Tomás Frías
Tomás Frías Ametller (21 de diciembre de 1805 - 10 de mayo de 1884) fue un abogado y político boliviano que se desempeñó como decimoséptimo presidente de Bolivia dos veces de forma no consecutiva de 1872 a 1873 y de 1874 a 1876. Habiendo sido graduado Como abogado y trabajó como comerciante, pronto decidió adentrarse en el mundo de la política. Su larga carrera política se inició en 1831, cuando fue elegido para representar a Potosí en la Cámara de Diputados. A esto le siguió su primer destino diplomático cuando fue enviado a Francia en la primera delegación extranjera de Bolivia.
De sus múltiples cargos ministeriales, el primero que ocupó Frías fue el de Ministro de Instrucción Pública. Durante su mandato, Frías llevó a cabo reformas amplias y radicales en la educación boliviana, estableciendo estatutos y promulgando decretos que desempeñaron un papel importante en el país durante más de un siglo. En las décadas siguientes ocupó varios cargos más altos, concretamente durante la administración de José María Linares. Fue durante la visita de Linares. presidencia que Frías trabajó para resolver el estado anárquico del marco fiscal de Bolivia. Habiendo sido exiliado en 1849, se vio nuevamente obligado a salir de Bolivia cuando Mariano Melgarejo tomó el poder en 1864. Varios años más tarde, en 1870, se mudó a La Paz, casualmente casi al mismo tiempo que estalló la revolución que derrocó a Melgarejo. Luego de destronado el caudillo, Frías fue elegido miembro de la Asamblea Nacional de 1871, siendo testigo del cierre violento de dicho aparato por parte del presidente Agustín Morales en 1872.
Sólo unos días después del cierre forzoso de la Asamblea, Morales fue asesinado. Ese día Frías fue designado Presidente del Consejo de Estado. Según la Constitución, y con la aprobación del Congreso, Frías asumió la presidencia, convocando apresuradamente elecciones y negándose a permanecer en el poder más tiempo del necesario. Adolfo Ballivián ganaría las elecciones generales de 1873, tras las cuales Frías retomó su cargo de Presidente del Consejo de Estado.
Su primer mandato se dedicó principalmente a la organización, supervisión y escrutinio de las elecciones generales de 1873. Su breve primer mandato vio pocas leyes gubernamentales, siendo el Acuerdo Lindsay-Corral con Chile uno de los pocos. Tras la muerte del presidente Ballivián el 14 de febrero de 1874, Frías estaba obligado constitucionalmente, en su calidad de Presidente del Consejo de Estado, a completar el resto del período constitucional. Durante su segundo mandato se firmó el Tratado de Límites de 1874 entre Chile y Bolivia, que supuestamente puso fin al conflicto fronterizo entre ambas naciones. La violación del tratado en 1879 tendría graves consecuencias para Bolivia, desatando la Guerra del Pacífico.
Si bien su primer mandato demostró ser eficiente y estable, aunque breve, el segundo resultó ser todo lo contrario. Frente a varias rebeliones y conspiraciones militares, la más grande y desestabilizadora fue encabezada por el general Quintín Quevedo y Casimiro Corral, no pudo mantener la estabilidad. Debilitado por las constantes revueltas, Frías finalmente fue derrocado por su ex Ministro de Guerra, Hilarión Daza. El expresidente permanecería exiliado el resto de su vida, pasando sus últimos años en Francia e Italia. Considerado un hombre de gran integridad y un verdadero servidor del Estado, a Frías se le ha llamado el "Washington boliviano".
Vida temprana y familia
Tomás Frías nació en el seno de una adinerada familia terrateniente en Potosí el 21 de diciembre de 1805. Se crió en la hacienda familiar de Tarapaya, municipio de Mondragón (a 36 km de Potosí). Era hijo de don José María Frías y doña Alejandra Ametller. Estando en Chile se casó con Raimunda Ballivián Guerra —sobrina de Pedro José de Guerra— el 10 de noviembre de 1849 en la ciudad de Valparaíso. El matrimonio tuvo tres hijos, aunque sólo su hijo mayor, Carlos Frías Ballivián, sobrevivió a la infancia. Raimunda murió el 7 de septiembre de 1853 mientras se encontraban en Bolivia. Frías nunca volvió a casarse.
Carrera política
Primeros cargos políticos, diplomáticos y ministeriales (1831-1848)
Se convirtió en abogado el 13 de julio de 1826, graduándose en la Universidad de San Francisco Xavier. Sin embargo, Frías se dedicó al comercio, estableciendo una ruta desde Potosí hasta Cobija. Durante dos años se ocupó de su empresa hasta el motín contra Antonio José de Sucre el 18 de abril de 1828. Frías acompañaría al Gran Mariscal de Ayacucho durante la custodia de este último, ganándose el reconocimiento del Presidente. Cuando Sucre abandonó el país, fue el propio libertador quien aconsejó a Frías dejar su empresa comercial y entrar al mundo de la política.
En 1831 fue elegido miembro de la Cámara de Diputados, en representación de Potosí. Este fue el primero de muchos cargos políticos que ocuparía Frías a lo largo de su dilatada carrera. En 1837, Andrés de Santa Cruz designó a Frías como funcionario de la primera delegación extranjera en la historia de Bolivia, la cual fue enviada a Francia. Sin embargo, en 1841 enfermó gravemente, sufrió una afección hepática y se le permitió tomar una licencia en Europa para recibir tratamiento. Finalmente, en 1843, Frías regresó y fue nombrado Ministro de Instrucción Pública y Relaciones Exteriores por el presidente José Ballivián.
Reforma del sistema educativo de Bolivia (1845-1846)

Los decretos promulgados por Ballivián, redactados por Frías, constituyen uno de los cuerpos legales más importantes en materia de educación boliviana. Roberto Zapata, educador boliviano, comenta al respecto afirmando: "No había métodos ni planes en educación. El mejor orientado fue Tomás Frías, quien proporcionó un verdadero estatuto de instrucción con el Decreto Orgánico de las Universidades, proponiendo la división de la República en tres distritos universitarios, con facultades para dirigir y fiscalizar la educación en todos sus niveles.
Los decretos de Frías diseñaron todo el Sistema Escolar de Bolivia en tres etapas: educación universitaria, escuelas de ciencias y artes (secundaria) y escuelas primarias. Además de estas etapas, Frías consideró liceos privados de enseñanza para determinadas ramas de las ciencias y las artes y también vislumbró la fundación de escuelas patrocinadas por el Estado, que quedaron sólo en el papel. Los decretos de Frías trajeron unidad a la acción educativa de Bolivia a través de las tres etapas establecidas, incluida la universitaria. Estos decretos otorgaron gran importancia a la moral, la religión y el cumplimiento de las leyes, que condicionan la justicia y la buena conducta ciudadana. El llamado Plan Frías distinguió y separó la función profesional de las facultades universitarias de la función cultural humanística de los colegios o de la educación secundaria, que anteriormente habían sido mixtas.
El Decreto Orgánico de Universidades, de 25 de agosto de 1845, tenía como objetivo remediar el "caos y contradicciones en las normas jurídicas" y estableció las siguientes disposiciones: Artículo 1—Las universidades son responsables de la dirección y supervisión de la educación general del país. Artículo 2—La universidad es la asamblea o corporación de profesores, directores y funcionarios dedicados a la enseñanza en las facultades, colegios, liceos, instituciones, internados y escuelas públicas o privadas del distrito. Artículo 3—Bolivia se divide en tres distritos correspondientes a las tres Universidades: Sucre, que comprende el Departamento de Chuquisaca, Potosí, Tarija y la Provincia del Litoral. La Paz, correspondiente a Oruro y Beni, y Cochabamba con Santa Cruz. Artículo 8—La Universidad estará compuesta por cinco facultades: teología, derecho y ciencias políticas, medicina, ciencias matemáticas, física y la facultad de humanidades y filosofía.
Según el Estatuto de la Base de Educación, parte del decreto de 25 de agosto de 1845, Frías promulgó lo siguiente: Artículo 33—Todas las clases de todos los grados tendrán como base: los preceptos de la Religión Católica; fidelidad a la República y su Constitución, que preserva la unidad de Bolivia y los principios rectores del orden social; obediencia a los estatutos de la Universidad y a las leyes que regulan la Instrucción Pública. Artículo 45—El Consejo Universitario se compone de diez miembros, seleccionados entre los directores de colegios, decanos y profesores de las facultades. El decreto emitido el 15 de octubre de 1845, titulado "Método de enseñanza" escuelas secundarias organizadas. Entre las bases del decreto, se establece que la instrucción en estudios profesionales superiores debe separarse de las materias impartidas en las escuelas secundarias, tras el decreto del 25 de agosto del mismo año, porque la escuela imparte materias preparatorias para las profesiones. El decreto decía lo siguiente:
Artículo 19: La enseñanza en las escuelas incluirá: español, latín y francés; inglés y alemán; aritmética, álgebra, geometría y trigonometría rectilínea; Geografía e historia; Elementos de la historia natural y física; Religión. Filosofía y temas auxiliares: dibujo, canto, música, según los recursos disponibles. La enseñanza de las lenguas y la religión españolas y latinas será lo más extensa posible, mientras que los otros temas serán sólo elementales. Según el artículo 2, habrá seis cursos para el estudio de estos temas; el contenido se ampliará en cursos de alto nivel, y los estudiantes serán obligados a realizar ejercicios y análisis. — Artículo 15: Los profesores se reunirán una vez a la semana en la casa del rector para informar sobre sus observaciones y el estado de las clases, las mejoras posibles en los métodos y procedimientos de enseñanza, y las medidas que deben adoptarse para la disciplina. Los acuerdos y resultados se registrarán en el libro conservado por el rector.
Administraciones de Velasco, Belzu y Córdova (1848–1857)
Su labor en el Ministerio de Instrucción Pública tuvo profundos efectos en el país, realizándose sus reformas más importantes en 1845 y 1846. Cuando José Miguel de Velasco tomó el poder en 1848, Frías se retiró a la vida privada, y luego se exilió, en 1849, por el gobierno de Manuel Isidoro Belzu por negarse a colaborar con su gobierno. Aunque se le permitió regresar, Belzu distanció a Frías de La Paz. Durante años, Frías viviría en Corocoro, donde se dedicó a la minería y comenzó a desarrollar planes sobre la mejor manera de explotar y canalizar las tierras ricas en minerales de Bolivia.
En 1853, Frías fue blanco de los periódicos belcistas por su negativa anterior a colaborar con Belzu. Como tal, aunque no se exilió oficialmente, abandonó el país una vez más. A lo largo de la administración Belzu, Frías chocaría constantemente con el Presidente y sus partidarios. Esto no significa que Frías fuera crítico con el régimen, pero. Más bien, formó parte de una oposición moderada que incluía linaristas y ballivianistas. De hecho, apoyó a Belzu en 1853, cuando las tensiones con Perú eran altas. En 1855 regresó al país tras la elección de Jorge Córdova, siendo designado magistrado de la Corte Suprema de Justicia. En ese cargo, formó parte del consejo que articuló el Código Civil de 1855. Además, Córdova lo nombró Prefecto de Potosí, aunque sólo temporalmente ya que el país se vio sumido en una crisis política como resultado de las controvertidas elecciones generales de 1855. Bajo el mando del general Dámaso Bilbao la Vieja, las tropas del general rebelde Gregorio Pérez fueron aplastadas, asegurando la presidencia de Córdova.
Administración de Linares (1857–1861)

