Carlos Quintanilla
Carlos Quintanilla Quiroga (22 de enero de 1888 – 8 de junio de 1964) fue un general boliviano que ejerció como 37º presidente de Bolivia de manera provisional entre 1939 y 1940. Quintanilla participó en las primeras etapas de la Guerra del Chaco (1932-1935) y logró ascender en el escalafón de las fuerzas armadas bolivianas hasta convertirse en comandante del ejército durante la administración de Germán Busch. Cuando el presidente Busch se suicidó el 23 de agosto de 1939, Quintanilla se declaró presidente provisional de la República.
Aunque Quintanilla tenía ambiciones de ejercer un gobierno más prolongado, la presión tanto de la izquierda como de la derecha del espectro político lo obligó a convocar elecciones generales el 10 de marzo de 1940. A pesar de su promesa de "continuar la [...] política social y económica" de Busch, el breve mandato de Quintanilla se dedicó a deconstruir las leyes socialistas militares de sus predecesores y a garantizar que los partidos conservadores tradicionales de la era anterior al Chaco regresaran al poder.
Vida temprana y carrera militar
Carlos Quintanilla nació el 22 de enero de 1888 en la ciudad de Cochabamba. Era hijo de Jenaro Quintanilla y Carlota Quiroga. En 1906 abandonó su ciudad natal para cursar estudios secundarios.
En 1907 se trasladó a vivir a la capital de La Paz para continuar sus estudios profesionales, ingresando al Colegio Militar del Ejército, graduándose con el grado de subteniente del ejército en 1911 a los 23 años.
Para ampliar su formación militar, Quintanilla viajó en 1912 al entonces Imperio Alemán para realizar cursos de especialización en el 81 Regimiento de Frankfurt del ejército alemán. En Alemania, llegaría a ser subjefe del Estado Mayor. En 1914, debido al estallido de la Primera Guerra Mundial en Europa, regresó a Bolivia.
En Bolivia, Quintanilla se desempeñó como instructor en la Escuela Militar del Ejército. También fue durante un breve tiempo ayudante de campo del entonces presidente Ismael Montes. Entre 1915 y 1916 ascendió al grado de teniente y en 1920 fue ascendido a capitán.
Quintanilla viajó nuevamente a Alemania en 1922, cuando ya había terminado la guerra en Europa. Continuó sus estudios en la 5.ª División de Infantería en Grafenwöhr. Mientras estaba en el extranjero en 1923, fue ascendido al grado de mayor, pero fue dado de baja ese mismo año en Bolivia por el presidente Bautista Saavedra. Fue reincorporado al ejército boliviano con el grado de teniente coronel en 1926 por el presidente Hernando Siles Reyes, quien lo nombró diputado militar boliviano en Alemania.
A su regreso de Alemania, fue destinado como comandante de varios regimientos de infantería entre 1927 y 1928, ascendiendo al grado de coronel en 1929. Ese mismo año fue designado comandante de la 4ª División del Ejército boliviano en el Chaco, en disputa con Paraguay. Ya en 1929, Quintanilla envió un informe general a sus superiores, alertando sobre la situación del país y del ejército.
En 1930 el presidente Carlos Blanco Galindo designó a Quintanilla como agregado militar de Bolivia en Alemania. Como agregado, Quintanilla estuvo a cargo de diferentes misiones en varios países europeos hasta 1931. Regresó por última vez a Bolivia en 1931 y pasó a comandar la Primera División del Ejército boliviano además de ser Subjefe del Estado Mayor General.
Guerra de Chaco
En julio de 1932, el presidente Daniel Salamanca convocó al general Quintanilla para reemplazar al general Filiberto Osorio como jefe del Estado Mayor del Ejército boliviano tras su renuncia. Sin embargo, Osorio y Quintanilla llegaron a un acuerdo previo y propusieron a Salamanca que Osorio retirara su renuncia y Quintanilla asumiera el mando de las fuerzas bolivianas en el sureste del Chaco. De esta manera, el 25 de julio de 1932, Carlos Quintanilla fue designado comandante del Primer Cuerpo de Ejército integrado por las Divisiones 4 y 7 con asiento en el Fuerte Muñoz. A esta altura de 1932, las tensiones entre Bolivia y Paraguay por la disputa del Chaco habían llegado a su punto álgido. El 15 de junio, un destacamento boliviano capturó un fuerte cerca del lago Pitiantutá. Al mes siguiente, un destacamento paraguayo expulsó a las tropas bolivianas de la zona. En represalia, el presidente Salamanca ordenó al general Quintanilla tomar los fuertes paraguayos Corrales, Toledo y Boquerón.

