Movimiento Revolucionario Túpac Amaru

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El Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (en español: Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, abreviado MRTA) fue un marxista peruano- Grupo guerrillero leninista que se inició a principios de la década de 1980. Su objetivo autodeclarado era demostrar a los grupos de izquierda en Perú que buscaban el cambio a través del gobierno actual la viabilidad de la revolución radical. El MRTA también pretendía brindar una alternativa a otro grupo militante, Sendero Luminoso, que los colocaba en competencia directa. El grupo estuvo encabezado por Víctor Polay Campos hasta que fue sentenciado a 32 años' encarcelamiento en 1992 y por Néstor Cerpa Cartolini ("camarada Evaristo") hasta su muerte en 1997.

El MRTA tomó su nombre en homenaje a Túpac Amaru II, un líder rebelde del siglo XVIII que lleva el nombre de su presunto antepasado Túpac Amaru, el último líder indígena del pueblo inca. El MRTA fue designado como organización terrorista por el gobierno peruano, el Departamento de Estado de los Estados Unidos y el Parlamento Europeo, pero luego fue eliminado de la lista de Organizaciones Terroristas Extranjeras del Departamento de Estado de los Estados Unidos el 8 de octubre de 2001.

En el apogeo de su fuerza, el movimiento tenía varios cientos de miembros activos. Sus objetivos declarados eran establecer un estado socialista y librar al país de todos los elementos imperialistas.

Ideología

La ideología del MRTA se inspira tanto en el nacionalismo peruano como en el marxismo-leninismo. El MRTA toma su nombre de Sapa Inca Tupac Amaru, el último emperador inca que encabezó una rebelión fallida contra el gobierno colonial español y fue ejecutado en 1572. Uno de sus descendientes, José Gabriel Concorcanqui, tomó el nombre de Tupac Amaru II y encabezó otra popular rebelión contra los españoles (1780-1782). El MRTA se consideraba la vanguardia de ideas que ya contaban con apoyo popular entre los grupos oprimidos, al igual que el líder indígena. En sus declaraciones oficiales, el MRTA trazó una conexión con la lucha anticolonial contra los españoles del siglo XX, argumentando que el Perú seguía siendo una economía subordinada a Occidente, especialmente a los Estados Unidos. El MRTA argumenta que la globalización es el mecanismo del neocolonialismo, aun que no hay diferencia real. El MRTA ve al FMI y al Banco Mundial como instrumentos importantes del neocolonialismo y argumenta que las políticas aplicadas por estas organizaciones en Perú han causado desempleo y estancado el desarrollo. En su primera transmisión radial, el MRTA dijo que "la guerra que iniciamos hoy es una continuación de la guerra abierta y clandestina que hemos librado los peruanos contra los opresores extranjeros e internos (durante siglos)" Basándose en las obras de Siete ensayos interpretativos de la realidad peruana de José Carlos Mariategui, el MRTA combina una apreciación de la historia indígena del Perú con las obras de Karl Marx. Los marxistas peruanos se diferencian de los marxistas tradicionales en algunos aspectos. En particular, la tradición marxista peruana sostiene que los trabajadores no industriales podrían volverse políticamente conscientes y comenzar un levantamiento popular, una noción descartada por los marxistas europeos en la época de Mariátegui. Los marxistas peruanos están menos preocupados por lograr los precursores clave de las revoluciones marxistas tradicionales y, en cambio, se centran en las experiencias diarias de los peruanos. La revolución, argumentan, es la única forma de mejorar las condiciones del pueblo peruano.

Los marxistas peruanos también valoran las sociedades indígenas por su organización comunal, que se considera precursora del socialismo. Efectivamente, los marxistas peruanos equiparan el establecimiento de un estado socialista en Perú con el retorno de un estado indígena, que se considera más justo y representativo de los pueblos e intereses peruanos.

Para lograr su visión, el MRTA declaró la necesidad de renunciar a la reforma legal a favor de la revolución violenta. En consecuencia, el MRTA pretendía escalar los conflictos preexistentes y crear otros nuevos para demostrar la viabilidad de la revolución a una masa crítica de peruanos. El conflicto deterioraría aún más las condiciones en Perú, lo que con suerte conduciría a una transición de un estado prerrevolucionario a un estado revolucionario. El MRTA creía que la organización política sería importante para una revolución exitosa, pero criticó a los grupos de izquierda preexistentes como ingenuos por creer en un movimiento de reforma pacífico. El MRTA cree que el "reformismo" en general, ha estancado el progreso hacia la revolución socialista global al impedir el surgimiento de la conciencia de clase.

El MRTA predicaba simultáneamente el nacionalismo peruano y argumentaba que formaba parte de un esfuerzo latinoamericano más amplio para eliminar la interferencia norteamericana en el continente. La prominencia del pasado indígena de Perú en la retórica del MRTA significó que nunca aspiraron a fusionarse completamente con un movimiento global, solo que deseaban ayudar a aliados de ideas afines.

Orígenes

El MRTA se formó entre 1980 y 1982 con la fusión del Partido Socialista Revolucionario (Marxista-Leninista) (PSR-ML) y la facción militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR El Militante (MIR- EM). El primero reunió a varios exmiembros de las fuerzas armadas peruanas que participaron en el gobierno de izquierda de Juan Velasco Alvarado (1968-1975), y el segundo representó una subdivisión del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, facción guerrillera castrista que fue derrotada en 1965. El MRTA intentó aliarse con otras organizaciones de izquierda luego de las primeras elecciones democráticas en Perú después de un gobierno militar (1968-1980). en el Período 1982-1984, el MRTA continuó organizando internamente sus estructuras militares y políticas.