Sólo dos años después, José María Linares derrocó al general Córdova y Frías sería nombrado Ministro de Hacienda. Bajo Linares' Durante la administración, surgió un grupo de civiles constitucionalistas, conocidos como los rojos. En esta facción participaron figuras como Mariano Baptista y Adolfo Ballivián, quienes llegarían a presidir el país como presidentes. Ballivián asumiría el liderazgo del Partido Rojo en la década de 1870. Los puestos en prefecturas y funciones administrativas y judiciales clave fueron ocupados por personas que abrazaron las ideas de Linares. "regenerativo" ideología, creyendo que la nación necesitaba una reforma sustancial para superar el caos percibido. Frías, como integrante de Linares' gabinete, influyó en la creación del marco financiero de la economía boliviana. Durante este mandato fue muy claro y restrictivo en cuanto a la administración del presupuesto nacional, principalmente en lo que respecta a los sueldos y gastos de los funcionarios. La situación financiera del país, en estado de desorden, experimentó un rápido cambio debido a las estrictas medidas de austeridad implementadas para controlar los gastos. Se tomaron diversas medidas para impulsar la estabilidad económica, incluida la reducción de aranceles a las telas extranjeras importadas a través de Arica y Cobija. Para hacer cumplir esto, creó el Fondo Central de Pagos, que centralizó y organizó la economía nacional después de más de veinte años de anarquía administrativa. También creó un presupuesto dedicado única y exclusivamente a la educación con el que se podían comprar libros, pagar sueldos y alquileres e incluso otorgar créditos y subsidios a escuelas y universidades.
En consecuencia, el crédito nacional mejoró desde su condición previamente deplorable. A pesar de afrontar un importante déficit de 115.417 pesos en el presupuesto de gastos de 1860, que ascendió a 2.339.704 pesos, Frías logró equilibrar gastos e ingresos en un corto período. Para frenar el gasto, el ejército se redujo de 5.000 efectivos activos a sólo 1.500. Se hicieron esfuerzos para abordar la deuda pública interna, que hasta entonces había sido ignorada. Frías jugó un papel crucial en esto al permitir la libre exportación de oro y otros metales, además de redactar un código minero para el país. Se abolió el banco de quina, lo que facilitó la exportación abierta y fácil de quinina. Frías también impulsó la liberalización de otros sectores de la economía nacional como el textil y los minerales (con excepción de la plata). Se esforzó por normalizar la política monetaria boliviana refinanciando la deuda externa por un lado y por el otro acuñando monedas de plata en Potosí. Las monedas se introdujeron en circulación para abordar los problemas causados por la circulación de una moneda débil, y estas monedas recibieron el nombre de pesos-Frías en honor al ministro que las diseñó. Esto formaba parte de su plan para mejorar la débil moneda de la época, y se emitió junto con la introducción de las piezas de 8 reales.
Se establecieron regulaciones para las sociedades anónimas y se pusieron en marcha planes para conseguir un préstamo de un millón de libras esterlinas en Europa. Este préstamo, negociado por Frías, tenía como objetivo financiar la canalización del Desaguadero y la construcción de una carretera que conectara este punto con la costa boliviana, poniendo así al alcance del mar las ciudades de La Paz, Oruro y Potosí. Linares' La crisis impidió la realización del préstamo, a pesar de que las negociaciones estaban casi concluidas en ese momento. Frías también fue impulsor de leyes como la Ley de Derecho de Invenciones de 1858 o la Ley de Sociedades Anónimas de 1860. Además, encabezó el movimiento para la creación del Banco Central de Bolivia. Independientemente de los numerosos levantamientos que enfrentó Linares durante su mandato, Frías permanecería leal al dictador hasta su derrocamiento el 14 de enero de 1861.
Administraciones de Achá, Melgarejo y Morales (1864–1872)
Frías sirvió como diputado durante la Asamblea Nacional de 1861, contribuyendo mucho a la elaboración de la Constitución promulgada ese año. Un año después, durante las elecciones generales de 1862, Frías participó como candidato para retirarse poco después y declarar su apoyo al general Gregorio Pérez. José María de Achá, presidente provisional de Bolivia desde el derrocamiento de Linares, ganó las elecciones. Sin embargo, el mandato de Achá fue inestable y enfrentó constantes rebeliones. El 28 de diciembre de 1864, Mariano Melgarejo encabezó un exitoso golpe de estado contra Achá, lo que llevó a la victoria de Frías. exilio a Europa.
En 1870, Frías regresó a Bolivia, con la esperanza de establecerse en La Paz y retirarse a la vida privada. Sin embargo, el 24 de noviembre se desató una revolución contra Melgarejo. Frías' Su casa fue rodeada por sus vecinos, llamándolo a asumir la Prefectura de La Paz. El 25 de noviembre el coronel Agustín Morales se acercó a la ciudad y sostuvo un encuentro privado con Frías. En dicha reunión, Frías profesó sus planes sobre el rumbo de la revolución, solo para ser recibido con desdén por parte del Coronel. Como tal, renunció a la Prefectura y continuó apoyando a la revolución hasta que triunfó el 15 de enero de 1871, cuando las fuerzas de José María Calderón fueron derrotadas. Como miembro de la Asamblea Nacional que se reunió ese año, Frías estuvo presente cuando el presidente Morales envió fuerzas al interior del Palacio de Gobierno para cerrarlo por la fuerza.
Cierre de la Asamblea Nacional

