José María Arizmendiarrieta

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El padre José María Arizmendiarrieta Madariaga (Marquina-Xemein, Bizkaia, España, 22 de abril de 1915 - Mondragón, Gipuzkoa, España, 29 de noviembre de 1976) fue un sacerdote católico vasco, ideólogo e impulsor de las empresas cooperativas de la Corporación Mondragón, ubicada originalmente en Euskadi y actualmente extendida por todo el mundo. El año 2021 es el segundo grupo empresarial de economía social en España, que agrupa a noventa y ocho cooperativas, ocho fundaciones, una mutua, diez entidades de cobertura y siete delegaciones internacionales, distribuidas en cuatro áreas: finanzas, industria, distribución y conocimiento.

Arizmendiarrieta era seminarista en Vitoria cuando comenzó la guerra civil española en 1936, por lo que fue movilizado por el Gobierno Vasco. Debido a su conocimiento del euskera, fue destinado a la redacción del nuevo periódico Eguna, donde permaneció hasta la entrada de las tropas de Francisco Franco en Bilbao. Fue detenido por ellos, y nuevamente movilizado por el Gobierno Militar de Burgos hasta el final de la guerra. Tras finalizar sus estudios y su ordenación sacerdotal, fue destinado en 1941 como coadjutor de la parroquia a la villa industrial de Mondragón, situada en el valle guipuzcoano del Deba, donde permaneció hasta su muerte.Cura pragmático y trabajador, con un gran sentido de la justicia social y de la dignidad humana, impulsó numerosas entidades y empresas en bien de los trabajadores y de la comunidad, en lo que llamó la “experiencia cooperativa de Mondragón”. Miles de personas visita Mondragón todos los años para analizar el modelo cooperativo autogestionario de creación y mantenimiento de empleo de Arizmendiarrieta, considerado Venerable en la Iglesia Católica.

Biografía

Primeros años: 1915-1931

José María Arizmendiarrieta, cuyo nombre suele abreviarse como "Arizmendi", nació el 22 de abril de 1915, en el modesto cortijo llamado Iturbe, enclavado en el porche de Barinaga, en el término municipal de Markina-Xemein, Vizcaya. Sus padres fueron José Luis y Tomasa. Su padre tenía fama de hombre de paz entre sus vecinos. Bondadoso, alegre y decidido, tuvo una vida social al amparo de ferias y cofradías. Su madre era ama de casa en el espíritu de la mujer bíblica: inteligente, ordenada, trabajadora y abnegada. Ella llevó el peso y el estilo de la educación de sus hijos, y también la administración del cortijo.

José María era el hijo mayor de cuatro hermanos, siendo los otros tres María, Francisco y Jesús. Cuando tenía tres años sufrió una caída frente al cortijo, sufriendo un traumatismo craneoencefálico severo, y llevado al médico de Markina, el daño físico en su vista fue irreparable, de tal manera que perdió el ojo izquierdo, el cual fue reemplazado por uno artificial. A los cuatro años empezó a ir a la escuela rural anexa a la parroquia, que financiaban los cortijos y los vecinos del barrio. Las secuelas del accidente influyeron en el futuro temperamento de José María, así como la sobreprotección que su madre le dedicó a partir de entonces.

Dada su discapacidad visual y su crianza familiar, en lugar de jugar y portarse mal como los demás niños, su carácter era poco expansivo: tímido, callado y observador. José María era un niño inteligente con poca fuerza física. De esta forma, el niño comenzó a adoptar un carácter austero, modesto y práctico, cercano a su pragmática madre, quien a pesar de ser analfabeta, apreció su inclinación por las letras y la literatura, y lo animó cuando cumplió doce años a ir al Seminario Menor. de Castillo Elejabeitia. Allí se puso las gafas que ocultaban su minusvalía, y se fortaleció su vocación sacerdotal. En el seminario descubrió un mundo nuevo, pero se mantuvo fiel a su origen, a la tierra campesina en la que se había criado y donde aprendió de su madre el valor del trabajo práctico como elemento de subsistencia en un modesto cortijo. Procedente de un entorno monolingüe de su euskera en todos los ámbitos sociales, en el seminario estudió sobre todo cultura general en las dos lenguas permitidas, castellano y latín. Cuatro años más tarde, se incorporó al recién inaugurado Seminario Diocesano de Vitoria.

Seminario de Vitoria: 1931-1936

Arizmendiarrieta estuvo en el Seminario en la época de la Segunda República Española, precisamente cuando resurgieron los temas sociales. Los seminaristas, además de estudiar Filosofía y Teología, estudiaron la encíclica social Quadragessimo Anno de Pío XI. En consecuencia, profundizó en la espiritualidad del Movimiento Sacerdotal de Vitoria, teniendo como tutores especiales a Joaquín Goikoetxeandia y Juan Thalamas. Y asumió el lema del primero: "Sé sacerdote, siempre y en todo sacerdote". Se concedió gran importancia a valores como la austeridad corporal, la puntualidad, el silencio, la laboriosidad, la higiene y la presentación, tanto física como material didáctico.

En el Seminario había dos grupos, uno era el más joven e irreflexivo, que jugaba al fútbol y a la pelota vasca, y el otro era el grupo maduro, serio y responsable que caminaba pensando en los problemas del mundo, en la paz y la guerra, o temas sociales como el hambre y las misiones. Arizmendiarrieta pertenecía a este grupo. Uno de los sacerdotes más influyentes fue Manuel Lekuona, profesor de lenguas y arte. Defendió que trabajar por el cultivo del euskera era un deber urgente de los sacerdotes diocesanos, para enseñar la catequesis en lengua vernácula. De hecho, en 1933 varios estudiantes de 2º de Filosofía decidieron fundar el “Tercer nivel de la Sociedad Kardaberaz” (Kardaberaz Bazkunaren hirugarren maila), y lo dotaron del lema “Siempre adelante” (Aurrera beti). Todos coincidieron en que la mejor persona para redactar sus estatutos fue Arizmendiarrieta, quien también redactó su manifiesto fundacional, en el que asociaba la labor de la empresa al ideario renacentista. Asimismo, fue nombrado subdirector de la Sociedad, esto es, el gerente de facto, ya que el Director Lekuona, desempeñaba una labor de mera supervisión. Realizaban un promedio de tres reuniones al mes, a las que se sumaban las ordinarias y las extraordinarias.

Tanto Lekuona como José Miguel Barandiaran transmitieron a los seminaristas el valor de la observación crítica, siendo reacios al mero estudio. Y es que el romanticismo monástico del Seminario enclaustraba la vocación sacerdotal, y según Arizmendiarrieta, “de tanto hablar de las tentaciones del mundo, estaban ausentes e inconscientes de las verdaderas tentaciones: el poder y el consuelo”.

Guerra Civil y ordenación sacerdotal: 1936-1941

Al comienzo de la guerra civil en julio de 1936, Arizmendiarrieta se encontraba en el caserío familiar de Barinaga disfrutando de sus vacaciones anuales del Seminario, y allí permaneció hasta que fue movilizado por el nuevo Gobierno Vasco de José Antonio Aguirre. Pero el tribunal médico militar certificó su incapacidad para el servicio militar activo, y lo asignó a cuerpos auxiliares, concretamente a la redacción del diario Eguna (El día), donde percibía un salario mensual como soldado. El periódico en euskera había sido creado en enero de 1937 por el nuevo gobierno para comunicarse con la población vascoparlante, y especialmente con los soldados del frente. Fue miembro de la Asociación de la Prensa de Bilbao, y en mayo y junio también escribió en el periódico bilingüe Gudari(Soldado), dirigido directamente a los batallones de milicianos vascos. En sus artículos se mantuvo la ideología antifascista, nacionalista y democristiana de Eguna. Con Arizmendiarrieta trabajaron varios compañeros del grupo “ Siempre adelante ” del seminario de Vitoria, como Eusebio Erkiaga y Alejandro Mendizábal. El tratamiento de la información pretendía defender la patria vasca y sus componentes más importantes: la lengua y la religión. Todo ello desde una orientación política democristiana, con insistentes referencias a la justicia social.

