Edipo egipcio

Oedipus Aegyptiacus is Athanasius Kircher 's supreme work of Egyptology.
Los tres tomos completos en folio con ilustraciones y diagramas ornamentados se publicaron en Roma durante el período 1652-1654. Kircher citó como fuentes la astrología caldea, la cábala hebrea, la mitología griega, las matemáticas pitagóricas, la alquimia árabe y la filología latina.
Jeroglíficos
El tercer volumen de Oedipus Aegyptiacus trata exclusivamente de los intentos de Kircher de traducir los jeroglíficos egipcios. La fuente principal para el estudio de los jeroglíficos de Kircher fue la Tabla Bembine, llamada así después de su adquisición por el Cardenal Bembo, poco después del saqueo de Roma en 1527. La Tabla Bembine es una tableta de bronce y plata que representa varios dioses y diosas egipcios.. En su centro se encuentra Isis, que representa "la Idea Universal polimórfica que todo lo contiene".
Edipo Aegyptiacus de Kircher es un ejemplo de erudición sincrética y ecléctica de finales del Renacimiento y representativo de la erudición anticuaria antes de la era científica moderna. Sus interpretaciones de textos jeroglíficos tendían a ser prolijas y portentosas; por ejemplo, tradujo una frase frecuente en egipcio, dd Wsr, "Osiris dice," Así como "La traición de Tifón termina en el trono de Isis, la humedad de la naturaleza está protegida por la vigilancia de Anubis".
Kircher fue respetado en el siglo XVII por su estudio de los jeroglíficos egipcios; su contemporáneo Sir Thomas Browne (1605-1682), propietario de varios libros de Kircher, incluido Oedipus Aegyptiacus, le rindió homenaje como egiptólogo y por su estudio de los jeroglíficos:
Did you mean:Pero ningún hombre puede profundizar el océano de esa doctrina más allá de ese eminente ejemplo de aprendizaje industrial, Kircherus.
On the other hand, modern experts on hieroglyphic writing have found Kircher 's work to be of little value. According to E. A. Wallis Budge:
Muchos escritores pretendían haber encontrado la llave de los jeroglíficos, y muchos más profesados, con una impudencia vergonzosa que es difícil de entender en estos días, para traducir el contenido de los textos en una lengua moderna. Entre tales pretendientes se debe mencionar a Athanasius Kircher, quien, en el siglo XVII, declaró que había encontrado la clave de las inscripciones jeroglíficas; las traducciones que imprimió en sus Oedipus Aegyptiacus son tonterías absolutas, pero como se pusieron en una lengua aprendida muchas personas en el momento creían que eran correctas.
El significado exacto de los jeroglíficos egipcios no se descifró hasta 1824, cuando Jean-François Champollion finalmente resolvió el enigma mediante su estudio de la piedra Rosetta.
En 1999 la Universidad de Ginebra exhibió uno de los vastos tomos de Edipo Aegyptiacus en una exposición para celebrar el centenario de Jorge Luis Borges como representante de los libros asociados al autor argentino.
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