Caridad

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En la teología cristiana, la caridad (latín: caritas) es considerada una de las siete virtudes y es entendida por Tomás de Aquino como "la amistad del hombre por Dios", que "nos une a Dios". La tiene como "la más excelente de las virtudes". Además, Tomás de Aquino sostiene que "el hábito de la caridad se extiende no sólo al amor de Dios, sino también al amor de nuestro prójimo".

El Catecismo de la Iglesia Católica define la "caridad" como "la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por Él mismo, ya nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios".

Caritas: el amor altruista

La frase Deus caritas est de 1 Juan 4: 8, o Θεὸς ἀγάπη ἐστίν (Theos agapē estin) en el griego original se traduce en la versión King James como: "Dios es amor", y en la Biblia de Douay-Rheims como: " Dios es caridad" (1 Juan 4:8). Tomás de Aquino no equipara simplemente la caridad con el "amor", que considera una pasión, no una virtud. La versión King James usa las palabras caridad y amor para traducir la idea de caritas /ἀγάπη (agapē): a veces usa una, luego a veces la otra, para el mismo concepto. La mayoría de las otras traducciones al inglés, tanto antes como después, no lo hacen; en cambio, en todo momento usan la misma palabra en inglés más directa amor. El amor puede tener otros significados en inglés, pero como se usa en el Nuevo Testamento, casi siempre se refiere a la virtud de caritas.

Muchas veces, cuando la caridad se menciona en las biblias en inglés, se refiere al "amor de Dios", que es un amor espiritual que se extiende de Dios al hombre y luego se refleja en el hombre, quien está hecho a la imagen de Dios, de regreso a Dios. Dios le da al hombre el poder de actuar como Dios actúa (Dios es amor), el hombre entonces refleja el poder de Dios en sus propias acciones humanas hacia los demás. Un ejemplo de este movimiento es "la caridad cubrirá multitud de pecados" (1 Pedro 4:8). “La práctica de la caridad nos lleva a actuar con nosotros mismos y con los demás sólo por amor, precisamente porque cada persona tiene la dignidad de un hijo amado de Dios”.

Como virtud teologal

Se considera que la caridad es la máxima perfección del espíritu humano, porque se dice que glorifica y refleja la naturaleza de Dios. La confusión puede surgir de los múltiples significados de la palabra inglesa "love". Como otras virtudes teologales, la Caridad está divinamente infundida en el alma; reside en la voluntad. Según Tomás de Aquino, la caridad es un requisito absoluto para la felicidad, que él considera el fin último del hombre.

La caridad tiene dos partes: el amor a Dios y el amor al hombre, que incluye tanto el amor al prójimo como a uno mismo.

En 1 Corintios 13, Pablo pone mayor énfasis en la Caridad (Amor). “Quedan, pues, la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor”. Él lo describe como:

Aunque yo hable lenguas humanas y angélicas, y no tengo caridad, vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. Y aunque tengo el don de profecía, y entiendo todos los misterios, y todo el conocimiento; y aunque tuviera toda la fe, como para mover montañas, y no tengo caridad, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregare mi cuerpo para ser quemado, y no tengo caridad, de nada me sirve. La caridad nunca falla: pero si hay profecías, fallarán; sea ​​que haya lenguas, cesarán; si hayconocimiento, se desvanecerá. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos. Pero cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte desaparecerá... Y ahora permanecen la fe, la esperanza, la caridad, estas tres; pero la mayor de ellas es la caridad.

Los frutos de la caridad son la alegría, la paz y la misericordia.

En diciembre de 2005, el Papa Benedicto XVI publicó la encíclica Deus caritas est, en la que discutió "... el amor que Dios nos da y que nosotros, a su vez, debemos compartir con los demás".

Basándose en la parábola de las ovejas y las cabras de Mateo 25, la Iglesia primitiva vio el amor a los pobres (periptochias) como la joya de la corona de las virtudes. El padre de Capadocia, San Gregorio Nacianceno, escribió que

No es tarea fácil descubrir la única virtud que supera a todas las demás y darle el cetro y la palma, así como no es fácil en un prado fragante con muchas flores encontrar la más fragante y hermosa.

Después de considerar muchas de las virtudes cristianas, concluye que

siguiendo a Pablo y al mismo Cristo, debemos considerar la caridad como el primero y más grande de los mandamientos ya que es la suma misma de la Ley y los Profetas, [y] su parte más vital encuentro que es el amor a los pobres...

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