Suicidio (libro de Durkheim)

format_list_bulleted Contenido keyboard_arrow_down
ImprimirCitar

Suicidio: un estudio de sociología (francés: Le Suicide: Étude de sociologie) es un libro de 1897 escrito del sociólogo francés Émile Durkheim. Fue el segundo estudio metodológico de un hecho social en el contexto de la sociedad (fue precedido por un estudio sociológico de un autor checo, más tarde presidente de Checoslovaquia: Tomáš Garrigue Masaryk, Der Selbstmord als soziale Massenerscheinung der Gegenwart, 1881, checo 1904). Aparentemente se trata de un estudio de caso sobre suicidio, una publicación única para su época que proporcionó un ejemplo de cómo debería ser una monografía sociológica.

Según Durkheim,

el término suicidio se aplica a todos los casos de muerte resultantes directa o indirectamente de un acto positivo o negativo de la propia víctima, que él sabe producirá este resultado.

Cuatro tipos de suicidio

En opinión de Durkheim, el suicidio se presenta en cuatro tipos, que se basan en los grados de desequilibrio de dos fuerzas sociales: la integración social y la regulación moral. Durkheim observó los efectos de diversas crisis en los agregados sociales: la guerra, por ejemplo, que conduce a un aumento del altruismo, el auge económico o el desastre que contribuyen a la anomia.

El suicidio egoísta refleja un sentimiento prolongado de no pertenencia, de no estar integrado en una comunidad. Resulta de la sensación del suicida de que no tiene ataduras. Esta ausencia puede dar lugar a falta de sentido, apatía, melancolía y depresión.

Durkheim llama a ese desapego "individuación excesiva". Aquellos individuos que no estaban suficientemente vinculados a grupos sociales (y por lo tanto a valores, tradiciones, normas y objetivos bien definidos) se quedaron con poco apoyo u orientación social y, por lo tanto, tenían más probabilidades de suicidarse. Durkheim descubrió que el suicidio ocurría con mayor frecuencia entre personas solteras, especialmente hombres solteros, quienes encontró que tenían menos que vincularlos y conectarlos con normas y objetivos sociales estables.

El suicidio altruista se caracteriza por una sensación de sentirse abrumado por los objetivos y creencias de un grupo. Ocurre en sociedades con alta integración, donde las necesidades individuales se consideran menos importantes que las necesidades de la sociedad en su conjunto. Por lo tanto, ocurren en la escala de integración opuesta al suicidio egoísta. Como el interés individual no se consideraría importante, Durkheim afirmó que en una sociedad altruista habría pocas razones para que la gente se suicidara. Describió una excepción: cuando se espera que el individuo se suicide en nombre de la sociedad, por ejemplo en el servicio militar. El individuo está demasiado apegado a la sociedad.

El suicidio anómico refleja la confusión moral de un individuo y la falta de dirección social, lo que está relacionado con una dramática agitación social y económica. Es producto de la desregulación moral y de la falta de definición de aspiraciones legítimas a través de una ética social restrictiva, que podría imponer significado y orden a la conciencia individual. Esto es sintomático de un fracaso del desarrollo económico y de la división del trabajo para producir la solidaridad orgánica de Durkheim. La gente no sabe dónde encajan dentro de sus sociedades. Durkheim explica que se trata de un estado de desorden moral en el que las personas no conocen los límites de sus deseos y están constantemente en un estado de decepción. Esto puede ocurrir cuando atraviesan cambios extremos de riqueza; Si bien esto incluye la ruina económica, también puede incluir ganancias inesperadas; en ambos casos, las expectativas previas de la vida se dejan de lado y se necesitan nuevas expectativas antes de que puedan juzgar su nueva situación en relación con los nuevos límites.

El suicidio fatalista ocurre cuando una persona está excesivamente regulada, cuando su futuro es bloqueado sin piedad y sus pasiones son violentamente sofocadas por una disciplina opresiva. Es lo opuesto al suicidio anómico y ocurre en sociedades tan opresivas que sus habitantes preferirían morir antes que seguir viviendo. Por ejemplo, algunos presos podrían preferir morir antes que vivir en una prisión con abusos constantes y regulación excesiva. A diferencia de los otros conceptos que desarrolló, Durkheim creía que el suicidio fatalista era teórico y probablemente no existía en la realidad. Sin embargo, la evidencia empírica reciente demuestra que el suicidio fatalista existe en la sociedad contemporánea.

