Jose guadalupe posada

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Calavera oaxaqueña, 1903, una de sus muchas hojas anchas.

José Guadalupe Posada Aguilar (2 de febrero de 1852 – 20 de enero de 1913) fue un litógrafo político mexicano que utilizó la impresión en relieve para producir ilustraciones populares. Su obra ha influido en numerosos artistas y caricaturistas latinoamericanos por su agudeza satírica y compromiso social. Usó calaveras, calaveras y huesos para transmitir críticas políticas y culturales. Entre sus obras más duraderas se encuentra La Calavera Catrina.

Vida temprana y educación

La Calavera Catrina de Posada.

Posada nació en Aguascalientes el 2 de febrero de 1852. Su padre fue Germán Posada Serna y su madre Petra Aguilar Portillo. Posada fue uno de ocho hermanos y recibió su educación temprana de su hermano mayor Cirilo, maestro de escuela rural. El hermano de Posada le enseñó a leer, escribir y dibujar. Luego se unió a La Academia Municipal de Dibujo de Aguascalientes (la Academia Municipal de Dibujo de Aguascalientes). Posteriormente, en 1868, siendo adolescente, entró como aprendiz en el taller de José Trinidad Pedroza, quien le enseñó litografía y grabado.

En 1871, antes de cumplir la adolescencia, su carrera comenzó con un trabajo como caricaturista político para un periódico local en Aguascalientes, El Jicote ("The Bumblebee"), donde se publicaron sus primeras caricaturas. El periódico cerró después de 11 ediciones, supuestamente porque una de las caricaturas de Posada había ofendido a un poderoso político local. En 1872, Posada y Pedroza se dedicaron a la litografía comercial en León, Guanajuato. Mientras estuvo en León, Posada abrió su propio taller y trabajó como profesor de litografía en la escuela secundaria local. Continuó también su labor con litografías y grabados en madera. En 1873 regresó a su casa en la ciudad de Aguascalientes donde se casó con María de Jesús Vela en 1875. Al año siguiente le compró la imprenta a Pedroza.

De 1875 a 1888, Posada continuó colaborando con varios periódicos de León, entre ellos La Gacetilla, el Pueblo Caótico y La Educación. Sobrevivió a la gran riada de León el 18 de junio de 1888, de la que publicó varias litografías representando la tragedia en las que se encontraron más de doscientos cincuenta cadáveres y más de 1.400 personas desaparecidas.

A finales de 1888 se trasladó a la Ciudad de México, donde aprendió el oficio y técnica del grabado en plomo y zinc. Colaboró con el periódico La Patria Ilustrada y la Revisita de México hasta los primeros meses de 1890.

Carrera como artista

Reproducción del restaurado Gran calavera eléctrica ()Gran cráneo eléctrico), por Posada 1900-1913
El Calavera Maderista, en el Museo Nacional de Arte, Ciudad de México
El taller de Posada, México, ca 1900

Comenzó a trabajar con Antonio Vanegas Arroyo [es], hasta que pudo establecer su propio taller litográfico. A partir de entonces Posada emprendió trabajos que le valieron la aceptación y admiración popular por su sentido del humor y propensión a la calidad de su trabajo. En su amplia y variada obra, Posada retrató las creencias, el estilo de vida cotidiano de los grupos populares, los abusos del gobierno y la explotación del pueblo común. Ilustró las famosas calaveras, junto con otras ilustraciones que se hicieron populares a medida que fueron distribuidas en varios periódicos y publicaciones periódicas.

En 1883, tras su éxito, fue contratado como profesor de litografía en la Escuela Preparatoria local. La tienda floreció hasta 1888, cuando una desastrosa inundación azotó la ciudad. Posteriormente se mudó a la Ciudad de México. Su primer empleo regular en la capital fue en La Patria Ilustrada, cuyo editor era Ireneo Paz, abuelo del posteriormente famoso escritor Octavio Paz. Posteriormente se incorporó al personal de una editorial propiedad de Antonio Vanegas Arroyo y mientras estuvo en esta firma creó una prolífica cantidad de portadas de libros e ilustraciones. Gran parte de su trabajo también se publicó en panfletos sensacionalistas que describían diversos acontecimientos actuales.

