Guerra de Melilla

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La Segunda campaña de Melilla o Guerra de Melilla fue un conflicto en 1909 en Marruecos alrededor de Melilla. La lucha involucró a los rifeños locales y al ejército español.

Antecedentes históricos

El Tratado de Paz con Marruecos que siguió a la Guerra de 1859-1860 supuso la adquisición de un nuevo perímetro urbano para Melilla, elevando su superficie a los 12 km actuales. Tras la declaración de Melilla como puerto libre en 1863, la población comenzó a aumentar, principalmente con los judíos sefardíes que huían de Tetuán que fomentaban el comercio dentro y fuera de la ciudad. El nuevo acuerdo de 1894 con Marruecos que siguió a la Guerra de Margallo de 1893 entre españoles y miembros de las tribus rifeñas aumentó el comercio con el interior del país, llevando la prosperidad económica de la ciudad a un nuevo nivel.

Sin embargo, el cambio de siglo vio los intentos de Francia (con sede en la Argelia francesa) de aprovechar su esfera de influencia recién adquirida en Marruecos para contrarrestar la destreza comercial de Melilla fomentando los vínculos comerciales con las ciudades argelinas de Ghazaouet y Orán. Melilla empezó a sufrir por ello, a lo que se sumó la inestabilidad provocada por las revueltas contra Muley Abdel Aziz en el interior, aunque a partir de 1905 el pretendiente al sultán El Rogui Bou Hmara llevó a cabo una política de desactivación de hostilidades en la zona que favorecía a España. La Conferencia de Algeciras de 1906 sancionó la intervención directa francesa y española en Marruecos. Los franceses se apresuraron a ocupar Oujda en 1907, comprometiendo el comercio de Melilla con esa ciudad. La persistente inestabilidad en el Rif seguía amenazando a Melilla.Después de la ocupación española de Ras Kebdana el 12 de marzo de 1908, que provocó una mayor intervención potencial en la cuenca de Moulouya, las empresas mineras extranjeras comenzaron a ingresar al área. La Compañía Española de Minería del Rif fue formada en julio de 1908 por Clemente Fernández, Henry Macpherson, el conde de Romanones, el duque de Tovar y Juan Antonio, Güell

El 8 de agosto de 1908, los rifeños atacan las minas sin causar bajas, pero Muley Mohamet es detenido y enviado a Fez, donde muere en prisión. En medio del conflicto con las tribus rifeñas, Bou Hmara, al carecer del suficiente apoyo español, se vio obligado a abandonar la zona a finales de 1908. Sin apoyo en territorio hostil, el general José Marina Vega, comandante militar de Melilla, solicitó al gobierno de España refuerzos para proteger las minas, pero ninguna fue enviada. El 9 de julio de 1909 se produjo un nuevo ataque y varios trabajadores ferroviarios españoles fueron asesinados por miembros de la tribu, lo que provocó una ofensiva de represalia ordenada por Marina Vega durante la cual se ocuparon varias posiciones cerca de Melilla.

Batallas

Como consecuencia de estas muertes, el presidente del Gobierno Antonio Maura aumentó la guarnición española en Melilla de 5.000 hombres a 22.000 en preparación para una ofensiva. Todas las fuerzas españolas involucradas eran reclutas; en esta etapa, España no tenía ni tropas profesionales, ni tropas autóctonas bajo las armas. El ejército español estaba mal entrenado y equipado y carecía de mapas básicos.

El empeño en la España peninsular que siguió al inicio del conflicto provocó la insurrección de las clases populares (el sistema daba facilidades a los ricos para evitar el empeño), repercutiendo en los hechos de la Semana Trágica, que tuvo lugar desde finales de julio hasta principios de agosto, con mayor acritud en Barcelona, ​​donde las protestas se entrelazaron con estallidos de violencia anticlerical, obligando al gobierno de Maura a suspender las garantías constitucionales en todo el país después del 28 de julio.

Los francs-tireurs dispararon contra las tropas españolas y se produjeron escaramuzas cerca de Melilla. El general Marina decidió apostar seis compañías en Ait Aixa, al mando del coronel Álvarez Cabrera. Salieron de Melilla al caer la noche pero se extraviaron y, por la mañana, se encontraron en el Cañón de Alfer, donde fueron diezmados por disparos desde las alturas. El coronel Cabrera y 26 hombres murieron y 230 resultaron heridos.

El 27 de julio, los españoles sufrieron una segunda derrota (conocida en España como el Desastre del Barranco del Lobo [ es ]: "Desastre del Barranco del Lobo"). El día anterior Marina había determinado enviar fuerzas para proteger la Segunda Caseta y también ordenó al general Pintos hacer guardia en las inmediaciones del monte Gurugu al mando de una brigada de jägers. Los rifeños tendieron una emboscada a los jägers e infligieron pérdidas de unos 600 heridos y 150 muertos a las tropas españolas (aunque las cifras están sujetas a controversia), incluido Pintos, que pereció en acción.

Después de este desastre, los españoles detuvieron sus operaciones militares. Elevaron los niveles de tropas a 35.000 hombres y trajeron artillería pesada de España, ya finales de agosto lanzaron un nuevo ataque. En enero de 1910, su abrumadora fuerza les había permitido someter a la mayoría de las tribus orientales. Los españoles continuaron expandiendo su enclave de Melilla para abarcar el área desde el Cabo Tres Forcas hasta las ensenadas del sur de Mar Chica. Sin embargo, esto se logró a costa de 2.517 bajas.