Hidromancia

Hidromancia (griego antiguo ὑδρομαντεία, adivinación del agua, de ὕδωρ, agua, y μαντεία, adivinación ) es un método de adivinación por medio del agua, que incluye el color, el flujo y el reflujo, u ondas producidas por los guijarros que se dejan caer en un estanque.
Métodos de hidromancia
Existen varios métodos de hidromancia. La hidromancia con agua de lluvia se denominó “hidatoscopia” y la hidromancia con agua de un manantial se denominó “pegomancia”.
El jesuita M. A. Del Rio (1551-1608) describió varios métodos de hidromancia. El primer método descrito representa un anillo colgado de una cuerda que se sumerge en un recipiente con agua que se agita. Se hace un juicio o predicción por el número de veces que el anillo golpea los costados del barco.
Un segundo método consiste en arrojar tres piedras al agua estancada y se realizan observaciones a partir de los círculos que se forman cuando los objetos golpean el agua.
El tercer método descrito dependía de la agitación del agua. Esta costumbre prevalecía entre los cristianos orientales, que anualmente bautizaban en ese elemento.
Un cuarto método utilizaba los colores del agua y las figuras que aparecían en ella. Varrón afirmó que de esta manera se hicieron muchos pronósticos sobre la guerra Mitrídates. Esta rama de la adivinación resultó tan importante que se le dio un nombre distinto, y de ella surgió la adivinación de las fuentes cuyas aguas se visitaban con frecuencia.
Pausanias (siglo II d.C.) describió la fuente cerca de Epidauro que estaba dedicada a la diosa Ino, en la que los adoradores arrojaban panes que esperaban recibir un oráculo de la diosa. Si los panes eran aceptados, entonces se hundían en el agua, lo que significaba buena suerte, pero si los panes eran arrastrados desde la fuente, significaba mala suerte.
Una costumbre de las antiguas tribus germánicas era arrojar a los niños recién nacidos al río Rin. Se pensaba que si el niño era ilegítimo se ahogaría, pero si era legítimo nadaría. Esta costumbre parece ser precursora de la costumbre del siglo XVII de las "brujas nadadoras" quizás relacionado con la ley anglosajona de juicio por agua.
En un quinto método de hidromancia, se pronuncian palabras misteriosas sobre un vaso de agua y luego se observan su exuberancia espontánea.
En el sexto método, se dejaba caer una gota de aceite en un recipiente con agua. Esto creó un espejo a través del cual se hicieron visibles cosas maravillosas. Este, dijo Del Río, es el Modus Fessanus.
El séptimo método de hidromancia fue citado por Clemens Alexandrinus, quien citó que las mujeres de Alemania observaban los remolinos y cursos de los ríos para realizar interpretaciones de pronóstico. Ese mismo hecho fue mencionado por J. L. Vives en su Comentario a San Agustín.
En la magia del Renacimiento, la hidromancia se clasificaba como una de las siete "artes prohibidas", junto con la nigromancia, la geomancia, la aeromancia, la piromancia, la quiromancia (quiromancia) y la espátulamancia (escapulimancia).