Batalla de Boquerón
El 7 de agosto, las fuerzas bolivianas ocuparon el Fuerte paraguayo Carayá, como parte del plan del general Quintanilla de avanzar hacia Isla Poí, base de operaciones del ejército paraguayo. Antes de que esto pudiera hacerse efectivo, el 9 de septiembre, Quintanilla se encontró repentinamente frente a la primera ofensiva paraguaya dirigida por el teniente coronel José Félix Estigarribia, un oficial de menor rango pero de formación profesional y experiencia superiores. Días antes, Quintanilla había recibido noticias fehacientes de que los paraguayos atacarían con 6.000 hombres, lo que rechazó por imposible. En efecto, Quintanilla nunca tendría una idea clara sobre el número e intenciones de las fuerzas enemigas durante la Batalla de Boquerón. Pronto se hizo evidente que Salamanca lo había elegido por su cantidad como "buen administrador", no por sus cualidades de táctico o estratega.
Dismissal
La caída de Boquerón llevó a Salamanca a hacer cambios en el alto mando de las fuerzas armadas. Osorio fue reemplazado como Jefe del Estado Mayor por José Leonardo Lanza, mientras que Quintanilla fue reemplazado por Bernardino Bilbao Rioja. Inicialmente, ni Osorio ni Quintanilla objetaron esto. A las 13:10 horas del 8 de octubre, Quintanilla telegrafió a Salamanca indicando que "estoy listo para salir [en las] primeras horas del día 11". Sin embargo, sólo unas horas después, a las 15:25 horas, una segunda carta telegrafiada dio una respuesta completamente diferente. Según el documento de seis puntos, "El presidente de manera inconsulta para el momento actual, ha reemplazado al general Osorio por el general Lanza y ha adoptado medidas que contradicen el plan de operaciones. En consecuencia, el Ejército desconoce la autoridad del Presidente de la República y continúa reconociendo y apoyando al general Osorio en su calidad de Jefe del Estado Mayor en la Campaña".
La carta estaba firmada por Quintanilla y el coronel David Toro, hecho que el canciller David Alvéstegui Laredo interpretó como que el mensaje original había sido el verdadero pensamiento de Quintanilla mientras que el segundo había sido el "resultado de una deliberación en la que Toro impuso sus ideas y sin duda fue él quien la escribió". Sea como fuere, la falta de apoyo de otros oficiales y la intervención del ex presidente Ismael Montes obligaron a Toro y Quintanilla a retractarse de su intento de insubordinación. En otro mensaje a Salamanca, Quintanilla escribió: "Debo manifestar expresamente que la actitud oficial no inspira ningún propósito subalterno o menos subversivo".
Quintanilla dejó el mando el 11 de octubre de 1932. No sería hasta enero de 1935, tras el derrocamiento de Salamanca, que Quintanilla regresaría al frente, participando en la Batalla de Villamontes ya como Comandante General del Sector Central, en la fase final de la Guerra del Chaco.
Volver a la prominencia

A raíz de la derrota de Bolivia en la Guerra del Chaco, oficiales militares como Quintanilla rápidamente señalaron al antiguo orden político de Salamanca y a su sucesor José Luis Tejada Sorzano como responsables del fracaso del país. Sin embargo, Quintanilla, al igual que muchos de sus colegas oficiales conservadores de alto rango, estaba cansado de la temeraria ola reformista desatada por los regímenes militar-socialistas de David Toro y Germán Busch que le siguieron.
Sin embargo, fue nombrado comandante en jefe de las fuerzas armadas durante la administración de Germán Busch. Busch, a pesar de su experiencia en el gobierno del ejército, era políticamente ingenuo y le dio a Quintanilla vía libre para expulsar a los oficiales liberales más jóvenes de sus puestos de poder. Desde el día de su nombramiento, comenzó una purga pública de todos los oficiales "de mentalidad política" de las filas. Esta purga finalmente sería detenida por Busch bajo la presión de la izquierda que temía que sus aliados fueran reemplazados por oficiales de antes de la guerra.
1939 golpe de Estado
En la madrugada del 23 de agosto de 1939, un Busch muy deprimido se suicidó pegándose un tiro en la sien derecha. A las 6 de la mañana, el general Quintanilla llegó al hospital de Miraflores, donde Busch estaba siendo sometido a una dolorosa operación. Viendo que era poco probable que el enfermo presidente se recuperara, el general viajó a toda velocidad de regreso al centro de La Paz, donde organizó una ocupación militar del Palacio Quemado, el palacio de gobierno. Los militares justificaron sus acciones bajo el pretexto de que la muerte de Busch constituía una acefalía (ausencia de la cabeza) del Poder Ejecutivo. Sin embargo, tal argumento también habría requerido la muerte del vicepresidente Enrique Baldivieso, quien todavía estaba muy vivo. Por lo tanto, los militares también argumentaron que Baldivieso había renunciado a su derecho constitucional a la sucesión al participar en el autogolpe que disolvió la asamblea y convirtió a Busch en dictador meses antes.
