Teísmo filosófico

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El teísmo filosófico es la creencia de que el Ser Supremo existe (o debe existir) independientemente de la enseñanza o revelación de cualquier religión en particular. Representa la creencia en Dios enteramente sin doctrina, excepto la que se puede discernir por la razón y la contemplación de las leyes naturales. Algunos teístas filosóficos están convencidos de la existencia de Dios por argumentos filosóficos, mientras que otros se consideran a sí mismos como poseedores de una fe religiosa que no necesita o no puede ser respaldada por argumentos racionales.

El teísmo filosófico tiene paralelos con la visión filosófica del siglo XVIII llamada deísmo.

Relación con la religión organizada

El teísmo filosófico concibe la naturaleza como el resultado de una actividad intencional y, por tanto, como un sistema inteligible abierto a la comprensión humana, aunque posiblemente nunca del todo comprensible. Implica la creencia de que la naturaleza está ordenada de acuerdo con algún tipo de plan consistente y manifiesta un solo propósito o intención, por incomprensible o inexplicable que sea. Sin embargo, los teístas filosóficos no respaldan ni se adhieren a la teología o doctrinas de ninguna religión o iglesia organizada. Pueden aceptar argumentos u observaciones acerca de la existencia de un dios presentados por teólogos que trabajan en alguna tradición religiosa, pero rechazar la tradición misma. (Por ejemplo, un teísta filosófico podría creer ciertos argumentos cristianos sobre Dios y, sin embargo, rechazar el cristianismo).

Teístas filosóficos notables