En junio de 1937, las tropas rebeldes invaden Bilbao y Arizmendiarrieta intenta huir a Francia. Pero temeroso de que tomaran represalias contra su familia, regresó a Barinaga y luego fue detenido por una denuncia. Pasó un mes en la cárcel acusado de escribir en eguna y gudari, y tras un consejo de guerra sumario contra 17 detenidos, sólo 4 se salvaron de ser fusilados, entre ellos Arizmendiarrieta, quien declaró que era militar y no periodista. Finalmente quedó en libertad sin cargos, y fue movilizado por el ejército franquista, siendo destinado al regimiento de artillería de Burgos. Obtuvo permiso para seguir estudiando Teología en el seminario de esa ciudad, aprobando y pasando a un nuevo curso. A finales de año se inauguró el seminario de Bergara, y allí se trasladó Arizmendiarrieta para continuar sus estudios sacerdotales.

En septiembre de 1939 regresa de nuevo al Seminario de Vitoria, bajo la tutela del profesor Rufino Aldabalde, quien había creado unos grupos de trabajo donde consideraba que, tras los estallidos de la guerra civil, la cuestión social era la tarea candente de las nuevas generaciones. de sacerdotes Las etapas de “ Kardaberaz ” y el trabajo en “Eguna ” habían terminado, y en diciembre Arizmendiarrieta fue designado por Aldabalde como director de la partitura del grupo, que se denominó “Pax”. En marzo de 1940, la hoja cambió su nombre a "Surge"., y se crea el Movimiento Sacerdotal de Vitoria, donde el apostolado social, especialmente de la juventud y de los trabajadores, fueron los dos campos de trabajo en los que participó Arizmendiarrieta en aquellos meses previos a su ordenación.

El 1 de enero de 1941 celebró su primera misa en la iglesia de San Pedro de Barinaga en presencia de sus padres y familiares. En el acto se cantó la misa Perosi, así como la Nun duzu amandrea (Dónde tienes a tu abuela), a cargo de la admirada presidenta de Euskaltzaindia (Real Academia de la Lengua Vasca), Resurrección María de Azkue. Tras lo cual, y aunque tenía la intención de ir a la Universidad de Lovaina en Bélgica para estudiar Sociología, fue destinado como cura ayudante a la parroquia de Mondragón, a 30 millas de su propia ciudad natal, que sufría niveles inusuales de desempleo y tensiones sociales. como consecuencia de la guerra civil.

Adscrito a Mondragón: 1941-1954

Llegó a Arrasate (en español, Mondragón) en febrero de 1941, siendo un sacerdote recién ordenado de 26 años. Allí, desde la Edad Media, se trabajaba el hierro en sus fraguas y talleres artesanales. Y a principios del siglo XX contaba con una eficiente actividad industrial, dedicando las empresas a la producción de laminados, perfiles y chapas, tornillería, cerrajería, ferretería, muebles metálicos, fundición maleable, electrodomésticos, accesorios de tubería de hierro, y Muebles de oficina. A su llegada, estas empresas empleaban a 1.500 trabajadores, de una población de 8.800 habitantes.

La empresa más importante fue el Sindicato de Cerrajeros con 800 empleados. Cotizaba en Bolsa y contaba con comisariato para sus empleados y su propia Escuela de Aprendices, donde Arizmendiarrieta comenzó a impartir una hora semanal de clase de formación social, como capellán de la parroquia San Juan Bautista.Esta relación con los jóvenes aprendices le llevó a revitalizar la Acción Católica como centro de ocio social, cultural y religioso. Además, creó en 1942 nuevas secciones como la Juventud Deportiva, la Academia de Sociología y la revista Aleluya destinada a los reclutas que marchaban. En su búsqueda del bienestar de la comunidad, empezó a centrar sus esfuerzos en la formación profesional, como la escuela que impartía el Sindicato de Cerrajeros, fábrica insignia de Mondragón. Sin embargo, sus intentos de mejorar y ampliar la escuela no fueron bien recibidos por la dirección. Y Arizmendiarrieta ha querido socializar conocimientos y extender la posibilidad de formación a los hijos de todos los trabajadores del pueblo. Visitó la Escuela Profesional abierta en Vitoria por Pedro Anitua, y decidió hacer lo mismo,Era un colegio privado, no cooperativo, inicialmente regido por un patronato, con representación de que los once meses del curso los alumnos tenían un trabajo remunerado de cuatro horas por la mañana en las empresas, y por la tarde iban a clase durante seis horas.

En 1945, por iniciativa de Arizmendiarrieta y a través de la Juventud Deportiva, se construyó el estadio Iturripe, financiado con aportes de empresas y la comunidad local a través de quinielas, rifas, pases para espectáculos, etc. Y siguiendo con su procedimiento de institucionalización de proyectos sociales, él mismo redactó sus estatutos, convirtiéndola en una sociedad deportiva municipal con una Junta Delegada en la que estaban integradas las principales autoridades públicas, eclesiásticas y económicas de Mondragón.

El año 1946 Arizmendiarrieta supuso un importante salto cualitativo en la formación, al seleccionar a los mejores once jóvenes que habían finalizado sus estudios de Ciclo Profesional de Grado Superior, para cursar estudios superiores de Ingeniería Industrial por su cuenta, pero matriculados en la Universidad de Zaragoza., situado a 200 km de distancia. Durante el día trabajaban 55 horas semanales en el Sindicato de Cerrajeros, y por la noche estudiaban guiados por profesores de la Escuela Profesional. Fueron examinados personalmente en julio, y todos aprobaron los cinco cursos, y entre ellos estaban los cinco empresarios de lo que en 1956 fue la primera cooperativa, ULGOR. Por otra parte, el mismo año y siguiendo su pensamiento de "teología de la realidad", consiguió crear un dispensario antituberculoso en el pequeño Centro de Salud Comunitario de Mondragón.

El año 1947 y los años siguientes fueron socialmente convulsos, con reivindicaciones salariales de los trabajadores de varias empresas, contando con el apoyo y participación de Arizmendiarrieta en la elaboración de los escritos, como obras de apostolado social. Todo esto manteniendo su buena relación con los empresarios, quienes lo apoyaron en la creación de la fundación Liga de Educación y Cultura para la promoción del bien común. Pero con el tiempo surgieron enfrentamientos entre la dirigencia paternalista del Sindicato de Cerrajeros y los estudiantes de ingeniería.

En 1952 se inauguró la nueva Escuela Profesional Zaldispe promovida por Arizmendiarrieta, manteniéndose humildemente en la audiencia, mientras en la tarima estaban el Ministro de Educación, el Gobernador Civil, el Obispo, el Presidente de la Diputación Provincial y otras autoridades. En el mismo acto, la primera promoción de Ingenieros Industriales recibió sus títulos de manos del Ministro Joaquín Ruiz Jiménez.Dentro de su obra social, en agosto de 1953 se colocó la primera piedra del nuevo conjunto de viviendas para trabajadores del barrio de Makatzena, tras crearse la entidad constructora benéfica “Asociación Hogar Mondragón”. Arizmendiarrieta puso en práctica su ideario obrero a través de una vida austera: sin sueldos, viajando en tren con billete de tercera clase o en coches de amigos, y moviéndose por Mondragón con su modesta bicicleta, como hacía la clase obrera.

Enfermedad y muerte: 1963-1976

En 1963 comienza a sufrir pequeños colapsos, seguramente fruto de su intensa actividad en los años anteriores: vida sacerdotal, clases, charlas, conferencias, encuentros, visitas a los centros de trabajo, atención a las personas en su despacho de la Escuela, viajes a la ministerios y entidades oficiales, viajes al extranjero, y su empedernida dedicación a la formación a través de numerosas lecturas. No se recuperó del todo, y en febrero de 1967 sufrió una embolia cardíaca, por la que fue intervenido quirúrgicamente en Madrid donde se le colocó una prótesis artificial en el corazón.