Meses después, el 4 de diciembre, mediante un simple decreto Quintanilla modificó el artículo 90 de la Constitución de 1938, aboliendo de plano la vicepresidencia, alegando que el cargo "no se justificaba ni por las necesidades públicas ni por la tradición política del país".
Presidente interino (1939-1940)
Busch finalmente murió a las 14.45 horas. Poco después, en un discurso radial a la nación, Quintanilla anunció que "la vida del más grande ciudadano boliviano, del estadista visionario y enérgico, del más grande y esclarecido defensor de los derechos del Estado y de los intereses del pueblo, acaba de extinguirse trágicamente". En el mismo discurso, el general se autoproclamó presidente provisional.
Inmediatamente después del suicidio de Busch, Quintanilla se enfrentó a la tarea de estabilizar el país y al mismo tiempo disipar las acusaciones de que estaba llevando a cabo un golpe de Estado y de que el presidente había sido asesinado. Para reforzar la versión del suicidio de Busch, el gobierno de Quintanilla emitió un comunicado el 24 de agosto en el que "deja constancia con plena evidencia de que la muerte del presidente se debe a un acto absolutamente voluntario, por determinación tomada bajo el peso de su profunda angustia patriótica".
A pesar de jurar que su gobierno "continuaría las directrices y orientaciones de la política social y económica del coronel Busch", sus principales actos en su breve período como presidente fueron iniciar el proceso de retorno del país al status quo oligárquico de preguerra, con sus fallas y relativa estabilidad. El 19 de octubre de 1939, Quintanilla pospuso "temporalmente" la entrega obligatoria del 100% de divisas por parte de los industriales mineros al Estado. Los industriales mineros lograron recuperar las divisas provenientes de sus exportaciones, borrando las acciones ordenadas por Busch en junio. Su decisión de emitir moneda fiduciaria sin respaldo legal provocó una inflación en los precios de los productos de primera necesidad, empeorando la calamitosa situación económica del país.
Por sus acciones para alejar al país de la era del socialismo militar, dos senadores sugirieron que se lo promoviera nada menos que al prestigioso rango de Mariscal de Bolivia, un título que no se había tenido desde Andrés de Santa Cruz y Otto Philipp Braun. La propuesta fracasó y se convirtió en objeto de burlas y epigramas populares que ridiculizaban la idea, y el propio Quintanilla recibió como resultado el apodo despectivo de "El Loco Mariscal".
Elecciones generales de 1940
Aunque Quintanilla pretendía ejercer un gobierno más prolongado, no pudo resistir la presión general tanto de la oligarquía conservadora como de los jóvenes oficiales. Debido a la prolongada indecisión de Quintanilla de convocar elecciones, el general Enrique Peñaranda declaró a la prensa que el país necesitaba con urgencia "que se convocaran elecciones generales directas". Peñaranda estaba representado por la recién formada Concordancia, una coalición de los tradicionales partidos Republicano Genuino, Liberal y Republicano Socialista respaldada por la oligarquía minera. Estos partidos se dirigieron al presidente en una nota en la que afirmaban que "diferir por más tiempo, sin razones válidas, la vigencia de la Constitución Política del Estado y la convocatoria a elecciones directas, llevará a la opinión pública a la convicción de que su participación en el plebiscito electoral [...] no será la expresión auténtica de la voluntad popular". Ante la presión, el gobierno de Quintanilla finalmente convocó elecciones el 6 de octubre de 1939, previstas para el año siguiente, el 10 de marzo de 1940.

Revuelta en el Colegio Militar
El general Bernardino Bilbao Rioja, que sucedió a Quintanilla como comandante en jefe del ejército, fue promovido como un potencial candidato presidencial. Bilbao representaba la línea de Toro y Busch, era un héroe admirado de la Guerra del Chaco y contaba con el consenso entre los excombatientes del que carecía Quintanilla. Además, había sucedido a Busch como líder supremo de la Legión de Veteranos, lo que lo legitimaba entre los oficiales subalternos.
Para asegurar el poder de los altos mandos, Quintanilla tomó medidas para sofocar la oposición de izquierda. El 25 de octubre, Bilbao fue citado al palacio de gobierno para entrevistarse con el presidente. Nada más llegar, fue rodeado por varios hombres que lo golpearon sin piedad hasta dejarlo inconsciente. Amordazado y esposado, fue llevado a una estación de trenes y deportado en el lugar a Arica. A continuación, Quintanilla declaró que "en protección de la tranquilidad social, amenazada en los últimos días y en mi deber de dirigente, he aceptado con sentimiento, pero sin vacilaciones, la salida del general Bilbao Rioja". Más tarde, el jefe del Estado Mayor, Antenor Ichazo, asumió la responsabilidad del atentado, argumentando que Bilbao estaba preparando un golpe de Estado.