Hallazgos

Durkheim concluyó que las tasas de suicidio son más altas:

  • en hombres que mujeres (aunque mujeres casadas que permanecieron sin hijos durante varios años terminaron con una alta tasa de suicidio).
  • para aquellos que son solteros que los que están en una relación sexual.
  • para personas sin niños que personas con niños.
  • entre protestantes que católicos y judíos.
  • entre soldados que civiles.
  • en tiempos de paz que en tiempos de guerra. (Por ejemplo, la tasa de suicidio en Francia cayó después de la golpe de Estado de Louis-Napoléon Bonaparte. La guerra también redujo la tasa de suicidios: después de que la guerra estallara en 1866 entre Austria e Italia, la tasa de suicidio disminuyó un 14% en ambos países.)
  • en países escandinavos.

También concluyó que, cuanto mayor era el nivel educativo, más probable era que un individuo decidiera suicidarse. Sin embargo, Durkheim estableció que existe más correlación entre la religión de un individuo y la tasa de suicidio que su nivel educativo. Los judíos en general tenían un alto nivel educativo, pero tenían una baja tasa de suicidio.

Críticas

Falacia ecológica

Durkheim ha sido acusado de cometer una falacia ecológica, ya que sus conclusiones aparentemente se refieren al comportamiento individual (por ejemplo, el suicidio), aunque se derivan de estadísticas agregadas (la tasa de suicidio entre protestantes y católicos). Este tipo de inferencia, que explica acontecimientos particulares (lo "micro") en términos de datos estadísticos (lo "macro"), suele ser engañoso, como lo muestra la paradoja de Simpson.

Sin embargo, opiniones divergentes han cuestionado si el trabajo de Durkheim realmente contenía una falacia ecológica. Van Poppel y Day (1996) sostienen que las diferencias en las tasas de suicidio reportadas entre católicos y protestantes podrían explicarse enteramente en términos de cómo estos dos grupos registran las muertes. Los protestantes registrarían "muertes súbitas" y "muertes por causas mal definidas o no especificadas" como suicidios, mientras que los católicos no lo harían. Si es así, entonces el error de Durkheim fue empírico, no lógico. Inkeles (1959), Johnson (1965) y Gibbs (1958) afirmaron que Durkheim sólo pretendía explicar el suicidio sociológicamente dentro de una perspectiva holística, enfatizando que "tenía la intención de que su teoría explicara la variación". entre entornos sociales en la incidencia del suicidio, no los suicidios de individuos particulares".

Más recientemente, Berk (2006) cuestiona las relaciones micro-macro que subyacen a las críticas al trabajo de Durkheim. Él nota que

Durkheim habla de una "actualidad colectiva" que refleja la inclinación colectiva que fluye por los canales de la organización social. La intensidad de la corriente determina el volumen de suicidios... La introducción de variables psicológicas (es decir, individuales) como la depresión, [que podría verse como] una causa independiente [no social] del suicidio, pasa por alto la concepción de Durkheim de que estas variables son las más probables que se vean afectadas por las fuerzas sociales más grandes y sin estas fuerzas el suicidio no puede ocurrir dentro de tales individuos.

Católicas y protestantes

(feminine)

Durkheim explora las diferentes tasas de suicidio entre protestantes y católicos, argumentando que un control social más fuerte entre los católicos da como resultado tasas de suicidio más bajas. Según Durkheim, la sociedad católica tiene niveles normales de integración mientras que la sociedad protestante tiene niveles bajos.

Esta interpretación ha sido cuestionada. Es posible que Durkheim haya generalizado demasiado. Tomó la mayoría de sus datos de investigadores anteriores, en particular Adolph Wagner y Henry Morselli, pero habían sido más cuidadosos al generalizar a partir de sus datos. De hecho, investigadores posteriores descubrieron que las diferencias entre protestantes y católicos en cuanto al suicidio parecían limitarse a la Europa de habla alemana, lo que sugiere la necesidad de tener en cuenta otros factores contribuyentes. A pesar de sus limitaciones, el trabajo de Durkheim sobre el suicidio ha influido en los defensores de la teoría del control y a menudo se menciona como un estudio sociológico clásico.

Ediciones seleccionadas

  • 1951. Suicidio: Estudio en Sociología, traducido por John A. Spaulding y George Simpson, editado con una introducción de George Simpson. Nueva York: La prensa libre. ISBN 0-684-83632-7.
  • 1967. El suicidio. Étude de sociologie (2a edición). París: Les Presses universitaires de France. doi:10.1522/cla.due.sui2
  • 2005. Suicidio: Estudio en Sociología, traducido por J. A. Spaulding y G. Simpson. Londres: Routledge. ISBN 0-203-99432-9.
Más resultados...
Tamaño del texto:
undoredo
format_boldformat_italicformat_underlinedstrikethrough_ssuperscriptsubscriptlink
save