Pensamiento de San Agustín

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El agustinianismo es el sistema filosófico y teológico de Agustín de Hipona y su posterior desarrollo por parte de otros pensadores, en particular Boecio, Anselmo de Canterbury y Buenaventura. Entre las obras más importantes de Agustín se encuentran La Ciudad de Dios, De doctrina Christiana y Confesiones.

Originalmente, el agustinianismo se desarrolló en oposición al pelagianismo; estuvo muy extendida en la filosofía occidental medieval hasta la llegada del tomismo y el aristotelismo.

Platón y Plotino influyeron en Agustín de muchas maneras, y se le considera un filósofo neoplatónico. La teodicea agustiniana y otras doctrinas agustinianas como la iluminación divina y la iglesia invisible muestran una fuerte influencia platónica.

El Papa Benedicto XVI advirtió que toda la enseñanza de la Iglesia occidental conduce a él:

San Agustín. Este hombre apasionado y de fe, de altísima inteligencia e incansable en su cuidado pastoral, gran Santo y Doctor de la Iglesia, es a menudo conocido, al menos de oídas, incluso por quienes ignoran el cristianismo o no lo conocen, porque dejó una huella muy profunda en la vida cultural de Occidente y del mundo entero. Debido a su especial importancia, la influencia de San Agustín fue muy amplia. Podría decirse, por un lado, que todos los caminos de la literatura cristiana latina conducían a Hipona (hoy Annaba, en la costa de Argelia), lugar donde fue obispo desde el 395 hasta su muerte en el 430, y, por otro, que de esta ciudad del África romana partían otros muchos caminos del cristianismo posterior y de la propia cultura occidental.

Vista de la humanidad

"Agustín consideraba al género humano como una masa compacta, un cuerpo colectivo, responsable en su unidad y solidaridad. Llevando a cabo su sistema en todas sus consecuencias lógicas, estableció como doctrina la siguiente rígida proposición: 'Como todos los hombres pecaron en Adán; están sujetos a la condenación de Dios a causa de este pecado hereditario y la culpa del mismo'".

Según Agustín, incluso el mundo y las entidades corpóreas, siendo frutos del amor divino, tienen su valor y significado, mientras que algunos platónicos tendían en cambio a desvalorizarlos. Este intento de colocar la historia y la existencia terrenal dentro de una perspectiva celestial, donde incluso el mal encuentra explicación de algún modo, permaneció siempre en el centro de sus preocupaciones filosóficas.

Ética

Estos son los valores más importantes para un agustino.

  1. Amar
  2. interioridad
  3. Humildad
  4. La devoción al estudio y la búsqueda de la sabiduría
  5. Libertad
  6. Comunidad
  7. Bien común
  8. Servicio humilde y generoso.
  9. Amistad
  10. Oración

Meta-ética

Agustín ofreció la teoría del mandato divino, una teoría que propone que el estado de una acción como moralmente bueno es equivalente a si Dios lo ordena. La teoría de Agustín comenzó presentando la ética como la búsqueda del bien supremo, que brinda la felicidad humana. Agustín argumentó que para lograr esta felicidad, los humanos deben amar los objetos que son dignos del amor humano de la manera correcta; esto requiere que los humanos amen a Dios, lo que les permite amar correctamente lo que es digno de ser amado. La ética de Agustín proponía que el acto de amar a Dios capacita al ser humano para orientar adecuadamente sus amores, lo que conduce a la felicidad y la realización humana.

Sólo guerra

La teoría de la guerra justa es una doctrina que asegura que la guerra es moralmente justificable a través de una serie de criterios, todos los cuales deben cumplirse para que una guerra sea considerada justa. basado en Romanos 13:4 Agustín afirmó que, si bien los individuos no deben recurrir inmediatamente a la violencia, Dios le ha dado la espada al gobierno por una buena razón. Agustín argumenta que los cristianos, como parte de un gobierno, no deben avergonzarse de proteger la paz y castigar la maldad cuando un gobierno los obliga a hacerlo. Agustín afirmó que se trataba de una postura filosófica personal: "Lo que aquí se requiere no es una acción corporal, sino una disposición interior. El asiento sagrado de la virtud es el corazón".