El 24 de noviembre de 1872, con el propósito de celebrar el segundo aniversario de la revolución triunfante contra Melgarejo, los ciudadanos de La Paz abarrotaron las calles, bloqueando todos los caminos de la ciudad. Había bandas tocando en la plaza principal, la Plaza Murillo, con fuegos artificiales y disparos acompañando a la multitud que vitoreaba y fanfarria. De repente, una de las bandas de música se trasladó al frente de Palacio de Gobierno, entonando consignas que pretendían perturbar las deliberaciones de la Asamblea Nacional, que sesionaba esa noche con la mayoría de los políticos de élite del país, incluido Frías. . Minutos después, una banda militar ingresó al Palacio e irrumpió en el salón donde se reunía la Asamblea, lanzando insultos y amenazas a los políticos allí congregados. La guardia del palacio había sido invadida por la turba, que resistió el ataque pero fue en vano. El pánico llenó la habitación; Los agentes huyeron del edificio por cualquier salida disponible, por temor a ser asesinados. Un diputado, Jacinto Villamil, se fracturó el pie al saltar por una ventana. El presidente de la Asamblea Nacional, Juan de Dios Bosque, Napoleón Dalence y Frías estuvieron entre los pocos que no huyeron.
El 25 de noviembre, varios diputados escribieron a Morales exigiendo que se modificara la situación. El esfuerzo fue encabezado por Frías, quien presentó las siguientes demandas a Morales y su gabinete: una disculpa del Presidente a los miembros de la Asamblea Nacional por los hechos ocurridos la noche anterior; el juicio y castigo del coronel Hilarión Daza y del capitán Luis Eguino, que habían encabezado la carga hacia Palacio; el ascenso de Manuel Lavadenz, que había "valientemente" se mantuvo firme contra la banda militar; y la discusión de la Cuestión Aullagas, una controversia que involucra gastos extraordinarios por parte del Presidente y su gabinete. El presidente tomó esto como un desafío, interpretando las demandas como humillantes. Como tal, decidió cerrar él mismo la Asamblea. A las 15:00 horas, Morales se reunió con sus ministros y ayudantes de campo y anunció lo siguiente: "Cerraré el Congreso. El que quiera seguirme, sígame; quien no lo haga, no lo haga. El Ejército de Bolivia, apostado frente al Palacio de Gobierno, saludó a Morales cuando entró, entonando el Himno Nacional de Bolivia. El Presidente ingresó al salón legislativo junto a sus ministros, el general Ildefonso Sanjinés, y varios militares más. Morales entró al salón vacío y pronunció un largo y apasionado discurso contra los diputados que habían apoyado a Frías. esfuerzos:
¡Gente! Como primer magistrado de Bolivia, he llegado a cerrar esta Asamblea, cuyas bancadas hoy están abandonadas por un grupo de hombres traicioneros, infames y perfirios, que, lejos de cumplir su misión, han abusado de su poder y autoridad para perturbar y obstaculizar el progreso del gobierno, tratando de hacerme parecer un criminal. Ellos son los que causan las desgracias de nuestro país, una nación que había sido destinada a ser grande y hoy se encuentra en la pobreza, cubierta de trapos y miseria. Pero, señores, ¿qué se puede esperar de hombres que han venido a ocupar estos bancos por su propio interés; de hombres sin trabajo, que no tienen nada más que comer sino el sudor de los pobres? ¿Cuál de ellos tiene una posición? Plantas parasitarias! Los conoces, y sabes bien que ni siquiera hay seis de ellos que no tienen hambre de poder... ¡Sabes que me han acusado de ser un ladrón! ¡Yo! Por los rufianes que han querido usurpar sus derechos. Me conoces bien; estoy orgulloso de haber nacido entre vosotros y bajo este cielo. Tomando la dirección de este país después de nuestra gran revolución, no he querido nada más que justicia y no he tenido otra intención que eso en mi conciencia. Yo, caballeros, no he robado... el magistrado principal de la nación es pobre como el pueblo, y no ha sido un Balthasar: apenas tiene suficiente para vivir en la miseria... Al deshacerme de estos traidores perfidos, que no tienen conciencia ni dignidad, tengo justicia y libertad entronizadas. Esa misma libertad que es tan grande y tan hermosa que es la misma felicidad de los pueblos; esa libertad y esa justicia que estos hombres no conocen.
Asesinato del presidente Morales
Una vez concluido el discurso, Morales se invistió de poderes dictatoriales, lo que encontró la oposición de sus propios ministros. El 26 de noviembre dimitió todo su gabinete. Casimiro Corral, miembro del gabinete, tuvo un turbulento encuentro con Morales que culminó con el Presidente arrojándose sobre su ministro. Morales sólo fue detenido por los presentes en la reunión, entre los que se encontraban José Morales, su hijo, el general Sanjinés, Julio La Faye, el coronel Daza y Fernando Valverde. Esa noche, Corral huyó a la seguridad del Ministro Plenipotenciario de Estados Unidos en Bolivia, Leopold Markbreit. Morales, temeroso de una revolución, puso al frente de todos los ministerios al general Sanjinés, convencido de que Corral encabezaría una insurrección contra el gobierno. Se dice que el Presidente se mostró neurótico e incoherente, sentado en los bancos frente al Palacio de Gobierno y murmurando sobre sus dos mayores preocupaciones: el cierre de la Asamblea Nacional y las conspiraciones que se estaban desarrollando. A las 21:45, Morales llamó a uno de sus ayudantes de campo a su oficina y de inmediato lo atacó. Federico La Faye, ayudante de campo y sobrino del presidente, intentó calmar a su tío. Luego, el Presidente citó al coronel Nicanor Lavadenz. Golpeando dos veces al coronel Lavadenz, Morales dijo: “Coronel, he oído que usted está entre los que conspiran despiadadamente contra mí. Adelante, comienza una revolución. ¡Te autorizo!". Lavadenz respondió: "Mi general, ¿cómo podría iniciar una revolución contra usted?"; Morales volvió a golpear a Lavadenz. Entonces La Faye, rogándole a su tío que se detuviera, fue atacada. Indignada, La Faye preguntó: "Tío, ¡cómo pudiste faltarme el respeto a mí también!"; Lo golpea de nuevo el iracundo presidente, que se retira a su escritorio. Indignada, La Faye afirmó: "Nadie me falta el respeto"; luego, procedió a dispararle a su tío una vez. Tras recibir el primer disparo, Morales pronunció: "¿Tú a mí, Federico?"; su sobrino respondió: "Sí, yo a ti", disparándole cinco veces más. Luego de los dramáticos acontecimientos ocurridos la noche del 27 de noviembre, Frías fue nombrado presidente por el Congreso.
Presidenta de Bolivia
(feminine)Primer mandato (1872-1873)

Cuando Morales fue asesinado en 1872, los diputados se reunieron en la ciudad de La Paz, formaron un Consejo de Estado y designaron a Frías como presidente para no dejar al gobierno acéfalo mientras se calmaba el revuelo político.
Así, el 28 de noviembre de 1872, asumió la presidencia, convocando inmediatamente elecciones. En lugar de formar un nuevo gabinete, optó por mantener el gabinete de su predecesor. El artículo 70 de la Constitución dictaba que si, en mitad de un mandato presidencial, el Presidente renunciaba o era destituido, incapacitado, ausente o muerto, el Presidente del Consejo de Estado sería llamado a ejercer el poder ejecutivo hasta el fin del mandato. el término constitucional. Frías se negó a terminar el resto del trabajo de Morales. mandato, convocando elecciones. Aceptando el compromiso del Presidente, la Asamblea Nacional propuso que se cambiara el artículo 70. Según la propuesta, el Presidente del Consejo de Estado seguiría siendo llamado a ejercer el poder ejecutivo, pero dentro de treinta días debería fijar la fecha de las elecciones, convocando a la Asamblea para tres meses después de la promulgación de este decreto.

