Sacramento de la Penitencia
El sacramento de la penitencia (también llamado comúnmente sacramento de la reconciliación o confesión) es uno de los siete sacramentos de la Iglesia católica (conocidos en el cristianismo oriental como misterios sagrados), en el que los fieles son absueltos de los pecados cometidos después del bautismo y se reconcilian con la comunidad cristiana. Durante la reconciliación, se deben confesar los pecados mortales y se pueden confesar los pecados veniales por motivos devocionales. Según el dogma y la práctica inmutable de la Iglesia, solo los ordenados como sacerdotes pueden otorgar la absolución.
Naturaleza
La Iglesia enseña, basándose en la Parábola del Hijo Pródigo, que la confesión no es un tribunal o corte criminal, donde uno es condenado por Dios como un criminal, sino un "salón de banquetes de bodas, donde la comunidad celebra la Pascua, la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, en la gozosa experiencia de su misericordia perdonadora". En la confesión, la Iglesia cree que Dios juzga a una persona en el sentido de sacar a la luz sus pecados, al concederle a la persona la capacidad de confesar sus pecados al confesor, luego le concede a la persona el arrepentimiento y, a través del confesor, le concede a la persona el perdón. El perdón de Dios restaura a la persona "el brillo de la túnica blanca del bautismo, una prenda específicamente requerida para participar en la fiesta [de bodas]".
Historia
En el Nuevo Testamento, se exhorta a los cristianos a «confesarse los pecados unos a otros y orar unos por otros» en sus reuniones, y a ser personas que perdonan. En el Evangelio de Juan, Jesús dice a los Apóstoles, después de resucitar de entre los muertos: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; y a quienes se los retengáis, les quedan retenidos». Los primeros Padres de la Iglesia entendieron que el poder de perdonar y retener los pecados fue comunicado a los Apóstoles y a sus legítimos sucesores, los obispos y sacerdotes, para la reconciliación de los fieles que han caído después del bautismo.
Prácticas tempranas
A mediados del siglo II, en el libro de visiones El pastor de Hermas se sugiere la idea de una reconciliación/penitencia después del bautismo por los pecados graves de apostasía, asesinato y adulterio. El episkopos (obispo) era el principal líder litúrgico de una comunidad local. Declaraba que Dios había perdonado los pecados cuando era evidente que había arrepentimiento, evidenciado por la realización de alguna penitencia, y el penitente era readmitido en la comunidad.
La necesidad de confesarse con un sacerdote se remonta a Basilio el Grande. Se vio que Dios otorgaba el perdón a través del sacerdote. Antes del siglo IV, la confesión y la disciplina penitencial eran un asunto público "ya que todo pecado es pecado no sólo contra Dios sino contra nuestro prójimo, contra la comunidad". En la época de Cipriano de Cartago, la confesión en sí misma ya no era pública.
A veces se exigía la penitencia de por vida, pero desde principios del siglo V, para los pecados más graves, la penitencia pública empezó a ser vista como un signo de arrepentimiento. El Jueves Santo, los pecadores eran readmitidos en la comunidad junto con los catecúmenos. La confusión surgió a partir de la reconciliación en el lecho de muerte con la Iglesia, que no exigía penitencia como signo de arrepentimiento, y el ritual comenzó a distanciarse de la realidad.
A partir del siglo IV, cuando el Imperio romano se convirtió al cristianismo, los obispos se convirtieron en jueces y el pecado pasó a ser visto como una violación de la ley en lugar de como una fractura de la relación con Dios. En los tribunales episcopales surgió una nueva concepción, más legalista, de la penitencia, que pasó a ser un pago para satisfacer las exigencias de la justicia divina. Según Joseph Martos, esto se vio facilitado por una lectura errónea de Juan 20:23 y Mateo 18:18 por parte de Agustín de Hipona y el papa León I, quienes pensaron que era el "discípulo" y no Dios quien perdonaba, aunque sólo después de un verdadero arrepentimiento. Las actas de los concilios del siglo IV al VI muestran que nadie que perteneciera a la orden de los penitentes tenía acceso a la comunión eucarística hasta que el obispo lo reconciliara con la comunidad de la iglesia. El canon 29 del Concilio de Epaone (517) en la Galia dice que, de entre los penitentes, sólo los apóstatas debían abandonar la asamblea dominical junto con los catecúmenos antes de que comenzara la parte eucarística. Los demás penitentes estuvieron presentes hasta el final, pero se les negó la comunión en el altar del Señor.
