Pata negra (enfermedad)


Pata Negra, cuarto negro, cuarto del mal o cuarto enfermo (latín: gangraena enphysematosa) es una enfermedad bacteriana infecciosa causada más comúnmente por Clostridium chauvoei, una especie de bacteria Gram-positiva. Se observa en el ganado de todo el mundo y suele afectar al ganado vacuno, ovino y caprino. Ocasionalmente se ha observado en bisontes y ciervos de granja. La naturaleza aguda de la enfermedad dificulta el éxito del tratamiento y se cuestiona la eficacia de la vacuna comúnmente utilizada.
Susceptibilidad
La mayoría de las pérdidas por patas negras ocurren cuando el ganado tiene entre seis meses y dos años de edad, aunque puede ocurrir cuando tienen tan solo dos meses. Por lo general, el ganado que consume un alto consumo de alimento y está en buenas condiciones tiende a ser el más susceptible a la pata negra. Además, muchos casos de patas negras ocurren durante los meses calurosos y húmedos del verano o después de un período frío repentino, pero los casos pueden ocurrir en cualquier momento del año.
Agente causal
La pata negra es causada por una infección con la bacteria Clostridium. El agente causal más común es C. chauvoei, pero la enfermedad también puede ser causada por C. septicum, C. sordelli y C. novyi. C. chauvoei es grampositivo, tiene forma de bastón, es anaeróbico y móvil, y puede producir esporas ambientalmente persistentes cuando las condiciones no son ideales para su crecimiento. Estas esporas pueden permanecer en el suelo durante años en estado inactivo y volver a su forma infecciosa cuando el ganado las consume. Los pastos contaminados son una fuente predominante de estos organismos, que también se encuentran naturalmente en los intestinos de los animales. Los casos pueden ocurrir durante muchos años en áreas donde el suelo o el estiércol están contaminados con la bacteria y es extremadamente difícil eliminar las esporas del medio ambiente.
C. chauvoei puede producir una gran cantidad de gas como subproducto metabólico durante su crecimiento y reproducción, de ahí el nombre alternativo de gangrena gaseosa, presente en los humanos. Este gas se acumula en el tejido infectado, generalmente músculos grandes, y hace que el tejido emita un crujido o chasquido cuando se presiona. También se pueden formar grandes ampollas llenas de gas, que pueden ser extremadamente dolorosas a medida que se acumulan en los tejidos.
Presentaciones clínicas
Cuando comienza la infección, el animal puede desarrollar fiebre y la extremidad afectada puede sentirse caliente al tacto. La extremidad suele hincharse significativamente y el animal puede desarrollar cojera en la pata afectada. En muchas infecciones se puede notar crepitación (la sensación de aire debajo de la piel), ya que el área parece crepitar bajo presión.
Una vez que se desarrollan los signos clínicos, el animal puede vivir sólo un corto periodo de tiempo, a veces tan solo 12 horas. En ocasiones, el ganado sucumbe a la enfermedad sin mostrar ningún síntoma, y sólo una necropsia revela la causa. Durante una necropsia, el diagnóstico suele realizarse muy rápidamente, ya que el músculo afectado suele estar moteado de manchas negras, que son tejido muerto, asesinado por las toxinas que liberan las bacterias cuando infectan el tejido vivo. Si se observa con un microscopio, se pueden ver pequeñas bacterias en forma de bastones para confirmar el diagnóstico.
Vacunación y prevención
El uso de una vacunación clostridial de siete vías es la medida preventiva más común y rentable tomada contra los Blackleg, pero su eficacia se discute. Quemar la capa superior del suelo para erradicar las esporas sobrantes es la mejor manera de detener la propagación de los ganaderos enfermo. El ganado enfermo debe ser aislado. El tratamiento generalmente no es recompensado debido a la rápida progresión de la enfermedad, pero la penicilina es el fármaco de elección para el tratamiento. El tratamiento solo es efectivo en las primeras etapas y como medida de control.