Talcott Parsons y el funcionalismo
Talcott Parsons (sociólogo estadounidense) comenzó a publicar en la década de 1930, realizando contribuciones a la sociología, las ciencias políticas, la antropología y la psicología. Si bien el funcionalismo estructural de Parsons es de gran influencia, también ha recibido críticas considerables. Entre ellas están su escaso énfasis en la lucha política y económica, las bases del cambio social y, en general, la conducta "manipuladora" o aquella que no está regulada por normas y valores establecidos. Tanto el funcionalismo estructural como gran parte de los trabajos de Parsons no logran abordar suficientemente las conexiones entre la conducta institucionalizada y no institucionalizada, ni los procesos mediante los cuales ocurre la institucionalización.
Bajo una marcada influencia de Durkheim y Max Weber, Parsons sintetizó sus trabajos en su propia teoría de la acción, basada en el concepto de teoría del sistema y el principio metodológico de la acción voluntaria. Postuló que "el sistema social se compone de las acciones de los individuos". En consecuencia, su análisis parte de la interacción entre dos individuos que se enfrentan a una variedad de elecciones sobre cómo podrían actuar. Estas elecciones se ven influenciadas y restringidas por varios factores físicos y sociales.
Parsons determinó que cada individuo tiene expectativas sobre la acción del otro y sobre la reacción a su propio comportamiento. Afirma que estas expectativas (cuando tienen éxito) se "derivarían" de las normas y valores aceptados por la sociedad en la que habitan. El mismo Parsons enfatizó que, en un contexto general, nunca existiría un "ajuste" perfecto entre comportamientos y normas, por lo que tal relación nunca es completa o "perfecta", ya que las normas se convierten en expectativas.
Las normas sociales siempre plantearon dilemas para Parsons, quien nunca afirmó (como frecuentemente se alega) que estas normas fuesen ampliamente aceptadas, y por consenso, como si esto impidiera algún tipo de ley universal. Para él, si las normas sociales se aceptaban o no, era simplemente una cuestión histórica.
A medida que las interacciones se repiten y las expectativas arraigan o se institucionalizan se crea un rol. Parsons define un "rol" como la participación regulada normativamente "de una persona en un proceso concreto de interacción social con compañeros de roles específicos y concretos". Aunque un individuo, en teoría, puede desempeñar cualquier rol, se espera que se ajuste a las normas que rigen la naturaleza del mismo.
Una persona puede, y de hecho, cumple con muchos roles diferentes al mismo tiempo. Se puede considerar que un individuo es, en cierto sentido, una "composición" de los roles que ocupa. Hoy en día, cuando se nos pide que nos describamos, muchos lo harían con referencia a roles sociales, como padre, madre, profesor, arquitecto, ciudadano, etc.
Parsons desarrolló la idea de roles integrando el concepto de colectividades de roles, que se complementan para cumplir funciones para la sociedad. Algunos roles están vinculados a instituciones y estructuras sociales (económicas, educativas, legales, religiosas e incluso basadas en el género). Estos roles son funcionales en el sentido de que ayudan a la sociedad a operar y satisfacer sus necesidades para funcionar sin problemas.
Contrario al mito predominante, Parsons nunca postuló una sociedad carente de conflicto o en algún equilibrio "perfecto". Es más, reconocía que el sistema de valores culturales de una sociedad en el caso típico nunca estaba completamente integrado, nunca es estático y la mayor parte del tiempo (como en el caso de la sociedad estadounidense) se encuentra en un estado complejo de transformación en relación con su punto de partida histórico. Alcanzar un equilibrio "perfecto" no era una cuestión seria en el análisis de los sistemas sociales de Parsons. De hecho, las sociedades más dinámicas generalmente tenían sistemas culturales con importantes tensiones internas como los de EE. UU. y la India. Parsons veía estas tensiones como una fuente de fortaleza y no como lo opuesto. La noción de institucionalización del sistema, y de tensiones en el sistema, no operan como opuestos por sí mismos.
Los procesos clave de reproducción del sistema son, para Parsons, la socialización y el control social. La socialización es importante porque es el mecanismo de transmisión de las normas y valores aceptados por la sociedad, al individuo. Parsons no concebía una "socialización perfecta", para él este proceso siempre era parcial e "incompleto" si se mira desde un todo.
Parsons afirma que:
"este punto... es independiente del sentido en que [el] individuo es concretamente autónomo o creativo en lugar de 'pasivo' o 'conforme', porque la individualidad y la creatividad son, en gran medida, fenómenos de la institucionalización de expectativas" – es decir, se construyen culturalmente.
La socialización se apoya en la sanción positiva y negativa de los comportamientos de rol que cumplen o no con estas expectativas. Un castigo puede ser informal (una risa, chisme) o formalizado (prisiones, asilos psiquiátricos). Si estos dos procesos fueran perfectos, la sociedad se volvería estática e inmutable, pero esto es poco probable, incluso en el largo plazo.
Parsons lo reconoce, afirmando que trata "la estructura del sistema como problemática y sujeta a cambios", y que su concepto de tendencia hacia el equilibrio "no implica el dominio empírico de la estabilidad sobre el cambio". Cree, sin embargo, que estos cambios ocurren de manera relativamente gradual.
Los individuos, al interactuar con situaciones cambiantes, se adaptan a través de "negociación de roles". Cuando los roles se asientan, crean normas (expectativas) que guían la acción posterior, por ende, se institucionalizan y dotan de estabilidad en las interacciones sociales. Cuando el proceso de adaptación no puede ajustarse, debido a impactos fuertes o cambios radicales inmediatos, se produce una disolución estructural, se forman nuevas estructuras (y por lo tanto, un nuevo sistema), o muere la sociedad. Este modelo de cambio social ha sido descrito como un "equilibrio en movimiento" y enfatiza un deseo (inacabado) de orden social.
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