Metáfora del sol
La analogía del sol (o símil del sol o metáfora del sol) se encuentra en el sexto libro de La República (507b-509c), escrito por el filósofo griego Platón como diálogo entre su hermano Glaucón y Sócrates, y narrado por el último. Al ser instado por Glaucón a definir la bondad, un cauteloso Sócrates se declara incapaz de hacerlo. En cambio, hace una analogía y se ofrece a hablar sobre "el hijo de la bondad" (griego: "ἔκγονός τε τοῦ ἀγαθοῦ"). Sócrates revela que este "hijo de la bondad" es el sol, proponiendo que así como el sol ilumina, otorgando la capacidad de ver y ser visto por el ojo,con su luz, así la idea del bien ilumina lo inteligible con la verdad. Si bien la analogía establece teorías epistemológicas y ontológicas, se debate si estas son más auténticas para la enseñanza de Sócrates o sus interpretaciones posteriores de Platón.
Análisis
El uso de Platón de tal analogía puede interpretarse por muchas razones diferentes en filosofía. Por ejemplo, Platón los usa para ilustrar y ayudar a iluminar sus argumentos. En la Analogía del Sol, Sócrates compara el "Bien" con el sol. Platón podría estar usando la imagen del sol para ayudar a dar vida a sus argumentos o para hacer que el argumento se entienda más claramente. David Hume escribió una vez: "Todos nuestros razonamientos sobre cuestiones de hecho se basan en una especie de analogía".
Platón afirma que "la vista y el reino visible son deficientes". Argumenta que para que se usen los otros sentidos, todo lo que se necesita es el sentido mismo y lo que puede ser sentido por él (por ejemplo, para saborear la dulzura, uno necesita el sentido del gusto y lo que puede ser saboreado como dulce), pero "incluso si los ojos de una persona son capaces de ver, y está tratando de usarlos, y lo que está tratando de mirar es coloreado, la vista no verá nada y los colores permanecerán invisibles, seguramente, a menos que también esté presente un tercio adicional cosa que se hace específicamente para este propósito". La tercera cosa de la que habla Platón es la luz. A través de esta analogía equipara lo que nos da la luz natural, el sol, como fuente de bondad en este mundo.
Así como la bondad está en el reino inteligible para la inteligencia y las cosas que conocemos, así el sol está en el reino visible para la vista y las cosas que vemos. — La República VI (508c)
En otras palabras, Platón está diciendo que la verdadera naturaleza de la realidad no puede ser comprendida por los sentidos ordinarios. Por lo tanto, debemos hacer uso de la mente en lugar de los órganos sensoriales para comprender mejor las verdades superiores del universo. La mente, al igual que la vista, requiere una "tercera cosa" para funcionar correctamente, y esa tercera cosa es la idea de bondad de Platón. Compara una mente sin bondad a una vista sin luz; uno no puede operar con la máxima eficiencia sin el otro.
Bueno, así es como puedes pensar en la mente también. Cuando su objeto es algo iluminado por la verdad y la realidad, entonces tiene, y obviamente tiene, conciencia y conocimiento inteligentes. Sin embargo, cuando su objeto está impregnado de oscuridad (es decir, cuando su objeto es algo que está sujeto a generación y decadencia), entonces tiene creencias y es menos efectivo, porque sus creencias cortan y cambian, y bajo estas circunstancias se encuentra con como carente de inteligencia. — La República VI (508d)
Habiendo hecho estas afirmaciones, Sócrates le pregunta a Glaucón, "... ¿cuál de los dioses en el cielo puedes poner como causa y maestro de esto, cuya luz hace que nuestra vista vea tan bellamente y las cosas que se ven?" (508a) Glaucón responde que tanto él como todos los demás responderían que este es el sol. Análogamente, dice Sócrates, así como el sol ilumina lo visible con luz, la idea de bondad ilumina lo inteligible con verdad, lo que a su vez hace posible que las personas tengan conocimiento. Además, así como la capacidad del ojo para ver es posible gracias a la luz del sol, la capacidad del alma para conocer es posible gracias a la verdad de la bondad.
Comprende pues, que lo mismo sucede con el alma, así: cuando se asienta firmemente en aquella región en que resplandece la verdad y el ser real, la comprende y la conoce y parece tener razón; pero cuando no tiene nada sobre lo que apoyarse sino lo que está mezclado con las tinieblas, lo que deviene y perece, opina, se nubla, cambia de opinión de un lado a otro, y es como algo sin razón. — La República VI (508d)
traducido por WHD Rouse
La alusión a "...lo que se hace y perece..." se relaciona con todo lo que es percibido por los sentidos corporales. Los sentidos corporales dejan en claro que todas las cosas visibles están sujetas a cambios, que Sócrates clasifica en el cambio de devenir o el cambio de perecer. Sócrates argumenta que los sentidos corporales solo pueden llevarnos a opiniones, transmitiendo una suposición subyacente de que el verdadero conocimiento es aquello que no está sujeto a cambios.
En cambio, continúa Sócrates, el conocimiento se encuentra en "... esa región en la que brillan la verdad y el ser real..." (508d) Este es el inteligible iluminado por la idea más alta, la del bien. Dado que la verdad y el ser encuentran su fuente en esta idea suprema, sólo las almas que son iluminadas por esta fuente pueden decir que poseen conocimiento, mientras que aquellas almas que se apartan están "... mezcladas con las tinieblas...". Este tema se ilustra vívidamente más tarde en la Alegoría de la cueva (514a-520a), donde los prisioneros atados en una cueva oscura desde la infancia son ejemplos de estas almas alejadas de la iluminación.
