Summum bonum
Summum bonum es una expresión latina que significa el bien supremo o supremo, que fue introducida por el filósofo romano Cicerón para denotar el principio fundamental en el que se basa algún sistema de ética, es decir, el objetivo de las acciones, que, si se persigue de manera consistente, llevar a la mejor vida posible. Desde Cicerón, la expresión ha adquirido un significado secundario como la esencia o principio metafísico último de la propia Bondad, o lo que Platón llamó la Forma del Bien. Estos dos significados no necesariamente coinciden. Por ejemplo, los filósofos epicúreos y cirenaicos afirmaron que la 'buena vida' apuntaba consistentemente al placer, sin sugerir que el placer constituía el significado o la esencia de la Bondad fuera de la esfera ética. En De finibus, Cicerón explica y compara los sistemas éticos de varias escuelas de filosofía griega, incluido el estoicismo, el epicureísmo, el aristotelismo y el platonismo, basándose en cómo cada una define el summum bonum ético de manera diferente.
El término fue utilizado en la filosofía medieval. En la síntesis tomista del aristotelismo y el cristianismo, el bien supremo suele definirse como la vida de los justos y/o la vida llevada en comunión con Dios y según los preceptos de Dios. En el kantismo, se usaba para describir la importancia última, el fin singular y primordial que los seres humanos deben perseguir.
Platón y Aristóteles
La República de Platón argumentó que, "En el mundo del conocimiento, la idea del bien aparece en último lugar, y se ve... como el autor universal de todas las cosas bellas y correctas". La contemplación silenciosa era el camino para la apreciación de la Idea del Bien.
Aristóteles en su Ética a Nicómaco aceptó que el objetivo de la actividad humana, "Debe ser el 'Bien', es decir, el bien supremo", pero desafió la Idea del Bien de Platón con la pregunta pragmática: "¿Quien ha tenido una visión de la Idea misma se convierte así en un mejor médico o general?". Sin embargo, podría decirse al menos que el concepto de Aristóteles del motor inmóvil debe mucho a la Idea del Bien de Platón.
Sincretismo helénico
Filón de Alejandría fusionó al Dios del Antiguo Testamento con el motor inmóvil y la Idea del Bien. Plotino, el filósofo neoplatónico, se basó en el Bien de Platón para su concepto del Uno supremo, mientras que Plutarco se basó en el zoroastrismo para desarrollar su principio eterno del bien.
Agustín de Hipona en sus primeros escritos ofreció el summum bonum como la meta humana más alta, pero más tarde lo identificaría como una característica del Dios cristiano en De natura boni (Sobre la naturaleza del bien, c. 399). Agustín niega la existencia positiva del mal absoluto, describe un mundo con Dios como el bien supremo en el centro y define diferentes grados de mal como diferentes etapas de lejanía de ese centro.
Desarrollos posteriores
El summum bonum ha seguido siendo un foco de atención en la filosofía occidental, secular y religiosa. Hegel reemplazó el ascenso dialéctico al Bien de Platón por su propio ascenso dialéctico a lo Real.
GE Moore colocó el bien supremo en las relaciones personales y la contemplación de la belleza, incluso si no todos sus seguidores en el Grupo Bloomsbury pueden haber apreciado lo que Clive Bell llamó su "importante distinción entre 'Bueno en general' y 'Bueno como un entero'".
La doctrina del sumo bien sostenida por Immanuel Kant puede verse como el cumplimiento de toda voluntad racional. Es el fin supremo de la voluntad, es decir que más allá de la consecución de una buena voluntad, que es la excelencia moral significada por el cumplimiento del imperativo categórico y la pura razón práctica, ésta no es reducible a imperativos hipotéticos como la felicidad. Además, en virtud de la doctrina del sumo bien, Kant postula la existencia de Dios y la existencia eterna de los agentes racionales, para conciliar tres premisas: (i) que los agentes están moralmente obligados a alcanzar plenamente el sumo bien; (ii) que el objeto de la obligación de un agente debe ser posible; (iii) que la plena realización del bien supremo por parte de un agente no es posible.
Sentencias
Los juicios sobre el bien supremo generalmente se han dividido en cuatro categorías:
- el utilitarismo, cuando el bien supremo se identifica con la máxima felicidad psicológica posible para el máximo número de personas;
- el eudemonismo o ética de la virtud, cuando el bien supremo se identifica con el florecimiento;
- el deontologismo racional, cuando el bien supremo se identifica con la virtud o el deber;
- Eudemonismo racional, o deontologismo templado, cuando tanto la virtud como la felicidad se combinan en el bien supremo.
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