Una nueva forma de abordar la práctica de la penitencia se hizo evidente por primera vez en el siglo VII en las actas del Concilio de Chalon-sur-Saône (644-655). Los obispos reunidos en ese concilio estaban convencidos de que era útil para la salvación de los fieles que el obispo diocesano prescribiera penitencia a un pecador tantas veces como cayera en pecado (canon 8).

Influencia celta
A causa de su aislamiento, la Iglesia celta se mantuvo durante siglos estancada en sus formas de culto y disciplina penitencial, que la diferenciaban del resto de la Iglesia cristiana. No conocía la institución de una penitencia pública en la comunidad de la Iglesia que no podía repetirse y que implicaba obligaciones canónicas. Las prácticas penitenciales celtas consistían en la confesión, la aceptación de la satisfacción fijada por el sacerdote y, finalmente, la reconciliación. Datan del siglo VI.
Los libros penitenciales originarios de las islas establecían penitencias determinadas con precisión para todos los delitos, pequeños y grandes (un enfoque que recuerda al derecho civil y penal celta primitivo). Walter J. Woods sostiene que "con el tiempo, los libros penitenciales ayudaron a suprimir el homicidio, la violencia personal, el robo y otros delitos que dañaban a la comunidad y convertían al infractor en blanco de venganza". La práctica de la llamada penitencia arancelaria fue traída a la Europa continental desde Irlanda, Escocia e Inglaterra por monjes hiberno-escoceses y anglosajones.
La práctica celta dio lugar a nuevas teorías sobre la naturaleza de la justicia de Dios, sobre el castigo temporal que Dios impone al pecado, sobre un tesoro de méritos en el cielo para pagar la deuda de este castigo y, finalmente, sobre las indulgencias para compensar esa deuda.
Edad Media tardía
Con la difusión de la filosofía escolástica, surgió la cuestión de qué causaba la remisión de los pecados. Desde principios del siglo XII, Pedro Abelardo y Pedro Lombardo reflejaron la práctica de que la contrición y la confesión (incluso a laicos o, en casos raros, a una monja o beguina) aseguraban el perdón de Dios, pero era necesario el remordimiento por los pecados. La absolución se refería solo al castigo debido al pecado. Pero en esta época Hugo de San Víctor enseñó sobre la base del "poder de las llaves" (Juan 20:23 y Mateo 18:18) que la absolución se aplicaba no al castigo sino a los pecados, y esto aceleró el fin de la confesión laica. Desde "ya en el siglo III, a los cristianos devotos se les animaba a veces a revelar la condición de su alma a un guía espiritual". Esto condujo a una forma privada de confesión que los obispos finalmente pusieron fin con el Cuarto Concilio de Letrán (1215), que hizo obligatoria la confesión ante un sacerdote dentro del año siguiente al pecado, y ha consagrado la práctica de la confesión privada desde entonces. En el siglo XIII, el filósofo dominico Tomás de Aquino intentó reunir la "materia" personal (contrición, confesión, satisfacción) y la "forma" eclesial (absolución). Pero el franciscano Duns Scoto apoyó la opinión predominante en ese momento de que la absolución era el único elemento esencial del sacramento, que readmitía al penitente a la Eucaristía.
En los siglos XI y XII se introdujo una nueva teoría legalista de las penitencias, que satisfacía la justicia divina y pagaba la pena por el "castigo temporal debido al pecado". A esto le siguió una nueva teoría del tesoro de méritos, que se propuso por primera vez alrededor de 1230. Como medio para pagar esta pena, se extendió la práctica de conceder indulgencias por diversas buenas obras, recurriendo al "tesoro de los méritos de la Iglesia". Estas indulgencias comenzaron más tarde a venderse, lo que llevó a la dramática protesta de Martín Lutero.
Desde el Consejo de Trento

A mediados del siglo XVI, los obispos del Concilio de Trento mantuvieron el enfoque privado del sacramento de la reconciliación y decretaron que no se podían vender indulgencias. Algunos reformadores protestantes mantuvieron el sacramento como signo, pero lo despojaron de las adiciones canónicas. Sin embargo, para los católicos después de Trento, "la confesión de los pecados mortales se consideraría principalmente como una cuestión de ley divina, apoyada por la ley eclesiástica de confesarlos dentro del año posterior a su comisión".