Sócrates continúa explicando que, aunque la luz y la vista se parecen al sol, ninguna puede identificarse con el sol. Así como el sol es valorado más alto que la luz y la vista, también la bondad es valorada por encima del conocimiento y la verdad. Es la bondad la que nos permite conocer la verdad y hace posible tener conocimiento. Por lo tanto, la bondad es más valiosa que la verdad y el conocimiento, ya que ocupa un lugar más alto. A través de esta analogía, Sócrates ayudó a Glaucón a darse cuenta de que la Bondad tiene un valor inestimable, siendo tanto la fuente del conocimiento como de la verdad, así como más valiosa e inalcanzable que ambas.
Sócrates también deja en claro que el sol no se puede mirar, por lo que no se puede conocer solo a partir de la percepción sensorial. Incluso hoy en día, todavía usamos todo tipo de modelos matemáticos, la física de las mediciones electromagnéticas, las deducciones y la lógica para conocer y comprender mejor el sol real como un ser fascinante. El ser real siempre está mucho más allá de nuestras palabras, nuestros pensamientos y nuestras medidas. Verdaderamente nunca podemos mirar y conocer completamente el sol completo, por el método empírico.
Platón equipara además al sol con la última forma de bondad al llamarlos a ambos fuentes de "generación". El sol no sólo hace visibles los objetos, sino que es necesario para su crecimiento y nutrición, del mismo modo que la bondad no sólo hace posible que las cosas se conozcan, sino que también permite que las cosas sean.
ANCIENT GREEKτὸν ἥλιον τοῖς ὁρωμένοις οὐ μόνον οἶμαι τὴν τοῦ ὁρᾶσθαι δύναμιν παρέχειν φήσεις, ἀλλὰ καὶ τὴν γένεσιν καὶ αὔξην καὶ τροφήν, οὐ γένεσιν αὐτὸν ὄντα...καὶ τοῖς γιγνωσκομένοις τοίνυν μὴ μόνον τὸ γιγνώσκεσθαι φάναι ὑπὸ τοῦ ἀγαθοῦ παρεῖναι, ἀλλὰ καὶ τὸ εἶναί τε καὶ τὴν οὐσίαν ὑπ᾽ ἐκείνου αὐτοῖς προσεῖναι, ok. | TRANSLITERATIONtòn hḗlion toîs horōménois ou mónon oîmai tḕn toû horâsthai dúnamin parékhein phḗseis, allà kaì tḕn génesin kaì aúxēn kaì trophḗn, ou génesin autòn ónta...kaì toîs gignōskoménois toínun mḕ mónon tò gignṓskesthai phánai hupò toû agathoû pareînai, allà kaì tò eînaí te kaì tḕn ousían hup᾽ ekeínou autoîs proseînai, ouk ousías óntos toû agathoû, all᾽ éti epékeina tês ousías presbeíāi kaì dunámei huperékhontos. |
El sol proporciona no sólo el poder de ser visto para las cosas vistas, sino, como creo que estarás de acuerdo, también su generación y crecimiento y nutrición, aunque él mismo no es generación...De manera similar con las cosas conocidas, estarás de acuerdo en que el el bien no es sólo la causa de que se conozcan, sino la causa de que sean, la causa de su estado de ser, aunque el bien no es en sí mismo un estado de ser sino algo que lo trasciende mucho más allá en dignidad y poder. — La República VI (509b)
traducido por WHD Rouse
La principal preocupación de Sócrates era que no quería que sus seguidores colocaran la Bondad, el Conocimiento y la Verdad en el mismo nivel. Puedes alcanzar la Bondad a partir de la Verdad y el Conocimiento, pero el hecho de que tengas Verdad y Conocimiento no significa que tengas Bondad. Platón escribe:
Bueno, lo que digo es que es la bondad la que da a las cosas que conocemos su verdad y hace posible que las personas tengan conocimiento. Es responsable del conocimiento y la verdad, debes pensar que está dentro del ámbito inteligible, pero no debes identificarlo con el conocimiento y la verdad, de lo contrario te equivocarás: por todo su valor, es aún más valioso. En el otro reino, es correcto considerar que la luz y la vista se asemejan al sol; Por tanto, en este ámbito es correcto considerar el conocimiento y la verdad como semejantes a la bondad, pero no identificar a ninguno de ellos con la bondad, que debería ser valorada aún más alto. — La República VI (508e-509a)
En última instancia, el Bien mismo es el punto central. El Bien (el sol) proporciona el fundamento mismo sobre el cual descansan todas las demás verdades. Platón usa la imagen del sol para ayudar a definir el verdadero significado del Bien. El Bien "arroja luz" sobre el conocimiento para que nuestra mente pueda ver la verdadera realidad. Sin el Bien, solo seríamos capaces de ver con nuestros ojos físicos y no con el "ojo de la mente". El sol lega su luz para que podamos ver el mundo que nos rodea. Si la fuente de luz no existiera estaríamos a oscuras e incapaces de aprender y comprender las verdaderas realidades que nos rodean.
Por cierto, la metáfora del sol ejemplifica una interrelación tradicional entre la metafísica y la epistemología: las interpretaciones de la existencia fundamental crean, y son creadas por, formas de conocimiento. También resume claramente dos puntos de vista por los que se reconoce a Platón: su racionalismo y su realismo (sobre los universales).
Sócrates, usando el Símil del Sol como base, continúa con la Analogía de la Línea Dividida (509d–513e) a la que sigue la Alegoría de la Cueva (514a–520a). Con relación a las demás metáforas, el método inteligible puede ayudar a comprender el Bien, simbolizado por el sol. La línea dividida da los detalles del proceso de cuatro etapas desde las opiniones, o sombras, hasta las matemáticas, la lógica, la deducción y el método dialéctico. El Bien se puede definir como la justa relación entre todo lo existente, desde los humanos, la naturaleza, hasta la Primera Causa.
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