Federalización de Buenos Aires

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La federalización de Buenos Aires es, en el derecho argentino, el proceso de atribuirle carácter federal a un territorio con el propósito de convertirlo en capital de la Nación.

La federalización de Buenos Aires separó políticamente a la ciudad de la provincia de Buenos Aires para ponerla bajo el control directo del gobierno nacional. Esa había sido una aspiración constante de las demás provincias de Argentina desde la formación del Estado nacional. Sin embargo, duros debates políticos en torno a la cuestión impidieron la federalización hasta 1880, más de sesenta años después.

Constitución argentina

La primera Convención Constitucional exitosa, celebrada en 1853, definió en su artículo 3 el estatuto de Buenos Aires:

Las autoridades que ejercen el Gobierno Federal residen en la Ciudad de Buenos Aires, que es declarada capital de la Confederación por una ley especial.

En aquella época se utilizaban los términos Confederación Argentina para designar a Argentina (el uso evolucionó y ahora se utiliza en su lugar el término República Argentina). El artículo no pudo aplicarse, ya que Buenos Aires se retiró de la convención y formó un estado independiente. Cuando la provincia se reincorporó al país en 1860, se realizó una enmienda a la constitución que sutilmente modificó el Artículo III:

Las autoridades que ejercen el Gobierno Federal, residen en la ciudad declarada Capital de la República por una ley especial del Congreso, previa cesión hecha por una o más legislaturas provinciales del territorio para ser federalizadas.

El cambio no declaró a Buenos Aires como capital nacional de inmediato y dejó la puerta abierta para que otra ciudad fuera declarada como tal. Si bien la ciudad finalmente fue nombrada capital, el cambio fue satisfactorio para los porteños y para el resto del país y así permaneció.

Historia

Buenos Aires y las provincias

El peso de una mayor población y la importancia económica y comercial de la ciudad como único puerto de aguas profundas del país fueron factores decisivos en la relación entre las provincias federadas. Esa desigualdad se vio desde los primeros años del estado, cuando luego de la Revolución de Mayo los porteños se mostraron reticentes a aceptar a los diputados del interior en la Primera Junta, y se agudizó durante el largo período de inestabilidad política del Primer y Segundo Triunviratos y del Directorio. Los intentos de 1819 y 1826 de dictar una constitución unitaria para centralizar en Buenos Aires el poder administrativo directo sobre todo el territorio nacional acentuaron la situación, y las medidas políticas tomadas por las provincias en los años sucesivos, como el Pacto Federal, se orientaron a evitar que tales situaciones se produjeran.

Durante la Asamblea que dictó la primera constitución en 1853, la representación igualitaria con dos delegados por cada provincia en la Convención Constituyente provocó el rechazo de Buenos Aires, que reclamaba una representación proporcional a la población y consideraba que sus intereses estaban altamente amenazados por un gobierno federal.

Tratando de atenuar el conflicto, los delegados constitucionales fijaron la condición federal de la ciudad de Buenos Aires no en la propia constitución sino mediante una ley especial, que fue sancionada pocos días después de la firma de la constitución.

El desconocimiento por parte de Buenos Aires de las competencias de la convención constituyente llevó a la provincia a la sublevación y a separarse de la Confederación Argentina hasta 1860, cuando se reincorporó a cambio de varias modificaciones del texto constitucional original y la suspensión de la federalización.

Gobierno federal, invitados en Buenos Aires

Entre 1860 y 1880, las autoridades federales residían en Buenos Aires pero carecían de autoridad administrativa directa en el territorio en que se encontraban. Cuando Nicolás Avellaneda, candidato de las provincias, fue elegido para las elecciones nacionales, el derrotado Bartolomé Mitre encabezó la revolución de 1874. Las fuerzas leales al gobierno federal derrotaron a Mitre en la batalla de La Verde el 26 de noviembre, y a José Miguel Arredondo en la batalla de Santa Rosa; el general Julio Argentino Roca fue el más beneficiado, victorioso en Santa Rosa, consolidó su influencia política que lo llevaría a la presidencia para el mandato siguiente.