El ataque a Bilbao indignó a los jóvenes oficiales militares que amenazaron con alzarse en abierta rebelión contra el gobierno. Pronto, once hombres del Colegio Militar del Ejército bajo el liderazgo de su director, el teniente coronel Sinforiano Bilbao (hermano de Bernardino Bilbao), publicaron un manifiesto en el que desconocían a Quintanilla como presidente provisional, se armaron en señal de protesta y amenazaron con bombardear el Palacio Quemado. Sin embargo, la revuelta no logró el apoyo popular y el colegio fue sitiado por las fuerzas gubernamentales.
Al mismo tiempo, la Escuela Superior de Guerra de Cochabamba hizo su propia manifestación formal de protesta. Una delegación de oficiales de Cochabamba se reunió con Quintanilla en La Paz, en la que ambas partes llegaron a un acuerdo mutuo. Quintanilla aceptó restituir a Bernardino Bilbao en su puesto de comandante en jefe de las fuerzas armadas en un plazo de diez días, prometió mantener a Sinforiano Bilbao como director de la Escuela Militar y se comprometió a no sancionar ninguna medida de represalia contra ninguno de los elementos militares que participaron en el levantamiento. A cambio, Sinforiano aceptó deponer las armas.
A pesar de los compromisos asumidos, Quintanilla pronto se desdijo de sus promesas. En lugar de que se le permitiera regresar a su puesto, a Bernardino Bilbao no le quedó otra opción que aceptar un nombramiento como agregado militar en Londres, a donde viajó directamente desde Chile en un exilio disfrazado. Sinforiano Bilbao, por su parte, fue exonerado de su cargo y se refugió en la embajada chilena.
La camperada
El 10 de marzo de 1940 se celebraron elecciones generales. Ante la represión de los líderes de la oposición, Peñaranda ganó por mayoría absoluta con 58.060 votos contra sólo 10.000 de su oponente, el marxista José Antonio Arze. Un pequeño revés en la transición se produjo el 26 de marzo cuando los autores del ataque a Bilbao supusieron que podían dar un golpe de Estado por su cuenta. El "Putsch Chapaco", llamado así debido a que sus líderes eran todos chapacos de Tarija, fue organizado por Antonio Campero. En la madrugada del 26 de marzo, Antenor Ichazo y el cuerpo de policía tomaron las armas y tomaron los accesos a la Plaza Murillo. Sin embargo, cuando Quintanilla se despertó a las 5 de la mañana fue sorprendido por movimientos de tropas en la plaza y les ordenó retirarse. Al ver el fracaso de la operación, a Ichazo le fallaron los nervios y cambió de bando y se puso del lado del presidente.
Una investigación posterior reveló que Ichazo sería nombrado presidente. El teniente coronel Luis Campero asumiría la jefatura del Estado Mayor, su hermano Antonio Campero sería secretario de la presidencia y el teniente Gilberto Campero sería ministro de Gobierno. El evento fue bautizado como la camperada debido a que sus líderes tenían apellidos comunes. La revuelta fallida fue seguida por una manifestación antigolpista en la plaza a la que se unieron partidarios de la Concordia, empleados del Ministerio de Relaciones Exteriores y figuras de izquierda como Hernán Siles Zuazo y Rafael Otazo. Aunque Quintanilla pronunció varios discursos prometiendo órdenes de ejecución contra los conspiradores, nunca se emitió ninguna.
Peñaranda fue inaugurado el 15 de abril de 1940, poniendo fin al mandato interino de Quintanilla.

Años posteriores y muerte
Tras la toma de posesión de Peñaranda, Quintanilla abandonó el Palacio Quemado y se trasladó a Roma, donde ejerció como embajador de Bolivia ante la Santa Sede hasta 1941.
Quintanilla murió en su natal Cochabamba el 8 de junio de 1964, a la edad de 76 años.
Véase también
- Gabinete de Carlos Quintanilla
Referencias
Notas
- ^ La Oficina abolió el 4 de diciembre de 1939.
Notas de pie de página
- ^ a b "Decreto Supremo de 04 de diciembre de 1939". Gaceta Oficial del Estado Plurinacional de Bolivia (en español). 4 de diciembre de 1939. Archivado desde el original el 7 de octubre de 2021. Retrieved 7 de octubre 2021.
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