Uno de los primeros actos administrativos del recién formado gobierno fue la celebración de un acuerdo diplomático que fue firmado el 5 de diciembre entre el Ministro de Relaciones Exteriores, Casimiro Corral, y el Ministro Plenipotenciario de Chile, Santiago Lindsay. El propósito del acuerdo era resolver cualquier problema que hubiera surgido durante las negociaciones del anterior tratado de límites de 1866. Corral ya había anunciado, en su memorando a la Asamblea de 1872, que se estaban llevando a cabo negociaciones para suavizar estas dificultades. Sin embargo, la Asamblea impugnó vehementemente dos estipulaciones. La primera fue la división de los depósitos y ganancias del guano entre las dos naciones; el segundo se refería a los derechos de exportación de los metales extraídos del territorio comprendido entre los paralelos 23º y 25º. Estos temas no dejarían de ser un foco de tensión para las dos naciones en el futuro. Corral informó que había llegado a un acuerdo con Chile y se le ordenó presentar una transcripción de las negociaciones, para ser presentada a discusión en la próxima Asamblea extraordinaria, que se convocaría el 23 de abril de 1873. Las relaciones exteriores con los Estados Unidos también eran un asunto de importancia durante el Congreso de Frías Primer periodo. Tras la muerte de Morales y la toma de posesión de Frías, el Presidente de los Estados Unidos, Ulysses S. Grant escribió el siguiente mensaje a la nueva administración:
Gran y buen amigo: He tenido el honor de recibir la carta que Su Excelencia me dirigió el 1 de diciembre de 1872, anunciando su adhesión, con arreglo a la Constitución de su país, a la Magistratura Principal de Bolivia, abandonada por la repentina y melancolía muerte del General Morales. Permítanme desearles todo el éxito en el cumplimiento de los deberes de la alta confianza que ha sobrevivido a ustedes, y expresar la esperanza de que las relaciones entre Estados Unidos y Bolivia no sean menos amistosas durante su administración que lo que han sido felizmente en el pasado.— Tu buen amigo, U.S. Grant.
Una gran controversia durante su primer mandato fue el asunto López Gama. El asunto comenzó cuando el empresario Pedro López Gama demandó al gobierno por la pérdida de 200.000 toneladas de guano, equivalentes a 2.000.000 de pesos. López ganó la demanda contra el gobierno boliviano y el tribunal dictaminó que correspondía una compensación de 1.000.000 de pesos. Para pagar tal cifra, el Estado se vio obligado a subastar las estacas-minas de Aullagas al mejor postor. López, que compró la mayoría de dichas minas, terminaría siendo el único propietario restante de los intereses mineros bolivianos en Atacama.

Elecciones generales de 1873
La fecha de las elecciones generales se fijó para el primer domingo de marzo de 1873, mediante decreto supremo emitido el 13 de diciembre de 1872. Durante las elecciones generales de 1873, Adolfo Ballivián, Casimiro Corral y Quintín Quevedo fueron los más candidatos destacados. Mientras que los dos primeros candidatos representaban a sus propias facciones constitucionales, Quevedo representaba los restos del antiguo partido melgarejista. Esta facción esperaba retomar las tierras que habían sido repatriadas a sus anteriores dueños, confiscadas por el gobierno de Melgarejo y otorgadas a sus leales aliados durante el régimen del caudillo. Los tres principales candidatos de la elección fueron Ballivián, Corral y Quevedo, recibiendo 6.442; 5.352; y 3.313 votos respectivamente. Hubo un total de 16.674 votos y ninguno de los candidatos logró la mayoría necesaria según lo estipulado por la Constitución, lo que significa que ahora la Asamblea Nacional tenía la tarea de elegir entre los tres candidatos con más votos. La primera vuelta concluyó con 31 votos para Ballivián, 20 para Corral y 6 para Quevedo. La segunda vuelta, disputada entre Ballivián y Corral, finalizó con el primero obteniendo 41 votos y el segundo 19. Así, Ballivián derrotó tanto a Corral como a Quevedo y se proclamó presidente de Bolivia. Tanto Corral como Quevedo, como habían prometido previo a sus respectivas candidaturas, aceptaron y reconocieron al vencedor de las elecciones como legítimo sucesor de Frías. La totalidad de este corto primer mandato estuvo dedicado a presidir estas elecciones de la forma más transparente posible. A través de un intenso escrutinio, Frías llevó a cabo, con diferencia, las elecciones más limpias de la Bolivia del siglo XIX.
Segundo mandato (1874-1876)

El 14 de febrero de 1874 falleció Ballivián. Frías ejercía el poder ejecutivo, como Presidente en funciones, desde el 31 de enero, cuando Ballivián ya no tenía fuerzas para continuar con sus funciones administrativas. Todo el gabinete ministerial que había servido bajo Ballivián ofreció su renuncia, sin embargo, Frías optó por mantener los mismos ministros que había hecho tras la muerte de Morales. No fue una sorpresa para el público en general que Frías se encontrara nuevamente como presidente. Desde hacía algunos meses se sabía que Ballivián se encontraba gravemente enfermo. Aunque al principio no hubo desafíos a la nueva administración, pronto el descontento se extendió por todo el país. Especialmente en los Departamentos de La Paz y Cochabamba, se formó una fuerte oposición contra Frías, cuestionando la legitimidad de su acceso a la Presidencia. Paradójicamente, durante la administración de Ballivián, se creía que Frías había sido el sucesor legítimo y verdaderamente constitucional de Morales. Ahora que Ballivián estaba muerto, su legitimidad fue cuestionada con vehemencia.
Desafíos a la legitimidad del gobierno
El primer acto de su segunda administración fue un decreto supremo emitido el 2 de marzo. El decreto estipulaba la reducción de la financiación a los municipios, que había resultado demasiado gravosa, y a costa del gobierno y del Ministerio de Instrucción Pública. Esta nueva ley también establecía que los municipios debían rendir cuentas de sus gastos, exigiéndoles informar y buscar la aprobación de la Asamblea Nacional para cualquier gasto extraordinario. Esto encontró resistencia por parte de los gobiernos municipales, concretamente el de La Paz, que afirmó que la nueva ley era inconstitucional y una violación de la autonomía otorgada a los municipios durante décadas. Las autoridades municipales de la ciudad de Cochabamba también protestaron contra esta ley. Tras las quejas de varios municipios, un consejo de ministros consideró que era una ley adecuada y la promulgó, convirtiéndose oficialmente en ley el 8 de abril, a pesar de todas las resistencias que encontró el decreto. Los periódicos de La Paz condenaron al gobierno, incitando a una mayor disidencia y alentando la rebelión del general Daza. Para apaciguar al joven general, Frías llamó a Daza a Sucre. Ante su negativa, el Presidente se dirigió a Oruro para ofrecerle el Ministerio de Guerra. Aunque Daza había rechazado la oferta, Frías regresó a Sucre y aprobó un decreto supremo el 13 de mayo, nombrando a Daza su Ministro de Guerra. Al hacerlo, el presidente esperaba pacificar el país y evitar una guerra civil, que Daza podría haber provocado. Muchos criticaron al Presidente por esta acción, ya que le dio poder y legitimidad a un hombre que había conspirado incansablemente contra el gobierno. Sin embargo, Frías vio esta como su única opción, separar a Daza de su centro de poder y llevarlo lejos, a Sucre. No obstante, este nombramiento tuvo serias implicaciones para el futuro, preparando siniestramente el escenario para la rebelión final que destronó a Frías en los años siguientes.
Asamblea Nacional de 1874
Según la Constitución, ese año se celebrarían elecciones legislativas. En La Paz, de los cuatro diputados posibles, no había ganado ni un solo aliado de la actual administración. De hecho, todos los ganadores pertenecían a la oposición e incluía a Casimiro Corral. En Cochabamba, tres de los cuatro ganadores fueron de la oposición, incluido el general Quevedo. La oposición general contra Frías comenzó a aumentar y muchos periódicos de todo el país publicaron propaganda antigubernamental. Sin embargo, Frías y su gobierno convocaron a la Asamblea, deseosa de discutir temas relacionados con el presupuesto nacional, estando el Presidente decidido a realizar una Auditoría General en dicha próxima sesión. La discusión sobre la situación económica del país comenzó con el oneroso préstamo de Valdeavellano, acuerdo alcanzado durante la administración del presidente Morales. Se tomaron prestados 500.000 pesos, con una tasa de interés del 8% anual, a una tasa inicial del 5%. El préstamo sólo podía cancelarse seis meses después del acuerdo inicial y era renovable por tres meses después de su terminación, considerando que al prestamista se le pagaría el mismo porcentaje de interés para cada semestre posterior. En 1874, la deuda había aumentado a 673.000 pesos, lo que requería 90.000 pesos anuales a una tasa de interés del 18% anual, lo que provocó una carga masiva para la economía nacional. El 24 de julio, la Asamblea decidió pagar la totalidad de la deuda.

El 10 de agosto, la Asamblea se reunió para discutir dos propuestas que el Presidente quería someter a debate. Tras su discurso introductorio, Frías los presentó. En resumen, sus propuestas fueron la introducción de una ley orgánica de reclutamiento militar y una reforma municipal. Su propuesta de reclutamiento militar se basó en su creencia de que Bolivia se había encontrado en una anarquía constante desde su nacimiento debido al ejército; que debido a que el ejército no había sido reclutado constitucionalmente, los ideales anárquicos y revolucionarios abundaban arbitrariamente en el ejército. Añadió que el reclutamiento arbitrario de soldados, práctica que había dominado el país desde la independencia, era inconstitucional y, por tanto, debía modificarse. Al fin y al cabo, era el Ejército boliviano el encargado de defender las leyes y la constitución que las dictaba; ese era su propósito, defender la democracia y la libertad, no trabajar para su beneficio personal. Respecto a los municipios, Frías consideró que cada municipio debía presentar sus deliberaciones las cuales serían examinadas y discutidas por la Asamblea Nacional. Sin mucho debate, la Asamblea estuvo de acuerdo con esta propuesta.