Tras varios años de vida normal, en enero de 1973 fue hospitalizado por problemas cardíacos en Bilbao, donde le impusieron un estricto régimen de recuperación, y tras ello volvió debilitado a Mondragón. Como no mejoraba por tratarse de una enfermedad irreversible, en febrero de 1974 tuvo que volver al hospital para ser intervenido nuevamente, dado que la válvula artificial colocada con anterioridad se desnaturalizó con el tiempo y hubo que reponerla. La compleja operación terminó bien, pero los días siguientes Arizmendiarrieta sufrió porque las heridas que se infectaron no cicatrizaron, era la llamada "enfermedad del quirófano". En abril recibió el alta para volver a Mondragón, donde se curaban a diario sus heridas. Sólo su ascetismo sacerdotal explica el silencio con el que vivió el sufrimiento físico que le acompañó tras esta última operación. Curas y medicamentos, especialmente antibióticos, constituyeron un doloroso martirio que llevó con resignación, mientras, aún débil, intentaba llevar una vida normal. Tras varias hospitalizaciones y altas, a principios de noviembre de 1976 ingresó en el Centro de Salud de Mondragón, donde los médicos decidieron no hacerle sufrir más con nuevas curas para sus heridas, hasta el día de su muerte el 29 de noviembre. El cuerpo estuvo expuesto en la parroquia durante dos días, por el que pasaron miles de personas para rendirle homenaje. El 1 de diciembre se realizó el funeral presidido por el Ministro de Trabajo y oficiado por 60 sacerdotes. constituyó un doloroso martirio que llevó con resignación, mientras, aún débil, intentaba llevar una vida normal. Tras varias hospitalizaciones y altas, a principios de noviembre de 1976 ingresó en el Centro de Salud de Mondragón, donde los médicos decidieron no hacerle sufrir más con nuevas curas para sus heridas, hasta el día de su muerte el 29 de noviembre. El cuerpo estuvo expuesto en la parroquia durante dos días, por el que pasaron miles de personas para rendirle homenaje. El 1 de diciembre se realizó el funeral presidido por el Ministro de Trabajo y oficiado por 60 sacerdotes. constituyó un doloroso martirio que llevó con resignación, mientras, aún débil, intentaba llevar una vida normal. Tras varias hospitalizaciones y altas, a principios de noviembre de 1976 ingresó en el Centro de Salud de Mondragón, donde los médicos decidieron no hacerle sufrir más con nuevas curas para sus heridas, hasta el día de su muerte el 29 de noviembre. El cuerpo estuvo expuesto en la parroquia durante dos días, por el que pasaron miles de personas para rendirle homenaje. El 1 de diciembre se realizó el funeral presidido por el Ministro de Trabajo y oficiado por 60 sacerdotes. donde los médicos decidieron no hacerle sufrir más con nuevas curas para sus heridas, hasta el día de su muerte el 29 de noviembre. Su cuerpo estuvo expuesto en la parroquia durante dos días, pasando miles de personas a rendirle homenaje. El 1 de diciembre se realizó el funeral presidido por el Ministro de Trabajo y oficiado por 60 sacerdotes. donde los médicos decidieron no hacerle sufrir más con nuevas curas para sus heridas, hasta el día de su muerte el 29 de noviembre. Su cuerpo estuvo expuesto en la parroquia durante dos días, pasando miles de personas a rendirle homenaje. El 1 de diciembre se realizó el funeral presidido por el Ministro de Trabajo y oficiado por 60 sacerdotes.

Empresas cooperativas: 1955-1976

Hasta 1955 Arizmendiarrieta desarrolló su obra en cuatro ámbitos distintos, y en todos los casos con criterios de cooperación interclasista:

- Iglesia parroquial, que incluía el Centro de Acción Católica y la Obra de Ejercicios Espirituales,

- Sociales, con obras de asistencia sociosanitaria a través de clínicas antituberculosas e infantiles, o construcción de viviendas a través de la Asociación Hogar Mondragón,

- Formativa, representada por el Colegio Profesional, y

- Recreativo, orientado al deporte y al cine con la Juventud Deportiva.

Quedaba pendiente el área empresarial, con la participación de los trabajadores en el capital y dirección de las empresas. Tras trece años de labor creativa en los sectores asistenciales y formativos, basada más en la acción que en la reflexión, y nutrida de la doctrina social de la Iglesia, Arizmendiarrieta centró su dedicación en la creación de empresas sociales, a las que denominó "experiencia cooperativa"..

Modelo organizativo

Arizmendiarrieta promovió un modelo organizativo abierto sin distinción de raza, creencia, clase social o género, participativo e interdependiente. Y tenía algunos elementos comunes, pero también otros específicos de cada sector de actividad.

Entre los elementos comunes estaba la Asamblea General de socios, donde prevalecía la democracia de una persona/un voto, sin evaluar la antigüedad ni el capital de propiedad del socio. La Asamblea eligió a los miembros del Consejo Rector, equivalente al Consejo de Administración, donde cualquier miembro podía presentar su candidatura. El Consejo de Gobierno eligió al Director Gerente, quien a su vez elegiría su propio equipo de gestión. Por otra parte, los trabajadores elegían a los miembros del Consejo Social, equivalentes a los sindicatos de trabajadores, en la proporción de un representante por cada veinte miembros. Tanto el Consejo de Gobierno como el Consejo Social elegían internamente a su presidente.

Dependiendo del sector, la composición de los socios cambió. Así, en las cooperativas industriales sólo sus trabajadores eran socios. En las cooperativas de crédito y de investigación, los trabajadores y las empresas eran socios. En las cooperativas de consumo, los trabajadores y las empresas eran socios, y los clientes eran socios usuarios. Y en las cooperativas de formación los trabajadores, las empresas y los estudiantes eran socios. Todas las cooperativas eran privadas, autogestionadas y ofrecían sus servicios a todo el mercado público. Por otra parte, tanto las cooperativas de investigación como las de formación no tenían fines de lucro.

Cooperativas de consumo

En julio de 1955 ya se habían terminado las casas de la “Asociación Hogar Mondragón”, y Arizmendiarrieta promovió entre sus vecinos en asamblea de socios la creación de la Cooperativa de Consumo San José. Se trataba de crear una alternativa comunitaria a las tiendas exclusivas de la empresa, como la del Sindicato de Cerrajeros. Organizó todo personalmente: participó en la lista de socios fundadores, recopiló la documentación necesaria para formalizar los estatutos, buscó referentes teóricos sobre el cooperativismo para familiarizar a los socios con este modelo de negocio, se encargó de los trámites para adquirir un local en la localidad que servía de almacén, y redactó los estatutos de la sociedad. Lo incluyeron como miembro de la Junta de Gobierno, y para financiar su compra,

La Cooperativa de Consumo San José también sirvió de equilibrio laboral al emplear mayoritariamente a mujeres, ya que Arizmendiarrieta dedicaba especial atención a la promoción de la mujer. Para ello, amplió una sección docente en la Escuela Profesional, enfocada a las 400 trabajadoras solteras que había en Mondragón. Con el paso de los años se fueron creando más cooperativas de consumo, y en septiembre de 1969, fruto de la fusión de la Cooperativa San José, con varias cooperativas radicadas en los municipios de Arechavaleta, Amorebieta, Marquina, Guernica, Éibar, Ermua, Matiena y Recaldeberri (Bilbo), se crea la nueva empresa Grupo Eroski.

Cooperativas industriales

A principios de 1955, Arizmendiarrieta desistió de hacer más intentos con los directivos del Sindicato de Cerrajeros, con el fin de hacer participar a sus trabajadores en el capital y en la gestión. Y animó a cinco de sus más cercanos colaboradores a crear la nueva empresa ULGOR (nombre derivado de las iniciales de los cinco fundadores: Luis Usatorre, Jesús Larrañaga, Alfonso Gorroñogoitia, Jose Maria Ormaetxea y Javier Ortubay). La autorización para su creación debía ser dada por el Gobierno de Madrid, y ante la negativa, decidieron comprar en octubre una empresa en crisis en Vitoria, con su licencia industrial para fabricar "electrodomésticos de uso doméstico", que eran cocinas de aceite.

