Educación inclusiva en América Latina

Ajustar Compartir Imprimir Citar

La educación inclusiva en América Latina tiene como objetivo dar a todas las personas de la región el derecho a acceder a la educación. Su desarrollo consta de cuatro aspectos que pueden definir la posición del debate sobre educación inclusiva en la región:

  1. Combinar programas tradicionales con nuevos enfoques
  2. Centrarse en y más allá del sistema educativo
  3. Progresismo educativo
  4. Entendiendo el pasado y el presente

Combinar programas tradicionales con nuevos enfoques

En América Latina en su conjunto, los programas más tradicionales -construidos principalmente en torno a los conceptos de equidad y calidad- conviven con aquellos que reflejan sensibilidades y enfoques renovados, a través de temas como la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS), la educación ciudadana integral, educación intercultural bilingüe y TIC, e inclusión académica. En lugar de estar ancladas en un enfoque unificado, las nuevas agendas tienden más a combinarse juntas, apilándose una encima de la otra y sumando una suma de tendencias, proyectos e intervenciones divididas. Se basan predominantemente en la oferta educativa y mantienen una relación bastante marginal con el núcleo del sistema educativo (es decir, su esencia y sustancia).

Además, la incorporación de nuevos temas a la agenda regional no ha inducido a repensar lo que se entiende en el campo de la educación inclusiva ni lo que realmente implica las opciones y los caminos necesarios para lograr una mayor equidad y calidad. Por ejemplo, con respecto a lograr una educación bilingüe intercultural, deberíamos preguntarnos si ésta radica en referencias y marcos curriculares comunes a todos o, por el contrario, requiere de currículos separados. Asimismo, al considerar la inclusión, si debemos apuntar a tratar la especificidad de los colectivos vinculados a la educación bilingüe intercultural con o sin base en políticas universales o en qué tipo de universalismo debe basarse ésta; o mejor,

En términos generales, los sistemas educativos se encuentran inmersos en una variedad de acciones que buscan superar la falta o insuficiencia de hilos conceptuales comunes entre los distintos niveles educativos. Es posible considerar esto sin dejar de reconocer la falta de marcos políticos unificados y el orden de prioridades. En cualquier caso, los sistemas educativos a menudo se construyen más en términos de proveedores de servicios que de proveedores de oportunidades de aprendizaje.

Centrarse en y más allá del sistema educativo

Dentro del campo de la educación inclusiva, existe una variedad de enfoques, políticas e intervenciones que pueden colocar la responsabilidad del logro de la inclusión fuera del sistema educativo y en su lugar en aquellos sistemas que asimilan a las personas con necesidades especiales. Los múltiples fundamentos de las políticas de educación inclusiva reflejan un concepto adaptable que por lo general carece de significado y proyección propios, sino que sirve al propósito de otras políticas.

Progresismo educativo

América Latina presenta un caso de democratización inconclusa en lo que respecta a la inclusión genuina y los logros educativos. Ciertamente, y particularmente en los últimos 15 años, la región ha logrado avances notables en al menos cuatro aspectos fundamentales que se enmarcan en lo que podría denominarse 'progresismo educativo': i) el fortalecimiento de la concepción de la educación como derecho y bien público para en detrimento de la concepción de la educación como servicio y bien de consumo; ii) ampliación del derecho a la educación a través de la extensión de la escolaridad obligatoria, con énfasis en la educación media inferior y superior; iii) una mayor inversión en educación como porcentaje del PIB de cada país y una mejora constante de las condiciones e insumos destinados a apoyar los procesos de enseñanza y aprendizaje, principalmente en lo que respecta a las infraestructuras físicas, equipos y materiales; y finalmente iv) la prioridad otorgada a la mejora de las condiciones laborales y salariales de los docentes.

El progresismo educativo ha generado la voluntad política para lograr un cambio positivo en el marco normativo y las condiciones para la implementación del derecho a la educación y la mejora de las oportunidades de aprendizaje, pero esto no ha sido acompañado por la voluntad política para brindar a todos y cada uno de los niños y jóvenes persona la oportunidad de participar en la educación y el aprendizaje. En su mayor parte, este esfuerzo ha carecido de las políticas institucionales, curriculares y académicas completas necesarias para lograr este objetivo. Más a menudo, el progresismo educativo ha tendido a hacer uso de la batería tradicional de enfoques del aula pensados ​​como "avanzados", como en el caso de las diferentes variantes del constructivismo, en lugar de reflexionar sobre cuáles son las combinaciones más pertinentes de currículo y enfoques de enseñanza para apoyar y guiar a los alumnos hacia el acceso a procesos de aprendizaje relevantes y sostenibles. En la actualidad, no se ha ponderado suficientemente, ni se ha valorado ni reconocido, la urgente necesidad de realizar un gran esfuerzo académico a la medida del educando individual, como ingrediente fundamental para el cambio de política en educación.

Entendiendo el pasado y el presente

Cómo situarse en el pasado y presente más reciente para llegar a la raíz del problema de lograr una educación inclusiva. Una mirada histórica superficial que abarque las últimas cuatro décadas corre el riesgo de presentar una visión ideológica que catalogue este período en términos de avances y retrocesos, sin matices ni transiciones. Sin embargo, es importante observar que los desafíos de la educación inclusiva no han sido enfrentados ni encauzados soluciones de manera sostenible y satisfactoria en una gran variedad de marcos ideológicos y políticos. Si por inclusión entendemos la equidad y la justicia en los procesos, la participación y los resultados, lo que implica buscar la igualdad a partir del reconocimiento de las diferencias,entonces la inclusión en este sentido constituye una asignatura pendiente tanto por el conservadurismo como por el progresismo en la educación.

Desafíos

Desde una perspectiva regional conjunta, es posible identificar cuatro órdenes de problemas que obstaculizan la educación inclusiva:

  1. La agregación de políticas para los cambios educativos sin un replanteamiento integral de la visión de la educación y el papel del sistema educativo como su garante y soporte
  2. La amplia gama de conceptos de educación inclusiva y su adaptabilidad para apoyar una amplia gama de propuestas de políticas educativas
  3. La falta de vinculación entre el discurso, el marco normativo y las condiciones reales de realización del derecho a la educación, junto con la implementación de prácticas educativas más inclinadas a los enfoques educativos que pensados ​​desde la comprensión y en torno a las expectativas y necesidades de los educandos
  4. La observación de que la educación inclusiva es, por tanto, una asignatura pendiente bajo gobiernos democráticos con marcadas diferencias políticas, económicas y sociales