El problema que "ha dominado toda la historia del sacramento de la reconciliación [...] es la determinación de los papeles de los factores subjetivos y personales y del factor objetivo y eclesiástico en la penitencia". Desde mediados del siglo XIX, los estudios históricos y bíblicos recordaron que el arrepentimiento es necesario para que Dios pueda perdonar los pecados y el pecador pueda ser readmitido en la comunidad cristiana a través del sacramento. La teología sacramental siempre había enseñado que la contrición era necesaria para una confesión válida. El Concilio Vaticano II (1962-1965) decretó en su Constitución sobre la Sagrada Liturgia que "el rito y las fórmulas para el sacramento de la penitencia deben ser revisados para que expresen más claramente tanto la naturaleza como el efecto del sacramento". En un documento postconciliar, la Constitución sobre la Penitencia, el Papa Pablo VI enfatizó "la íntima relación entre el acto externo y la conversión interna, la oración y las obras de caridad".
Sacramento de reconciliación en pandemias
El 20 de marzo de 2020, la Penitenciaría Apostólica publicó una nota con aclaraciones sobre el sacramento de la Reconciliación en la pandemia de COVID-19. En particular, se señaló que, cuando es imposible para los fieles recibir la absolución sacramental, el perdón de los pecados (incluso los graves) puede obtenerse mediante la contrición perfecta y la firme intención del creyente de hacer una confesión sacramental lo antes posible.
Práctica confesional contemporánea


El derecho canónico exige la confesión con el propósito de enmienda y la absolución por parte del sacerdote de todos los pecados graves para la reconciliación con Dios y con la Iglesia Católica, excepto en peligro de muerte.
Sobre todo en Occidente, el penitente puede optar por confesarse en un confesionario especialmente construido. Desde el Concilio Vaticano II, además de la práctica anterior de arrodillarse detrás de una mampara, en la mayoría de los confesionarios se ha añadido la opción de sentarse de cara al sacerdote. Para quienes prefieren el anonimato, sigue siendo necesaria la disposición de una mampara opaca que separe al sacerdote del penitente.
El sacerdote que administra un sacramento, como la Reconciliación, debe tener permiso del obispo local o de su superior religioso. Sin embargo, en caso de necesidad urgente, cualquier sacerdote ordenado puede conceder la absolución a un penitente.
Rite
El actual Rito de la Penitencia fue elaborado en 1973 con dos opciones para los servicios de reconciliación, con el fin de restaurar el significado original de los sacramentos como signos comunitarios. El Código de Derecho Canónico de 1983 introdujo algunos cambios adicionales. El penitente puede arrodillarse en el reclinatorio o sentarse en una silla (no se muestra), de cara al sacerdote. El libro actual sobre el Rito de la Penitencia prescribe lo siguiente (42-47): la señal de la cruz precede a un saludo de aliento a la confianza en Dios. El sacerdote puede leer un breve pasaje de la Biblia que proclame la misericordia de Dios y llame a la conversión. Todos los pecados mortales deben ser confesados, mientras que la confesión de los pecados veniales también se recomienda, pero no es obligatoria. El sacerdote puede enfatizar el arrepentimiento y ofrecer consejo, y siempre propone una penitencia que el penitente acepta y luego recita un acto de contrición. El sacerdote imparte la absolución. Desde el Concilio de Trento, las palabras esenciales de la absolución son: «Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo». En la renovación del sacramento la forma más amplia es:
Dios, el Padre de las misericordias, a través de la muerte y resurrección de su Hijo ha reconciliado el mundo a sí mismo y enviado el Espíritu Santo entre nosotros para el perdón de los pecados. Por medio del ministerio de la Iglesia, Dios os dé perdón y paz. Y os absuelvo de vuestros pecados en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Por último, el sacerdote invita al penitente a «dar gracias al Señor, porque es bueno», a lo que el penitente responde: «Su misericordia es eterna» (Salmo 136,1). El sacerdote despide al penitente «en paz».
Antes de la absolución, el penitente hace un acto de contrición, una oración en la que declara su pesar por el pecado. Mientras que las formas más antiguas sólo mencionaban el pecado como una ofensa contra Dios, las formas más nuevas mencionan el daño causado al prójimo.