Desde el estallido de la Revolución Mexicana en 1910 hasta su muerte en 1913, Posada trabajó incansablemente en la prensa. Las obras que realizó en su imprenta durante este tiempo le permitieron desarrollar su destreza artística como dibujante, grabador y litógrafo. En esa época continuó realizando ilustraciones satíricas y caricaturas destacadas en la revista El Jicote. Desempeñó un papel crucial para el gobierno durante la presidencia de Francisco I Madero y durante la campaña de Emiliano Zapata.

Obras destacadas

Las obras más conocidas de Posada son sus calaveras. Su obra más famosa e influyente es La Calavera Catrina, que se publicó por primera vez de forma póstuma en una andanada de 1913. Catrina probablemente pretendía ser un retrato satírico de las élites mexicanas que imitaban la moda europea, pero el texto, que no fue escrito por el artista, satirizaba a los vendedores de garbanzos de la clase trabajadora. La imagen de la Catrina de Posada apareció en varios otros panfletos. Fue elaborado en plena figura por el muralista Diego Rivera. Catrina es ahora la imagen más extendida asociada al Día de Muertos.

Vida y muerte posteriores

En gran parte olvidado al final de su vida, José Guadalupe Posada murió en 1913 de gastroenteritis. Tres de sus vecinos certificaron su muerte, aunque sólo uno de ellos conocía su nombre completo. Según los informes, murió sin un centavo y finalmente fue enterrado en una tumba de pobre anónima.

Legado

El mural de Rivera "Sunday Afternoon in Alameda Park" (1946-1947), mostrando su imagen completa de Catrina de pie junto a Posada (vestido en traje negro) y un autorretrato como niño.
El Día de los Muertos se celebra generalmente en México central y meridional durante los días fríos del 1 y el 2 de noviembre

Los académicos han estimado que durante su larga carrera, Posada produjo más de 20.000 imágenes para periódicos, folletos y libros de capítulos. Posada fue estudiado por figuras clave del muralismo mexicano, entre ellos Jean Charlot, Diego Rivera y José Clemente Orozco, quienes crearon un arte nacional. Rivera avanzó la falsa creencia de que Posada era un artista protorrevolucionario.

Aunque Posada generalmente se ha caracterizado como alguien que utilizaba técnicas artesanales tradicionales, probablemente utilizó procesos fotomecánicos y creó deliberadamente imágenes de aspecto desgastado para atraer a su clientela de clase baja. Frida Kahlo habló "casi con reverencia" de Posada y publicó algunas de sus impresiones en su habitación de hotel en la ciudad de Nueva York en 1933.

En la década de 1920, el artista mexicano nacido en Francia Jean Charlot fue el primero en popularizar las andanadas de Posada como arte. En 1929, el libro de Anita Brenner Ídolos detrás de los altares utilizó ilustraciones de Posada. Brenner llamó a Posada profeta y lo vinculó con los mexicas, campesinos y trabajadores. La autora estadounidense Frances Toor promovió a Posada como folklore con su libro de 1930 Posada: Grabador Mexicano, la primera monografía sobre Posada. Rivera comentó sobre 406 grabados de Posada en el prólogo del libro.

Cuando Leopoldo Méndez regresó de los programas de Misiones Culturales de la Secretaría de Educación Pública de México en Jalisco, Méndez conoció los grabados de Posada y lo adoptó como héroe artístico y cultural. Uno de los últimos proyectos de Méndez fue un estudio de Posada, donde Méndez reprodujo más de 900 ilustraciones de Posada.

El esqueleto del editor popular (Antonio Vanegas Arroyo)
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