Realismo agencial
Según la teoría del realismo agencial de Karen Barad, el universo comprende fenómenos, que son "la inseparabilidad ontológica de las agencias intra-actuantes". intra-acción, un neologismo introducido por Barad, señala un importante desafío a la metafísica individualista. Para Barad, los fenómenos u objetos no preceden a su interacción, sino que los 'objetos' emergen a través de intraacciones particulares. Así, los aparatos, que producen fenómenos, no son ensamblajes de humanos y no humanos (como en la teoría del actor-red). Más bien, son la condición de posibilidad de 'humanos' y 'no humanos', no meramente como conceptos ideacionales, sino en su materialidad. Los aparatos son 'material-discursivos' en el sentido de que producen significados determinados y seres materiales mientras que simultáneamente excluyen la producción de otros. Lo que significa importar es, por lo tanto, siempre material-discursivo. Barad se inspira en el físico Niels Bohr, uno de los fundadores de la física cuántica. Barad' El realismo agencial es a la vez una epistemología (teoría del conocimiento), una ontología (teoría del ser) y una ética. Para ello, Barad emplea el término onto-epistemología. Dado que determinadas prácticas de importan- cia tienen consecuencias éticas, excluyendo otros tipos de importan- cia, las prácticas onto-epistemológicas son siempre, a su vez, onto-ético-epistemológicas.
Gran parte del trabajo académico de Barad ha girado en torno a su concepto de "realismo agencial", y sus teorías tienen importancia para muchos campos académicos, incluidos los estudios científicos, STS (Ciencia, Tecnología y Sociedad), tecnociencia feminista, filosofía de la ciencia, teoría feminista, y, por supuesto, la física. Además de Bohr, su trabajo se basa en gran medida en los trabajos de Michel Foucault y Judith Butler, como se demuestra en su influyente artículo en la revista feminista difference, "Getting Real: Technocientific Practices and the Materialization of Reality".
El entrenamiento original de Barad fue en física teórica. Su libro, Meeting the Universe Halfway, (2007), incluye debates en profundidad sobre los experimentos de Stern-Gerlach, las desigualdades de Bell, los experimentos con borradores cuánticos de elección retardada, el teorema de Kochen-Specker y otros temas de la física cuántica desde la perspectiva neo-Bohriana de Barad. En este libro, Barad también argumenta que el 'realismo agencial' es útil para el análisis de la literatura, las desigualdades sociales y muchas otras cosas. Esta afirmación se basa en el hecho de que el realismo agencial de Barad es una forma de comprender la política, la ética y las agencias de cualquier acto de observación y, de hecho, de cualquier tipo de práctica del conocimiento. Según Barad, la forma profundamente conectada en que todo se entrelaza con todo lo demás significa que cualquier acto de observación hace un "corte" entre lo que se incluye y lo que se excluye de lo que se está considerando. Nada está inherentemente separado de cualquier otra cosa, pero las separaciones se promulgan temporalmente para que uno pueda examinar algo el tiempo suficiente para obtener conocimiento al respecto. Esta visión del conocimiento proporciona un marco para pensar cómo la cultura y los hábitos de pensamiento pueden hacer que algunas cosas sean visibles y otras más fáciles de ignorar o nunca ver. Por esta razón, según Barad, el realismo agencial es útil para cualquier tipo de análisis feminista, incluso si la conexión con la ciencia no es aparente.
El marco de Barad presenta varios otros argumentos, y algunos de ellos son parte de tendencias más amplias en campos como los estudios científicos y la tecnociencia feminista:
- Definen la agencia como una relación y no como algo que uno "tiene".
- El científico es siempre parte del aparato, y hay que entender que se necesita su participación para que el trabajo científico sea más preciso y riguroso. Esto difiere de la opinión de que las críticas políticas de la ciencia buscan socavar la credibilidad de la ciencia; en cambio, Barad argumenta que este tipo de crítica en realidad contribuye a una ciencia mejor y más creíble.
- Argumentan que la política y las cuestiones éticas son siempre parte del trabajo científico, y solo parecen separadas por circunstancias históricas específicas que alientan a las personas a no ver esas conexiones. Usan el ejemplo de la ética del desarrollo de armas nucleares para argumentar este punto, al afirmar que la ética y la política son parte de cómo se desarrollaron y entendieron tales armas y, por lo tanto, parte de la ciencia, y no simplemente de la "filosofía de la ciencia". o la "ética de la ciencia". Esto difiere de la visión habitual de que uno puede luchar por una ciencia libre de política y sin sesgos.
- Sin embargo, argumentan en contra del relativismo moral que, según Barad, utiliza los aspectos "humanos" de la ciencia como excusa para tratar todo conocimiento y todos los marcos éticos como igualmente falsos. Utilizan la obra Copenhague de Michael Frayn como ejemplo del tipo de relativismo moral que encuentran problemático.
- También rechazan la idea de que la ciencia es "sólo" un juego de lenguaje o conjunto de ficciones producidas únicamente por construcciones y conceptos humanos. Aunque el científico es parte de la "intra-acción" del experimento, los humanos (y sus construcciones culturales) no tienen control total sobre todo lo que sucede. Barad expresa este punto diciendo, en Getting Real, que aunque los científicos dan forma al conocimiento sobre el universo, no se puede ignorar la forma en que el universo "retrocede".
Estos puntos sobre ciencia, agencia, ética y conocimiento revelan que el trabajo de Barad es similar a los proyectos de otros académicos de estudios científicos como Bruno Latour, Donna Haraway, Andrew Pickering y Evelyn Fox Keller. La noción de "fenómeno" de Barad también se ha comparado con conceptos análogos en el trabajo de Ian Hacking y Nancy Cartwright.
El trabajo de Barad generalmente ha sido recibido de manera más positiva dentro de la tecnociencia feminista que dentro de los estudios de ciencia, tecnología y sociedad (CTS) convencionales.
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