Reflejo inflamatorio

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El reflejo inflamatorio es un circuito neural que regula la respuesta inmune a la lesión y la invasión. Todos los reflejos tienen un arco aferente y eferente. El reflejo inflamatorio tiene un arco aferente sensorial, que es activado por citocinas, y un arco motor o eferente, que transmite potenciales de acción en el nervio vago para suprimir la producción de citocinas. El aumento de la señalización en el arco eferente inhibe la inflamación y previene el daño a los órganos.

También se ha demostrado que el cerebro puede utilizar este circuito no solo para regular la respuesta inmunitaria sino también para ampliar la memoria inmunológica.

Mecanismo molecular

La base molecular de las señales de inhibición de citoquinas requiere el neurotransmisor acetilcolina y el receptor del receptor nicotínico Alfa-7 expresado en las células productoras de citoquinas. La liberación de acetilcolina en el bazo suprime la producción de TNF y otras citoquinas que causan inflamación dañina. La señalización en el arco eferente del reflejo inflamatorio, denominada "vía antiinflamatoria colinérgica", proporciona un control regulador de la respuesta del sistema inmunitario innato a la invasión y la lesión. Los potenciales de acción que surgen en el nervio vago se transmiten al bazo, donde se activa un subconjunto de células T especializadas para secretar acetilcolina. El efecto neto del reflejo es prevenir el daño causado por la producción excesiva de citoquinas.

Potencial terapéutico

La evidencia de modelos de enfermedades experimentales de artritis, colitis, sepsis, shock hemorrágico e insuficiencia cardíaca congestiva indican que la estimulación eléctrica del nervio vago puede prevenir o revertir estas enfermedades. Puede ser posible implantar estimuladores nerviosos para reemplazar los fármacos antiinflamatorios que se dirigen a la actividad de las citocinas (p. ej., anticuerpos anti-TNF y anti-IL-1).