Carlos Santiago Nino
Carlos Santiago Nino (1943-1993) fue un filósofo moral, jurídico y político argentino.
Biografía
Nino estudió derecho en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad de Oxford, donde recibió su Ph.D. en 1977 con una tesis dirigida por John Finnis y Tony Honoré.
Nino inició su actividad académica a principios de la década de 1970, concentrándose en algunos temas tradicionales de la jurisprudencia, como el concepto de sistema jurídico, la interpretación del derecho, el debate entre el positivismo jurídico y el derecho natural, y el concepto de validez. Al percatarse de la necesidad de esclarecer los problemas normativos involucrados en algunos de esos temas, se vio inducido a abrazar un modelo basado en la adopción explícita de principios de justicia y moralidad social, rechazando el enfoque "dogmático" de inspiración alemana predominante.Esto marcó el comienzo de sus investigaciones filosóficas, que siempre estuvieron orientadas a cuestiones prácticas y marcadas por un enfoque claramente analítico. Su necesidad de proporcionar una justificación liberal para la práctica del derecho penal lo condujo a la filosofía moral y al desarrollo de una teoría "consensuada" original del castigo que combinaba los méritos de las variedades retributiva y utilitaria (ver disuasión) mientras evitaba sus respectivas dificultades.. De igual forma, los problemas que presentaba la caracterización de la conducta delictiva estimularon su trabajo en el campo de la filosofía de la acción.
A principios de la década de 1980, después de la restauración de la democracia, Nino se involucró en la política, sirviendo como asistente personal del presidente Raúl Alfonsín y como coordinador de su recién creado "Consejo para la consolidación de la democracia", un comité especial para el estudio y diseño de reformas institucionales. Su actividad teórica, sin embargo, no quedó en el olvido: en 1984 publicó su monumental Ética y derechos humanos, dedicada a Alfonsín, en la que expone de forma exhaustiva su pensamiento moral; dividido en tres partes, se ocupaba de la ética normativa y aplicada, así como de la metaética. Este último campo lo amplió en un volumen separado,donde adoptó un enfoque constructivista que intentó derivar sus principios éticos fundamentales de los presupuestos del discurso moral, de una manera que lo colocó, como dijo, "entre Rawls y Habermas". Estos principios sustantivos, que constituían el núcleo de una teoría que aspiraba a captar los componentes esenciales del liberalismo político, eran el principio de autonomía, el principio de inviolabilidad y el principio de dignidad. El primero expresaba la concepción del bien de Nino: aquellas cosas, y sólo esas cosas, que eran valoradas por el individuo en cuestión. El segundo impuso restricciones deontológicas a la búsqueda de ese bien, prohibiendo el sacrificio de unos para lograr el beneficio de otros. El tercer principio permitía el consentimiento individual,
Con esta sólida base normativa, Nino pasó a abordar algunos temas prácticos, como el aborto, la pena capital y la regulación de las drogas. Sobre lo primero, proponía un enfoque gradualista similar al estadounidense, reconociendo derechos a los fetos sólo cuando éstos mostraran las capacidades cognitivas y afectivas necesarias para considerarlos personas morales. En cuanto a la pena de muerte, se opuso firmemente a ella, así como a la criminalización del consumo de drogas.
Mientras viajaba a La Paz, Bolivia en 1993 para trabajar en la reforma de la constitución boliviana, Nino tuvo un ataque de asma y posteriormente murió. Esta tragedia mató a un hombre que parecía estar en la cima de su productividad: el año anterior había publicado dos libros, se había desempeñado como editor de otros dos y había entregado los manuscritos de un par más a su amigo Owen Fiss, quien asumió la responsabilidad. responsabilidad de prepararlos para su publicación. La constitución de la democracia deliberativa y el mal radical a pruebavio la luz en 1996. En la primera desarrolló su "justificación epistémica" de la democracia deliberativa, argumentando que la deliberación democrática proporciona mejores razones para creer en la validez de las normas morales que la reflexión privada. La segunda es una conmovedora descripción personal de los juicios a la junta militar; proporciona un testimonio de su capacidad única para abordar los asuntos públicos con sofisticación filosófica y compromiso político.