Década moderada

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En la historia de España, la década moderada fue el período comprendido entre mayo de 1844 y julio de 1854, durante el cual el Partido Moderado ocupó el poder de forma continua.

Ascender al poder

El Partido Moderado, al igual que el Partido Progresista al que desplazó, se identificaba como liberal, pero era considerablemente más conservador que los Progresistas. Mientras que los progresistas tenían pocas bases para comprometerse con el carlismo, el Partido Moderado estaba en una posición más adecuada para cooperar con elementos moderados del lado perdedor de la Primera Guerra Carlista, y la Convención de Vergara había permitido que muchos de estos últimos regresaran a participación en el gobierno y la política.

Cuando el Partido Moderado del general Ramón María Narváez tomó el poder por primera vez en mayo de 1844, heredó la Constitución española progresista de 1837 y rápidamente se dispuso a revisarla para que estuviera más en línea con sus principios. Deseaban tener un sistema que permitiera ciertas libertades, pero sobre todo deseaban establecer un gobierno centralizado y un liberalismo económico que creían que conduciría a la transformación y el crecimiento económico.

Política

A principios de la década moderada, la reina Isabel II tenía tan solo 13 años; María Cristina de las Dos Sicilias era regente. Narváez inició una serie de reformas para fortalecer la monarquía y centralizar el estado. Restringió la libertad de expresión, puso fin a la elección popular de funcionarios municipales y eliminó la Milicia Nacional. En octubre de 1844, para reemplazar a la Milicia Nacional, creó la Guardia Civil (español: Guardia Civil), una fuerza de seguridad que ha continuado hasta el día de hoy bajo varios regímenes españoles. El sistema educativo se reorganizó siguiendo los lineamientos propuestos por Claudio Moyano.

Los moderados heredaron la organización de España en provincias y municipios, establecida por Javier de Burgos en la división territorial del país de 1833. A cada provincia se le dio un Gobernador Civil designado centralmente, y él, a su vez, nombró a los jefes de los municipios. En la práctica, esto le dio a los moderados el monopolio del poder en todos los niveles y el control de todas las instituciones de gobierno y administración. Su afán de orden exigía cierto respeto por los fueros que otorgaban derechos especiales a algunas de las provincias. Sin embargo, algunas de las provincias estaban descontentas con el aumento del centralismo, como lo demuestran eventos como el Levantamiento de Solís de 1846.

Constitución de 1845

El Partido Moderado estableció la Constitución Española de 1845, según la cual la soberanía y el poder legislativo eran compartidos entre la monarquía española y las Cortes. Las Cortes estaban formadas por un Congreso de los Diputados y un Senado. El Congreso fue elegido por sufragio censal; los requisitos de riqueza limitaban la franquicia a menos del uno por ciento de la población. El Senado, cuyo tamaño no estaba fijado, era designado por la Reina. Aunque la constitución declaraba derechos como la libertad de expresión, estos derechos estaban sujetos a leyes aprobadas por las Cortes: hombres ricos que pretendían mantener un monopolio del poder que excluía incluso a los líderes del Partido Progresista, y mucho menos al ciudadano medio.

Religión

Los moderados se propusieron resolver el conflicto con la Iglesia católica que había creado la desamortización de las propiedades de la iglesia. Muchos católicos españoles opinaban que el clero había sufrido un ataque inapropiado a sus medios de ganarse la vida; en este asunto, la Santa Sede contó con un gran apoyo entre la población contra el gobierno. El gobierno de Bravo Murillo finalmente logró el Concordato de 1851, en virtud del cual el Papa aceptaba las desamortizaciones y el Estado se comprometía al mantenimiento de la Iglesia. Se confirmó al Gobierno en el derecho a presentar los nombres de los obispos propuestos, heredado del Real Concordato de 1753. Así, se garantizó al Gobierno una jerarquía eclesiástica nombrada también a su antojo.

Este proceso de mejora de las relaciones con la Iglesia sentó las bases para una tranquilidad general en materia religiosa, fundamental para establecer cualquier paz civil general.

Economía

Los moderados intentaron una reforma importante de los impuestos en líneas más racionales. Eliminaron innumerables impuestos antiguos y estrechos e intentaron hacer que los que quedaban fueran más justos y controlables. El ministro de Hacienda Alejandro Mon y su colaborador Ramón de Santillán intentaron establecer un presupuesto equilibrado bajo la reforma fiscal española de 1845, también conocida como Ley Mon-Santillán ("Ley Mon-Santillán").

La intención original del nuevo sistema tributario era un impuesto directo sobre la renta de todos los ciudadanos. Sin embargo, era difícil aplicar ese sistema porque no había estadísticas confiables y había mucho fraude. En cambio, cambiaron a un sistema de impuestos indirectos que afectaba a todos los consumidores independientemente de sus ingresos. Estos nuevos impuestos redujeron el nivel de vida de la población en general, lo que provocó muchas protestas populares y, en última instancia, desencadenó la revolución de 1854 conocida como Vicalvarada, que marcó el comienzo de un breve regreso al poder del Partido Progresista, el bienio progresista ("Bienio progresista").

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