Desde el Vaticano II se han fomentado los servicios de reconciliación para enfatizar el elemento comunitario del sacramento. Estos servicios incluyen lecturas de las Sagradas Escrituras, una homilía y oraciones, seguidas de una confesión individual. En circunstancias atenuantes en las que se da la absolución general, se requiere un verdadero arrepentimiento y una confesión individual en algún momento oportuno. Tales circunstancias incluyen cuando un gran número de personas están en peligro de muerte o se ven privadas del sacramento por una grave falta de sacerdotes, pero no simplemente por el número de penitentes en las fiestas o peregrinaciones importantes. Por declaración oficial, un día es un tiempo suficientemente largo para justificar el uso del Tercer Rito, un servicio de reconciliación con absolución, pero que requiere una confesión individual después. La Iglesia Católica enseña que la confesión y la absolución individual e integral (a diferencia de la absolución colectiva) es la única forma ordinaria en que una persona consciente de los pecados mortales cometidos después del bautismo puede reconciliarse con Dios y la Iglesia.
Aunque la dirección espiritual no está necesariamente conectada con el sacramento, el sacramento de la penitencia ha sido a lo largo de los siglos uno de sus ámbitos principales, permitiendo al cristiano hacerse sensible a la presencia de Dios, profundizar la relación personal con Cristo y estar atento a la acción del Espíritu en la propia vida. En el siglo XX, durante el Concilio Vaticano II, se adoptaron nuevos enfoques en la presentación de este sacramento, teniendo en cuenta la preocupación por la escrupulosidad, o la exagerada preocupación obsesiva por los detalles. Esto diferenció aún más el papel de la penitencia de las formas de psicoterapia.
Necesidad y frecuencia

Después de haber alcanzado la edad de la discreción, cada miembro de los fieles está obligado a confesar fielmente sus pecados graves al menos una vez al año. Esta confesión anual es necesaria para cumplir con el "deber pascual", la recepción de la comunión al menos una vez durante el tiempo de Pascua. Esto debe ser precedido por la reconciliación si uno ha pecado gravemente. El pecado grave implica un asunto serio, un conocimiento suficiente de su gravedad y una libertad suficiente de cualquier factor interior o exterior que pueda mitigar la responsabilidad de uno por el daño causado. Si bien ahora se requiere la confesión privada de todos los pecados graves, se recomienda la confesión de los pecados veniales, pero no es obligatoria. Los Papas han escrito sobre los posibles beneficios de la "confesión devocional" de los pecados veniales para fortalecer las resoluciones, el estímulo divino, el crecimiento cristiano y la paz interior.
Toda contrición implica dolor de espíritu y “detesta el pecado cometido, junto con la resolución de no volver a pecar”. Tal contrición es “perfecta” si brota de la caridad divina, pero “imperfecta” si brota sólo del temor a las penas o a la condenación eterna. Si bien la contrición perfecta perdona los pecados graves, uno debe tener también la intención de cumplir con la enseñanza de la Iglesia y confesar el pecado si o cuando sea posible.
Para que el sacramento de la Penitencia sea válidamente celebrado, el penitente debe confesar todos los pecados mortales. Si el penitente oculta conscientemente algún pecado mortal, entonces la confesión es inválida y el penitente incurre en otro pecado: sacrilegio. Una persona que ha ocultado conscientemente un pecado mortal debe confesar el pecado que ha ocultado, mencionar los sacramentos que ha recibido desde entonces y confesar todos los pecados mortales que ha cometido desde su última buena confesión. Si el penitente olvida confesar un pecado mortal en la Confesión, el sacramento es válido y sus pecados son perdonados, pero debe decir el pecado mortal en la próxima Confesión si vuelve a recordarlo.
Sello sacramental
El secreto sacramental obliga a todos aquellos que escuchan o escuchan por casualidad a un penitente confesar un pecado con el propósito de obtener la absolución, a no revelar la identidad del penitente y el pecado. Aquellos que puedan escuchar por casualidad los pecados confesados, como un intérprete, están obligados por el mismo secreto que el sacerdote. Un sacerdote que viole este secreto es automáticamente excomulgado, y el perdón está reservado a la Santa Sede. Otros que violen el secreto también pueden ser excomulgados. El hablar descuidadamente que pueda llevar a las personas a relacionar a un penitente específico con un pecado confesado también es punible.
