Autonomía de la sintaxis

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En lingüística, la autonomía de la sintaxis es la suposición de que la sintaxis es arbitraria y autónoma con respecto al significado, la semántica, la pragmática, la función del discurso y otros factores externos al lenguaje. La autonomía de la sintaxis es defendida por los formalistas lingüísticos y, en particular, por la lingüística generativa, cuyos enfoques se han denominado, por tanto, lingüística autonomista.

La autonomía de la sintaxis está en el centro de los debates entre la lingüística formalista y la funcionalista, y desde la década de 1980 se han realizado investigaciones sobre la interfaz sintaxis-semántica dentro de los enfoques funcionalistas, con el objetivo de encontrar instancias de estructuras sintácticas determinadas semánticamente, para refutar el argumento formalista. de la autonomía de la sintaxis.

El principio de iconicidad se contrasta, para algunos escenarios, con el de la autonomía de la sintaxis. La versión más débil del argumento a favor de la autonomía de la sintaxis (o la de la autonomía de la gramática), incluye solo el principio de arbitrariedad, mientras que la versión más fuerte incluye el reclamo de autosuficiencia. El principio de arbitrariedad de la sintaxis es aceptado por la mayoría de los lingüistas funcionalistas, y la verdadera disputa entre funcionalistas y generativistas es sobre la afirmación de la autocontención de la gramática o la sintaxis.

Historia

El supuesto de la autonomía de la sintaxis se remonta al abandono del estudio de la semántica por parte de estructuralistas estadounidenses como Leonard Bloomfield y Zellig Harris en la década de 1940, que se basaba en una postura antipsicóloga neopositivista, según la cual desde su presumiblemente imposible estudiar cómo funciona el cerebro, los lingüistas deberían ignorar todos los aspectos cognitivos y psicológicos del lenguaje y centrarse en los únicos datos objetivos, es decir, cómo aparece el lenguaje en su forma exterior. Esto fue paralelo a la distinción entre los dos enfoques en psicología, el conductismo, que fue el enfoque dominante hasta la década de 1940, y el cognitivismo.

A lo largo de las décadas, se han encontrado múltiples instancias de casos en los que las estructuras sintácticas están realmente determinadas o influenciadas por rasgos semánticos, y algunos formalistas y generativistas han reaccionado reduciendo aquellas partes de la semántica que consideran autónomas. A lo largo de las décadas, en los cambios que Noam Chomsky ha realizado en su formulación generativa, ha habido un cambio de un reclamo por la autonomía de la sintaxis a uno por la autonomía de la gramática.