La continua resistencia de los municipios se consideró inconstitucional y dio lugar a que un consejo de ministros tuviera que aprobar oficialmente la ley y hacerla cumplir. Como resultado de esta insumisión burocrática, Frías ordenó a cada ministerio presentar sus informes oficiales del año 1873. El Ministerio de Hacienda presentó que el gobierno tuvo, en el año anterior, un ingreso total de 3.447.785,88 pesos; gastos totales de 3.660.679,69 pesos; y un déficit de 212.993,81 pesos. El Ministerio de Instrucción Pública presentó evidencia de su estricto apego a la Ley de Libre Enseñanza, promulgada el 22 de noviembre de 1872. Esta ley estipulaba los siguientes principios: el fomento de la instrucción pública; la práctica de la gratuidad de la docencia a nivel municipal; y el reconocimiento de los instructores como representantes de sus comunidades. El Ministerio de Guerra aseguró a la Asamblea que el ejército seguirá apoyando a la actual administración. Además, presentó ante la Asamblea que había 1.789 militares activos en el país. El Ministerio de Relaciones Exteriores presentó que finalmente se había llegado a un acuerdo con Chile respecto del conflicto fronterizo; que Chile y Bolivia finalmente habían llegado a la conclusión del tratado inconcluso firmado en 1866 bajo Melgarejo.
Finalmente había llegado el momento de discutir la preocupación más importante en la mente de los ansiosos diputados. Se puso a discusión la cuestionada legalidad de la administración de Frías y la mayoría y un comité de revisión acordaron que el Presidente efectivamente estaba cumpliendo constitucionalmente. Incluso algunos de sus propios detractores, como el general Quevedo y su partido, aceptaron la legalidad del discurso de Frías. adhesión; sin embargo, Corral y sus partidarios lo rechazaron con vehemencia. Los corralistas argumentaron que Frías, habiendo renunciado a la Presidencia en 1873, también había renunciado a la Presidencia del Consejo de Estado y, por lo tanto, no podía ser considerado el sucesor legal del fallecido Ballivián.
El 7 de septiembre, la Asamblea debatió la crisis de los municipios surgida de la llamada "ley del 2 de marzo", que colocó a los municipios bajo el escrutinio del gobierno. Esto había provocado la insubordinación de varios concejos municipales y había provocado resistencia. Siguió una discusión larga y apasionada, que terminó sin decidirse y sin resolver el problema en cuestión.
Debate sobre la reforma constitucional
Una vez resuelta la cuestión de la legitimidad, la preocupación más importante ahora era el artículo 70 de la Constitución y si debía cambiarse o no. Como se había propuesto anteriormente, cuando se produjera una crisis de sucesión, el Presidente del Consejo de Estado asumiría la presidencia interina y convocaría elecciones. Durante la sesión del 22 y 24 de agosto, la Asamblea presentó un informe que rechazó la reforma propuesta. Quienes se oponían al gobierno, alegando que la democracia popular no estaba en juego cuando Frías asumió la presidencia, creían que un vicepresidente debería ser el heredero en caso de una emergencia. Sin embargo, la reforma del artículo 70 de la Constitución fue rechazada luego de que el general Quevedo se declarara en contra. La discusión pasó a la reforma del artículo 62, que exigía que cualquier funcionario gubernamental hubiera nacido en Bolivia. Se propuso que esto sólo se aplicara al cargo de Presidente y diputado. Esta propuesta fue rechazada y no se llevó a cabo más discusión sobre el asunto. Otra reforma propuesta se refería al artículo 40, que estipulaba que la Asamblea Nacional se reuniría cada 6 de agosto en la capital. La propuesta establecía que el presidente podría elegir otra ciudad en caso de circunstancias extraordinarias. Algunos propusieron que finalmente se eligiera una capital, ya que, durante décadas, la Asamblea se había reunido en muchas ciudades diferentes. Esta reforma también fue rechazada. También se discutió la reforma del artículo 12, que estipulaba que un deudor no podía ser encarcelado; se propuso modificar este artículo. Las razones expuestas apuntaban en general al daño que el artículo había causado a la economía, la industria minera y el comercio. Esta reforma dio lugar a un largo y arduo debate que finalizó el 2 de septiembre, sin que la mayoría lograra los dos tercios necesarios para que se llevara a cabo una reforma constitucional.
Ley de Ex vinculación de Tierras
Desde la conquista del Perú por los españoles, los habitantes indígenas habían estado a cargo de sus tierras comunales. Un hecho que cambió cuando Melgarejo se apoderó de estas tierras y las redistribuyó. Esto se revirtió en 1871, pero aún no se había materializado, dejando en manos de la Asamblea Nacional de 1874 resolver el problema en cuestión. El 5 de octubre se decretó la Ley de Ex vinculación de Tierras, que señaló el derecho de propiedad de las tierras heredadas por los antepasados a los indígenas y para cuya legalización sólo se necesita la posesión del título, el cual fue expedido a costa de 10 ct. y dio derechos absolutos y seguridad jurídica a los indígenas sobre sus propiedades.
Compañía de Ferrocarriles Madeira-Mamoré
Frías, que esperaba ampliar los horizontes económicos de Bolivia con empresas extranjeras, realizó varias sesiones exclusivamente para la Compañía de Ferrocarriles Madeira-Mamoré. El ministro de Hacienda, Pantaleón Dalence, informó en un memorando que la empresa quedó paralizada luego de que cesara la construcción debido a un proceso judicial. El coronel George Earl Church, un ingeniero contratado para esta empresa, apeló a los tribunales británicos con la esperanza de reanudar la construcción, esperando también obtener ayuda de inversores británicos con acciones de la empresa. El tema apenas fue debatido durante las sesiones de noviembre de la Asamblea Nacional, y sólo un diputado denunció las irregularidades de la empresa. Sin embargo, a la mayoría le parecía claro que los beneficios potenciales de esta empresa eran demasiado grandes para abandonarlos. Así, la mayoría votó a favor de la empresa, y el 25 de noviembre la Asamblea aprobó una ley que disponía lo siguiente: De los fondos retenidos en el Banco de Inglaterra, el 83% del préstamo contratado por el coronel Church, en nombre de la República de Bolivia, seguirá aplicándose exclusivamente a la construcción del ferrocarril Madeira-Mamoré; una vez terminada la construcción del ferrocarril, la compañía naviera deberá pagar el capital adicional necesario para la terminación de la obra, con fondos negociados de su cuenta; el gobierno prestará todo su apoyo a la empresa, asegurando su éxito; la formación de una comisión especial para dirimir los pleitos pendientes ante el Tribunal de Cancillería de Inglaterra y reconstituir el contrato, otorgando nuevas escrituras, en las que se harán constar las garantías que deberán prestar la compañía de navegación, o cualesquiera nuevas ; la contratación de contratistas para la construcción del ferrocarril. Además, se llevarán a cabo negociaciones para determinar la forma en que se deberá cumplir el préstamo; la responsabilidad de las empresas en caso de que no se realice el trabajo; el plazo en que debe comenzar y terminar la obra del ferrocarril, y la forma en que las empresas deben comunicarse con el gobierno durante las operaciones de la empresa; y finalmente la hipoteca sobre el producto del ferrocarril y de la naviera para la amortización del préstamo. En caso de que la empresa no pueda continuar la construcción por falta de capital adicional o de las garantías que deberán brindar los nuevos contratistas, el ex ejecutivo quedará sujeto a la ley dictada el 5 de noviembre de 1873.
Parcela de corral
La mayoría del ejército había estado estacionado en La Paz hacia el final del mandato de Ballivián. Severino Zapata había sido nombrado comandante del ejército allí presente y la prefectura de La Paz quedó en manos de José Iriondo, mientras Belisario Salinas se encontraba en Sucre ejerciendo sus funciones como diputado. Casimiro Corral, que había abandonado Bolivia anteriormente, había estado incitando a la rebelión desde Perú y regresó después de ser elegido diputado durante las elecciones legislativas de mayo de 1874. El regreso de Corral a La Paz fue preocupante para el gobierno ya que su propia casa había sido convertirse en un lugar de reuniones antigubernamentales diarias. Esto preocupó mucho al público, que temía que se estuviera desarrollando una conspiración. La noche del 7 de septiembre, el Prefecto de La Paz ordenó a los conspiradores en la casa de Corral que se dispersaran. Corral siguió las instrucciones, pero a la mañana siguiente se reunió en su casa un número aún mayor de conspiradores. Una turba comenzó a formarse en las calles de La Paz, siendo acompañada por Corral desde una de sus ventanas. A las 8:00 horas, el prefecto envió a la policía para dispersar a la multitud. Rechazando la exigencia del Prefecto de dispersarse y entregar las armas, la negativa de Corral fue seguida por un fuerte aplauso de la multitud. Entonces, el jefe de policía, Espectador Rivas, ordenó rodear la casa de Corral. Corral cerró su puerta, sin embargo, la policía la abrió con fuerza, quienes lo capturaron a él y a otros 26 conspiradores. Esta controversia generó un debate a nivel nacional sobre si Corral debería ser juzgado por traición o no. Sin embargo, el 23 de octubre Frías decretó una amnistía general para los conspiradores involucrados en el complot de Corral.
Tratado de Límites de 1874
Conflicto fronterizo entre Bolivia y Chile