Si bien ha habido mártires que han sido ejecutados por negarse a romper el sello, como Juan de Nepomuk, en los Estados Unidos la inviolabilidad del sello está reconocida ante la ley.
Manuales de confesión

A partir de la Edad Media, surgen como género literario los manuales de confesión, que eran guías sobre cómo obtener el máximo beneficio del sacramento. Había dos tipos de manuales: los dirigidos a los fieles, para que pudieran preparar una buena confesión, y los dirigidos a los sacerdotes, que debían asegurarse de que no se dejara ningún pecado sin mencionar y que la confesión fuera lo más completa posible. El sacerdote debía hacer preguntas, teniendo cuidado de no sugerir pecados en los que tal vez los fieles no hubieran pensado y darles ideas. Los manuales se escribían en latín y en lengua vernácula.
Estos manuales se hicieron más populares a medida que se difundía la palabra impresa, y en 2011 también habían hecho la transición a formato electrónico. La primera aplicación de este tipo para iPhone que recibió la aprobación de un obispo fue reportada por error como una aplicación para el sacramento en sí; en realidad, la aplicación era una versión electrónica de esta antigua tradición de material para ser utilizado en la preparación de uno mismo para hacer una buena confesión.
Cristianismo oriental y perspectivas de renovación

A diferencia del cristianismo occidental, cuya práctica litúrgica se vio interrumpida durante el período de las migraciones de la Alta Edad Media, el cristianismo oriental ha conservado más la noción de reconciliación eclesiástica que tenía en tiempos patrísticos. En el cristianismo oriental, los sacramentos se denominan "misterios sagrados". La obligación de confesarse puede ser menos rígida y puede incluir sólo los pecados más lamentables, para experimentar el amor perdonador de Dios. La práctica de la absolución o de una penitencia determinada varía mucho. El énfasis está en la conversión del corazón más que en la enumeración de los pecados.
La confesión y la penitencia en el rito de la Iglesia Ortodoxa Oriental, incluso hasta nuestros días, conservan el carácter de liberación y sanación más que de juicio. El gobierno y la sanación se consideran el mismo carisma, como en los primeros tiempos cristianos. La remisión del pecado se concede sobre la base del arrepentimiento sincero y la confesión. La absolución proclama el perdón de Dios del pecado. La penitencia es enteramente terapéutica; refuerza los esfuerzos del penitente por crecer como cristiano. "El perdón del pecado obtenido mediante un arrepentimiento sincero y sentido es completo y perfecto, y no necesita ningún cumplimiento adicional", y por eso "la Iglesia Ortodoxa rechaza enérgicamente [...] la enseñanza latina de las penas y los castigos, la remisión eterna y temporal, el tesoro de los méritos, [...] (y) el fuego del purgatorio".
En un libro que incluye un capítulo sobre "De la confesión a la reconciliación: del Vaticano II al 2015", se argumenta la necesidad de reformar y desarrollar el sacramento en el rito romano. En otro libro sobre los sacramentos, ampliamente utilizado en universidades y seminarios, Joseph Martos explica que, en su opinión, todavía queda mucho por hacer para unir lo que había aprendido a través de estudios bíblicos e históricos, la "teoría sacramental", y la forma en que se experimenta el sacramento hoy en día, la "práctica sacramental". Ha habido una demanda generalizada de un uso más generalizado del Tercer Rito, un servicio de reconciliación con absolución general pero que requiere una confesión individual después. Sin embargo, el Derecho Canónico, revisado por el Papa Juan Pablo II en 1983, ha impedido el cambio por el momento. En 1978, el teólogo católico Ladislas Orsy, al tiempo que abogaba por un uso mucho más amplio de los servicios de reconciliación comunitaria con absolución general y sin exigir la confesión individual, anticipó nuevos avances en la legislación de la Iglesia sobre el sacramento de la reconciliación y afirmó que "no podemos detenernos; la verdad y la misericordia deben seguir desarrollándose".
