Golán
Golán (hebreo: גּוֹלָן Gōlān; árabe: جولان Gōlān o Jōlān) es el nombre de un ciudad bíblica más tarde conocida por las obras de Josefo (siglo I d.C.) y Eusebio (Onomasticon, principios del siglo IV d.C.). Los arqueólogos ubican la ciudad bíblica de Golán en Sahm el-Jaulān, un pueblo sirio al este de Wadi ar-Ruqqad en la gobernación de Daraa, donde se encontraron las primeras ruinas bizantinas. El geógrafo histórico israelí, Zev Vilnay, identificó tentativamente la ciudad del Golán con el Goblana (Gaulan) del Talmud, que pensó que era la ruina ej-Jelêbîne en el Wâdy Dabûra, cerca del lago de Huleh, por manera de una corrupción del nombre original del sitio. Según Vilnay, el pueblo tomó su nombre del distrito de Gaulanitis (Golán). La ruina no está lejos del Puente de las Hijas de Jacob. Los vestigios de la ciudad fueron descritos por G. Schumacher a fines del siglo XIX como "una ruina del desierto" sin tener "restos visibles de importancia, pero [teniendo] la apariencia de gran antigüedad".
Golán, en griego Gaulanitis (griego: Γαυλανῖτις Gaulanítis), es el nombre de la región aparentemente nombrada por la ciudad de Golán. Durante gran parte del período helenístico, cuando se acuñó el nombre de Gaulanitis, la región formaba parte del Imperio seléucida. En tiempos de los romanos se repartía entre las provincias romanas de Judea y Fenicia.
Biblia hebrea
El área se menciona en la Biblia hebrea como el territorio de Manasés en el territorio conquistado de Basán: Golán era la más septentrional de las tres ciudades de refugio al este del río Jordán (Deuteronomio 4:43). Manasés entregó esta ciudad levita a los levitas gersonitas (Josué 21:27; 1 Crónicas 6:71). Según la Biblia, los israelitas conquistaron el Golán y se lo quitaron a los amorreos.
Período persa
Durante el período persa (c. 539–332 a. C.), la región del Golán, junto con Basán, formaron la satrapía de Karnaim.
Períodos helenístico y romano temprano
Ahora llamado Gaulanitis, el área formó un distrito por sí mismo durante el período helenístico temprano. Una vez que el Imperio seléucida comenzó su colapso gradual, el Golán se convirtió en un objetivo para los itureanos y otras tribus árabes. Al mismo tiempo, estuvo envuelto por las guerras regionales libradas por el gobernante asmoneo Alejandro Jannaeus (r. 103-76 a. C.) y los reyes nabateos Obodas I y Aretas III entre ca. 93–80 a. C., lo que llevó a la conquista del Golán por parte del primero. En el 63 a. C., todo el antiguo reino seléucida fue conquistado por el general romano Pompeyo, y los itureanos colonizaron el Golán. En el 23 a. C., el rey judío Herodes el Grande, un gobernante cliente leal a Roma, recibe el dominio sobre la región más amplia de Hauran y se lo deja a sus herederos, quienes lo mantienen hasta la muerte de Agripa II a fines del siglo I d.
La ciudad de Golán era conocida por Josefo. Cerca de Golán, Alexander Jannaeus fue emboscado por el rey Obodas I de los nabateos. Formaba el límite oriental de Galilea y era parte de la tetrarquía de Filipo. Fue descrito por Eusebio en su Onomasticon como un gran pueblo que dio nombre al país circundante.
Períodos tardorromano y bizantino
La región fue próspera entre los siglos II y VII EC cuando las comunidades paganas fueron reemplazadas paso a paso por comunidades cristianas. Una visión diferente es que los cristianos del Golán eran gasánidas, una tribu árabe originaria de Yemen, utilizada por los bizantinos como guardias fronterizos desde finales del siglo V. La arqueología atestigua una importante presencia judía desde la época romana en el Golán, y en el siglo VI la población del Golán bizantino estaba formada por judíos y cristianos gasánidas.
El Golán fue próspero durante los períodos romano y bizantino, pero tenía un carácter puramente rural y carecía de ciudades más grandes.