Sibila Délfica

La Sibila Délfica era una mujer que era una profeta asociada con las primeras prácticas religiosas en la Antigua Grecia y se dice que fue venerada desde antes de las Guerras de Troya como un oráculo importante. En aquella época, Delfos era un lugar de culto a Gaia, la diosa madre relacionada con los rituales de fertilidad que se cree que existieron en todo el antiguo mundo mediterráneo. Como era necesario para mantener la tradición religiosa, el papel de sibila pasaría a otra sacerdotisa en cada sitio.
La sibila de Delfos fue fechada en el siglo XI a.C. por Pausanias en sus escritos del siglo II d.C. sobre las tradiciones locales. Esta Sibila habría sido anterior a Pythia, el oráculo y sacerdotisa de Apolo durante el período de las tradiciones religiosas de la Grecia Arcaica, que data del siglo VIII a.C.
A lo largo del mundo mediterráneo antiguo, hubo varias mujeres proféticas llamadas Sibilas que estaban asociadas con centros religiosos. La Sibila de Dodona fue fechada en el segundo milenio antes de Cristo por Heródoto. Una sibila famosa entre los colonos griegos que vivían cerca de Nápoles, Italia, estaba ubicada en Cumas y tuvo una fuerte influencia sobre los romanos. Delfos era muy conocida en la antigüedad y era un lugar en el que se veneraban las Sibilas.
Pausanias afirmó que esta Sibila nació "entre un hombre y una diosa, hija de monstruos marinos y una ninfa inmortal". Dijo que la Sibila vino de Tróade a Delfos antes de la Guerra de Troya, "enojada con su hermano Apolo", permaneció un tiempo en Samos, visitó Claros y Delos, y murió en Tróade después de sobrevivir nueve generaciones de humanos. A medida que las tradiciones religiosas cambiaron y el culto a Apolo ganó importancia en Delfos, se dijo que después de su "muerte", ella se convirtió en una voz errante que todavía traía noticias del futuro a los oídos de los humanos, mientras estaba envuelta en acertijos oscuros.
La Sibila Délfica experimentó un resurgimiento en las representaciones culturales durante el Renacimiento en el siglo XV d.C. y aparece de manera destacada entre los frescos del techo de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel. Se cree que este avivamiento se debe a una profecía de la sibila de Delfos que se cree que presagia la venida de Cristo. En su profecía se profetiza un salvador que será juzgado mal y avergonzado por los incrédulos con una corona de espinas. La interpretación de Miguel Ángel de la Sibila de Delfos se encuentra frente a la representación de la embriaguez de Noé, que también se dice que prefiguró la vergüenza de Cristo.
Los profetas varones, llamados Bakis, también existieron en el mundo grecorromano y el Bakis más famoso estaba en Beocia.
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