Véase también
- Vistas cristianas sobre el pecado
- Manual para un Confesor
- Nota sobre la importancia del foro interno y la inviolabilidad del sello sacramental
- Paenitentiam agere
- Reconciliatio et paenitentia
- Siete pecados mortales
- Comunión espiritual
Notas
- ^ "Sacrament of Penance" es el nombre utilizado en el Código de Derecho Canónico de la Iglesia Católica de 1983. El Catecismo de la Iglesia Católica utiliza una gama más amplia de nomenclatura, llamándola "Sacrament of Penance and Reconciliation", y dando los nombres alternativos adicionales de "Conversión", "Confesión", y "Forgiveness".
- ^ Antes de 1973, la fórmula de absolución contenida en el Ordo ministrandi Sacramentum poenitentiae fue (en traducción al inglés): "Que nuestro Señor Jesucristo os absuelva; y por su autoridad os absuelvo de todo vínculo de excomunión, suspensión e interdicción, en la medida en que soy capaz y lo necesitáis. Y finalmente, os absuelvo de vuestros pecados, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén." Stafford señaló que la primera parte "fue legal y canónica en su inspiración y redacción" mientras que la fórmula de 1973 "es más explícitamente bíblica, eclesial, cristocéntrica y trinitaria".
- ^ "Contrición perfecta" se entiende para eliminar la culpa del pecado mortal incluso antes de la confesión o, si no hay oportunidad de confesar a un sacerdote, sin confesión, pero con la intención de confesar cuándo y si llega la oportunidad. La contrición perfecta comenzó como una descripción del dolor que procedía de la aborrecimiento del pecado y no sólo del miedo al castigo. Su descripción en Derecho Canónico lee más bien que implica un dolor "motivado por el amor de Dios". "La necesidad [del sacramento de la penitencia] es como la del bautismo: en una emergencia, deseo del sacramento", según Karl Rahner, "puede reemplazarlo". Consejo de Trento, Sesión 6, decretó que el arrepentimiento incluye "confesión sagrada o al menos el deseo de confesarlos cuando se encuentre una ocasión adecuada" mientras que "el castigo eterno [y] la culpa, es remitido por la recepción del sacramento o el deseo del sacramento".
Referencias
- ^ "El Sacramento de la Penitencia". 1983 Código de Derecho Canónico.
- ^ "Sacrament of Penance and Reconciliation". Catecismo de la Iglesia Católica.
- ^ "La Iglesia Católica Romana dogmas Doctrina de Salvación Apologética Católica".
- ^ Evangelizatio. Va: 24 horas para el Señor, Parte 1: Confesión
- ^ Santiago 5:16
- ^ Efesios 4:32
- ^ Martos 2014, pág. 322.
- ^ Juan 20:22-23
- ^ "El Sacramento de la Penitencia".
- ^ "Padres de la Iglesia: el Pastor de Hermas". www.catholicculture.org.
- ^ a b Osborne, Kenan (28 de noviembre de 2001). Reconciliación y Justificación: El Sacramento y su Teología. Wipf y Stock Publishers. ISBN 9781579108199 – via Google Books.
- ^ Martos 2014, pp. 323, 325, 327.
- ^ Tsirpanlis, Constantine N. (1991). Teología Ortodoxa Oriental. Prensa litúrgica. ISBN 0814658016.
- ^ Poschmann 1964, págs. 60 a 61.
- ^ Poschmann 1964, págs. 95 a 96, 136 a 45.
- ^ Martos 2014, págs. 328 a 30.
- ^ Cyrille Vogel, Le pécheur et la pénitence dans l'Église ancienne (París: Cerf 1982) 36
- ^ "Catecismo de la Iglesia Católica". ccc.usccb.org.
- ^ Davies, Oliver; O'Loughlin, Thomas (17 de diciembre de 1999). Espiritualidad Celta. Paulist Press. ISBN 9780809138944 – via Google Books.
- ^ Woods, Walter J. (1 de febrero de 2010). Caminando con Fe: Nuevas Perspectivas sobre las Fuentes y Formando la Vida Moral Católica. Wipf y Stock Publishers. ISBN 9781608992850 – via Google Books.
- ^ Poschmann 1964, págs. 124 a 125.
- ^ Cf. Vogel, Cyrille (1982). Le pécheur et la pénitence au moyen-age. pp. 15–24.
- ^ Poschmann 1964, págs. 123 a 37.
