Andrés Avelino Cáceres
Andrés Avelino Cáceres Dorregaray (10 de noviembre de 1836 – 10 de octubre de 1923) fue presidente del Perú dos veces durante el siglo XIX, de 1886 a 1890 como el 27º presidente del Perú, y nuevamente desde 1894 a 1895 como el 30° Presidente del Perú. En Perú, es considerado un héroe nacional por liderar la resistencia a la ocupación chilena durante la Guerra del Pacífico (1879-1883), donde luchó como general en el ejército peruano.
Primeros años
Andrés Avelino Cáceres nació el 10 de noviembre de 1833, en la ciudad de Ayacucho. Su padre, Don Domingo Cáceres y Ore, era terrateniente y su madre, Justa Dorregaray Cueva, hija del coronel español Demetrio Dorregaray. Era mestizo; una de sus antepasadas maternas fue Catalina Huanca, una princesa Inka-Wanka. Estudió en el Colegio San Ramón (español: Colegio San Ramón) de su ciudad natal.
Carrera militar
En 1854, Cáceres abandonó sus estudios y se incorporó como cadete al Batallón Ayacucho. Como parte de esta unidad participó en la rebelión encabezada por el general Ramón Castilla contra el presidente José Rufino Echenique, que terminó con la victoria del primero en la batalla de La Palma (5 de enero de 1855).
Posteriormente, ascendió rápidamente en el ejército, obteniendo el grado de Segundo Teniente más tarde ese año y el de Teniente en 1857. Entre 1857 y 1859 apoyó activamente al gobierno de Ramón Castilla contra una rebelión del ex presidente Manuel Ignacio. de Vivanco. Durante los combates, Cáceres resultó gravemente herido en el ojo izquierdo.
Guerra contra Ecuador
Cuando estalló la guerra entre Perú y Ecuador en 1859, Cáceres aún estaba enfermo por su herida, pero participó en la campaña. Terminado el conflicto en 1860, Castilla nombró a Cáceres como agregado militar de la delegación peruana en Francia y viajó hasta allí. Recibió tratamiento para su ojo en París. Cáceres regresó al Perú en 1862 y se unió al Batallón Pichincha en Huancayo.
Guerra contra España
Durante este período, se hizo conocido por su abierta oposición al presidente Juan Antonio Pezet, quien había permitido la ocupación española de las Islas Chincha en el Tratado Vivanco-Pareja de 1865. Por sus críticas fue exiliado a Chile con varios otros oficiales pero lograron escapar, desembarcando en el puerto sureño de Mollendo.
Se unieron a la Revolución Restauradora del Honor Nacional liderada por Mariano Ignacio Prado contra el gobierno de Pezet. Cáceres participó en la ocupación de Lima y posteriormente, con Prado como presidente, en la Batalla del Callao el 2 de mayo de 1866, que obligó a las fuerzas navales españolas a retirarse de aguas peruanas y de las islas Chincha.
Presidencia de Pardo
En 1868, Cáceres decidió poner fin a su carrera militar y regresar a Ayacucho para vivir como campesino. Sin embargo, regresó a la arena política en 1872 oponiéndose al golpe de Estado del coronel Tomás Gutiérrez contra el presidente Manuel Pardo. Pardo fue el primer presidente civil del Perú y fundador del influyente Partido Civilista que jugó un papel importante en la historia política peruana.
Su apoyo a la presidencia de Pardo le valió el apoyo de los líderes del Partido Civilista y fue nombrado jefe del Batallón Zepita. Como tal, en 1874 reprimió una rebelión liderada por el futuro presidente peruano Nicolás de Piérola en Moquegua. Por esta acción se le concedió el grado de coronel y posteriormente nombrado prefecto del Cuzco.
Guerra del Pacífico (1879-1883)
Campañas del Sur
Al iniciarse la Guerra del Pacífico, (5 de abril de 1879), Cáceres fue enviado con su Batallón Zepita a la provincia de Tarapacá. Allí luchó contra el Ejército de Chile en las batallas de San Francisco y Tarapacá. En este último, su intervención fue decisiva para lograr una victoria peruana contra todo pronóstico.
A pesar de esta victoria, el ejército peruano demostró ser incapaz de detener la invasión y se vio obligado a retirarse al norte, a la provincia de Tacna. Los chilenos desembarcaron al norte de esta posición, en Ilo, desde donde atacaron la principal posición peruana.
Cáceres jugó un papel importante en la reorganización del Ejército del Sur del Perú. Este Ejército se desplegó en los alrededores de la ciudad de Tacna junto con un Ejército boliviano liderado por el propio Presidente de Bolivia, General Narciso Campero. Sin embargo, la inestabilidad política creada después de que Nicolás de Piérola derrocara exitosamente a Mariano Ignacio Prado obstaculizó las acciones del ejército aliado contra los chilenos.
El 26 de mayo de 1880 se libró la Batalla de Tacna, donde los chilenos derrotaron al ejército combinado boliviano-peruano. Cáceres tuvo una notable participación en esta acción tras la cual se retiró a Lima.
Campaña de Lima

Piérola ordenó a lo que quedaba del Ejército proteger la capital, Lima, junto a los ciudadanos mal armados que fueron llamados a la lucha. Cáceres quedó entonces puesto al mando de la 5.ª división de la Reserva. Sin refuerzos disponibles y con la fuerza de asalto chilena desplegándose desde el sur, las fuerzas peruanas fueron derrotadas en las batallas de San Juan, Chorrillos y Miraflores. Cáceres resultó herido en este último combate y trasladado a Lima. Cuando la ciudad cayó en enero de 1881, escapó a Jauja, en el interior montañoso del Perú.
