Primer bienio de la Segunda República Española
El Primer Bienio, también conocido como Bienio Social-Azañista, Bienio Reformista o Bienio Transformador, fue el período comprendido entre la proclamación de la Segunda República Española el 14 de abril de 1931 y las elecciones generales españolas de 1933.
Período Constituyente (abril-diciembre de 1931)
El Gobierno Provisional de la Segunda República Española duró desde la Proclamación de la República hasta la formación del primer gobierno permanente el 15 de diciembre, seis días después de la ratificación de la Constitución Española de 1931. Hasta el 15 de octubre de 1931 presidió el Gobierno Provisional Niceto Alcalá-Zamora, quien dimitió tras su fuerte oposición al artículo 26 de la Constitución, que trataba de la "cuestión religiosa", le siguió Manuel Azaña.
El Bienio Social-Azañista (diciembre de 1931 – septiembre de 1933)
El 15 de diciembre de 1931, Azaña presentó su segundo gobierno, formado íntegramente por republicanos de izquierda de Acción Republicana, Partido Republicano Socialista Radical, ORGA e Esquerra Republicana de Cataluña. Azaña pretendía implementar un amplio programa de reformas para imitar la política de la Restauración. Estas reformas también buscaron resolver muchas de las "cuestiones pendientes" (la "cuestión social", la "cuestión religiosa", la "cuestión agraria" y la "cuestión militar" en particular). Sin embargo, las reformas encontraron una gran resistencia tanto por parte de los grupos sociales como empresariales, quienes argumentaron que el gobierno estaba tratando de "desmontarlos" de las posiciones que ganaron.
Fin del gobierno de Azaña
La popularidad del gobierno azañista alcanzó su punto máximo en el otoño de 1932, ya que contuvo efectivamente a los anarquistas y derrotó el levantamiento monárquico en el ejército español. La Unión General de Trabajadores apoyó al gobierno, a pesar de la creciente influencia de la CNT. En ese momento, la República también reformó el ejército, la educación pública y comenzó un gran programa de obras públicas.
Sin embargo, en 1933, el gobierno se rindió a las presiones internas y externas. El declive del gobierno comenzó con la insurrección anarquista, que condujo al incidente de Casas Viejas. Esto condujo a una gran caída en la credibilidad percibida del gobierno. Junto con la recesión y el aumento del desempleo y el crecimiento del nacionalcatolicismo, Azaña renunció como presidente de la República.
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