Desde la época de los Incas, la Provincia de Atacama, conocida como Litoral durante la era republicana de Bolivia, había sido parte de su vasto imperio. Incluso una vez que los españoles colonizaron la región, el paralelo 25° fue reconocido como el punto más austral del Virreinato peruano. Este hecho quedó patente en las capitulaciones celebradas entre la Corona de España y los conquistadores Francisco Pizarro y Diego de Almagro. Cuando Pedro de Valdivia fue nombrado capitán general de lo que luego sería Chile, la extensión del territorio debía estar entre los paralelos 27° y 41°. Siglos después, la Real Ordenanza de Intendentes de 1782, decretada por la metrópoli, anunció que la Provincia de Atacama quedaba invariable y permanentemente adscrita a la Provincia de Potosí. El 10 de octubre de 1803, la Corona española afirmó que el Virreinato del Perú era el legítimo propietario de la provincia de Atacama hasta el río Paposo, que desde entonces se ha secado. Cuando se descubrió guano en el Litoral durante la época republicana, se invitó a empresas extranjeras a explotar los depósitos. A estas empresas les fue asignada la zona comprendida entre los ríos Loa y Paposo por el ministro Hilarión Fernández y Frías el 28 de marzo de 1842. La explotación ilegal del guano fue perseguida por la Corte Suprema de Bolivia, e incluso por tribunales británicos. El 31 de octubre de ese mismo año, Chile declaró su propiedad sobre todos los depósitos de guano en la Provincia de Atacama. Un año después, el gobierno chileno creó oficialmente la Provincia de Atacama. Casimiro Olañeta y Frías fueron enviados a negociar con Chile, sin embargo, las negociaciones nunca se llevaron a cabo. En 1847, los guaneros chilenos penetraron en territorio boliviano hasta la Bahía de Mejillones, llegando incluso a construir allí un fuerte y colocar en su cima la bandera chilena. El Prefecto de Cobija destruyó el fuerte y dispersó a los guaneros, manteniendo la soberanía durante una década hasta que fue nuevamente cuestionada. En 1857, José Goñi Prieto, al mando del Esmeralda, se apoderó de la Bahía de Mejillones. Se abrieron negociaciones entre los dos gobiernos, que finalizaron el 2 de septiembre de 1861, sin resultados. Recuperar Mejillones se convirtió en una prioridad del gobierno, de modo que la Asamblea Nacional reunida en Oruro en 1863 autorizó la declaración de guerra a Chile si las negociaciones llegaban a un callejón sin salida.
Guerra de las Islas Chincha y el Tratado de 1866
El 14 de abril de 1864, las islas Chincha, frente a la costa de Perú, fueron ocupadas por marineros españoles. La Corona española afirmó que, al no haber reconocido la independencia del Perú, sólo una tregua había detenido las hostilidades durante las últimas décadas. Estas islas ricas en guano eran codiciadas por el gobierno español y su ocupación provocó un alto el fuego temporal en las hostilidades entre Chile y Bolivia. Perú y Chile proclamaron una alianza contra los invasores españoles, conocida como Unión Americana, que Frías apoyó. Este conflicto contra sus antiguos señores se conoció como la Guerra de las Islas Chincha. El presidente Achá se había mostrado reacio a unirse, ya que España había reconocido la independencia de Bolivia y los dos países mantenían buenas relaciones desde entonces. Sin embargo, su postura no fue vista con buenos ojos por el público, que acogió con agrado el discurso de Frías. críticas a la inacción del gobierno. Sin embargo, la desgana de Achá también se basó en las grandes desventajas que enfrentarían los aliados frente a España. La guerra sería marítima y, con la inferioridad de la armada aliada, los españoles sólo podrían ser derrotados si pasaban hambre y no tenían puerto donde repostar y equiparse. La neutralidad boliviana proporcionó a los españoles dichos puertos, amenazando a la Unión Americana. Así, en 1866, el gobierno chileno envió a Aniceto Vergara Albano a negociar con Melgarejo. Al llegar a un acuerdo con Vergara, Melgarejo descartó el casus belli contra Chile, dictado en 1863 por la Asamblea Nacional, y firmó un tratado en marzo de ese año. El 10 de agosto, Juan Ramón Muñoz, Ministro Plenipotenciario de Bolivia en Chile, consolidó el acuerdo con el Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Álvaro Covarrubias. Así, se concluyó el Tratado de Límites de 1866 entre Chile y Bolivia, pero nunca se ratificó. El tratado estipulaba que el paralelo 24° serviría como frontera entre las dos naciones; el territorio entre los paralelos 23° y 25° sería mutuamente explotado y las ganancias divididas entre los dos países; y el derecho a exportar los minerales que se encuentren en el mismo territorio condominial. Bolivia estaba obligada a abrir una aduana en Mejillones, que sería la única oficina fiscal que podría ocuparse de la producción de guano y de los derechos de exportación de los metales en el territorio condominial. Entre los paralelos 24° y 25°, Chile tenía plena soberanía y todos los derechos para importar y exportar sin tener que declarar en aduana.
Acuerdo y ratificación del Tratado de 1874
Los gobiernos que sucedieron a Melgarejo también reconocieron el tratado, pero ni siquiera entonces entró en vigor. Sólo, como se mencionó anteriormente, el 5 de diciembre de 1872, se alcanzó un acuerdo entre los ministros del exterior de las dos naciones, conocido como el Acuerdo Lindsay-Corral. Después de mucho retraso, el tratado finalmente fue firmado el 6 de agosto de 1874 en Sucre, sellado por los ministros de Relaciones Exteriores de cada nación, Mariano Baptista y Carlos Walker Martínez. El tratado estipulaba que la frontera oficial entre los dos países era el paralelo 24°, que se extendía desde la costa del Pacífico hasta la cordillera de los Andes. Entre los paralelos 23° y 24°, los beneficios de la explotación de las guanerías ya existentes, y de cualquier guano adicional que se descubriera en el futuro, debían dividirse a la mitad entre los dos países. Los derechos de explotación de minerales en el territorio condominial no consistían en aumentar la cuota de lo que ya se cobraba en ese momento. Además, los ciudadanos y las industrias chilenas no podrían recibir más impuestos durante los 25 años posteriores a la firma del tratado. Cualquier importación chilena que ingrese al Litoral boliviano a través del territorio condominial no estaría sujeta a derechos ni aranceles. Esto se aplicaría para Bolivia en el territorio comprendido entre los paralelos 24° y 25°. Finalmente, Chile renunció oficialmente a sus derechos sobre Mejillones y Antofagasta, por lo que Bolivia tuvo que proporcionar una compensación monetaria. El tratado y sus estipulaciones fueron presentados por Frías a la Asamblea Nacional, que se había reunido el 21 de agosto. Siguió un debate que envolvió la política boliviana durante los meses siguientes. Finalmente, el 5 de noviembre se presentó una propuesta de renegociación y, el 9 de noviembre, se aprobó y promulgó el Tratado de Límites de 1874 con las modificaciones propuestas realizadas por la Asamblea Nacional. Frías estaba consciente de que la cláusula sobre derechos mineros era considerada injusta, por lo que creó el Código de Minería que enfatizaba la adjudicación de sustancias inorgánicas o no metálicas. La violación de este tratado por parte del general Daza, en 1879, resultó en la ocupación de Antofagasta por el ejército chileno y la posterior declaración de guerra por parte de la Asamblea Nacional de Bolivia. Encendiendo así la Guerra del Pacífico.
La Revolución de Quevedo (1874-1875)
Motín del tercer batallón
El tercer batallón del ejército boliviano se rebeló contra sus líderes el 30 de noviembre de 1874, emprendiendo una marcha desorganizada hacia la ciudad de Cochabamba. A las 18:30, las autoridades de la ciudad, que celebraban una especie de fiesta en Calacala, formaron una columna y comenzaron a marchar. Al darse cuenta rápidamente de que no podrían luchar contra los rebeldes con una fuerza tan diminuta, se retiraron a Quillacollo. La columna salía de la ciudad, marchando por la calle Juan de Dios, cuando el batallón los encontró y disparó. Carlos Villegas, el comandante general de Cochabamba, intentó reprimir a los rebeldes pero fue capturado y encarcelado. El general Quevedo, que regresaba de cumplir sus funciones como diputado en Sucre, negoció con los insurgentes y obtuvo la liberación de Villegas. Aunque pacificado, el batallón exigió que se le pagaran íntegramente sus salarios, que llevaban más de cinco meses sin pagar. El 1 de diciembre, el banco municipal prestó 4.000 pesos a las autoridades, que utilizaron el dinero para pagar los atrasos del batallón. A las 10.30 horas del 2 de diciembre, el mismo batallón se declaró una vez más amotinado y proclamó presidente al general Daza. Quevedo volvió a pacificar al batallón, proclamándose jefe militar superior y comandante del Departamento de Cochabamba hasta que una comisión pudiera decidir la mejor manera de enmendar la situación. Así, el 4 de diciembre Quevedo estaba oficialmente a cargo del Departamento y había nombrado Prefecto a Miguel Aguirre. Después de que Quevedo nombrara subprefectos, dirigió el batallón fuera de Cochabamba el 7 de diciembre. Cuando Frías tuvo conocimiento del motín envió a Daza y al primer batallón para atender la situación. El 9 de diciembre, el Presidente aprobó un decreto supremo que ordenaba la circulación de los poderes que habían sido otorgados al gobierno en virtud del artículo 20 de la Constitución. Este artículo otorgó al gobierno poderes de emergencia siempre que se enfrentara a una rebelión importante y suspendió algunas libertades. El 21 de diciembre, con la noticia del acercamiento de Daza, el tercer batallón quedó completamente disperso. Al día siguiente entró en Cochabamba y encontró la revolución completamente extinguida.
La revolución se extiende a La Paz