Felicidad

La ética de Agustín es la del antiguo eudaimonismo, pero él difiere la felicidad a la otra vida y culpa a los antiguos especialistas en ética diciendo que su arrogante convicción resultante de su ignorancia de la condición caída de la humanidad de que podrían alcanzar la felicidad en esta vida mediante un esfuerzo filosófico, Agustín la considera como axiomático que la felicidad es el fin último que persigue todo ser humano. Para Agustín La felicidad o la buena vida se produce por la posesión del mayor bien de la naturaleza que el ser humano puede alcanzar y que no puede perder contra su voluntad.

Epistemología

Agustín enfatizó el papel de la iluminación divina en nuestro pensamiento, diciendo que "La mente necesita ser iluminada por la luz desde fuera de sí misma, para que pueda participar de la verdad, porque ella misma no es la naturaleza de la verdad. Tú encenderás mi lámpara, Señor,"

Para Agustín, Dios no nos da una información cierta, sino que nos da una idea de la verdad de la información que recibimos por nosotros mismos.Si ambos vemos que lo que dices es verdad, y ambos vemos que lo que yo digo es verdad, entonces, ¿dónde vemos eso? No yo en ti, ni tú en mí, sino los dos en esa verdad inalterable que está por encima de nuestras mentes.

Tomás de Aquino critica la iluminación divina, negando que en esta vida tengamos ideas divinas como objeto de pensamiento, y que la iluminación divina sea suficiente por sí sola, sin los sentidos. Tomás de Aquino también negó que haya una influencia divina continua especial en el pensamiento humano. Las personas tienen suficiente capacidad de pensamiento por sí mismas, sin necesidad de "una nueva iluminación añadida a su iluminación natural".

Antropología

Alma

San Agustín fue uno de los primeros autores latinos antiguos cristianos con una visión antropológica muy clara. Agustín vio al ser humano como una unidad perfecta de dos sustancias: alma y cuerpo. Estaba mucho más cerca en esta visión antropológica de Aristóteles que de Platón. En su último tratado Sobre el cuidado de los muertos sec. 5 (420 d. C.) insistió en que el cuerpo pertenece a la esencia de la persona humana:

De ningún modo deben despreciarse los cuerpos mismos. (...) Porque éstos no pertenecen al ornamento oa la ayuda que se aplica desde fuera, sino a la naturaleza misma del hombre.

La figura favorita de Agustín para describir la unidad cuerpo-alma es el matrimonio: caro tua, coniunx tua – tu cuerpo es tu esposa. Según N. Blasquez, el dualismo de San Agustín de las sustancias del cuerpo y el alma no le impide ver la unidad del cuerpo y el alma como una sustancia en sí misma. Siguiendo a los filósofos antiguos, definió al hombre como un animal mortal racional: animal racionale mortale.

El pecado original

Agustín escribió que el pecado original se transmite por la concupiscencia y debilita la libertad de la voluntad sin destruirla. Para Agustín, el pecado de Adán se transmite por la concupiscencia o "deseo hiriente", lo que hace que la humanidad se convierta en una massa damnata (masa de perdición, multitud condenada), con una libertad de voluntad muy debilitada, aunque no destruida. Cuando Adán pecó, la naturaleza humana se transformó a partir de entonces. Adán y Eva, a través de la reproducción sexual, recrearon la naturaleza humana. Sus descendientes ahora viven en pecado, en forma de concupiscencia, un término que Agustín usó en un sentido metafísico, no psicológico. Agustín insistía en que la concupiscencia no era un ser sino una mala cualidad, la privación del bien o una herida.Admitió que la concupiscencia sexual (libido) podría haber estado presente en la naturaleza humana perfecta en el paraíso, y que sólo más tarde se volvió desobediente a la voluntad humana como resultado de la desobediencia de la primera pareja a la voluntad de Dios en el pecado original. Desde el punto de vista de Agustín (llamado "realismo"), toda la humanidad estaba realmente presente en Adán cuando pecó, y por lo tanto todos pecaron. El pecado original, según Agustín, consiste en la culpa de Adán que hereda todo ser humano. Justo González interpreta la enseñanza de Agustín de que los humanos son totalmente depravados por naturaleza y la gracia es irresistible, resulta en conversión y conduce a la perseverancia.

La comprensión de Agustín de las consecuencias del pecado original y la necesidad de la gracia redentora se desarrolló en la lucha contra Pelagio y sus discípulos pelagianos, Celestio y Julián de Eclano, que se habían inspirado en Rufino de Siria, discípulo de Teodoro de Mopsuestia. Se negaron a aceptar que el pecado original hirió la voluntad y la mente humana, insistiendo en que a la naturaleza humana se le dio el poder de actuar, hablar y pensar cuando Dios la creó. La naturaleza humana no puede perder su capacidad moral para hacer el bien, pero una persona es libre de actuar o no de manera recta. Pelagio puso un ejemplo de los ojos: tienen capacidad para ver, pero una persona puede hacer buen o mal uso de ella.