- ^ Swan, Laura (2016). La Sabiduría de los Beguines. La historia olvidada de un movimiento de mujeres medievalesISBN 978-1-62919-008-2.
- ^ Juan 20:23
- ^ Mateo 18:18
- ^ Martos 2014, págs. 334 a 343.
- ^ "Library: The Historical Origin of Indulgences". www.catholicculture.org.
- ^ Martos 2014, págs. 338 a 339, 350.
- ^ "Introducción". www.usccb.org. Retrieved 26 de septiembre, 2019.
- ^ Martos 2014, pág. 357.
- ^ Poschmann 1964, p. 209.
- ^ Martos 2014, pág. 360.
- ^ "Sacrosanctum concilium". www.vatican.va. Retrieved 26 de septiembre, 2019.
- ^ "Joseph Martos sobre la historia de la Penitencia y la Reconciliación".
- ^ Piacenza & Nykiel (2020).
- ^ Noticias del Vaticano: Acto de Contrición y Sacramento de Reconciliación "Si necesitamos perdón del pecado mortal, y por alguna razón no podemos ir a confesar, se necesita un acto perfecto de Contrición junto con la intención de ir a confesar lo antes posible".
- ^ a b c d e f h i j k l "Texto completo de "El Código de Derecho Canónico.pdf" archi.org. Enero de 2014.
- ^ a b "Sacramentos de Sanación: Reconciliación y Unción". www.vatican.va.
- ^ Salmos 136:1
- ^ Rito de la Penitencia, 89-91.
- ^ Catecismo de la Iglesia Católica, pág. 1482.
- ^ a b "El Sacramento de la Reconciliación". Prensa litúrgica.
- ^ Moon, Gary W. (2004), Dirección espiritual y cuidado de las almas, InterVarsity Press, p. 64, ISBN 978-0-8308-2777-0
- ^ Wise, Todd R., Un análisis fenomenológico empírico del Rito de Reconciliación desde la perspectiva del penitente, Ann Arbor, MI: Union Institute Graduate School
- ^ "Code of Canon Law: text - CT". www.intratext.com.
- ^ "Diccionario: EASTER DUTY". www.catholicculture.org. Retrieved 13 de septiembre 2019.
- ^ Catecismo de la Iglesia Católica1857.
- ^ Mystici corporis, Sacerdotii nostri primoprimerdia, Paenitemini.
- ^ Enchiridion symbolorum, 1676-78.
- ^ Martos 2014, pág. 343.
- ^ "Catecismo de la Iglesia Católica - El sacramento de la penitencia y la reconciliación". www.vatican.va.
- ^ Trent, Council of (session 6, 1547-01-13). "Decreto sobre justificación". En Denzinger (2012), nn. 1542-1543. Citado en Rahner (1969), pág. 387.
- ^ a b "Confesión". www.catholicity.com.
- ^ "Estos sacerdotes fueron martirizados por negarse a violar el sello de la confesión". Catholic News Agency.
- ^ jgyan@theadvocate.com, JOE GYAN JR. "Los sacerdotes no pueden legalmente ser forzados a revelar lo que se escucha en el confesionario, reglas de la Corte Suprema de Louisiana". El abogado.
- ^ "Medieval Sourcebook: Arroyo: Les manuels de confession en castillan". sourcebooks.fordham.edu.
- ^ "Los católicos no pueden confesar a través del iPhone: Vaticano". Reuters. 10 de febrero de 2011 – vía www.reuters.com.
- ^ "Confesión: Una aplicación católica romana para iPhone, iPod touch y iPad en la App Store de iTunes". iTunes. 31 de enero de 2011. Archivado desde el original el 31 de enero de 2011.
- ^ Martos 2014, pág. 367.
- ^ Tsirpanlis, Constantine N. (1991). Introducción al pensamiento patrístico oriental y la teología ortodoxa. Collegeville, Minn.: Liturgical Press. pp. 140–41. ISBN 978-0814658017.
- ^ Clendenin, Daniel B., ed. (1995). Teología ortodoxa oriental: un lector contemporáneo. Grand Rapids, Mich.: Baker Books. p. 29. ISBN 978-0801025891.
- ^ Carey 2018, págs. 225 a 27.
- ^ Martos 2014, pág. 369.
- ^ Carey 2018, págs. 266 a 267.
