Teoría de la reminiscencia
En filosofía, la anamnesis (griego antiguo: ἀνάμνησις) es un concepto en la teoría epistemológica y psicológica de Platón que desarrolla en sus diálogos Menón y Fedón y al que alude en su Fedro.
La idea es que los humanos poseemos un conocimiento innato (quizás adquirido antes de nacer) y que el aprendizaje consiste en redescubrir ese conocimiento desde dentro.
Los términos que se han utilizado para caracterizar este concepto incluyen Doctrina del Recuerdo, Doctrina de la Reminiscencia o Teoría de la reminiscencia.
Menos
En Meno, el personaje de Platón (y antiguo maestro) Sócrates es desafiado por Meno con lo que se conoce como la paradoja sofística o la paradoja del conocimiento:Menón: ¿Y cómo vas a buscar [la naturaleza de la virtud] cuando no sabes nada de lo que es, Sócrates? ¿Cuál de todas las cosas que no sabes establecerás como objetivo para tu búsqueda? E incluso si realmente te lo encuentras, ¿cómo sabrás que es esa cosa que no conoces?
En otras palabras, alguien que no conoce ninguno de los atributos, propiedades y/u otros marcadores descriptivos de ningún tipo que ayuden a significar qué es algo (físico o de otro tipo) no lo reconocerá incluso después de encontrarlo. Por lo tanto, si lo contrario es cierto, y uno conoce los atributos, propiedades y/u otros marcadores descriptivos de esta cosa, no debería necesitar buscarla en absoluto. La conclusión es que, en cualquier caso, no tiene sentido tratar de obtener ese "algo"; en el caso de la citada obra de Platón, no tiene sentido buscar el conocimiento.
La respuesta de Sócrates es desarrollar su teoría de la anamnesis y sugerir que el alma es inmortal y se encarna repetidamente; el conocimiento está en el alma desde la eternidad (86b), pero cada vez que el alma se encarna, su conocimiento se olvida en el trauma del nacimiento. Lo que uno percibe como aprendizaje, entonces, es la recuperación de lo que ha olvidado. (Una vez que ha sido recuperada, es creencia verdadera, que se convierte en conocimiento genuino mediante la comprensión.) Sócrates (y Platón) no se ven a sí mismos como un maestro sino como una partera, ayudando con el nacimiento del conocimiento que ya estaba allí en el estudiante.
La teoría se ilustra cuando Sócrates le hace preguntas a un esclavo sobre geometría. Al principio, el niño da la respuesta equivocada; cuando se le señala eso, se queda perplejo, pero al hacer preguntas, Sócrates lo ayuda a llegar a la respuesta correcta. Eso tiene la intención de mostrar que, dado que al niño no se le dijo la respuesta, llegó a la verdad recordando solo lo que una vez supo pero luego olvidó.
Fedón
En Fedón, Platón desarrolla su teoría de la anamnesis, en parte combinándola con su teoría de las formas. En primer lugar, elabora cómo se puede lograr la anamnesis: mientras que en Menón no se ofrece nada más que el método de interrogación de Sócrates, en Fedón Platón presenta una forma de vida que permitiría superar la naturaleza engañosa del cuerpo a través de la katharsis (en griego: κάθαρσις; “limpieza” (de culpa o contaminación), “purificación”). El cuerpo y sus sentidos son fuente de error; el conocimiento no puede recuperarse sino mediante el uso de la razón, contemplando las cosas con el alma (noesis) (ver 66 b-d).
En segundo lugar, Platón aclara que el conocimiento genuino, en contraposición a la mera creencia verdadera (doxa), se distingue por su contenido. Sólo se pueden conocer verdades eternas ya que son las únicas verdades que posiblemente estuvieron en el alma desde la eternidad. Puede ser muy útil tener una creencia verdadera sobre, digamos, la mejor manera de ir de Londres a Oxford, tal creencia no califica como conocimiento; ¿Cómo podría el alma humana conocer tales proposiciones fácticamente contingentes por toda la eternidad?
Neoplatonismo
Para los intérpretes posteriores de Platón, el concepto de anamnesis se volvió menos epistémico y más ontológico. El mismo Plotino no planteó el recuerdo en el sentido estricto del término porque todo conocimiento de ideas universalmente importantes (logos) provenía de una fuente fuera del tiempo (Dyad o el nous divino) y era accesible, por medio de la contemplación, al alma como parte de la noesis. Eran más objetos de experiencia, de conocimiento interior o intuición, que de recuerdo. Sin embargo, en el neoplatonismo, la teoría de la anamnesis pasó a formar parte de la mitología del descenso del alma.
La breve obra de Porfirio De Antro Nympharum (ostensiblemente un comentario sobre el breve pasaje de la Odisea 13) aclara esa noción, al igual que el mucho más extenso Comentario sobre el sueño de Escipión de Macrobio. Los neoplatónicos utilizaron la idea de la memoria psíquica para demostrar los orígenes celestiales e inmateriales del alma y para explicar cómo los seres humanos cotidianos podían recordar los recuerdos del alma del mundo. Como tal, el recuerdo psíquico estaba intrínsecamente conectado con la concepción platónica del alma misma. Dado que los contenidos de las memorias "materiales" o físicas individuales eran triviales, solo el recuerdo universal de las Formas u objetos divinos lo acercaba a uno a la fuente inmortal del ser.
La anamnesis es lo más cerca que la mente humana puede llegar a experimentar la libertad del alma antes de que la materia la estorbe. El proceso de encarnación se describe en el neoplatonismo como un trauma que hace que el alma olvide sus experiencias (ya menudo también sus orígenes divinos). Juan y Platón ocultan la voz del narrador para proseguir sus esfuerzos anamnéticos y animar a las siguientes generaciones a ser no sólo lectores sino también partícipes de sus debates originales sobre el alma. La gratitud, como ejemplo de la salvación divina, se expresaba ofreciendo a Dios las primicias de la cosecha que mantiene una identidad con quienes realizaron estas acciones en el pasado y, por tanto, actualizándolas en el presente.
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