Jonadab
Jehonadab (hebreo: יְהוֹנָדָב; que significa Jehová está dispuesto; latín: Jonadab) fue el hijo de Recab. Se le menciona en 2 Reyes 10:15-31. Cineo, apoyó a Jehú, hijo de Nimsi, en la eliminación de la casa de Acab y en la supresión del culto a Baal en toda Samaria. Jehú busca su apoyo en una reunión en el desierto y le asegura a Jonadab su "celo por el Señor".
En el Libro de Jeremías se le llama tanto Jonadab como Jonadab.
Prohibió a sus seguidores beber alcohol y se le atribuye la fundación de los recabitas. También ordenó que vivieran en tiendas de campaña, en lugar de casas. En Jeremías 35:6-19, se elogia a sus seguidores por adherirse a sus instrucciones, y Dios promete que su linaje continuará.
Testigos de Jehová
Los testigos de Jehová usan los términos Jonadabs o Jehonadabs para referirse a los cristianos que esperan vivir para siempre en la tierra, en lugar de en el cielo. El término se usó por primera vez de esta manera a principios de la década de 1930, aunque ahora se usa con menos frecuencia; Los testigos de Jehová ahora suelen usar los términos gran muchedumbre (personas que sobreviven al Armagedón) y otras ovejas (sobrevivientes del Armagedón y otros resucitados más tarde).
Los testigos creen que exactamente 144.000 hombres y mujeres reinarán con Jesucristo en el cielo, de todos los cristianos que han muerto desde que Jesús' Resurrección. Se refieren a estos como los ungidos o Israel espiritual, y los que aún viven son referidos como el remanente. Los testigos creen que, de manera similar a Jehonadab, como no judío, que ayuda a Jehú, la clase de Jonadab ayuda al Israel espiritual. El 15 de agosto de 1934 La Atalaya declaró:
La clase Jonadab son de aquellos que ‘escuchan’ el mensaje de la verdad y que deben decir a aquellos en su audiencia: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y que venga el que es la trucha. Y cualquiera que quiera, tome el agua de la vida libremente. (Ap. 22:17) Los de la clase Jonadab deben ir junto con los que son de la compañía antitípica Jehu, es decir, los ungidos, y anunciar el mensaje del reino, aunque no sean los testigos ungidos de Jehová.
—Como se cita en "Que alguien oiga decir: '¡Ven!'", La Atalaya, 15 de diciembre de 1990, página 13
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