El juramento: Réquiem por la novela policiaca

format_list_bulleted Contenido keyboard_arrow_down
ImprimirCitar
Cubierta de primera edición, versión de U.K.

El juramento (en alemán: Das Versprechen) es una novela policíaca del autor suizo Friedrich Dürrenmatt, publicada en 1958, después de que Dürrenmatt pensara que su guion cinematográfico anterior, Es geschah am hellichten Tag ("Sucedió a plena luz del día") no tenía un final realista. La estrella de la película, el popular actor Heinz Rühmann, había insistido en que Dürrenmatt colaborara con el guionista Hans Jacoby, y la historia tenía un final en línea con el de una típica historia de detectives. Dürrenmatt, sin embargo, era un crítico de ese género literario, y por eso se propuso escribir Das Versprechen como una expresión de esa crítica. Aunque no se ha incluido en algunas ediciones posteriores de la novela, el título de la edición original incluía el revelador subtítulo Réquiem por la novela policial (en alemán: Requiem auf den Kriminalroman).

Resumen

Historia principal

Dürrenmatt utiliza una narración en primera persona para insertarse en una historia marco como escritor de novelas policiacas. Sin embargo, el narrador principal es en realidad un personaje llamado Dr. H., un jefe de policía retirado que asume el papel de explicar al personaje en primera persona de Dürrenmatt los defectos del género de la literatura policiaca. Para ello, el Dr. H. relata la historia de uno de sus antiguos inspectores, Matthäi, quien en su último día en el departamento, se vio llamado a investigar un asesinato de un niño. Un sospechoso pronto confesó el crimen, pero sabiendo que la confesión se produjo sólo después de que el hombre fuera intimidado en un interrogatorio implacable de 20 horas, los agudos instintos policiales de Matthäi le dijeron que el hombre no era el verdadero asesino. Matthäi sintió que había un asesino en serie en acción, y que el asesinato de la niña estaba relacionado con otros asesinatos de niños que habían ocurrido en los cantones circundantes. Sin embargo, él estaba solo en esa evaluación y la policía cerró el caso.

Después de haber hecho una solemne promesa a los padres de la niña asesinada de que encontraría al culpable, Matthäi abandonó los planes que había hecho para su vida en el retiro y, en cambio, continuó investigando el caso como ciudadano privado. Un psiquiatra le advirtió que el asesino que buscaba probablemente no existía y que, por lo tanto, podría volverse loco con su obsesión por encontrar al hombre. Matthäi, sin embargo, no se dejó intimidar.

Mediante un astuto trabajo de detective y motivado por una creciente y casi maníaca obsesión con el caso, Matthäi fue capaz de construir un perfil detallado del probable asesino, hasta el mismo camino que el asesino probablemente tomaría para ir y volver de sus malas acciones. Matthäi compró una gasolinera en la ruta y luego contrató a una ama de llaves con una hija llamada Annemarie, que coincidía con el perfil de las niñas asesinadas. Con Annemarie en su lugar, viviendo a lo largo de la carretera como cebo para el asesino, Matthäi esperó a que el villano viniera a él.

El plan de Matthäi parecía dar frutos, ya que un día la chica informó de que se había encontrado con un hombre que coincidía con el perfil que Matthäi había elaborado del asesino. Incluso incluyó detalles que vinculaban el comportamiento del hombre con el de un hombre que la chica asesinada originalmente había dicho haber visto antes de su muerte. Matthäi planeaba detener al asesino al día siguiente, tras haber convencido a la policía escéptica de que lo dejaran ir y rodearan la zona donde Annemarie dijo que se encontraría con el hombre de nuevo. Lo habían estado esperando, pero nadie llegó nunca.

El fracaso resultó ser absolutamente devastador para Matthäi. La policía y todos los demás forasteros finalmente se convencieron de que no existía otro asesino y que la búsqueda de Matthäi había sido fruto únicamente de su propia locura. Su relación con Annemarie y su madre se destruyó cuando descubrieron que, a pesar del amor genuino que habían desarrollado por él, él había visto a Annemarie simplemente como cebo para su trampa. Incapaz de comprender cómo su intrincado y detallado trabajo de detective no había resultado en una resolución triunfal del caso, Matthäi finalmente se hundió en la locura y el alcoholismo.

Solo años después, demasiado tarde para que Matthäi pudiera serle de alguna utilidad, se reveló la verdad: sus instintos y su trabajo de detective habían sido totalmente correctos. El asesino no había llegado a su cita con Annemarie el fatídico día simplemente porque había muerto en un accidente de coche mientras se dirigía al lugar de la cita.

Es geschah am hellichten

En la película original Es geschah am hellichten Day, la historia era directamente la del personaje de Matthäi, en lugar de estar enmarcada a través de su relato por el Dr. H., como en Das Versprechen. Al final de la película, Matthäi demuestra su preocupación por Annemarie al enviarla a ella y a su madre a un lugar seguro antes de intentar tenderle su trampa final al asesino. El asesino llega y es asesinado, lo que justifica la persistencia de Matthäi en la investigación y conduce a un feliz reencuentro con Annemarie al final de la historia.