En abril de 1956 Arizmendiarrieta bendijo el pabellón donde se ubicaba la nueva empresa Talleres ULGOR en Mondragón, donde además de seguir fabricando las anteriores estufas, lanzaba un nuevo producto: una estufa de gasoil copiada al milímetro de un modelo inglés desconocido en España. Asimismo, en verano obtuvieron una licencia para fabricar placas de selenio bajo la patente de una empresa alemana.

Arizmendiarrieta contó con jóvenes talentos que conocía de la Escuela, bajo la premisa de que “para crear cooperativas hay que formar a los cooperativistas”. Por otro lado, las nuevas empresas se promocionaban con una doble lógica: que no existieran previamente en el Valle del Alto Deba, para evitar entrar en competencia con ellas, y que estuvieran ligadas a sus conocimientos profesionales adquiridos en el Sindicato de Cerrajeros y la escuela Profesional. Así, Usatorre y Larrañaga se hicieron cargo de los electrodomésticos, Ormaetxea de la fundición y Gorroñogoitia de la electrónica. En agosto aprovecharon las vacaciones de verano para trasladar la maquinaria y troqueles de la planta de Vitoria a Mondragón, y en noviembre se inauguró oficialmente el taller.

Tras el buen comienzo de ULGOR, en 1957 con la participación de antiguos alumnos de la Escuela Profesional, Arizmendiarrieta impulsó la creación en Mondragón de la Cooperativa Industrial Talleres Arrasate, para reactivar la empresa Taller Aranzabal, que se encontraba en quiebra. Los estatutos los redactó él mismo en colaboración con dos abogados madrileños, uno de los cuales era responsable de la Unión Nacional de Cooperativas Industriales. El objeto social de la nueva sociedad cooperativa era “la fabricación y comercialización de máquinas, útiles, punzonadoras y utillajes”.

Las cooperativas de crédito

En agosto de 1958, Arizmendiarrieta acudió con una excursión de alumnos y profesores de la Escuela Politécnica a la Exposición Universal de Bruselas, y aprovechó su primer viaje al extranjero para visitar diferentes empresas de automóviles, electrodomésticos y máquina-herramienta en Francia, Holanda, Bélgica y Alemania. Tras el viaje, decidió emprender una idea que había ido madurando en los últimos años, la creación de entidades cooperativas de crédito. A principios de 1959 redactó dos anteproyectos, que se concretarían en la creación de una entidad financiera y otra asistencial.

Entidad financiera

El objetivo de la entidad financiera cooperativa de crédito “Banco de Trabajo” (Laboral Kutxa), era acompañar a las cooperativas industriales y de servicios en sus inversiones y crecimiento, y a su vez, canalizar sus beneficios y el ahorro de sus socios. Se abrió la primera oficina en octubre de 1959, y además de su función financiera, asumió la activación del servicio de Bienestar Social para dar cobertura a los 314 socios de ULGOR y la otra cooperativa industrial “Talleres Arrasate”.

En los estatutos que presentó para su aprobación, reforzó la intercooperación, pasando las cooperativas existentes a ser socias de la cooperativa de crédito y proponiendo a las nuevas cooperativas la incorporación como socias. De esta forma, se reforzaban mutuamente su solvencia. Una característica del Banco del Trabajo desde sus inicios, y hasta la creación en 1991 de la Corporación Mondragón, fue la existencia de dos Divisiones: la Financiera y la Comercial. Mientras la primera ejercía las funciones ordinarias de una caja de ahorros, las funciones de la Dirección Comercial eran autónomas. Por un lado, apoyó a las cooperativas existentes en materia de internacionalización, gestión o asesoramiento jurídico, y por otro, impulsó la creación de nuevas cooperativas, tanto en sectores donde ya existían como en otros nuevos como la investigación,

Además de vincular como socios a empleados y cooperativas industriales, Arizmendiarrieta quiso que el resto de la población se involucrara, y para ello utilizó mensajes sencillos y populares. Así, en la inauguración en 1960 de una nueva oficina del Banco del Trabajo, su lema fue “O cuaderno, o maleta”, es decir, ahorrar para invertir y generar empleo, o emigrar.

Asistencia mutua

Al igual que la entidad financiera, en junio de 1959 se crea la EPSV- Entidad de Previsión Social Voluntaria denominada Lagun Aro para dar respuesta a las necesidades de protección social de los cooperativistas. El motivo fue que por su condición de trabajadores por cuenta propia quedaron excluidos del Régimen General Público de la Seguridad Social, en alusión a su condición de propietarios, frente a la de trabajadores por cuenta ajena.

Su función era, por un lado, brindar un sistema mixto de cobertura que incluía Prestaciones del Sistema Público de Seguridad Social, a través del Régimen de Trabajadores por Cuenta Propia al que estaban afiliados los cooperativistas. Y por otro, las prestaciones propias de Lagun Aro, como cobertura por enfermedad, desempleo en caso de crisis de una cooperativa, jubilación, viudedad y asistencia sanitaria complementaria. Al igual que en Laboral Kutxa, las cooperativas eran socias de Lagun Aro.

Cooperativa agrícola

Arizmendiarrieta provenía de una familia de campesinos de Barínaga, y no entendía el desarrollo social sin el sector primario. Tras la primera cooperativa industrial, impulsó la cooperativa LANA, integrando los sectores ganadero, agrícola y forestal del Valle del Alto Deba. Sería una cooperativa mixta con dos tipos de socios, los productores de los pueblos y los trabajadores de la cooperativa de transformación. Luego de varios años de crecimiento dinámico, se produjo la especialización, creando tres divisiones: láctea, pecuaria y forestal. Con el paso de los años, las dos primeras se integraron en el grupo agroalimentario Erkop, y la actividad forestal en la División de Construcción.

Universidad cooperativa

A principios de 1961, Arizmendiarrieta comenzó a estructurar la idea de una nueva Escuela Profesional de mayor nivel académico en el Valle del Alto Deba, con centros de apertura en las tres localidades principales, Mondragón, Bergara y Oñati, que contaban con una población de 50.000 habitantes.. Como condición indispensable para el desarrollo de las cooperativas industriales, quería estudiantes bien formados por los mejores profesores en talleres y laboratorios, que estuvieran cerca de los niveles de investigación y desarrollo de los principales países europeos. Y esto facilitaría la interrelación con las empresas.

En 1963 se iniciaron las obras de la nueva Escuela Profesional de Iturripe, destinada a albergar a 1.500 alumnos que alcanzarían paulatinamente el grado de Oficial, Ciclos Profesionales de Grado Superior e Ingeniería Técnica, inaugurada oficialmente en 1967. Una particularidad importante fue que los socios de la Escuela pertenecían a las empresas cooperativas y no cooperativas del Valle, los docentes, y también los estudiantes, teniendo representación de los tres partidos en la Asamblea y el Consejo de Gobierno.

En esa época desarrolló el Proyecto Universitario MEDUO - Asociación de Escuelas de la Universidad de Oñati - que hizo público en 1965, tomando como aval histórico la antigua Universidad de Sancti Spíritus, creada en 1545 y en funcionamiento hasta 1902. Su propuesta descentralizada y conjunta preveía ubicar las ingenierías afines a la mecánica, electrónica y máquina-herramienta en Mondragón, las carreras de comercio y administración de empresas en Oñati, y las químicas afines a la industria textil en Bergara. Además, propuso una universidad “popular y social”, que debe atender a la aplicación práctica del principio de igualdad de oportunidades educativas, de modo que sea un motor de desarrollo a través de la institucionalización de la formación permanente. El proyecto resultó demasiado ambicioso para la época,

Grupo Cooperativo del Condado

En la Memoria de Laboral Kutxa de 1961, Arizmendiarrieta explicaba sus ideas sobre la cooperación intra e intercooperativa como elemento solidario para conseguir la promoción personal y colectiva. Propuso un adecuado proceso de capitalización por medios indirectos, y al mismo tiempo una fórmula indispensable de desarrollo a través de la concentración industrial.

