Sociología de la conciencia humana
La sociología de la conciencia humana o la sociología de la conciencia utiliza las teorías y la metodología de la sociología para explorar y examinar la conciencia.
Visión general
Los fundamentos de este trabajo se remontan al filósofo y sociólogo George Herbert Mead, cuyo trabajo proporcionó importantes conocimientos sobre la formación de la mente, los conceptos de uno mismo y del otro, y la internalización de la sociedad en los seres sociales individuales, viéndolos como emergentes del ser humano. interacción y comunicación. El trabajo reciente aporta una perspectiva sociológica y psicológica social de este tipo para influir en varios aspectos clave de la conciencia y, al hacerlo, invierte la explicación: a partir de los fenómenos colectivos, uno termina analizando la conciencia individual.
Al hacer esta inversión, no rechazan totalmente los enfoques reduccionistas, ni niegan su valor para identificar el "hardware" a través del cual operan los procesos psicológicos colectivos y sociales. Sin embargo, rechazarían la idea de que se pueda formular una explicación completa sobre la base de mecanismos puramente sociológicos o de factores y procesos físicos, químicos, neurológicos, hormonales o psicológicos subyacentes. Para una crítica del reduccionismo desde la perspectiva de la física y la biología modernas, véase Morowitz (1981).
Se reconocen las bases biológicas y biofísicas de la vida humana. Sin embargo, no se puede confiar completamente en estos enfoques. En parte, el nivel de análisis está mal dirigido cuando se trata de algunas clases de fenómenos de conciencia; la mayoría de los enfoques de las ciencias naturales se centran en niveles y factores erróneos para explicar algunas de las características más misteriosas y paradójicas de la conciencia humana.
Teoría
El enfoque sociológico enfatiza la importancia del lenguaje, las representaciones colectivas, las autoconcepciones y la autorreflexión. Este enfoque teórico argumenta que la forma y el sentimiento de la conciencia humana son fuertemente sociales, y esto no es menos cierto para nuestras experiencias de "conciencia colectiva" que para nuestras experiencias de conciencia individual.
La teoría sugiere que el problema de la conciencia se puede abordar de manera fructífera comenzando con el grupo humano y los fenómenos colectivos: comunidad, lenguaje, comunicación basada en el lenguaje, arreglos institucionales y culturales. Un colectivo es un grupo o población de individuos que posee o desarrolla a través de la comunicación representaciones o modelos colectivos de "nosotros" en oposición a "ellos": un grupo, comunidad, organización o nación se contrasta con "otro"; sus valores y objetivos, su estructura y modos de funcionamiento, su relación con su entorno y otros agentes, sus potencialidades y debilidades, estrategias y desarrollos, etc.
Un colectivo tiene la capacidad en sus representaciones y comunicaciones colectivas sobre lo que lo caracteriza, o lo que (y cómo) este yo percibe, juzga o hace, o lo que puede (y no puede) hacer, o debe hacer (o no debe hacer). Supervisa sus actividades, sus logros y fracasos, y también, en mayor o menor medida, se analiza y discute a sí mismo como un agente colectivo definido y en desarrollo.
Esto es lo que se entiende por autorreflexión. Tal reflexividad está codificada en el lenguaje y se desarrolla en conversaciones sobre los yos colectivos (como discutimos más adelante, también hay conversaciones sobre los yos de los individuos, definiéndolos, justificándolos y estigmatizándolos).
La conciencia humana como actividad reflexiva
La conciencia humana en al menos un sentido principal es un tipo de actividad reflexiva. Implica la capacidad de observar, monitorear, juzgar y decidir sobre el yo colectivo. Esta es una base para mantener un determinado colectivo tal como se entiende o representa; es una base para reorientar y reorganizar el yo colectivo en respuesta a fallas de desempeño o crisis profunda (económica, política, cultural).
La reflexividad colectiva surge entonces como una función de un grupo u organización que produce y hace uso de representaciones colectivas del yo en sus discusiones, reflexiones críticas, planificación y acciones.
Conciencia individual
La conciencia individual es el resultado normal de los procesos colectivos de nombrar, clasificar, monitorear, juzgar y reflexionar sobre los miembros individuales del grupo u organización. Y un individuo en un contexto colectivo aprende a participar de discusiones y discursos sobre "sí mismo", es decir, reflexiones grupales sobre sí mismo, su apariencia, sus orientaciones y actitudes, sus estrategias y conductas. Así, un individuo aprende (en línea con las formulaciones anteriores de George Herbert Mead) un nombre y una clasificación de sí mismo (autodescripción e identidad) y una caracterización de sus juicios, acciones y predisposiciones.
Al adquirir un lenguaje y un marco conceptual para este modo de actividad junto con la experiencia y las habilidades en la discusión reflexiva, desarrollan una capacidad de reflexión interna y diálogo interno sobre sí mismos. Estos son rasgos característicos de un tipo particular de "conciencia" individual. Esta concepción destaca el carácter socialmente construido de las propiedades clave de la mente humana, realizadas a través de procesos de interacción social y construcción social. En suma, la autorrepresentación individual, la autorreferencia, la autorreflexión y las experiencias de la conciencia derivan de la experiencia colectiva.