Crítica de ficción detective

Al final de la novela, Dürrenmatt ofrece al lector un reconocimiento implícito de la existencia de la versión Es geschah am hellichten Tag de la historia de Matthäi, al hacer que el Dr. H. mencione explícitamente que la historia de Matthäi sería una entrada perfectamente adecuada en el género de la ficción policial, si solo se cambiara el final de tal manera que el asesino llegara a su cita con Annemarie y cayera en la trampa de Matthäi. Sin embargo, el objetivo del Dr. H. al relatar la historia es demostrar al narrador en primera persona la locura de tal ficción. La primera de las dos principales quejas del Dr. H. sobre la ficción policial típica es la idea de que el criminal siempre es atrapado. Sin embargo, él considera que esto es una transgresión relativamente menor, ya que incluso el lector más ingenuo sería consciente de que en la vida real, a veces un crimen no se resuelve. Pero el mayor problema, según el Dr. H., es la forma en que se describe la resolución de un crimen en la novela policíaca.

En este tipo de literatura, la tarea de resolver un crimen se presenta de una manera similar a la de resolver una ecuación matemática. Una ecuación correctamente formulada siempre se puede resolver si se pueden calcular suficientes de sus variables y si el matemático posee la habilidad suficiente para manejar la complejidad de la ecuación. La ficción policial a menudo describe la resolución de crímenes de una manera similar. Así, un lector ingenuo de este tipo de ficción bien podría concluir que, incluso en la vida real, si un detective no logra resolver un crimen, es porque el perpetrador ejecutó el crimen lo suficientemente bien como para evitar dejar las pistas necesarias (como una ecuación para la que no se pueden calcular suficientes variables) o porque el detective no fue lo suficientemente inteligente para localizar, reunir y analizar adecuadamente esas pistas para determinar lo que había ocurrido (como un matemático que carece de la habilidad para manejar la complejidad de la ecuación que se le presenta).

Al mencionar la idea de un final alternativo para la historia de Matthäi, el Dr. H. señala que con ese final la historia seguiría (y, en Es geschah am hellichten Tag, siguió) exactamente la típica presentación de ecuaciones matemáticas de la novela policíaca estándar. Sin embargo, dado el final real que relata el Dr. H., el fracaso de Matthäi en resolver el crimen surgió únicamente debido a un accidente automovilístico, un giro completamente aleatorio del destino que no tuvo nada que ver ni con la astucia del perpetrador ni con la falta de competencia por parte de Matthäi como investigador. De hecho, el Dr. H. describe a Matthäi como un genio de la investigación a un nivel que ni siquiera los detectives de ficción pueden igualar. Según el Dr. H., la triste historia de Matthäi demuestra que, contrariamente a la precisión matemática que suele presentarse en una novela policial, el resultado del verdadero trabajo de investigación policial está mucho más sujeto al azar, a la coincidencia y a acontecimientos que escapan por completo al control tanto del criminal como del investigador.

Ediciones en inglés

  • La Promesa Londres: Jonathan Cape, 1959
  • La Promesa Nueva York: Alfred A. Knopf, 1959
  • La Promesa New York: New American Library, 1959
  • La Promesa Harmondsworth (Reino Unido): Pingüino, 1964
  • La Promesa Nueva York: Berkeley, 2000
  • La Promesa traducido por Joel Agee. Chicago: The University of Chicago Press, 2006. ISBN 978-0-226-17437-2

Adaptación cinematográfica

  • La versión de la novela de la historia principal se adaptó al cine en 1958, como El cebo (Es geschah am hellichten Tag), una película Español-Swiss-German dirigida por Ladislao Vajda.
  • Una película de televisión italiana fue hecha en 1979, como La promessa.
  • A Hungarian adaptation was made by György Fehér, Szürkület (1990)
  • Otra adaptación fue la película holandesa La luz fría del día (1996).
  • En 2001 se adaptó como La PromesaProtagonizada por Jack Nicholson y dirigida por Sean Penn.

Uso aula

Al igual que El juez y su verdugo de Dürrenmatt, esta novela es ampliamente leída en las escuelas y en muchos cursos de estudios alemanes en escuelas y universidades. El juramento también se utiliza en muchos estudios literarios, ya que analiza el contexto y el uso de símbolos.

Referencias

  1. Crockett, Roger A. (1998, agosto 1) Understanding Friedrich Dürrenmatt, Universidad de Carolina del Sur Press, ISBN 978-1-57003-213-4, ISBN 1-57003-213-0
  1. ^ "La promessa (TV Movie 1979) - IMDb". IMDb.
  2. ^ "Szürkület (1990) - IMDb". IMDb.
Más resultados...
Tamaño del texto:
undoredo
format_boldformat_italicformat_underlinedstrikethrough_ssuperscriptsubscriptlink
save