Hermarco de Mitilene
Hermarco (griego: Ἕρμαρχoς, Hermarkhos; c. 325-c. 250 a. C.) fue un filósofo epicúreo. Fue discípulo y sucesor de Epicuro al frente de la escuela. Ninguno de sus escritos sobrevive. Escribió obras dirigidas contra Platón, Aristóteles y Empédocles. Un fragmento de su Contra Empédocles, conservado por Porfirio, discute la necesidad de la ley en la sociedad. Filodemo cita sus puntos de vista sobre la naturaleza de los dioses.
Vida
Hermarco era hijo de Agemarco, un hombre pobre de Mitilene (en la Grecia insular), y fue educado al principio como retórico, pero luego se convirtió en un fiel discípulo de Epicuro, quien le dejó su jardín y lo nombró su sucesor como el director de su escuela, alrededor del 270 a. Murió en la casa de Lysias a una edad avanzada, y dejó tras de sí la reputación de un gran filósofo. Cicerón ha conservado una carta de Epicuro dirigida a él.
Diógenes Laërtius mencionó de una carta escrita por Epicuro, "Todos mis libros serán entregados a Hermarchus. Y si algo le sucediera a Hermarchus antes de que crezcan los hijos de Metrodorus, Amynomachus y Timocrates darán de los fondos legados por mí, en la medida en que lo que sea posible, lo suficiente para sus varias necesidades, con tal que estén bien ordenados, y de lo demás provean según mis arreglos, para que todo se lleve a cabo, en cuanto esté en su poder".
Escritos
Hermarchus fue autor de varias obras, que Diógenes Laërtius caracteriza como "excelentes" (griego: κάλλιστα):
- Πρὸς Ἐμπεδoκλέα – Contra Empédocles (en 22 libros)
- Περὶ τῶν μαθημάτων – Sobre los matemáticos
- Πρὸς Πλάτωνα – Contra Platón
- Πρὸς Ἀριστoτέλην – Contra Aristóteles
Todas estas obras se han perdido y, salvo el fragmento Contra Empédocles, no sabemos nada de ellas salvo sus títulos. Pero de una expresión de Cicerón, podemos inferir que sus obras fueron de carácter polémico, y dirigidas contra la filosofía de Platón y Aristóteles, y sobre Empédocles.
Porfirio ha conservado un fragmento largo (cita o paráfrasis) de una obra no especificada de Hermarco. Este fragmento es probablemente de su Contra Empédocles. En este fragmento, Hermarchus analiza las razones del castigo por asesinato. Argumenta que los primeros legisladores se guiaron por el principio de que el asesinato no era bueno para la sociedad y pudieron educar a otras personas de que este era un principio racional. Luego crearon castigos para aquellas personas que no podían ser educadas. Para todos los que comprendieran que el asesinato no era útil, no harían falta leyes; los castigos sólo son necesarios para aquellos que no entienden esto. Para Hermarchus, este fue un ejemplo de progreso social y un aumento de la racionalidad.
Philodemus en su On the Way of Life of the Gods, cita la opinión de Hermarchus de que los dioses respiran, porque los dioses son seres vivos y todos los seres vivos respiran. Philodemus continúa diciendo que, según Hermarchus, los dioses deben hablar entre sí, porque la conversación conduce a la felicidad:
Y hay que decir que usan el habla y conversan entre sí; pues, dice [Hermarchus], no los consideraríamos más dichosos e indestructibles si no lo hicieran, sino más bien semejantes a los seres humanos mudos. Puesto que, de hecho, todos los que no estamos mutilados usamos el lenguaje, decir que los dioses o están mutilados o no se parecen a nosotros en este aspecto (no habiendo otra forma ni ellos ni nosotros de dar forma a las expresiones) es extremadamente tonto, especialmente porque la conversación con aquellos como ellos es una fuente de placer indescriptible para los buenos.
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