Batalla de Sagrajas
La Batalla de Sagrajas (23 de octubre de 1086), también llamada Zalaca o Zallaqa (árabe: معركة الزلاقة, romanizado: Maʿrakat az-Zallāqa), fue una batalla entre el ejército almorávide dirigido por su rey Yusuf ibn Tashfin y un ejército dirigido por el castellano Rey Alfonso VI. Los almorávides respondieron al llamado de la Yihad por parte de las taifas, que comúnmente luchaban entre sí, sin embargo, se habían unido para luchar contra los poderosos estados cristianos del norte. Los taifas ayudaron a los almorávides durante la batalla con tropas, favoreciendo la batalla del lado musulmán. El campo de batalla más tarde se llamó az-Zallaqah(en castellano "suelo resbaladizo") por la mala pisada provocada por la tremenda cantidad de sangre derramada ese día, lo que dio origen a su nombre en árabe.
Preparativos
Después de que Alfonso VI, rey de León y Castilla, capturara Toledo en 1085 e invadiera la taifa de Zaragoza, los emires de los reinos menores de taifas de la Iberia islámica se dieron cuenta de que no podían resistirlo sin ayuda externa. En 1086 invitaron a Yusuf ibn Tashfin a luchar contra Alfonso VI. En ese año responde a la llamada de tres caudillos andaluces (Al-Mu'tamid ibn Abbad y otros) y cruza el estrecho hasta Algeciras y se traslada a Sevilla. De allí, acompañado de los emires de Sevilla, Granada y Taifa de Málaga, marchó a Badajoz.
Alfonso VI abandonó el sitio de Zaragoza, retiró sus tropas de Valencia y pidió ayuda a Sancho I de Aragón. Finalmente partió al encuentro del enemigo al noreste de Badajoz. Los dos ejércitos se encontraron el 23 de octubre de 1086.
Alfonso VI de León y Castilla llegó al campo de batalla con unos 2.500 hombres, incluidos 1.500 de caballería, de los cuales 750 eran caballeros, algunos de ellos judíos, pero se vio superado en número. Los dos líderes intercambiaron mensajes antes de la batalla. Se dice que Yusuf ibn Tashfin ofreció tres opciones a los castellanos: convertirse al Islam, pagar tributo (jizyah) o luchar.
Batalla
La batalla se inició el viernes de madrugada con un ataque de Castilla. Yusuf ibn Tashfin dividió su ejército en tres divisiones. La primera división estaba dirigida por Abbad III al-Mu'tamid, la segunda división estaba dirigida por Yusuf ibn Tashfin y la tercera división estaba formada por guerreros africanos negros con Talwars y largas jabalinas. Abbad III al-Mu'tamid y su división lucharon solo con Alfonso VI hasta la tarde, luego Yusuf ibn Tashfin y su división se unieron a la batalla y rodearon a Alfonso VI y sus tropas. Las tropas de Alfonso entraron en pánico y comenzaron a perder terreno, entonces Yusuf ordenó a la tercera división de su ejército que atacara y terminara la batalla.
Secuelas
Se perdió más de la mitad del ejército castellano. Una fuente afirma que sólo 500 jinetes regresaron a Castilla, aunque otras no apoyan esta baja cifra, por lo que parece que sobrevivió la mayor parte de la nobleza. Entre los muertos se encontraban los condes Rodrigo Muñoz y Vela Ovequez. El rey Alfonso VI sufrió una herida en una pierna que le hizo cojear el resto de su vida.
Las bajas también fueron cuantiosas en el bando almorávide, especialmente para las huestes dirigidas por Dawud ibn Aysa, cuyo campamento fue saqueado en las primeras horas de la batalla, y por el emir de Badajoz, al-Mutawakkil ibn al-Aftas. El emir sevillano al-Mu'tamid había resultado herido en el primer enfrentamiento pero su personal ejemplo de valentía animó a las fuerzas andalusíes en los difíciles momentos de la carga inicial castellana encabezada por Alvar Fañez. Entre los muertos se encontraba un imán muy popular de Córdoba, Abu-l-Abbas Ahmad ibn Rumayla, y también se sabe que miembros de la familia de Ibn Khaldun murieron en la batalla.
La batalla supuso una victoria decisiva para los almorávides pero sus pérdidas hicieron que no fuera posible continuarla aunque Yusuf tuvo que regresar prematuramente a África por la muerte de su heredero. Castilla no sufrió casi pérdida de territorio y pudo retener la ciudad de Toledo, ocupada el año anterior. Sin embargo, el avance cristiano se detuvo durante varias generaciones mientras ambos bandos se reagrupaban.
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