Apelación a la novedad
La apelación a la novedad (también llamada apelación a la modernidad o argumentum ad novitatem) es una falacia en que se afirma prematuramente que una idea o propuesta es correcta o superior, exclusivamente por ser nueva y moderna. En una controversia entre el statu quo y las nuevas invenciones, apelar al argumento de la novedad no es en sí mismo un argumento válido. La falacia puede tomar dos formas: sobrestimar lo nuevo y moderno, prematuramente y sin investigación asumiendo que es el mejor de los casos, o subestimar el statu quo, prematuramente y sin investigación asumiendo que es el peor de los casos.
La investigación puede probar que estas afirmaciones son ciertas, pero es una falacia concluir prematuramente esto solo a partir de la afirmación general de que toda novedad es buena.
El esnobismo cronológico es una forma de apelación a la novedad, en la que se argumenta que los únicos conocimientos y prácticas relevantes son los establecidos en las últimas décadas. Lo opuesto a apelar a la novedad es apelar a la tradición, en el que se argumenta que las "viejas formas" son siempre superiores a las nuevas ideas.
Las apelaciones a la novedad suelen tener éxito en un mundo moderno donde todo el mundo está ansioso por estar a la "vanguardia" de tecnología. La burbuja de las puntocom de principios de la década de 2000 podría interpretarse fácilmente como una señal de los peligros de adoptar ingenuamente nuevas ideas sin verlas primero con ojo crítico. Además, los anunciantes frecuentemente ensalzan la novedad de sus productos como una razón para comprar. Por el contrario, esto es satirizado como tecnología de vanguardia por los escépticos (esto en sí mismo puede ser un ejemplo de la apelación a la falacia de la tradición).
Explicación
La apelación a la novedad se basa en el razonamiento de que, en general, la gente intentará mejorar los resultados de sus esfuerzos. Así, por ejemplo, se podría suponer que una empresa que fabrica un producto conoce los defectos existentes y busca corregirlos en una revisión futura. Esta línea de razonamiento es obviamente defectuosa por muchas razones, sobre todo porque ignora:
- móvil (un nuevo producto puede ser liberado funcionalmente idéntico a productos anteriores pero que es más barato para producir, o con modificaciones que no tienen nada que ver con su uso básico, por ejemplo, modificaciones estéticas en un producto tecnológico);
- La ciclicidad (la industria de la moda redefine continuamente los viejos estilos y los comercializa como la próxima cosa nueva);
- dinámica de la población (el producto anterior puede haber sido creado por un experto que desde entonces ha sido reemplazado por un neófito);
- la caída (mientras la construcción de los nuevos defectos de producto o efectos secundarios negativos se puede introducir sin ser detectado, lo que lo hace inferior);
- diferencia entre la mejora local y general (un nuevo producto puede ser superior a su homólogo anterior en su función central, pero que carece de otros aspectos, lo que conduce a un estado general inferior, por ejemplo, un producto que deja caer algunas características, o se limita geográficamente);
- costo (el nuevo producto puede ser mejor en términos de rendimiento pero tiene un rendimiento bajo o no de inversión si se utiliza para reemplazar el anterior).
Ejemplos
- "Si quieres perder peso, tu mejor apuesta es seguir la última dieta".
- "El departamento será más rentable porque ha sido reorganizado".
- "Actualizar todo su software a las versiones más recientes hará que su sistema sea más fiable".
- "Las cosas son malas con el partido A a cargo, por lo tanto el partido B traerá una mejora si son elegidos."
- "Si quieres hacer amigos, tienes que usar la última moda y los gadgets más modernos."
- "Haz X porque es (año en curso)."
Apelación a la falacia de la novedad: trampas en la designación
En algunos casos, pueden existir una o más correlaciones sin nombre, pero aún universalmente reconocidas, entre la novedad y los rasgos positivos. Por ejemplo, la tecnología más nueva tiende a ser más compleja y avanzada que la anterior. Puede existir una correlación, por ejemplo, entre la novedad de un archivo de definición de virus y la seguridad de una computadora, o entre la novedad de una computadora y su velocidad y rendimiento. En estos casos concretos, es más probable que algo sea superior siempre que sea nuevo y moderno, aunque no exclusivamente por ser nuevo y moderno. En algunos casos restringidos, incluso puede probarse. Así, lo que puede parecer una Apelación a la novedad no es una falacia en todos los casos. Solo es una falacia si las correlaciones invocadas se disputan si no se ha examinado ninguna correlación, o si las correlaciones se reclaman como pruebas.
Siempre que algo sufre algún tipo de deterioro continuo, la valoración de la novedad está justificada siempre que la novedad restaure algún status quo con un estado anterior (o lo mejore). Por ejemplo, podría decirse que la ropa nueva es superior a sus contrapartes idénticas desgastadas, al igual que las partes del cuerpo recién producidas a las viejas en el caso de la muda. De la misma manera, en la estética, por ejemplo en algunas artes y música, el valor puede ser sostenido no por el producto real o su desempeño, sino por el sentimiento de frescura y asombro que provoca; por ejemplo, muchas estaciones de radio reproducen solo la música que actualmente se vende bien (o se prevé que se venderá bien luego de su lanzamiento inminente), no la que se vendió igual de bien solo unos meses antes. La implicación es que es la vigencia de la popularidad lo que confiere valor, en lugar de cualquier cualidad intrínseca de la música en sí, o de la popularidad en épocas anteriores. Si es el caso, una novedad en sí misma, aunque no necesariamente todas las formas de novedad, es un aspecto clave de la evaluación. En esos casos, si una declaración que compara dos formas de arte menciona sus respectivos estados de novedad, no hay falacia (por ejemplo, "La canción A es actualmente una apuesta mucho mejor para su fiesta que la canción B").
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