Los directivos de ULGOR lideraron y desarrollaron la idea, que desembocó en la constitución de un grupo de marca compartida denominado Ularco, en el que se encontraban las cooperativas industriales del Valle del Alto Deba. En un principio estaría integrado por las empresas industriales ULGOR, Arrasate, Copreci y Ederlan, constituyendo una unión federal de cooperativas, con una orientación similar a las agrupaciones de empresas capitalistas, con la diferencia de que en éstas el poder era vertical y configurado por la mayoría aritmética del capital, mientras que en el Grupo Ularco el poder radicaba en un pacto de cesión de soberanía.Uno de los mayores logros de la solidaridad colectiva de Arizmendiarrieta con la creación del Grupo en 1964 fue implementar la "reconversión de resultados" entre todos los socios de las diferentes empresas cooperativas, cuando ULGOR alcanzaba el 30% de los beneficios sobre las ventas y en Ederlan era solo el 3%. El nuevo grupo empresarial precisaba en el artículo segundo de su reglamento que su objeto social era garantizar “los presupuestos de la empresa moderna con el adecuado despliegue técnico, financiero y comercial”.

Cooperativa Industrial de Estudiantes

Arizmendiarrieta desarrolló el proyecto de creación de una cooperativa industrial para los alumnos de la Escuela Profesional con un doble propósito. Por un lado, facilitar a los alumnos de escasos recursos económicos la posibilidad de costear sus estudios de Ciclo Profesional de Grado Superior. Y por otro, potenciar la formación dual a través de clases teóricas y prácticas en la Escuela, y la experiencia de trabajar en una empresa real.

En noviembre de 1965 inició los trámites para el reconocimiento administrativo de la empresa Alecoop (Cooperativa Escolar de Actividad Laboral), la cual se oficializó en abril de 1966. El objeto industrial de la empresa era la fabricación y venta de herramientas auxiliares para talleres mecánicos, eléctricos y instalaciones para montajes industriales, según encargos o proyectos de estudio propios. Los alumnos trabajarían en régimen cooperativo durante media jornada, que debía ser compatible con las exigencias escolares de los socios.

Cooperativa Industrial de Mujeres

En todas las cooperativas, la participación de la mujer estaba sujeta a los mismos derechos que los hombres. Pero a mediados de la década de 1960 se hizo más patente la preocupación de Arizmendiarrieta por la emancipación laboral de la mujer, ya que el límite de la participación de la mujer en el trabajo era el matrimonio. En las cooperativas, el vínculo asociativo institucional era el “contrato de sociedad” y no el habitual contrato de trabajo, por lo que los socios solteros lo veían extinguido una vez que se casaban. Para Arizmendiarrieta, el matrimonio era casi una sentencia de exilio para las mujeres, que las apartaba de la vida social, y que muchas veces tendía a aumentar los problemas de pareja.

Para mejorar la situación, Arizmendiarrieta, por un lado, impulsó la construcción de un pabellón femenino para aulas y laboratorios en la Escuela, que permitiría a las jóvenes estudiantes estudiar química y electrónica. Por otro lado, impulsó paralelamente la creación de una cooperativa industrial de mujeres, fundando la empresa Auzo Lagun en noviembre de 1967. Su actividad es el servicio de catering directo o preparado in situ para colegios, empresas, residencias y hospitales.

Centro de Investigación Cooperativa

Arizmendiarrieta era consciente de la dependencia tecnológica que implicaba la adquisición de patentes en el extranjero, y más concretamente la de semiconductores electrónicos en Alemania y la de electrodomésticos en Italia. Por ello, en sus viajes al extranjero analizó las redes de colaboración entre empresas, universidades y centros de investigación como base para el desarrollo económico y social. En 1965 comenzó a incluir sus ideas sobre la importancia de la investigación y el desarrollo tecnológico en las charlas semanales de la Escuela Profesional. Consideró que la competencia entre naciones era entre las empresas que colaboraban con los laboratorios, por lo que era necesario invertir en capital humano y tecnología. Con su habitual pragmatismo, convenció a varios profesores de la Escuela para que dedicaran parte de su tiempo a la investigación tecnológica aplicada,

Posteriormente, animó a las cooperativas del Valle del Alto Deba a contratar proyectos al equipo investigador, ya Laboral Kutxa a liderar económicamente la construcción de un edificio separado de la Escuela Profesional. El doble objetivo era dotar de capacidad investigadora propia a medio y largo plazo al estilo de los Fraunhofers alemanes, bajo la tutela legal de la Escuela Profesional, y finalmente constituir la primera sociedad cooperativa de investigación aplicada. En 1973 Laboral Kutxa aprueba el proyecto y en octubre de 1974 se inician las obras del nuevo edificio. La tutela del centro docente se prolongó hasta 1982, cuando Ikerlan tuvo personalidad jurídica propia como cooperativa, siendo socios las empresas del Valle y los propios investigadores.Arizmendiarrieta también implicó a la Administración Pública en la financiación de proyectos genéricos, siendo fuente de inspiración para la colaboración público-privada en el ámbito de la investigación en el País Vasco.

Corporación Cooperativa

En febrero de 1966, Arizmendiarrieta pasó una semana en Francia visitando laboratorios y fábricas en París, Dijon y Grenoble. Y en septiembre realizó otra gira por Alemania, visitando en Bonn, Frankfurt, Stuttgart, Munich, Hamburgo y Berlín diferentes cooperativas comerciales, crediticias, de consumo e industriales. En ambos casos, volvió con la idea de que Mondragón también podía alcanzar el grado de desarrollo armónico que él había visto, para lo cual era necesario volverse competitivo en áreas cada vez más amplias. Lo que reforzó su permanente discurso de cooperación.

Las cooperativas se integraron en Grupos Territoriales como Ularco, en base a su proximidad geográfica, y no fue hasta diciembre de 1984 que se creó el precongreso de reorganización con un enfoque más empresarial y menos sociológico, creándose el Grupo Cooperativo Mondragón. El proceso culminó en los dos primeros Congresos de 1987 y 1989, aprobándose los principios básicos de lo que es actualmente la Corporación Mondragón.

Pensamiento y principios prácticos.

Precedentes

Arizmendiarrieta, en su búsqueda de la justicia social y la dignidad humana, no fue un visionario que creaba modelos de negocio por intuición. Tenía un amplio conocimiento histórico, empresarial e ideológico basado en muchos años de observación y lectura. Su singularidad fue que, con mucho pragmatismo, supo ayudar a implementar sus ideas teóricas en creaciones concretas.

Histórico

Arizmendiarrieta conocía bien los precedentes cooperativos del País Vasco. De hecho, el espíritu de cooperación está muy arraigado entre los agricultores desde hace mucho tiempo, conocido popularmente como “ Auzolan ” (trabajo comunitario). Es la realización del trabajo gratuito de los vecinos lo que beneficia a todos; a través de una asamblea de vecinos se decide el lugar, método y personas (un miembro por cada finca) que lo van a realizar, principalmente la apertura y/o mantenimiento de vías públicas, iglesias, ermitas o edificios públicos, o como cuando un vecino lo necesita.

Por otro lado, en el siglo XX se crea en Bilbao en 1919 la primera cooperativa de consumidores, impulsada por el sindicato nacionalista ELA/STV, seguida de otras en Vizcaya. Estas cooperativas también estaban abiertas a los no socios. Y operaron de acuerdo con los principios cooperativos de la Rochdale Society of Equitable Pioneers, fundada en 1844 en Inglaterra, y actualmente mantenida por la ICA - Alianza Cooperativa Internacional. En el Congreso de Vitoria de 1933, el sindicato acordó fortalecer el movimiento cooperativo, y también se crearon las primeras cooperativas de producción y crédito.

Asimismo, en 1920 el sindicato socialista UGT ayudó a varios afiliados, trabajadores de empresas en crisis, a conseguir el autoempleo creando la cooperativa ALFA en Eibar. Comenzó fabricando armas, ya partir de 1925 también máquinas de coser. Fue la cooperativa industrial más grande de la época, siendo su director gerente Toribio Echevarria, admirado y querido por Arizmendiarrieta por su profesionalismo e integridad.