La Iglesia Católica acepta la doctrina del pecado original como enseñó Agustín.

Predestinación

Para Agustín Dios ordena todas las cosas preservando la libertad humana. Antes del 396, Agustín creía que la predestinación se basaba en el conocimiento previo de Dios de si las personas creerían, que la gracia de Dios era "una recompensa por el asentimiento humano". Más tarde, en respuesta a Pelagio, Agustín dijo que el pecado de soberbia consiste en suponer que "somos nosotros los que elegimos a Dios o que Dios nos elige (en su presciencia) por algo digno en nosotros", y argumentó que es la voluntad de Dios la gracia que provoca el acto individual de fe.

Algunos católicos discuten que Agustín creía en la predestinación de la última manera y afirman que Agustín afirmó el libre albedrío en la elección de ser salvo o no.

Teodicea y libre albedrío

El problema del mal es la cuestión de cómo reconciliar la existencia del mal con un Dios omnipotente, omnibenevolente y omnisciente.

Agustín desarrolla ideas clave sobre su respuesta al sufrimiento. En Confesiones, Agustín escribió que su obra anterior estaba dominada por el materialismo y que la lectura de las obras de Platón le permitió considerar la existencia de una sustancia no física. Esto le ayudó a desarrollar una respuesta al problema del mal desde una perspectiva teológica (y no maniquea),

Agustín propuso que el mal no puede existir dentro de Dios, ni ser creado por Dios, sino que es un subproducto de la creatividad de Dios. Rechazó la noción de que el mal existe en sí mismo, proponiendo en cambio que es una privación (o alejamiento) del bien y una corrupción de la naturaleza. Escribió que "el mal no tiene una naturaleza positiva; pero la pérdida del bien ha recibido el nombre de 'mal'". Agustín argumentó que tanto el mal moral como el natural ocurren debido a un mal uso del libre albedrío, que podría remontarse a la pecado original de Adán y Eva. Él creía que esta mala voluntad, presente en el alma humana, era una corrupción de la voluntad dada a los humanos por Dios, haciendo del sufrimiento un castigo justo por el pecado de los humanos.Debido a que Agustín creía que toda la humanidad estaba "seminalmente presente en los lomos de Adán", argumentó que toda la humanidad heredó el pecado de Adán y su justo castigo. Sin embargo, a pesar de su creencia de que el libre albedrío puede convertirse en maldad, Agustín sostuvo que es vital que los humanos tengan libre albedrío, porque no podrían vivir bien sin él. Argumentó que el mal podía provenir de los humanos porque, aunque los humanos no contenían el mal, tampoco eran perfectamente buenos y, por lo tanto, podían corromperse.

Comparación

Las enseñanzas de Pelagio sobre la naturaleza humana, la gracia divina y el pecado se oponían a las de Agustín, quien declaró a Pelagio "enemigo de la gracia de Dios". Agustín destiló lo que llamó pelagianismo en tres principios heréticos: "pensar que Dios redime de acuerdo con alguna escala de mérito humano; imaginar que algunos seres humanos son realmente capaces de llevar una vida sin pecado; suponer que los descendientes de los primeros seres humanos que pecado, ellos mismos nacen inocentes". En los escritos de Agustín, Pelagio es un símbolo del humanismo que excluyó a Dios de la salvación humana. El pelagianismo dio forma a las ideas de Agustín en oposición a las suyas propias sobre el libre albedrío, la gracia y el pecado original, y gran parte de La Ciudad de Dios está dedicada a contrarrestar los argumentos pelagianos.Otra gran diferencia entre los dos pensadores fue que Pelagio enfatizó la obediencia a Dios por temor al infierno, que Agustín consideraba servil. En contraste, Agustín argumentó que los cristianos deberían estar motivados por el deleite y las bendiciones del Espíritu Santo y creía que era traición "hacer lo correcto por la razón equivocada". Según Agustín, el crédito de todas las virtudes y buenas obras se debe sólo a Dios, y decir lo contrario provocaba la soberbia, que es el fundamento del pecado.

