Impuesto al pecado

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Un impuesto al pecado (por su traducción del inglés sin tax) es un impuesto especial que grava específicamente ciertos bienes que se consideran dañinos para la sociedad y las personas, como el alcohol, el tabaco, las drogas, los dulces, los refrescos, las comidas rápidas, el café, el azúcar, los juegos de azar y la pornografía. A diferencia de los impuestos pigouvianos, que son para pagar el daño a la sociedad causado por estos bienes, los impuestos al pecado se utilizan para aumentar el precio en un esfuerzo por disminuir la demanda o, en su defecto, aumentar y encontrar nuevas fuentes de ingresos. Aumentar un impuesto al pecado suele ser más popular que aumentar otros impuestos. Sin embargo, estos impuestos a menudo han sido criticados por gravar a los pobres, gravar a los dependientes física y mentalmente y ser parte de un estado niñera.

Resumen

La promulgación de impuestos al pecado sobre actividades dañinas varía según la jurisdicción. En muchos casos, los impuestos suntuarios se implementan para mitigar el uso de alcohol y tabaco, los juegos de azar y los vehículos que emiten contaminantes en exceso. También se ha sugerido un impuesto suntuario sobre el azúcar y los refrescos. Algunas jurisdicciones también han recaudado impuestos sobre las drogas recreativas como la marihuana.

Los ingresos generados por los impuestos al pecado respaldan muchos proyectos imprescindibles para lograr objetivos sociales y económicos. Las ciudades y los condados estadounidenses han utilizado fondos de los impuestos al pecado para expandir la infraestructura, mientras que en Suecia el impuesto al juego se usa para ayudar a las personas con problemas de juego. La aceptación de impuestos suntuarios puede ser mayor que el impuesto sobre la renta o el impuesto sobre las ventas.

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