El MRTA mantuvo una alianza con el MIR hasta 1987.

Operaciones

Foto autopublicada del entrenamiento de guerrilleros MRTA

La primera acción del MRTA ocurrió el 31 de mayo de 1982, cuando cinco de sus miembros, entre ellos Víctor Polay Campos y Jorge Talledo Feria (miembros del Comité Central), asaltaron un banco en La Victoria, Lima. Durante el atraco, Talledo murió por fuego amigo.

La medianoche del 28 de septiembre de 1984, miembros del MRTA dispararon contra la Embajada de los Estados Unidos, causando daños pero sin víctimas. Los miembros del MRTA estaban disfrazados de policías y huyeron después de recibir disparos de los guardias peruanos. El MRTA reivindicó el atentado en un mensaje enviado a la embajada de Estados Unidos. El grupo también estuvo vinculado a nuevos ataques a las instalaciones de la Embajada a fines de 1985, abril de 1986 (en protesta por la Operación Cañón Eldorado de los EE. UU.) y en febrero de 1990, así como a una serie de ataques a los Centros Binacionales de USIS y dos iglesias mormonas durante 1989.

El programa antiterrorista de Perú disminuyó la capacidad del grupo para llevar a cabo ataques terroristas, y el MRTA sufrió luchas internas y enfrentamientos violentos con el rival maoísta Sendero Luminoso, el encarcelamiento o la muerte de altos líderes, y pérdida del apoyo de la izquierda. El intento del MRTA de expandirse a las zonas rurales lo puso en conflicto con Sendero Luminoso, donde no pudo competir con el grupo más radical. La fuerza de Sendero Luminoso en el campo obligó al MRTA a permanecer en gran medida en su base urbana y de clase media.

El 6 de julio de 1992, los combatientes del MRTA realizaron una redada en la ciudad de Jaén, Perú, un pueblo selvático ubicado en el norteño departamento de Cajamarca. Dos policías, incluido Eladio García Tello, respondieron a las llamadas de auxilio. Tras un intenso tiroteo, los guerrilleros fueron expulsados del pueblo. Eladio García Tello pereció, tras un balazo en el pecho.

La última gran acción del MRTA resultó en la crisis de los rehenes en la embajada japonesa de 1997. En diciembre de 1996, 14 miembros del MRTA ocuparon la residencia del embajador de Japón en Lima, reteniendo a 72 rehenes durante más de cuatro meses. Bajo las órdenes del entonces presidente Alberto Fujimori, las fuerzas armadas irrumpieron en la residencia en abril de 1997, rescataron a todos menos uno de los rehenes restantes y mataron a los 14 militantes del MRTA. Fujimori fue aclamado públicamente por la acción decisiva, pero el asunto se vio empañado más tarde por revelaciones posteriores de que al menos tres, y tal vez hasta ocho, de los mrtistas fueron ejecutados sumariamente después de que se rindieran. La crisis de los rehenes en la embajada japonesa marcó el final del MRTA como una amenaza para el estado peruano y disolvió efectivamente el grupo.

En 2001, varios miembros del MRTA seguían presos en Bolivia.

Juicios y condenas

En septiembre de 2003, cuatro acusados chilenos, incluido Jaime Castillo Petruzzi, fueron juzgados nuevamente y condenados por pertenecer al Movimiento Revolucionario Túpac Amaru y participar en un ataque al Instituto Cultural Perú-Norteamericano y un secuestro-asesinato en 1993.

El 22 de marzo de 2006, Víctor Polay, líder guerrillero del MRTA, fue declarado culpable por un tribunal peruano de casi 30 delitos cometidos a fines de la década de 1980 y principios de la de 1990.

En un caso que atrajo la atención internacional, Lori Berenson, ex estudiante del MIT y activista socialista estadounidense residente en Lima, fue detenida el 30 de noviembre de 1995 por la policía y acusada de colaborar con el MRTA. Posteriormente, un tribunal militar la condenó a cadena perpetua (luego reducida a 20 años por un tribunal civil).

Comisión de la Verdad y Reconciliación

La Comisión de la Verdad y Reconciliación de Perú determinó que el grupo fue responsable del 1,5% de las muertes investigadas. En sus conclusiones finales publicadas en 2003, la Comisión observó:

A diferencia de Sendero Luminoso, y como otras organizaciones armadas de América Latina con las que mantiene vínculos, el MRTA alegó la responsabilidad de sus acciones, sus miembros utilizaron uniformes u otros identificadores para diferenciarse de la población civil, se abstuvo de atacar a la población desarmada y en algunos puntos mostraron signos de estar abiertos a negociaciones de paz. Sin embargo, el MRTA también cometió actos delictivos; recurrió a asesinatos, como en el caso del General Enrique López Albújar, la toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro, todos los delitos que violan no sólo la libertad personal sino el derecho internacional humanitario que el MRTA afirmó respetar.

La Comisión de la Verdad y Reconciliación continúa señalando que uno de los objetivos del MRTA era legitimar la violencia políticamente motivada en Perú. La Comisión de la Verdad y la Reconciliación condena esta justificación de la violencia y argumenta que contribuyó a la capacidad de otras organizaciones para infligir una violencia mayor de la que podrían haber infligido de otro modo. Además, la existencia de grupos como el MRTA, argumenta la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, legitimó las políticas autoritarias, militaristas y represivas del gobierno de Alberto Fujimori.

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