Negocio

El Valle de Deba y sus siete pueblos, desde el siglo XIII estuvieron ligados a las ferrerías y la metalurgia. Así, en el siglo XV, gran parte de los 1.900 habitantes de Mondragón se dedicaron a la obtención de palanquillas de acero, que por un lado vendían y exportaban para la fabricación de armas, y por otro transformaban a mano en clavos y herrajes.. Las fraguas eran instalaciones complejas que permitían que la energía del agua accionara la maquinaria necesaria para producir hierro y acero, hasta la Revolución Industrial del siglo XIX, cuando se introdujeron los altos hornos.

Cuando Arizmendiarrieta llegó a la deprimida Mondragón de posguerra en 1941, la empresa mayoritaria era la “Cerrajero SA”, creada en 1906 a partir de la fusión de las sociedades “Vergarajauregui, Resusta y Cia”, de 1869, y “La Cerrajería Guipuzcoana”, de 1901. Contaba con 850 empleados en sus plantas de fundición y mecanizado de Mondragón y Bergara, cotizaba en la Bolsa de Madrid y era el motor de varias empresas de cerrajería de menor tamaño. A mediados de 1948 contaba con 2.000 trabajadores. La segunda empresa más importante de Mondragón fue la “Cerrajería Moderna ELMA”, con más de 300 empleados.

En todos los pueblos del Valle de Deba había numerosas pequeñas empresas industriales, entre las que destacaban dos medianas. En Bergara estaba "La Algodonera San Antonio, SA", creada en 1846, que contaba con 500 empleados y se dedicaba a la producción de tejidos de gran formato. En Oñati existía "Hijos de Juan de Garay, SA", creada en 1864, y dedicada a la producción de tubos de acero soldados, con 400 empleados.

Ideológico

Arizmendiarrieta siempre tuvo un pequeño y austero despacho en la Escuela Profesional, y era un lector empedernido de temas insólitos para un sacerdote modesto, como los libros del Partido Laborista, o los "obispos rojos" como Antonio Pildain y Vicente Enrique y Tarancón., o los nuevos intelectuales católicos de Ecclesia como Iribarren y Rodríguez de Yrre, o el manifiesto comunista de Marx y Engels. El "pensamiento propio" que comenzó a elaborar fue la conjunción entre las fuentes clásicas y social-católicas del Seminario, y las nuevas teorías socialistas y personalistas en su búsqueda de una solución religiosa a la cuestión social. Compró libros de pensadores dotados para influir en la realidad, como el activo sacerdote católico Hans Küng, o Jacques Maritain, Emmanuel Mounier, Ortega y Gasset, Jacques Leclerq y los líderes laboristas,

Para él, la lectura era una fuente de inspiración fundamental, y subrayaba las ideas que le parecían más interesantes de los cientos de libros de su biblioteca privada. Y escribió con rigor sus reflexiones sobre el "humanismo peatonal" en 10.495 archivos y escritos. Tras su encarcelamiento durante la guerra civil sólo escribió en castellano, y en agosto de 1968 volvió a utilizar el euskera en la revista TU Lankide, hasta un total de 57 artículos, los tres últimos en 1976.

Ejemplo en austeridad

Arizmendiarrieta vivió toda su vida en la austeridad personal, de joven por necesidad familiar y después del surgimiento de las cooperativas por convicción personal. Vivía con el salario limitado de coadjutor de la parroquia, nunca recibió nada de las cooperativas ni de las entidades que promovía, trabajaba en una pequeña oficina de la Escuela Profesional. No bebió, y comió lo mínimo. En Mondragón viajaba en bicicleta como los trabajadores, hasta que varios cooperativistas se la "robaron", para luego regalarle una velosolex (bicicleta con un pequeño motor). Y para los viajes al exterior, pedía favores a sus amigos o tomaba los pasajes más baratos.

A pesar de ser el impulsor de numerosas cooperativas, y en muchas ocasiones el redactor de los proyectos y estatutos, que defendía personalmente ante las distintas administraciones, renunció a ocupar cualquier cargo. En las pocas distinciones individuales que aceptó, incluyó en ellas a quienes le habían ayudado a materializarse, tal como hizo en las inauguraciones de nuevos pabellones y empresas.

Nunca actuó por intereses personales, y pese a que algunos empresarios clasistas de Mondragón eran detractores del "cura" popular, y desconfiaban de la participación de los trabajadores en el capital y la gestión del nuevo modelo empresarial, Arizmendiarrieta sostuvo su ideología de justicia social. En 1956 fue amenazado por el Gobernador Civil con el traslado, y éste respondió que obedecería la decisión de su superior diocesano, pero que no se convertiría en sacerdote acomodaticio.

Cercanía personal

Arizmendiarrieta plasmó sus ideas en realizaciones concretas involucrando a muchas personas: políticos, empresarios, docentes, jóvenes, etc. Y lo hizo con empatía y respeto por todos. Su trabajo diario se basaba en un ejercicio de renuncia al homenaje, la sumisión, la deferencia, la gratitud o el discreto encanto del poder. De joven se movía por el pueblo en bicicleta, por afinidad con los trabajadores. Comía frugalmente, y cuando un encargado de Madrid visitaba Mondragón para un evento, Arizmendiarrieta avisaba a las monjas del colegio para que recibiesen a las visitas con un caldo caliente.

En 1958 visitó Mondragón el Director de Formación Profesional de Madrid Guillermo Reyna. Le sorprendió el trato afable de los alumnos con Arizmendiarrieta, y le escribió: “Me dio mala impresión que los alumnos no se levantaran, saludaran, ni dieran la menor muestra de deferencia hacia usted, que es su Director., cuando pasamos por la sala donde varios estaban sentados y otros cambiándose de zapatos”. Arizmendiarrieta, luego de disculparse, respondió “No dejo que me traten como Director, porque yo estoy en la Escuela como uno más. Ha sido un procedimiento que me ha dado buenos resultados hasta el momento.” De hecho, Arizmendiarrieta nunca figuró como Consejero.

En 1965 llega el Ministro de Trabajo para otorgarle la medalla de oro al Mérito en el Trabajo, y en los discursos, el Presidente de la Liga de Educación de Mondragón destaca la voluntad del coadjutor de desligar su trabajo de cualquier interés personal, “ sigue siendo como pobre como cuando llegó hace 25 años, y así como entonces, su madre le sigue mandando frijoles y papas del cortijo ”. Para concluir dijo: “ Ha creado una mentalidad, una manera de hacer las cosas. Se ha recurrido a él para todo, y siempre tiene un momento libre, una palabra de aliento, una idea para solucionar un problema.La respuesta de la homenajeada no sorprendió a nadie. No tenía ningún mérito, siempre hablaba en plural, diluyéndose en el trabajo anónimo de los cientos de personas que habían trabajado con él en las actividades por las que fue premiado: “ Digo sin pudor que estos méritos que se han contado para propósitos oficiales en mi palco, se deben a todos y cada uno de los que han trabajado durante estos últimos años ”.

Años de siembra

Desde que Arizmendiarrieta llegó a Mondragón en 1941 con su maleta de madera, hasta que empezó a funcionar la primera cooperativa industrial ULGOR, pasaron 15 años de preparación. El ciclo se inició con la creación de la precaria Escuela Profesional en 1943, donde podían estudiar los hijos de todos los trabajadores, a diferencia de la Escuela de Aprendices del Sindicato de Cerrajeros. Arizmendiarrieta no tenía aún un modelo cooperativo definido, pero sí tenía una idea clara: que el trabajador sólo puede emanciparse a través de la educación y de su propio trabajo. Por ello, alentó el espíritu de responsabilidad y cooperación.

Otras acciones de Arizmendiarrieta fueron la organización de una biblioteca para jóvenes, la organización de círculos de estudio para personas mayores y la fundación en junio de 1943 bajo su dirección de una Academia Social o de Sociología con inspiración de Acción Católica. El objetivo de sus círculos o reuniones era "formar futuros líderes obreros". Además de su labor docente en la Escuela Profesional, Arizmendiarrieta impartió más de dos mil círculos de estudio, algunos de formación religiosa y humana; otros para la formación social. Esto equivale a decir que dio por lo menos una conferencia cada 2,7 días, durante quince años consecutivos, sin descontar feriados y vacaciones.

