Dip (mito catalán)
En el mito catalán, Dip (Pronunciación catalana: [ˈdip]) es un malvado Hellhound negro y emisario del Diablo, que chupa la sangre de las personas. Como otras figuras asociadas con demonios en el mito catalán, está cojo de una pierna. Dip aparece en el escudo de Pratdip.
La leyenda es muy antigua. Imágenes de estos perros vampiros ya aparecen en el retablo de Santa Marina de Pratdip, de 1602. También aparecen en otro retablo de 1730, recortado sobre fondo dorado. Cuenta la leyenda que estos perros chupaban la sangre del ganado, pero sólo salían de noche, y entre sus víctimas se encontraban noctámbulos borrachos que iban a beber vino a las tabernas del pueblo.
Se decía que los ojos malvados se podían ver en las sombras de la noche. Se cree que esta leyenda tenía como objetivo asustar a los borrachos del pueblo y así evitar que bebieran más.
Según la tradición, el nombre del pueblo proviene de estos perros, de los que se dice que desaparecieron en el siglo XIX. A la entrada de Pratdip hay un monumento a este ser mitológico, pero tal y como está representado tiene una imagen muy amable.
Debido a su sed de sangre, el baño sirvió de inspiración a Joan Perucho quien, en su novela Las historias naturales (1960), cuenta la historia de Onofre de Dip, un vampiro con la capacidad de transformarse en muchos animales. La parte central de la obra transcurre en Pratdip a principios del siglo XIX, en plena guerra carlista, y el dip era en realidad un embajador del rey Jaime que 700 años antes había ido a los Cárpatos en misión diplomática y Había sido atacado allí por un noble vampiro.
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