Horkos
En la mitología griega, la figura de Horkos (griego antiguo: Ὅρκος, "juramento") personifica la maldición que se infligirá a cualquier persona que haga un juramento falso. Era el vengador del perjurio y el compañero punitivo de la diosa Dike (Justicia).
En las Fábulas de Esopo hay una historia de advertencia, numerada 239 en el Índice de Perry, que indica que la retribución es rápida cuando se desafía al dios. Los juramentos y las sanciones por cometer perjurio desempeñaban un papel importante en el concepto de justicia de la Grecia antigua.
Familia
Cuenta de Hesíodo
La Teogonía de Hesíodo identifica a Horkos como el hijo de Eris ("lucha") y hermano de varias tribulaciones: Dysnomia ("Anarquía"), Ate ("Ruina") y otros demonios malévolos."Y la odiosa Eris dio a luz a los dolorosos Ponos ("Dificultades"),Lethe ("Olvido") y Limos ("Hambre") y los llorosos Algos ("Dolores"),Hysminai ("Batallas"), Makhai ("Guerras"), Phonoi ("Asesinatos") y Androktasiai ("Homicidios involuntarios");Neikea ("Peleas"), Pseudea ("Mentiras"), Logoi ("Historias"), Amphillogiai ("Disputas")Disnomia ("Anarquía") y Ate ("Ruina"), uno cerca del otro,y Horkos ("Juramento"), que más aflige a los hombres en la tierra,Entonces dispuesto hace un juramento en falso".
Cuenta de Hyginus
En otro relato, Horcus/Jusjurandum era descendiente de las deidades primordiales Aether y Gaia.De Aether (Aire) y Terra/ Gaia (Tierra) [nacieron]: Dolor/ Algos (Dolor), Dolus (Guile), Ira/ Lyssa (Ira), Luctus/ Penthus (Lamentación), Mendacium/ Pseudologoi (Mentiras), Jusjurandum/ Horcus (Juramento), Ultio/ Poine (Venganza), Intemperantia (Intemperancia), Altercatio/ Amphillogiai (Altercado), Oblivio/ Lethe (Olvido), Socordia/ Aergia (Pereza), Timor/ Phobos (Miedo), Superbia (Arrogancia)), Incestum (Sacrilegio), Pugna/ Hysminai (Combate).
Mitología
En sus Trabajos y Días, Hesíodo afirma que las Erinias (Furias) asistieron al nacimiento de Horkos, "a quien dio a luz Eris, para que fuera una plaga sobre los que juraban en falso", y que el quinto día de cada mes era especialmente peligroso ya que siendo el día en que nació. Sin embargo, según la moraleja dada en una parábola ética relatada por Esopo, no hay un día fijo en el que el castigo de dios caiga sobre los malvados.
La fábula de Esopo se refiere a un hombre que había tomado un depósito de un amigo y, cuando se le pidió que hiciera un juramento al respecto, abandonó la ciudad a toda prisa. Un hombre cojo que conoció le dijo a su compañero de viaje que él era Horkos en su camino para rastrear a los malvados. El hombre le preguntó a Horkos con qué frecuencia regresaba a la ciudad de la que se iban. "Vuelvo después de cuarenta años, oa veces treinta", respondió Horkos. Creyéndose libre de peligro, el hombre regresó a la mañana siguiente y juró que nunca había recibido el depósito. Casi de inmediato, Horkos llegó para ejecutar al perjuro arrojándolo por un precipicio. Protestando, el hombre preguntó por qué el dios había dicho que no volvería durante años cuando en realidad no concedía ni un día de indulto. Horkos respondió: "También debes saber que si alguien tiene la intención de provocarme,
Conceptos de justicia
Heródoto contó una historia similar e incluso puede haber sido el origen de la fábula. Se trataba de un hombre que pidió consejo al oráculo de Delfos acerca de deshonrar tal juramento y recibió la respuesta de que se beneficiaría por el momento pero que provocaría su destrucción y la de sus herederos, porque Horkos tiene un hijo "que no tiene nombre y no tiene nombre". sin manos ni pies, veloz en la persecución'. Tampoco puede haber ningún arrepentimiento, porque la intención no es diferente de la acción.
La severidad de tal justicia subraya la importancia del juramento en la Antigua Grecia, que se realizaba en nombre de los dioses. Perjurar uno mismo significaba hacer la guerra a los dioses, quienes incluso ellos mismos podían sufrir bajo las mismas sanciones. Al hacer un juramento, uno invocaba una maldición condicional sobre uno mismo, que surtía efecto si uno mentía o rompía la promesa. Hesíodo también enfatiza la naturaleza duradera de esta maldición, y el beneficio correspondiente de honrar la palabra de uno, al discutir el asunto: "Cualquiera que voluntariamente haga un juramento falso, diciendo una mentira en su testimonio, él mismo es herido incurablemente al mismo tiempo. como daña a la justicia, y en los tiempos posteriores su familia queda más oscura, mientras que la familia del hombre que guarda su juramento es mejor en los tiempos posteriores”.
En tiempos posteriores, el papel de hacer justicia por los juramentos rotos lo asumieron las Furias, especificadas por Hesíodo como las parteras en el nacimiento de Horkos. La justicia también estaba bajo la protección del Rey de los dioses, a quien en este aspecto se le llama Zeus Horkios (guardián de los juramentos); en circunstancias en las que se nombraron otras entidades divinas, también asumieron la responsabilidad de la retribución.
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