En La Paz, noticias del motín en Cochabamba dieron quevedistas y corralistas una oportunidad para difundir ideas revolucionarias contra el gobierno. On 23 December, at 11:00, the second battalion, which was stationed in La Paz, mutinied. La señal fue dada por un centinela que disparó y gritó: "¡Viva Quevedo!"; 25 minutos más tarde, el batallón se había apoderado de la ciudad. Aunque Quevedo había sido derrotado en las elecciones de 1873, no había renunciado a sus aspiraciones de ocupar el Palacio Quemado y había seguido conspirando para tomar el poder por cualquier medio. Una hora después del segundo batallón se había apoderado de la ciudad, un representante de Quevedo entró en la ciudad y aceptó la revolución en nombre del General. El 24 de diciembre, los generales Gregorio Pérez y Gonzalo Lanza se declararon para la revolución, prometiéndose mantener el orden en La Paz después de que la ciudad presenciara tres días de caos que habían dejado muchos muertos. Como se prometió, los días 25 y 26 de diciembre, los cuirassiers revolucionarios limpiaron la ciudad de saqueadores y asesinos. El 5 de enero de 1875, Quevedo entró en la ciudad, paradójicamente sólo meses después de haber votado a favor de Frías en la Asamblea Nacional, ayudando al Presidente a resolver la cuestión de la legitimidad con su voto. Aunque Quevedo tenía recursos, no tenía la aprobación de las masas y carecía de popularidad, cuestión que tenía que resolver para llevar a cabo su revolución.
Casimiro Corral vivía en Puno desde hacía meses cuando se produjeron las revoluciones de Cochabamba y La Paz. Independientemente de su oposición a Frías, el 1 de enero se declaró a favor del gobierno en un extenso manifiesto, donde denunció la violencia cometida en La Paz por los revolucionarios. Sin embargo, la declaración de Corral no tuvo peso, ya que realmente pretendía hacerse cargo de la revolución en lugar de evitar la caída del gobierno. Así, el 5 de enero Corral y Quevedo se reunieron y los dos caudillos llegaron a un acuerdo que se publicó el 9 de enero como manifiesto revolucionario. Corral, que se había ganado su popularidad rebelándose contra Melgarejo y protagonizando la revolución que lo derrocó. Sin embargo, ahora estaba aliado con una de las izquierdas melgarejistas más destacadas del país; la mano derecha de Melgarejo. Uniéndose a su contendiente, Corral, Quevedo organizaría un ejército de 1.200 hombres y había abandonado La Paz la mañana del 10 de enero. El Presidente, habiendo oído hablar de la revolución en Cochabamba, se dirigió hacia esa ciudad y estaba en el centro de las fuerzas gubernamentales, dirigiendo personalmente sus tropas. Frías acamparía en Calamarca y partió en persecución del ejército de Quevedo el 14 de enero al frente de un ejército de 600 hombres.
Batalla de Chacoma
Quevedo apostó su ejército en la estancia de Chacoma, lugar dominado por una suave pendiente del Este, que era exactamente de donde venía Frías. El 18 de enero llegaron las fuerzas gubernamentales y, tomando por sorpresa a los rebeldes, atacaron. Al principio, hubo intenso fuego de ametralladoras rebeldes y su humo oscureció la atmósfera por un momento. Sus proyectiles cayeron a dos metros de la línea del ejército gubernamental, que, lanzando un hurra general, siguió avanzando. El coronel Ramón González avanzó con su compañía, luchando con "temeridad y valentía"; El coronel Juan Granier entró en combate a pie al frente de su compañía. Incluso el presidente Frías participó en las primeras etapas de la batalla. Permaneció en la acción incluso después de que el combate comenzó a tornarse más feroz y, con sus ministros Mariano Baptista y Daniel Calvo, se negó a retirarse a las reservas. Su hijo, Carlos Frías, intentó detenerlo, advirtiendo a su padre que lo podían matar. El presidente, de 70 años, respondió: "¿Qué importa?". Luego hizo una señal a sus tropas para que se adelantaran en medio de una ráfaga de balas. El avance impetuoso y agresivo de las fuerzas gubernamentales sobre las líneas enemigas fue firme y organizado. La carga de Frías fue tan contundente que, luego de sostener un fuego de 25 minutos, logró romper la línea enemiga, solo para encontrar a las fuerzas rebeldes completamente dispersas y derrotadas. Las fuerzas gubernamentales sufrieron muy pocas bajas. Entre los muertos se encontraban: el coronel Jacinto Matos, quien iba en la vanguardia como capitán, y dos soldados del primer batallón; Casto Eizaguirre, de la misma compañía, y el teniente coronel Rudesindo Niño de Guzmán: y 8 militares. Las tropas de Quevedo sufrieron 100 bajas y sólo 583 prisioneros, de los miles de soldados rebeldes presentes en la batalla, fueron hechos ya que muchos de ellos habían huido al comienzo de la batalla.
Revolución de Cobija y continua disidencia
El 16 de enero estalló una rebelión en Cobija, proclamando a Quevedo líder supremo de Bolivia. El Prefecto de Cobija, Emilio Fernández Costas, fue sustituido por el colaborador Raimundo Taborga. Fernández envió órdenes a sus hombres para que se apostaran cerca de La Chimba y el 27 de enero los rebeldes ocuparon la plaza principal de Antofagasta. Juan de Dios Ribera se había puesto al frente de la revolución en Cobija después de que las autoridades gubernamentales fueran completamente expulsadas de la región. Sin embargo, cuando supieron de la derrota de Quevedo en Chacoma el 18 de enero, se sometieron al gobierno y pidieron garantías. El gobierno estuvo de acuerdo y les permitió salir del país. El 3 de febrero, los líderes de la red habían huido a Iquique y el general Daza encontró el Litoral completamente pacificado cuando llegó.

