Elecciones federales extraordinarias de México de 1929
Las elecciones presidenciales se llevaron a cabo en México el 17 de noviembre de 1929. El ganador de estas elecciones cumpliría el resto del mandato de 1928-1934 para el que Álvaro Obregón había sido elegido el año anterior a su asesinato.
En estas elecciones debutó el Partido Nacional Revolucionario, fundado en 1928 por el líder más poderoso de México en ese momento, Plutarco Elías Calles. Las elecciones de 1929 marcaron el inicio de 71 años ininterrumpidos de gobierno de ese partido, que luego pasó a llamarse Partido de la Revolución Mexicana en 1938 y finalmente Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 1946. Ningún partido de oposición ganaría una elección presidencial hasta el 2000. elecciones.
Según los resultados oficiales, las elecciones las ganó Pascual Ortiz Rubio, que obtuvo el 93,6% de los votos. El candidato opositor José Vasconcelos afirmó que las elecciones habían sido fraudulentas y trató sin éxito de organizar una revuelta armada para tomar el poder.
Ortiz Rubio no pudo cumplir el resto del mandato de Álvaro Obregón como se suponía que debía hacerlo, ya que renunció en septiembre de 1932 por diferencias con Calles. Abelardo L. Rodríguez cumplió los dos años restantes del mandato.
Resultados
Presidente
Candidato | Fiesta | Votos | % | |
---|---|---|---|---|
Pascual Ortíz Rubio | Partido Nacional Revolucionario | 1,947,848 | 93.55 | |
José Vasconcelos | Partido Nacional Anti Reeleccionista | 110,979 | 5.33 | |
pedro rodriguez triana | Partido Comunista Mexicano | 23,279 | 1.12 | |
Total | 2,082,106 | 100.00 | ||
Fuente: Nohlen |
Secuelas
El candidato opositor José Vasconcelos se negó a reconocer los resultados oficiales alegando que se había producido un fraude electoral masivo y proclamó su "Plan de Guaymas", instando al pueblo mexicano a rebelarse contra el presunto fraude. Posteriormente fue encarcelado y luego de ser liberado se mudó a los Estados Unidos.
Muchos analistas modernos, como Enrique Krauze, han llegado a la conclusión de que las elecciones de 1929 fueron efectivamente amañadas y que Ortiz Rubio probablemente perdió las elecciones. En las décadas siguientes, el Partido Nacional Revolucionario, luego rebautizado como Partido Revolucionario Institucional, siguió recurriendo al fraude electoral para perpetuarse en el poder.
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