Construcción de sí mismos a través de la reflectividad
La autorreflexión como un tipo de conciencia a menudo facilita el examen crítico y la reconstrucción del yo, tanto colectivo como individual. Esta juega un papel fundamental en las comunidades humanas (así como en los seres individuales) ante fallas de desempeño sistemáticas o de alto riesgo o problemas de nuevo tipo. A través de la autorreflexión, los agentes pueden lograr, en el curso de la resolución dirigida de problemas, desarrollar arreglos institucionales más efectivos, por ejemplo, medios de coordinación social a gran escala como la administración, la asociación democrática o los mercados.
Relación con la organización social
Las representaciones colectivas del pasado y del futuro basadas en el lenguaje permiten a los agentes escapar del presente, entrar en mundos imaginados tanto del futuro como del pasado, y reflexionar juntos sobre estos mundos. Además, en relación con el pasado, presente y futuro, los agentes pueden generar representaciones alternativas. Estas construcciones alternativas imaginadas, discutidas, discutidas y probadas hacen que la generación de variedad sea un aporte importante en los procesos evolutivos, como se discutió en otra parte.
Tal variedad también puede conducir a conflictos sociales, ya que los agentes no están de acuerdo sobre las representaciones, o se oponen a las implicaciones o remedios a los problemas propuestos por agentes particulares. Esto abre el camino para las luchas políticas sobre concepciones y soluciones alternativas (donde la política democrática implica a veces la autorreflexión colectiva por excelencia).
En general, tales procesos mejoran la capacidad colectiva para hacer frente a nuevos desafíos y crisis. Por lo tanto, un colectivo tiene potencialmente una base rica no solo para hablar, discutir, estar de acuerdo (o estar en desacuerdo) sobre una variedad de objetos, incluido el "yo colectivo" así como los "yo individuales" particulares; pero también tiene un medio para conceptualizar y desarrollar tipos alternativos de relaciones sociales, formas efectivas de liderazgo, coordinación y control y, en general, nuevos órdenes normativos y arreglos institucionales.
Los colectivos pueden incluso desarrollar sus potencialidades para la representación colectiva y la autorreflexión, por ejemplo, a través de innovaciones en los sistemas de información y contabilidad y procesos de responsabilidad social. Estas potencialidades permiten la resolución sistemática y dirigida de problemas y la generación de estrategias variadas y complejas. En ambientes selectivos particulares, estos generan importantes ventajas evolutivas.
Reflectividad opresiva
La poderosa herramienta de la reflexividad colectiva debe verse como una espada de doble filo en relación con la expansión de la libertad de oportunidad y la variabilidad, por un lado, y, por el otro, la imposición de restricciones particulares y la limitación de la variabilidad.
Las representaciones colectivas y la reflexividad y la resolución dirigida de problemas basada en ellas pueden impedir que los grupos humanos experimenten o descubran lo no representado y lo no nombrado; los problemas no reconocidos o pobremente definidos no pueden ser tratados (como se discutió en otra parte, por ejemplo, en el caso de fallas de los sistemas contables para reconocer o tomar en cuenta importantes condiciones y desarrollos sociales y ambientales).
Los poderes reflexivos y de resolución de problemas pueden verse entonces distorsionados, la generación de alternativas y variedades limitada y en gran medida ineficaz, y la innovación y transformación social mal dirigidas y posiblemente autodestructivas. Por lo tanto, las supuestas ventajas evolutivas de la reflectividad humana deben calificarse o verse como condicionales.
Perspectivas
En resumen, investigaciones recientes, basadas en el trabajo de George Herbert Mead, sugieren que una perspectiva sociológica y psicológica social puede ser un punto de partida para definir y analizar ciertas formas de conciencia humana, o más precisamente, una clase de fenómenos de conciencia., a saber, reflexividad verbalizada: monitorear, discutir, juzgar y reorientar y reorganizar el yo; representar y analizar lo que caracteriza al yo, lo que el yo percibe, juzga, podría hacer, debería hacer (o no debería hacer)).
El "problema difícil" de la conciencia puede abordarse de manera fructífera comenzando con el grupo humano y los fenómenos colectivos: comunidad, lenguaje, comunicación basada en el lenguaje, arreglos institucionales y culturales, representaciones colectivas, autoconcepciones y autorreferencialidad. La reflexividad colectiva surge como una función de una organización o grupo que produce y hace uso de representaciones colectivas del yo ("nosotros", nuestro grupo, comunidad, organización, nación) en sus discusiones, reflexiones críticas y toma de decisiones. Un colectivo monitorea y discute sus actividades, logros y fracasos, y reflexiona sobre sí mismo como un ser colectivo definido, activo y en desarrollo. Esta reflexividad está codificada en el lenguaje y se desarrolla en conversaciones sobre el yo colectivo (así como individual).
Se considera que la conciencia individual se deriva de los procesos colectivos de nombrar, clasificar, monitorear, juzgar, reflexionar y conducir discusiones y discursos sobre el individuo mismo. Al adquirir un lenguaje y un marco conceptual para este modo de actividad, junto con habilidades y experiencias en la discusión reflexiva, desarrollan una capacidad de reflexión interna y discurso interno sobre uno mismo, que son rasgos característicos de la conciencia individual. También se pueden distinguir múltiples modos de conocimiento y conciencia individual, distinguiendo el conocimiento de la conciencia propiamente dicha, y también identificando niveles preconscientes y subconscientes. Esto destaca la complejidad de la mente humana, en parte debido a su elaboración a través de procesos de interacción y construcción social.
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