Pacto de la Embajada

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El Pacto de la Embajada, también conocido como el Pacto de la Ciudadela, es un acuerdo del 19 de febrero de 1913 negociado por el Embajador de los Estados Unidos en México, Henry Lane Wilson, durante el golpe de estado para derrocar al presidente mexicano elegido democráticamente, Francisco I. Madero. Wilson se había opuesto al gobierno de Madero desde el principio y había hecho todo lo posible para socavarlo.En un período de la Revolución Mexicana conocido como los Diez Días Trágicos ("Decena Trágica"), las fuerzas opuestas a Madero habían bombardeado el centro de la Ciudad de México con fuego de artillería, con la pérdida de vidas civiles y la destrucción de edificios. El principal militar de Madero, el general Victoriano Huerta, hizo un esfuerzo irregular para combatir a los rebeldes, lo que algunos ven como una "guerra falsa". El embajador Wilson reunió a los dos generales rivales cuyas fuerzas fueron responsables de la destrucción, Huerta, jefe del Ejército Federal Mexicano, en quien Madero había perdido su confianza, y el general Félix Díaz, sobrino del expresidente mexicano Porfirio Díaz. El objetivo de Wilson era negociar un acuerdo para poner fin a la violencia sangrienta, que varios historiadores ven como el pretexto para derrocar a Madero. Huerta cambió su lealtad, ahora también conspira para expulsar a Madero. Los términos del pacto fueron que Díaz reconociera a Huerta como presidente provisional de México, con Huerta permitiéndole a Díaz nombrar el gabinete de Huerta, presumiblemente con sus propios partidarios.Además, acordaron que en lugar de celebrar elecciones rápidas, se retrasarían y que Huerta apoyaría la candidatura de Díaz. El acuerdo se concluyó mientras Madero seguía siendo presidente de México, pero las acciones del embajador de los Estados Unidos influyeron fuertemente en la decisión de Madero de renunciar. Según las memorias del embajador Wilson, tomó la acción por cuenta propia sin consultarlo, considerando que la embajada de los EE. UU. era un terreno neutral para los generales rivales. El acuerdo firmado con el respaldo del Embajador de los Estados Unidos persuadió al presidente Madero y al vicepresidente José María Pino Suárez a renunciar. Fueron detenidos y tenían la expectativa de exiliarse, como lo había hecho el expresidente Porfirio Díaz en mayo de 1911. Pero los dos hombres fueron asesinados durante su traslado desde Palacio Nacional a la Penitenciaría Nacional Lecumberri. Una vez en el poder, Huerta renegó de su acuerdo con Díaz para compartir el poder y las elecciones. Díaz se exilió.