En todo caso, la Escuela Profesional era su lugar predilecto de apostolado católico y social. Todos los días a las dos de la tarde daba su charla de 20 minutos en el auditorio a profesores y alumnos de 2do año de Maestría e Ingeniería Técnica. Los temas eran diversos y desconocidos para la audiencia, como las cooperativas campesinas koljosianas rusas, la autogestión yugoslava o la cogestión alemana. Además del contenido, sus charlas eran difíciles de entender por su tono monótono y lenguaje difícil. Consciente de ello, utilizó frases breves y fáciles de recordar como “el saber es poder ”, “ el saber debe socializarse para democratizar el poder ”, “ es más fácil educar a un joven que reformar a un hombre ”, o “dale un pescado a un hombre y comerá un día; enséñale a pescar y comerá el resto de su vida ”.

En los sermones de su misa diaria en la parroquia también utilizó citas breves, para compensar su difícil oratoria. Una vez, los feligreses pidieron al obispado que lo reemplazara porque no lo entendían, pero el obispo no aceptó, valorando más su labor social. Y en julio de 1967, cuando fue invitado a Madrid como ponente en los debates sobre el estatuto futuro del cooperativismo español, presididos por el Director General de Promoción Social, los asistentes lo escuchaban en silencio porque su oratoria les resultaba difícil. Para paliar la situación, el Director les dijo: "Tengan en cuenta que el padre Arizmendiarrieta piensa en euskera y lo traduce al castellano".

Entrenamiento y trabajo

Arizmendiarrieta tenía ascendencia sobre sus colaboradores porque predicaba con el ejemplo. Su curriculum vitae de formación, redactado por él mismo, demuestra su dedicación a los estudios: “Filosofía y Teología” en el Seminario de Vitoria, “Ético-Social” en la Universidad de Comillas, matriculado en cursos intensivos especiales. y "Economía" en cursos intensivos en la Escuela Social de Vitoria, de 1948 a 1952.

Mantuvo un estrecho contacto con el Seminario de Vitoria, donde año tras año asistía a los cursos organizados en la Escuela Social. Su interés abarcó desde la economía y la sociología hasta la filosofía y la pedagogía. Comprendió su propio papel de capellán de la Acción Católica, de animador y, sobre todo, de educador. Se esforzó en convencer, sobre todo a los jóvenes, de la importancia de la formación, y a menudo repetía frases como " La docencia y la educación son la primera empresa de una comunidad, si no quieres que todo tipo de empresas se estanquen o se desarrollen a medias ". ”, “ El hombre se hace a través del entrenamiento ”, “ Es mejor encender un fósforo que maldecir la oscuridad ”, o “Sembrar a tiempo es formar profesionalmente a nuestros jóvenes. Este es el gasto que se transforma en semilla que produce el ciento por uno ”.

El argumento de la rentabilidad de las inversiones realizadas en educación aparece muchas veces en los escritos de Arizmendiarrieta. Y su insistencia en la responsabilidad de la comunidad por la educación tiene dos raíces. Una es su experiencia personal de la insuficiencia del Estado, y la otra es su idea general de que la sociedad debe tender a la autogestión en todas sus formas, resolviendo por sí misma sus propios problemas. Pero abogó por la formación dual, para no dejar todo el peso del coste de los estudios en manos de la comunidad, sino que el propio estudiante debía asumir una parte. Además, Arizmendiarrieta se oponía a la división de la vida en dos períodos, uno de estudio (a expensas de los que trabajan), y otro de trabajo. Pensaba que el estudio y el trabajo, más que etapas consecutivas, debían constituir actividades combinadas y duraderas.

Trabajo y sindicato

Arizmendiarrieta crea en septiembre de 1960 la revista cooperativa que siempre dirigió "TU-Trabajo y Sindicato", inicialmente denominada "Cooperación". Dijo que “El trabajo es la base firme para el desarrollo y la promoción, la Unión es la palanca que multiplica las fuerzas de todos, y la Cooperación es para nosotros un sistema de solidaridad, para hacer del trabajo el instrumento adecuado para la promoción, personal y colectiva”. Por ello, insistió en recoger estos conceptos en los Estatutos de las cooperativas.

Concibió la revista como “una constante invitación al diálogo, la relación y la cooperación para la aplicación práctica de los postulados de la justicia social en el ámbito empresarial, en un clima de libertad y amor, indispensable en una comunidad de trabajo”. Consideró el trabajo como un camino de autorrealización personal y solidaria, de superación individual y de superación colectiva, siendo el exponente de una conciencia humanística y social más incuestionable.

Constantemente explicó que el trabajo dignifica a las personas, y que del trabajo dependen los diferentes niveles de desarrollo en regiones y países. Señaló que un estudio de expertos arrojó que en Estados Unidos, la contribución de la naturaleza, la tierra, los bosques, los ríos, los mares y las minas al nivel de desarrollo se estimó en un octavo, y que el factor trabajo fue de siete octavos.. El propio Valle de Deba, donde se encuentra Mondragón, no destaca por su riqueza natural, pero su desarrollo está impulsado y creado por el trabajo de sus habitantes.

En cuanto al sindicato, se vio como un signo de solidaridad en una democracia, por lo que las cooperativas deberían ser democráticas, con cada miembro con un solo voto. Al mismo tiempo, la unidad exigió la responsabilidad de todos, porque la unidad es la fuerza de los débiles, y la solidaridad es una poderosa palanca que multiplica la fuerza.

La reforma de la empresa

Arizmendiarrieta buscó la dignidad de los trabajadores a través de la reforma de la empresa, inspirándose en los postulados de la doctrina Social Cristiana. Ya en 1933, el programa del sindicato vasco ELA/STV establecía que los derechos del trabajador no se agotaban con un salario justo, por lo que exigía su participación en la empresa, haciéndole partícipe de los beneficios mediante la emisión de acciones en la capital, y en segundo lugar co-administrador de la empresa. Después de la Guerra Civil de 1936 se prohibieron los sindicatos, pero la doctrina socialcristiana estuvo presente en las organizaciones de trabajadores católicos, ganando mayor desarrollo en la década de 1960.De hecho, fueron los movimientos obreros católicos de Alemania y Bélgica los que, aprovechando la situación de reconstrucción de la posguerra, habían reclamado con más fuerza el acceso de los trabajadores a la dirección, los beneficios y el accionariado de la empresa, criticando duramente el predominio del capital. sobre el hombre

Arizmendiarrieta, tras quince años sin éxito proponiendo cambios en la dirección del Sindicato de Cerrajeros, en 1956 tomó la trascendental decisión de animar a un grupo de jóvenes profesionalmente preparados a dejar sus puestos de trabajo consolidados en el Sindicato de Cerrajeros para crear una cooperativa. Se dispuso a realizar sus ideas sobre la primacía del trabajo sobre el capital, sobre la autogestión y sobre la democracia. Por supuesto, las relaciones de Arizmendiarrieta con algunos empresarios empeoraron notablemente, y surgieron dificultades incluso en relación con la Escuela Profesional, donde hasta entonces la colaboración había sido óptima y generosa. Tras los éxitos iniciales de las cooperativas, en los años siguientes escribió que una de las tareas más nobles y trascendentales que se podía emprender era despertar en el pueblo la conciencia de sus propias posibilidades.Era necesario que los trabajadores pudieran revivir con la esperanza de una verdadera emancipación propia a través del trabajo y la paz cristiana. En adelante dejó de aludir explícitamente a la reforma de la empresa.

Liderazgo y ascendencia

El método de trabajo de Arizmendiarrieta se basaba en trabajar en equipo con jóvenes de su confianza. La labor docente que realizó en la primera Escuela Profesional de Zaldispe y la creación de la entidad Juventud Deportiva así como su participación en la Acción Católica, le hicieron conocer a los jóvenes más aplicados.Así, en 1946 seleccionó a once jóvenes para que prosiguieran sus estudios de Ingeniería Industrial por su cuenta, pero matriculados en la Universidad de Zaragoza, distante 200 km., y en 1955 cinco de ellos que ya eran destacados profesionales en el Sindicato de Cerrajeros, se animaron a crear la crear la primera cooperativa industrial denominada ULGOR. De tal forma que sus éxitos en la creación de entidades de 1941 a 1955 generaron la suficiente seguridad en los jóvenes, recién casados ​​y pagando las hipotecas de sus casas, como para que abandonaran trabajos seguros en la mejor empresa de Mondragón, y se embarcaran en una aventura con futuro incierto, pero confiado en el mentor.

