Probabilismo
En teología y filosofía, el probabilismo (del latín probare, probar, aprobar) es una antigua doctrina griega del escepticismo académico. Sostiene que en ausencia de certeza, la plausibilidad o la semejanza con la verdad es el mejor criterio. El término también puede referirse a una tesis religiosa del siglo XVII sobre ética, o una tesis físico-filosófica moderna.
Filosofía
Antiguo
En la filosofía griega antigua, el probabilismo se refería a la doctrina que brinda asistencia en asuntos ordinarios a quien es escéptico con respecto a la posibilidad del conocimiento real: supone que aunque el conocimiento es imposible, un hombre puede confiar en fuertes creencias en asuntos prácticos. Esta opinión fue sostenida por los escépticos de la Nueva Academia. Los escépticos académicos aceptan el probabilismo, mientras que los escépticos pirrónicos no.
Moderno
En el uso moderno, un probabilista es alguien que cree que las cuestiones epistemológicas centrales se abordan mejor utilizando probabilidades. Esta tesis es neutral con respecto a si el conocimiento implica certeza o si el escepticismo sobre el conocimiento es verdadero.
Las doctrinas probabilistas continúan siendo debatidas en el contexto de la inteligencia artificial general, como contrapunto al uso de la lógica no monótona, ya que la forma adecuada para la representación del conocimiento sigue sin estar clara.
Teología
En teología moral, especialmente católica, se refiere especialmente a la visión casuística de que en asuntos difíciles de conciencia se puede seguir con seguridad una doctrina que es probable, por ejemplo, es aprobada por un reconocido Doctor de la Iglesia, incluso si la opinión contraria es más probable.
Este punto de vista fue propuesto por el teólogo español Bartolomé de Medina (1527-1581) y defendido por muchos jesuitas como Luis Molina (1528-1581). Fue fuertemente criticado por Blaise Pascal en sus Cartas Provinciales y por San Alfonso Ligourí en su Theologia Moralis, por conducir a la laxitud moral. Al probabilismo se opone el probabiliorismo (del latín probabilior, "más probable"), que sostiene que cuando hay preponderancia de evidencia de un lado de una controversia, uno está obligado a seguir ese lado, y el tutiorismo (del latín tutior, "más seguro"), que sostiene que en caso de duda uno debe tomar el lado moralmente más seguro. Una visión más radical, "minus probabilissimus", sostiene que una acción es permisible si está disponible una única opinión que la permita, incluso si el peso abrumador de la opinión la proscribe.
La doctrina se hizo particularmente popular a principios del siglo XVII, ya que podía usarse para respaldar casi cualquier posición o aconsejar cualquier consejo. A mediados de siglo, tal forma de pensar, denominada laxismo, fue reconocida como escandalosa.
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