Gen de Dios
La hipótesis del gen de Dios propone que la espiritualidad humana está influenciada por la herencia y que un gen específico, llamado transportador vesicular de monoamina 2 (VMAT2), predispone a los humanos hacia experiencias espirituales o místicas. La idea ha sido propuesta por el genetista Dean Hamer en el libro de 2004 llamado The God Gene: How Faith is Hardwired into our Genes.
La hipótesis del gen de Dios se basa en una combinación de estudios genéticos conductuales, neurobiológicos y psicológicos. Los principales argumentos de la hipótesis son: (1) la espiritualidad se puede cuantificar mediante mediciones psicométricas; (2) la tendencia subyacente a la espiritualidad es parcialmente hereditaria; (3) parte de esta heredabilidad se puede atribuir al gen VMAT2; (4) este gen actúa alterando los niveles de monoamina; y (5) la espiritualidad brinda una ventaja evolutiva al proporcionar a las personas un sentido innato de optimismo.
Propuesta
De acuerdo con la hipótesis del Gen de Dios, la espiritualidad tiene un componente genético, del cual (VMAT2) comprende un componente que contribuye a las sensaciones asociadas con experiencias místicas, incluida la presencia de Dios y los sentimientos de conexión con un universo más grande.
La investigación utiliza la escala de autotrascendencia desarrollada por el psicólogo Robert Cloninger para cuantificar la espiritualidad utilizando tres subescalas: "olvido de sí mismo" (como en la tendencia a estar totalmente absorto en alguna actividad, como la lectura); "identificación transpersonal" (un sentimiento de conexión con un universo más grande); y "misticismo" (una apertura para creer cosas que aún no han sido probadas, como la percepción extrasensorial). Cloninger sugiere que, en conjunto, estas medidas son una forma razonable de cuantificar (hacer medible) la propensión de un individuo a ser espiritual.
Se demostró que la medida de autotrascendencia es hereditaria mediante estudios de gemelos clásicos realizados por Lindon Eaves y Nicholas Martin. Su trabajo demostró que aproximadamente el 40% de la variación en la autotrascendencia se debía a los genes. Por el contrario, se descubrió que las creencias religiosas específicas (como la creencia en una deidad en particular) no tienen una base genética y, en cambio, son unidades culturales o memes. Se sacaron conclusiones similares de estudios de gemelos idénticos criados por separado.
Con el fin de identificar algunos de los genes específicos involucrados en la autotrascendencia, Hamer analizó datos de puntaje de personalidad y ADN de más de 1,000 individuos e identificó un locus particular, VMAT2, con una correlación significativa. VMAT2 codifica un transportador vesicular de monoaminas que juega un papel clave en la regulación de los niveles de las sustancias químicas cerebrales serotonina, dopamina y norepinefrina. A su vez, se postula que estos transmisores de monoamina desempeñan un papel importante en la regulación de las actividades cerebrales asociadas con las creencias místicas.
Hamer planteó la hipótesis de que la autotrascendencia podría proporcionar una ventaja evolutiva al proporcionar a los seres humanos un sentido innato de optimismo que les da la voluntad de seguir viviendo y procreando, a pesar de la inevitabilidad de la muerte, y promoviendo una mejor salud y recuperación de enfermedades.
Respuesta científica
En el cerebro, las proteínas VMAT2 se encuentran en vesículas sinápticas. VMAT2 transporta neurotransmisores de monoamina desde el citosol de las neuronas de monoamina a las vesículas. El biólogo del desarrollo y bloguero científico PZ Myers argumenta: "Es una bomba. Una diminuta bomba responsable de empaquetar un neurotransmisor para exportarlo durante la actividad cerebral. Sí, es importante, e incluso puede ser activo y necesario durante un procesamiento de orden superior, como el religioso". pensó. Pero una cosa que no es es un 'gen de dios'".
El escritor de divulgación científica Carl Zimmer dijo que VMAT2 se puede caracterizar como un gen que representa menos del uno por ciento de la variación de las puntuaciones de autotrascendencia. Estos, dice Zimmer, pueden significar cualquier cosa, desde pertenecer al Partido Verde hasta creer en ESP. Zimmer también señala que la teoría de God Gene se basa en un solo estudio no publicado ni replicado.
Sin embargo, Hamer señala que la importancia del hallazgo de VMAT2 no es que explique todos los sentimientos espirituales o religiosos, sino que señala el camino hacia una vía neurobiológica que puede ser importante. Actualmente, hay varios inhibidores de VMAT2 comercializados como medicamentos, incluidos deutetrabenazina, tetrabenazina y valbenazina. La pregunta del gen de Dios podría responderse mediante estudios experimentales.
Respuesta religiosa
A John Polkinghorne, físico teórico y sacerdote anglicano, miembro de la Royal Society y canónigo teólogo de la catedral de Liverpool, se le pidió un comentario sobre la teoría de Hamer por parte del periódico nacional británico The Daily Telegraph. Él respondió: "La idea de un gen de Dios va en contra de todas mis convicciones teológicas personales. No se puede reducir la fe al mínimo común denominador de la supervivencia genética. Muestra la pobreza del pensamiento reduccionista".
Walter Houston, capellán de Mansfield College, Oxford, y miembro de teología, le dijo al Telegraph: "La creencia religiosa no solo está relacionada con la constitución de una persona; está relacionada con la sociedad, la tradición, el carácter, todo está involucrado. Tener un gen que podría hacer todo lo que me parece bastante improbable".
Hamer respondió que la existencia de tal gen no sería incompatible con la existencia de un Dios personal: "Los creyentes religiosos pueden señalar la existencia de los genes de Dios como una señal más del ingenio del creador, una forma inteligente de ayudar a los humanos a reconocer y abrazar una presencia divina". Él señala repetidamente en su libro que "este libro trata sobre si existen los genes de Dios, no sobre si hay un Dios".
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