En 1959 ULGOR estaba creciendo exitosamente y se había consolidado en el mercado. Desde un principio, los socios habían elegido como presidente del Consejo Rector al ingeniero electrónico Alfonso Gorroñogoitia, quien a su vez había designado como director general al ingeniero químico José María Ormaetxea. Pero Arizmendiarrieta tenía en mente la idea de crear una entidad cooperativa de crédito, y tras redactar él solo el proyecto y los estatutos del Banco del Trabajo, logró que los ministerios aprobaran su creación. Para gestionarlo buscó por encima de todo el mérito la honradez, y propuso a Ormaetxea para ser su director, pasando de director general de una gran empresa a una modesta oficina en la calle Ferrerías, donde empezó a trabajar con otro empleado. Ormaetxea ha señalado que “Acepté, a pesar de ser un completo desconocimiento del negocio bancario, y apenas saber interpretar un balance ”. Asimismo, Arizmendiarrieta convenció a Gorroñogoitia de compaginar las dos presidencias, dada su gran ascendencia en los Consejos de Gobierno y Social de la ULGOR.

En 1965 Arizmendiarrieta impulsó personalmente la cooperativa industrial estudiantil Alecop. Para financiar sus instalaciones solicitó subvenciones a los organismos públicos y un préstamo al Banco del Trabajo, que solicitó avalistas. Arizmendiarrieta se dirigió a varios profesores de la Escuela Profesional para que los firmaran, siendo uno de ellos el futuro fundador y director del Centro de Investigación Ikerlan, Manolo Quevedo, “ le respondí que firmaría, pero tras obtener el visto bueno de mi mujer, porque Ya tenía tres hijas pequeñas. Avalar una empresa en la que los socios y administradores iban a ser los estudiantes, y los fiadores no tendrían ninguna vinculación, era ciertamente inusual ”.

Controversias

Arizmendiarrieta desarrolló su concepto de empresa humana a través de la acción y la práctica, lo que generó controversias que se pueden agrupar en cinco áreas:

- En 1941 Arizmendiarrieta llega a Mondragón con su ideario de la doctrina social de la Iglesia, donde el trabajador encuentra satisfacción en su trabajo, como ser humano inteligente y responsable. Inició su carrera en la Escuela de Aprendices del Sindicato de Cerrajeros y en la Acción Católica, y en esa época escribió que los trabajadores veían la iglesia al servicio del estado: “El Ejército, el clero y la Falange (el partido fascista de la jefe del gobierno, el dictador Franco) son las tres garras del capitalista». Asimismo, vieron a la Iglesia del lado de los vencedores de la guerra civil. Por ello, estableció un catálogo de tres virtudes para el sacerdote que quisiera actuar en el ámbito laboral: libertad, austeridad y diligencia.

- En 1956 estuvo a punto de ser deportado por el Gobernador Civil de Gipuzkoa, al ser considerado el principal responsable de las huelgas obreras de ese año. Asimismo, en 1965 y 1969 fue acusado por el Gobernador de que la Escuela Profesional era un foco de politización y subversión, cuando los alumnos participaban en los actos del “Día de la Patria Vasca” (Aberri Eguna). Y también en 1969, el Gobernador pretendía “poner en jaque a los soberbios cooperativistas de Mondragón y conseguir que se rindieran a sus pies, enfrascados en indecibles y peligrosos deseos de emancipación, cuya actitud rebelde podría contagiar al resto del País Vasco”.

- En 1960 comienzan las primeras críticas a los empresarios capitalistas locales y comarcales, directamente ya través de la Cámara Oficial de Industria de Gipuzkoa, desconfiados del crecimiento de las cooperativas. Arizmendiarrieta mantuvo una excelente relación con muchos empresarios, a los que animó a formar parte de la Escuela Profesional, como Juan Celaya de la empresa Cegasa de Oñati o José María Altuna de la empresa JMA de Mondragón. Pero los críticos argumentaron por un lado que hubo un traslado de trabajadores de sus empresas a las nuevas cooperativas, y por otro lado que los beneficios fiscales de estas fueron la razón básica de su crecimiento. Era la deducción del 10% del impuesto de sociedades, que se destinaba al Fondo de Promoción y Empleo para la comunidad. Este segundo argumento fue recurrente durante muchos años.

- En las cooperativas no existían sindicatos de trabajadores, asumiendo sus funciones el Consejo Social, y en 1966 comenzaron las primeras críticas de sectores izquierdistas y sindicales, por considerar que el cooperativismo era una solución insuficiente para la sociedad, siendo un socialismo “desde adentro”. Estas críticas aceptaban como aspectos positivos del cooperativismo el gobierno democrático de la empresa de un socio/un voto y no basado en el capital, la imputación de la plusvalía del trabajo a la comunidad, o la solidaridad a través de la limitada franja salarial que impedía la formación de clases privilegiadas. Pero su gran objeción fue que el cooperativismo admitía los principios del libre mercado capitalista.

- En 1970 surgen otras críticas desde la nueva izquierda vasca, vinculada a los distintos grupos de ETA, y sus sucesivas escisiones. Consideraban que en las cooperativas había surgido una clase tecnocrática dirigente, incluyendo directamente a Arizmendiarrieta, que se autodenominaba cooperativista pero impedía la liberación de la clase obrera vasca. Y ese, de hecho, fue uno de los motivos por los que el Ministerio de Trabajo de Madrid había repartido Medallas al Mérito del Trabajo a los cooperativistas. En 1972 hubo polémicas de esta naturaleza en Alecop y en la "Escuela Vasca" (Ikastola) de Mondragón. Y en junio de 1974 se produce por primera vez una huelga cooperativa en las plantas de ULGOR y Fagor Electrónica, como consecuencia de las nuevas normas de evaluación de puestos de trabajo. Tras desagradables incidentes, la huelga finalizó con la expulsión de 24 socios, aprobada en Asamblea General. Varios años después se les dio la opción de readmisión, que algunos aceptaron. Asimismo, desde ese entorno se reprochaba al cooperativismo su falta de sensibilidad ante la cuestión vasca.

Influencia y legado

- En 1952, tras la inauguración de la nueva Escuela Profesional, recibe de manos del Ministro de Educación D. Ruiz Giménez, la Encomienda de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio.

- En abril de 1966 Mondragón rindió homenaje a tres ilustres personajes nombrándolos hijos adoptivos de la villa: el médico don Mariano Briones, el párroco don José Luis Iñarra y don José María Arizmendiarrieta. Los tres homenajeados celebraban 25 años de trabajo en Mondragón.

- En agosto de 1966, luego de inaugurada la cooperativa industrial estudiantil Alecoop, el Ministro de Trabajo Romero Gorria le entregó personalmente la medalla de oro al Trabajo.

- El camino de ladera de Olandixo, inaugurado en 1972, donde se encuentran Lagun Aro, Ikerlan y Laboral Kutxa, se denomina Paseo Jose Maria Arizmendiarrieta.

- En 1992 se inauguró un monumento en su honor en el barrio natal de Barinaga, en Markina-Xemein.

- El 6 de mayo de 2009 concluyó la fase diocesana de su proceso de canonización.

- El 14 de diciembre de 2015, Arizmendiarrieta fue declarada de virtud heroica por el Papa Francisco y pasó a ser Venerable en la Iglesia Católica.

- En abril de 2016, la Plaza Laubide de Mondragón pasó a llamarse Plaza José María Arizmendiarrieta, con una placa en euskera y castellano con la siguiente leyenda: “Plaza José María Arizmendiarrieta (1915-1976). Fundador del cooperativismo Arrasate-Mondragon. Modelo de trabajo asociado que se extiende universalmente. 100 años después de su nacimiento”.

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