El levantamiento en La Paz, protagonizado por los aliados de Quevedo, también fue sofocado. Miguel Aguirre y Belisario Antezana se rebelaron poco después y reclutaron al líder de los Montoneros, Rufino Carrasco. Ocuparon Cochabamba con facilidad, lo que provocó deserciones masivas de la guarnición de esa ciudad. Al final, Aguirre y Antezana contaron con 500 hombres. Sin embargo, carecían de equipo y planearon saquear la sucursal municipal del Banco Nacional en Cochabamba, llevándose hasta 40.000 pesos. En Oruro, la revolución había sido terminada por Eliodoro Camacho, lo que llevó a Frías a tomar posesión de su cargo. decisión de marchar sobre Cochabamba a pesar de su inferioridad numérica. Fue durante su marcha a Cochabamba cuando estalló otra revolución en La Paz, donde los ministros Calvo y Baptista, junto con el coronel Juan Granier, habían quedado al mando. Se esperaba un ataque al Palacio de Gobierno de La Paz, lo que llevó a la fortificación del edificio por parte de las fuerzas gubernamentales. El 20 de marzo, a las 10:00 horas, los revolucionarios se reunieron en las remotas afueras de la ciudad y comenzaron a marchar hacia la plaza principal. Daniel Núñez del Prado, entonces jefe de la policía, reunió algunos hombres para defender la plaza de San Francisco, sufriendo una total y completa derrota. Dirigida por los coroneles Carlos Resini y Modesto Moscoso, una multitud masiva luchó ferozmente durante ocho horas contra las fuerzas gubernamentales atrincheradas en el Palacio. Hacia la medianoche, el coronel Manuel Othón Jofré intentó romper el asedio, sin embargo, la carga fracasó y terminó con el coronel gravemente herido.
A las 14:00 horas, parte de la policía desertó y se pasó a los revolucionarios, lo que permitió a los rebeldes avanzar hacia la Catedral Basílica de Nuestra Señora de la Paz y más cerca del palacio. Con la esperanza de ahuyentar a los defensores atrincherados, el coronel Resini intentó quemar el palacio ocho veces. Aunque las primeras siete veces no lograron prender fuego al edificio, el octavo intento provocó un incendio que quemó las vigas de madera debajo de las tejas, provocando un incendio masivo. A las 15:00 horas, el tercer piso estaba completamente envuelto en llamas; A las 17:00 horas, el segundo piso fue consumido por el fuego. Horas antes, el coronel Granier había sido informado del asalto y había iniciado su marcha sobre la ciudad. Hacia las 18:00 horas las tropas de Granier habían entrado en La Paz, momento en el que Calvo y Baptista habían optado por armarse y, junto a un pequeño grupo, abrieron las puertas y dispararon contra los enemigos. El pequeño grupo se dirigió al Monasterio de las Concepcionistas, buscó refugio, sufrió intensos disparos y perdió algunos hombres. Corriendo hacia la plaza principal, los revolucionarios cantaron la victoria, sólo para ser sorprendidos por Granier y sus hombres. Los rebeldes fueron derrotados, poniendo fin al sangriento y feroz combate que se había desarrollado durante horas. Al día siguiente se recuperaron 130 cadáveres. El incendio del Palacio de Gobierno de La Paz le dio su nombre actual. Una carta que confirma los hechos de ese día fue enviada por el coronel Resini al obispo de La Paz, Juan de Dios Bosque, y dice lo siguiente:
Ilustre Obispo. Hay una profunda conmoción en la ciudad. El prelado no puede ser indiferente a una manifestación tan horrible. Vuestra misión evangélica es intervenir y poner fin a tantas muertes. Se ha decidido quemar el palacio; la situación lo exige. Una nota tuya, obligando a las tropas resistidas en el palacio a rendirse, terminará el caos. Trabajar para la caridad. Su atento S. S. — Carlos Resini.
Frías continuó su marcha en Cochabamba, asediando y atacando las barricadas enemigas fuera de la ciudad. Al día siguiente, las fuerzas rebeldes, dirigidas por los Generales Gonzalo García Lanza y Gregorio Pérez, intentaron romper el asedio tomando Frías por sorpresa y en combate directo. Sin embargo, fueron repelidos, derrotados y completamente dispersados. El Presidente entró triunfalmente en la ciudad y declaró la victoria de la causa constitucionalista. Para asegurar el fin de la revolución, Frías marchó a Oruro para derribar la última revuelta, poniendo fin a la revolución de Quevedo.
Golpe de Daza (1876)

Con las elecciones en el horizonte, los políticos comenzaron a prepararse para sus respectivas campañas. Entre los candidatos más destacados se encontraban el general Hilarión Daza y Belisario Salinas. Daza había supuesto que el gobierno apoyaría su candidatura, y si no, entonces la de Salinas. Se equivocó, pues Frías se negó a respaldar a ningún candidato. Daza estaba furioso, no sólo por el hecho mencionado, sino también porque había sido reemplazado como Ministro de Guerra por Eliodoro Camacho. No obstante, Daza controlaba el ejército y su apoyo creció exponencialmente. Corrían numerosos rumores sobre una conspiración contra el gobierno, y la administración estaba muy consciente de ello. Temiendo lo peor, Frías envió un memorando a las guarniciones de todo el país garantizando su lealtad y asegurando el equipo en caso de que Daza lanzara un golpe de estado. El memorando fue interceptado por Daza, quien se enfureció tras leer el contenido. Independientemente de este incidente, Daza juró lealtad al gobierno, refiriéndose a Frías como su "padre".

El 4 de mayo de 1876, Jorge Oblitas, candidato a las elecciones, renunció a su candidatura, reuniéndose apresuradamente con Daza en su casa, declarando que apoyaría un golpe de estado contra el gobierno. Así comenzó la revolución, con el gobierno congelado o imparcial sobre los acontecimientos. Ante la amenaza de un ataque al Palacio de Gobierno en Sucre, Frías y sus ministros estaban decididos a permanecer adentro y defender su posición. A las 11:30, las trompetas y tambores militares comenzaron a sonar fuera del Palacio, y se enviaron centinelas para bloquear todas las salidas. Todo ello por el encarcelamiento de cuatro civiles desarmados. Frías intentó salir del edificio, pero fue detenido por un centinela. Al ser detenido, Frías pronunció las palabras: "Te conozco desde hace algún tiempo; me has conocido; Yo soy el presidente". Luego de un largo silencio, un grupo de militares comenzó a corear: "¡Viva el Presidente de la República!", a lo que Frías respondió: "¡Ese soy yo!". Inmediatamente después de esto, una ovación aún más fuerte llegó desde afuera: “¡Viva el general Daza!”. Entonces, los centinelas de la puerta cruzaron sus bayonetas sobre Frías. pecho, tras lo cual el presidente se retiró a su escritorio. Finalmente, todos los ministros y el presidente fueron separados y vigilados individualmente durante el resto de la noche. Al día siguiente, 5 de mayo, todos los ministros fueron puestos en libertad excepto Daniel Calvo y Mariano Baptista. A Agustín Aspiazu, que había sido designado recientemente por Frías como Ministro de Guerra, se le permitió irse porque era aliado de Daza y había participado en el golpe. Luego, Frías fue trasladado al Convento de la Recoleta, donde el presidente Pedro Blanco había sido asesinado décadas antes durante un golpe de estado. Una vez completada la toma del poder, a Frías se le permitió partir al exilio, rumbo a Arequipa. Allí planeó revueltas en Cobija y Cochabamba. Sin embargo, Daza había consolidado su poder, lo que obligó a Frías a aceptar la derrota y huir a Europa.
Exilio, muerte y legado
Post-presidencia y últimos años

Cuando comenzó la Guerra del Pacífico, Frías ofreció sus servicios y se le dio el cargo de Ministro Plenipotenciario en Francia. Una vez en París, pidió un recorte salarial para apoyar el esfuerzo bélico. Una vez concluidos sus servicios, se retiró a Florencia y pasó allí el resto de sus días. Se dice que, al presentir su muerte, pidió al gerente del hotel en el que vivía que le preparara un baño caliente. Después de lavarse, se dice que pronunció: "Ahora esperemos la muerte". Murió el 10 de mayo de 1884. Días después de su muerte, sus restos fueron transportados de regreso a Bolivia y enterrados en su Potosí natal.
Conmemoración
Frías tuvo un fuerte impacto en la historia de Bolivia y, por su importante papel en el desarrollo del sistema educativo de Bolivia, la Universidad Autónoma Tomás Frías lleva su nombre. Creada oficialmente por Decreto Supremo emitido el 15 de octubre de 1892, inicialmente fue conocida como Universidad de Potosí. Sin embargo, donde se encontraba la universidad, ya funcionaba en 1876 una Facultad Libre de Derecho, subordinada a la Cancillería de Chuquisaca. El 30 de noviembre de 1892 se dictó un decreto reglamentario disponiendo que los departamentos de Potosí y Oruro eran independientes de la Cancillería de Chuquisaca y La Paz respectivamente. El 3 de febrero de 1893 se instaló el Consejo Universitario de Potosí, bajo el liderazgo del canciller y presidente Nicanor Careaga. Por ley emitida el 29 de noviembre de 1924 (promulgada el 2 de diciembre de 1924) por el presidente Bautista Saavedra, la Universidad de Potosí cambió su nombre para "llevar el nombre de un eminente intelectual nacido en Potosí, el Dr. Tomás Frías Ametller" ;, reconociendo su aporte a la organización de las universidades bolivianas.
El 4 de octubre de 1895, el presidente Mariano Baptista honró a Frías poniendo su nombre a la provincia Tomás Frías. En la ley emitida esa fecha, Baptista se refiere a Frías como "un ilustre estadista".