Campaña La Breña
Como oficial superior de la región, Cáceres fue nombrado Jefe Político-Militar de los departamentos del centro (26 de abril de 1881). Se dedicó a organizar la resistencia contra la ocupación chilena, realizando una guerra de guerrillas para la que movilizó a la población campesina. Gracias al apoyo local, el difícil terreno y sus propias habilidades militares, Cáceres derrotó a varias expediciones chilenas enviadas contra él en las batallas de Pucará y otra batalla allí en julio de 1882, Marcavalle y La Concepción.
Para estas hazañas, fue apodado como el Brujo de los Andes (The Andes Warlock). Pero a pesar de todo su talento y determinación, finalmente fue derrotado por las mejores fuerzas armadas y entrenadas chilenas en la batalla de Huamachuco (10 de julio de 1883). Aunque trató de reagruparse, un gobierno peruano encabezado por Miguel Iglesias firmó el Tratado de Ancón (10 de octubre de 1883), reconociendo la derrota y poniendo fin a la guerra.
Primera presidencia (1886–1890)
Después de la guerra, Cáceres se negó a reconocer a Iglesias como presidente, por lo que se produjo una guerra civil entre estas dos facciones. Evadió el ejército enemigo y atacó Lima el 28 de noviembre de 1885, obligando a Iglesias a dimitir el 12 de diciembre. El país estaba gobernado por un Consejo de Ministros encabezado por Antonio Arenas mientras se llevaban a cabo nuevas elecciones. Postulándose por el Partido Constitucional, Cáceres ganó las elecciones como candidato único y asumió la presidencia el 3 de junio de 1886.
El nuevo gobierno enfrentó una grave crisis económica debido a una enorme deuda y los severos daños causados por la Guerra del Pacífico. Como solución a estos problemas, la administración Cáceres entabló negociaciones con sus acreedores, cuyo resultado fue el Contrato de Gracia, firmado el 28 de octubre de 1888 y aprobado por el Congreso del Perú el 25 de octubre de 1889. Según el acuerdo, el gobierno peruano El Estado entregó el control de sus ferrocarriles, una concesión de guano, pagos anuales durante 33 años y varias concesiones menores. A cambio, sus acreedores aceptaron pagar la deuda del país y ampliar sus ferrocarriles.
El Contrato Grace causó amplia controversia, se acusó al gobierno de Cáceres de haber vendido a muy bajo precio los principales activos del país, entre otras cosas. En cualquier caso, el acuerdo permitió al gobierno resolver su problema de deuda externa y aseguró la expansión de los ferrocarriles peruanos en un momento en que no había recursos públicos para ninguna de las tareas.
Otras iniciativas emprendidas durante este período incluyeron el fin del uso de los billetes como moneda de curso legal, la separación de los ingresos del Estado entre los del gobierno central y los departamentales, y una consolidación parcial de la deuda interna. Tras la victoria de Remigio Morales, candidato oficial en las elecciones presidenciales del 13 de abril de 1890, Cáceres transfirió el poder a su sucesor el 10 de agosto del mismo año.
Segunda presidencia (1894–1895)
Morales Bermúdez murió en el cargo el 1 de abril de 1894 y fue reemplazado por el vicepresidente del Perú, Justiniano Borgoño. Cáceres ganó las elecciones presidenciales posteriores en medio de acusaciones de fraude. Su segundo mandato fue inaugurado el 10 de agosto de 1894.
Hubo estallidos generalizados de rebelión en todo el país, que finalmente se unieron bajo el liderazgo del ex presidente Nicolás de Piérola. Las fuerzas rebeldes atacaron Lima el 17 de marzo de 1895; la lucha que siguió fue detenida dos días después por un armisticio firmado bajo los auspicios del cuerpo diplomático. Al reconocer su derrota e impopularidad, Cáceres dimitió y fue reemplazado por una Junta de Gobierno interina.
Años posteriores

Después de su caída, Cáceres vivió en Buenos Aires, Argentina desde 1895 hasta 1899. Regresó al Perú pero se fue nuevamente, esta vez a Europa, donde se desempeñó como embajador peruano en el Reino de Italia (1905-1911) y en el Reino de Alemania. Imperio y Austria-Hungría (1911-1914). De regreso a Lima, apoyó a Augusto B. Leguía en su campaña a la presidencia y su exitoso golpe de estado contra José Pardo en 1919. El nuevo gobierno le otorgó el grado de Mariscal el 10 de noviembre de 1919. Cáceres murió el 10 de octubre de 1923, en la localidad. de Ancón a los 86 años.
Legado
En Perú, Cáceres es considerado una figura nacionalista. Su imagen simboliza la resistencia contra fuerzas extranjeras por su oposición a la ocupación española de las Islas Chincha y, más importante, por organizar la resistencia contra Chile, el enemigo tradicional del Perú.
En los últimos años, en reconocimiento a este simbolismo, un grupo de veteranos militares peruanos se han organizado y adoptado el nombre etnocacerista en honor a Cáceres. Los etnocaceristas constituyen ahora la mayor parte del apoyo al Partido Nacionalista Peruano.
Un interesante legado lo encontramos en la persona de Zoila Aurora Cáceres, una de sus hijas, quien dejó una rica obra literaria.
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