Según Peter Brown, "Para un hombre sensible del siglo V, el maniqueísmo, el pelagianismo y las opiniones de Agustín no estaban tan ampliamente separados como los veríamos ahora: le habrían aparecido como puntos a lo largo del gran círculo de problemas. planteada por la religión cristiana". John Cassian abogó por un camino intermedio entre el pelagianismo y el agustinianismo, en el que la voluntad humana no se niega sino que se presenta como intermitente, enferma y débil, y Jerome mantuvo una posición intermedia sobre la impecabilidad. En la Galia, los llamados "semi-pelagianos" no estuvieron de acuerdo con Agustín sobre la predestinación (pero reconocieron las tres doctrinas pelagianas como heréticas) y Agustín los acusó de ser seducidos por las ideas pelagianas. Según Ali Bonner, la cruzada contra el pelagianismo y otras herejías redujo el rango de opiniones aceptables y redujo la libertad intelectual de la Roma clásica. Cuando se trataba de la gracia y especialmente de la predestinación, eran las ideas de Agustín, no las de Pelagio, las que eran novedosas.

Creenciapelagianismoagustinianismo
Caída del hombreDa un mal ejemplo, pero no afecta la naturaleza humana.La naturaleza de todo ser humano está corrompida por el pecado original, y también hereda la culpa moral
Libre albedríoAbsoluta libertad de elecciónEl pecado original hace que los hombres no puedan elegir el bien
Estado de los infantesInocenteCorrompido por el pecado original y enviado al infierno si no está bautizado
PecadoSe produce por libre elección.Resultado inevitable de la naturaleza humana caída
Perdón por el pecadoDado a aquellos que se arrepienten sinceramente y lo merecenParte de la gracia de Dios, desembolsada según su voluntad
impecabilidadTeóricamente posible, aunque inusualImposible debido a la corrupción de la naturaleza humana.
SalvaciónLos humanos serán juzgados por sus elecciones.La salvación es otorgada por la gracia de Dios.
PredestinaciónRechazadoDios predestina a las personas a la salvación incondicionalmente. Sin embargo, se discute si enseñó la doble predestinación.

Según Nelson, el pelagianismo es una solución al problema del mal que invoca el libre albedrío libertario como la causa del sufrimiento humano y como un bien suficiente para justificarlo. Al postular que el hombre podía elegir entre el bien y el mal sin la intercesión divina, el pelagianismo cuestionó la doctrina central del cristianismo del acto de expiación sustitutiva de Jesús para expiar los pecados de la humanidad. Por esta razón, el pelagianismo se asoció con interpretaciones no trinitarias del cristianismo que rechazaban la divinidad de Jesús, así como con otras herejías como el arrianismo, el socinianismo y el mortalismo (que rechazaban la existencia del infierno). Agustín argumentó que si el hombre "pudo haberse vuelto justo por la ley de la naturaleza y el libre albedrío... equivale a anular la cruz de Cristo".Argumentó que ningún sufrimiento era verdaderamente inmerecido, y que la gracia era igualmente inmerecida pero otorgada por la benevolencia de Dios. La solución agustiniana, si bien era fiel a la cristología ortodoxa, agudizaba el problema del mal porque según las interpretaciones agustinianas, Dios castiga a los pecadores que por su propia naturaleza no pueden dejar de pecar. La defensa agustiniana de la gracia de Dios contra las acusaciones de arbitrariedad es que los caminos de Dios son incomprensibles para los simples mortales.Sin embargo, como afirmaron críticos posteriores como Gottfried Wilhelm Leibniz, preguntando "¿es bueno y justo porque Dios lo quiere o si Dios lo quiere porque es bueno y justo?", esta defensa (aunque aceptada por muchos teólogos católicos y reformados) crea una moralidad centrada en Dios que, en opinión de Leibniz, "destruiría la justicia de Dios" y lo convertiría en un tirano.

Filósofos agustinos notables

  • Fulgencio de Ruspe
  • Fulgencio Ferrandus
  • Posidio
  • Marius Mercator
  • Orosio
  • Casiodoro
  • Cesario de Arles
  • Arnobio el Joven
  • boecio
  • isidoro de sevilla
  • antoine arnauld
  • Blaise Pascual
  • Nicolás Malebranche
  • Anselmo de Canterbury
  • Giles de Roma
  • Gregorio de Rímini
  • Juan Escoto Eriúgena
  • Buenaventura
  • Bruno de Colonia
  • Juan Enrique Newman
  • Papa Benedicto XVI
  • René Descartes

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