La relación entre las autoridades federales y las de Buenos Aires siguió siendo hostil; el Partido Unitario Nacionalista de Mitre instó a la abstención electoral y el gobernador bonaerense Carlos Casares reforzó la separación de su poder de administración y policía del federal. Avellaneda intentó la reconciliación indultando a los revolucionarios, pero la medida tuvo poco efecto.

Cuando en 1880 las perspectivas de Mitre de llegar a la presidencia eran nuevamente sombrías, ya que Avellaneda daba amplio apoyo a Roca, un enfrentamiento armado parecía nuevamente inminente. Carlos Tejedor, nuevo gobernador de Buenos Aires y partidario de Mitre, hizo alusión a que el gobierno federal sería su huésped.

Federalización por armas

Combate del 20 de junio: la defensa del Puente Barrancas por la Guardia Nacional de Buenos Ayres.

Cuando el gobierno de Avellaneda anunció la legislación de federalización de la ciudad de Buenos Aires, el gobernador Tejedor ordenó movilizaciones militares y la formación de milicias para entrenar a los ciudadanos en el uso de las armas. El Congreso Nacional sancionó una ley que prohibía a las provincias movilizarse militarmente sin permiso federal, pero Buenos Aires hizo caso omiso de la ley. Cuando el gobierno federal ordenó la confiscación de un barco cargado de armas para las milicias, el coronel José Inocencio Arias impidió la acción y acató las órdenes de Tejedor.

En respuesta a la actitud beligerante, Avellaneda dispuso el traslado temporal del gobierno federal a la localidad de Belgrano, ahora fuera de la ciudad de Buenos Aires (la localidad fue incorporada más tarde, en 1888, al Distrito Federal, y pasó a ser un barrio de la Ciudad de Buenos Aires). El Senado, la Corte Suprema y parte de la Cámara de Diputados se trasladaron allí antes de que el ejército nacional, comandado por Roca, sitiara Buenos Aires.

Batalla de Los Corrales (21 de junio): Ataque de tropas nacionales, cerca de Corrales (Mataderos), defendido por la Guardia Nacional de Buenos Ayres.

El enfrentamiento armado fue cruento. Después de las Batallas de Puente Alsina, Los Corrales y San José de Flores, las tropas de Tejedor salieron derrotadas.

Aunque Mitre apoyó la insurrección, sirvió como mediador durante la firma de un acuerdo para el desarme de las milicias y la renuncia de Tejedor.

El Congreso, desde su sede provisoria en Belgrano, en el edificio que hoy alberga el Museo Histórico Sarmiento, disolvió la legislatura de Buenos Aires.

El 24 de agosto de 1880, Avellaneda presentó una ley para declarar a la Ciudad de Buenos Aires capital de la república, bajo el control directo del gobierno federal. El 21 de septiembre la ley fue aprobada. Con la ratificación de la legislatura porteña días después, la ciudad de Buenos Aires quedó definitivamente separada de su provincia homónima, cuya capital se trasladó en 1884 a la ciudad de La Plata, que se construyó para cumplir con ese fin.

Más tarde intentos de federalización

En 1987, el presidente Raúl Alfonsín propuso trasladar la capital nacional a Viedma en un esfuerzo por atenuar la centralización poblacional en Buenos Aires que siempre había experimentado el país. La ley de federalización fue aprobada en mayo, pero resultó tan impopular que el traslado nunca se llevó a cabo y el proyecto fue cancelado en 1989.

Referencias

  • Ruiz Moreno, Isidoro (1986). La Federalización de Buenos Aires: los debates y las leyes. Buenos Aires: Hyspamerica. ISBN 950-614-467-2.
  • Eventos armados de 1880 - Argentina Ejército
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