencial, Correos tomó el control del servicio de telégrafos en México, creando la oficina "Dirección General de Correos y Telégrafos" (Director Ejecutivo de Correos y Telégrafos).

En 1942, el presidente ordenó la separación del servicio de correos y telégrafos en dos entidades.