Francisco Antonio de Echavarri
Francisco Antonio de Echávarri (Vitoria-Gasteiz, Euskadi) fue un funcionario colonial español en la Nueva España. Fue presidente de la Audiencia de la Ciudad de México en 1760 cuando murió en el cargo el virrey Agustín de Ahumada. En esa capacidad, Echávarri sirvió como virrey interino hasta la llegada de Francisco Cajigal de la Vega, sucesor de Ahumada. Sirvió desde el 5 de febrero de 1760 al 28 de abril de 1760.
Echávarri era caballero de la Orden de Santiago. Antes de convertirse en oidor, había servido durante algún tiempo en la Nueva España.
Como inspector de minas en Zacatecas
Echávarri informó al virrey Pedro de Castro y Figueroa en una carta fechada en 1741 sobre el estado de cosas en las minas de Zacatecas. En 1739 había sido nombrado visitador por el virrey para investigar y poner fin a los abusos y violaciones de la Ley de Minas por parte de los mineros y poner fin a las numerosas disputas sobre la propiedad de las minas y las tierras. En su informe, afirmaba que "en Nueva Galicia el poder ha degenerado en tiranía".
Su investigación se encontró con la oposición de poderosos intereses mineros, en particular del poderoso conde de San Mateo Valaparaíso y sus aliados. Enfrentado con los partidarios del conde en Zacatecas y entre los oidores de la Audiencia de Guadalajara (así como con el apoyo de un virrey anterior, el arzobispo Juan Antonio de Vizarrón y Eguiarreta), Echávarri no pudo lograr mucho. Es significativo que en esta investigación en curso (de 1739 a 1751), el gobierno central de la colonia no tomó ninguna medida contra los dueños de las minas[1].
Echávarri también estuvo a cargo de la construcción de un acueducto desde Tlalnepantla para abastecer de agua a la Villa de Guadalupe, lugar de veneración de la Virgen de Guadalupe. Las obras de este proyecto comenzaron el 22 de junio de 1743 y se terminaron el 7 de julio de 1751.[2]
La principal controversia durante su administración de Nueva España
Posteriormente, Echávarri se convirtió en presidente de la Audiencia de México, un puesto de autoridad en la colonia sólo superado por el de virrey. Aunque la Audiencia era un tribunal jurídico, el más alto de la colonia, y aunque los oidores eran jueces, el organismo también ejercía importantes poderes legislativos y, a veces, ejecutivos en el gobierno de la Nueva España.
Una de las funciones de los oidores era la inspección semanal de las cárceles, para investigar el estado de las mismas y garantizar el buen trato a los presos. Esto lo hacían en las cuatro cárceles de "jurisdicción ordinaria". Los jueces admitían quejas orales o escritas de los presos y estaban autorizados a impartir justicia "in situ", modificando las sentencias cuando fuera necesario. Una consecuencia importante de este sistema fue que servía de control y apelación frente a los jueces de tribunales inferiores.
Estas visitas a las cárceles eran un asunto grave para los jueces. A principios del reinado de Carlos III (1759), Echávarri, siendo entonces presidente de la Audiencia, pidió ser relevado de su cargo por encontrarse muy ocupado con otras funciones de virrey interino y capitán general de la colonia. Existía un precedente para esto: el presidente de la Audiencia, Pedro Malo de Villavicencio, había sido relevado en 1739 cuando sucedió temporalmente al virrey Pedro de Castro y Figueroa. Sin embargo, la Audiencia se negó a acceder a la petición de Echávarri, alegando diferencias entre las dos situaciones.
Echávarri, a su vez, escribió al rey diciendo que muchos de los oidores que rechazaron su propuesta habían votado a favor de aceptar la de Malo de Villavicencio y que el documento que eximía a Malo había desaparecido de los archivos. Echávarri dijo al rey que creía que los oidores habían votado en contra de él personalmente, y que habrían aprobado una exención para otro individuo en las mismas circunstancias.
El Consejo de Indias, en nombre del rey Carlos, rechazó la queja de Echávarri y recalcó que todo oidor, sin excepción, estaba obligado a asistir a las inspecciones de las cárceles, como uno de los deberes más importantes del cargo. Esta decisión se dictó el 23 de octubre de 1762; la controversia se había prolongado durante algún tiempo. El Consejo llegó al extremo de condenar la excepción concedida a Malo de Villavicencio más de veinte años antes, alegando que la Audiencia no tenía autoridad para concederla.[3]
Después de servir como virrey provisional
Echávarri cedió su puesto temporal a Francisco Cajigal de la Vega a la llegada de este último a México. Cajigal había sido gobernador de Cuba al momento de la muerte del virrey Ahumada y Villalón. La Audiencia poseía órdenes selladas que se abrirían tras la muerte de Ahumada, y éstas nombraban a Cajigal para ocupar el puesto (también de forma interina). Zarpó de La Habana rumbo a Veracruz el 28 de marzo de 1760. Hizo su entrada solemne a la Ciudad de México el 28 de abril de 1760 y asumió el gobierno.
Véase también
- Lista de virreys de Nueva España
- Agustín de Ahumada y Villalón
- Francisco Cajigal de la Vega
Referencias
Enlaces externos
- (en español) Como inspector de minas
- (en español) The prison controversial, pp. 150-51
- (en español) El acueducto de Tlalnepantla