- ^ Orsy, Ladislas M. (1978). La iglesia evolutiva y el sacramento de la Penitencia. Denville, N.J.: Dimension Books. pp. 182, 51. ISBN 978-0871930729.
Bibliografía
- Bouyer, Louis (1963). El Espíritu y las Formas del Protestantismo. A. V. Littledale (transl. from French). Collins, p. 278.
- Bouyer, Louis (2004). La Palabra, Iglesia y Sacramentos en el protestantismo y el catolicismo. San Francisco: Ignatius Press. p. 92. ISBN 1-58617-023-6.
- Carey, Patrick W. (2018). Confesión: católicos, arrepentimiento y perdón en América. Nueva York, NY. ISBN 978-0190889135.
{{cite book}}
: CS1 maint: localización desaparecido editor (link) - Denzinger, Heinrich; Hünermann, Peter; et al., eds. (2012). "Denzinger". Símbolo de Enchiridion: un compendio de credos, definiciones y declaraciones de la Iglesia Católica (43a ed.). Ignatius Press. ISBN 978-0-89870-746-5.
- Martos, Joseph (2014). Puertas al Sagrado. Ligouri.
- Poschmann, Bernhard (1964). Penancia y la unción de los enfermos. Historia de dogma. Traducido por Courtney, Francis. Nueva York: Herder y Herder. OCLC 2205919.
- Rahner, Karl (1969). "Penance". En Rahner, Karl; Darlapp, Adolf; Ernst, Cornelius; Smyth, Kevin (eds.). Sacramentum mundi: una enciclopedia de teología. Vol. 4. Nueva York [u.a.]: Herder y Herder. pp. 385-399. OCLC 21568.
- Vogel C. (1982). Le pécheur et la pénitence dans l'Église ancienne. París: Cerf. p. 213. ISBN 2-204-01949-6.
- Vogel C. (1982). Le pécheur et la pénitence au moyen-age. París: Cerf. p. 245. ISBN 2-204-01950-X.
- Código de Derecho Canónico. Preparado bajo los auspicios de la Sociedad Canónica de Derecho de América (a partir de 2001 la editorial latino-inglés). Vaticano: Libreria Editrice Vaticana. 4 de noviembre de 2003 – via vatican.va.
{{cite book}}
: CS1 maint: others (link) - Piacenza, Mauro; Nykiel, Krzysztof Józef (20 de marzo de 2020). "Nota de la Penitenciaría Apostólica sobre el Sacramento de la Reconciliación en la pandemia actual, 20 de marzo de 2020" (Press release). Penitenciaría Apostólica. Retrieved 27 de marzo, 2020.
Más lectura
- Bieler, Ludwig (ed. and tr.) (1963). The Irish Penitentials. Scriptores Latini Hiberniae 5. Dublin: Dublin Institute for Advanced Studies.
- Iglesia Católica. "Los cánones y decretos del Concilio de Trento" Traducido por el Rev. H.J. Schroeder, O.P., publicado por Tan Books and Publishers, Rockford, IL 61105
- Curran, Thomas (2010). Confesión: Cinco oraciones que sanarán tu vida. MCF Prensa. Archivado desde el original el 2011-07-19. Retrieved 2011-03-15.
- Frantzen, Allen J. (1983). La literatura de la Penitencia en Inglaterra anglosajón. Nueva Brunswick, Nueva Jersey.
{{cite book}}
: CS1 maint: localización desaparecido editor (link) - Frantzen, Allen J. "The Anglo-Saxon Penitentials: A cultural database". Archivado desde el original el 21 de agosto de 2009. Retrieved 12 de marzo, 2010.
- Hamilton, Sarah (2001). La práctica de la Penitencia, c. 900-c. 1050. Reales Estudios de Sociedad Histórica en Historia. Woodbridge.
{{cite book}}
: CS1 maint: localización desaparecido editor (link) - Payer, Pierre J. (1984). Sexo y Penitentials: El desarrollo de un Código Sexual 55-1150. Toronto: University of Toronto Press.
- Smith, Julie Ann (2001). Ordenación de Vidas de las Mujeres: Penitentials y Nunnery Rules in the Early Medieval West. Ashgate.
- Comisión Teológica Internacional (1982). "Penancia y reconciliación". vatican.va. Archivado desde el original el 31 de julio de 2012. Preparado para 1983 Sínodo de Obispos.