Plan de Iguala
El Plan de Iguala, también conocido como El Plan de las Tres Garantías ("Plan Trigarante") o Plan de Independencia de la América Septentrional, fue una proclama revolucionaria promulgada el 24 de febrero de 1821, en la etapa final de la Guerra de Independencia de México de España.. El Plan establecía que México se convertiría en una monarquía constitucional, cuya única religión oficial sería el catolicismo romano, en la que los peninsulares y criollos de México disfrutarían de los mismos derechos políticos y sociales. Tomó su nombre de la ciudad de Iguala en el actual estado de Guerrero.
Las dos figuras principales detrás del Plan fueron Agustín de Iturbide (quien se convertiría en emperador de México) y Vicente Guerrero, líder rebelde revolucionario y luego presidente de México. El Ejército de las Tres Garantías fue formado por las fuerzas unificadas de Iturbide y Guerrero para defender los ideales del Plan de Iguala. El 24 de agosto de 1821, Iturbide y el virrey español Juan O'Donojú firmaron el Tratado de Córdoba en Córdoba, Veracruz, ratificando el Plan de Iguala y confirmando así la independencia de México.
El Plan, un compromiso, introdujo nuevas ideas y preservó otras. Por ejemplo, estableció un nuevo ejército, pero conservó el derecho constitucional de todos los varones a votar sin importar su origen, raza o condición económica, que había sido consagrado en la Constitución de 1812 y que estaba vigente en el momento del Plan..
Tres Garantías
El Plan de Iguala estableció tres principios centrales para el naciente estado mexicano: la primacía del catolicismo romano, la absoluta independencia política de México y la plena igualdad social para todos los grupos sociales y étnicos del nuevo país. Estas son las "Tres Garantías" por las que en ocasiones se conoce al Plan, resumidas como "Religión, Independencia y Unidad". La bandera tricolor del Ejército de las Tres Garantías es una representación simbólica de las tres garantías, y es el esquema de colores de la bandera mexicana roja, verde y blanca posterior a la independencia.
El documento incluye explícitamente entre sus ciudadanos a todos los residentes del territorio geográfico de México: el preámbulo se refiere a “los americanos, bajo cuyo término se incluyen no sólo a los nacidos en América, sino a los europeos, africanos y asiáticos que en ella residan”, y el artículo 12 establece: "Todos los habitantes del Imperio Mexicano, sin otra distinción que el mérito y la virtud, son ciudadanos aptos para aspirar a cualquier empleo", o "Todos los habitantes de la Nueva España, sin distinción entre europeos, africanos e indios, son ciudadanos". de esta Monarquía con opción a todos los empleos según sus méritos y virtudes", según el ejemplar.
Secuelas
Aunque el virrey español había ratificado el Tratado de Córdoba, el Congreso español reunido en Madrid el 13 de febrero de 1822 repudió el Tratado como "ilegal, nulo y sin efecto". El gobierno mexicano, sin embargo, insistió en la aceptación del Plan por parte de O'Donojú como un establecimiento legal de la independencia y soberanía del país. España respondió con una serie de esfuerzos para reconquistar México durante la década siguiente. Finalmente reconoció la independencia de México el 28 de diciembre de 1836 mediante el Tratado Santa María-Calatrava, firmado en Madrid por el comisionado mexicano, Miguel Santa María, y el ministro de Estado español, José María Calatrava.
Tras la caída del imperio de Iturbide, el Congreso mexicano derogó tanto el Plan de Iguala como el Tratado de Córdoba como base para el gobierno el 8 de abril de 1823. En cambio, se convocó una nueva convención constitucional que condujo a la adopción de la Constitución de 1824 de México el 4 de octubre de 1824.
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