Batalla de Pavón
La Batalla de Pavón, una batalla clave de las Guerras Civiles Argentinas, se libró en Pavón, Provincia de Santa Fe, Argentina, el 17 de septiembre de 1861 entre el Ejército del Estado de Buenos Aires (comandado por Bartolomé Mitre) y el Ejército de la República de la Confederación Argentina (comandado por Justo José de Urquiza). La retirada de Urquiza dejó el campo de batalla a Mitre.
La victoria supuso la disolución del gobierno nacional y la reincorporación de la provincia de Buenos Aires a la República Argentina como miembro dominante de la nación. El gobernador Bartolomé Mitre actuaría como presidente interino, ratificado por el Congreso Nacional, y luego como el primer presidente de una República Argentina unificada.
Antecedentes
Posiciones políticas
Durante gran parte del siglo XIX, la historia argentina estuvo definida por el enfrentamiento teórico, político y militar entre dos posturas:
- Por un lado, la provincia de Buenos Aires quería descentralizar la nación, otorgando autonomía estatal a las provincias, con el objetivo fundamental de evitar el establecimiento de un gobierno federal en su provincia porque tomaría la mayor parte de sus recursos.
- Por otra parte, las provincias restantes querían centralizar el país alrededor de Buenos Aires, estableciendo la capital en esa provincia.
Una diferencia entre los porteños de Buenos Aires y los del interior era que los primeros no se alineaban directamente con los dos partidos políticos de turno. Unitarios y federalistas existían tanto en la capital como en las provincias. Si bien políticamente eran unos contra otros, a la hora de defender sus propios intereses locales se unían para enfrentar a su enemigo común (sea la capital o las provincias, según el caso).
Desde la secesión de la provincia de Buenos Aires el 11 de septiembre de 1852, tras la Batalla de Caseros, Argentina quedó dividida entre dos estados en pugna, la Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires. La Batalla de Cepeda (1859) y el posterior Pacto de San José de Flores de 1860 sentaron las condiciones para que Buenos Aires volviera a unirse a la confederación (que pasó a llamarse República Argentina a partir de la reforma de la Constitución de 1860 a pedido de Buenos Aires). Sin embargo, ambos bandos volverían a enfrentarse poco después.
Conflictos en el interior
Durante el gobierno del presidente Urquiza, las provincias habían estado en paz, con la notable excepción de la provincia de San Juan, donde un crimen político sirvió de catalizador para la Batalla de Cepeda entre la provincia de Buenos Aires y la confederación. Esto cambió cuando asumió el presidente Santiago Derqui.
- Varios caudillos locales, genéricamente unitarios, habían estado en paz con el gobierno de la Confederación Argentina. Cuando Derqui asumió el cargo, se convirtieron públicamente en parte de la oposición. Tales fueron los casos de Manuel Taboada, de la provincia de Santiago del Estero, y José María del Campo de la Provincia de Tucumán.
- El gobernador de Córdoba, Mariano Fragueiro, maniobraba mal en sus relaciones con la oposición. Cuando la situación se volvió violenta, el Presidente Derqui intervino el gobierno provincial (Derqui era de Córdoba).
- La situación más grave se desarrolló una vez más en la provincia de San Juan, donde el gobernador José Antonio Virasoro fue depuesto y asesinado con el aparente apoyo de algunos políticos que actuaron en Buenos Aires, entre ellos el futuro presidente Domingo Faustino Sarmiento, nacido en San Juan. El Presidente Derqui volvió a enviar al ejército nacional para intervenir en esa provincia, pero el nuevo gobernador, Antonino Aberastain, intentó resistir la intervención con la milicia local. Aberastain fue derrotado y asesinado, lo que permitió al gobierno de Buenos Aires acusar al presidente Derqui de haber cometido un crimen.
Elecciones en Buenos Aires
Como parte del proceso que condujo a la reincorporación del Estado de Buenos Aires a la Confederación Argentina, establecida en el Pacto de San José de Flores, luego de la Batalla de Cepeda de 1859, Buenos Aires eligió diputados provinciales al Congreso Nacional. Sin embargo, las elecciones se llevaron a cabo siguiendo las leyes electorales del Estado de Buenos Aires en lugar de las de la Confederación. Los diputados electos fueron rechazados por el Congreso Nacional y los senadores porteños también realizaron un paro de funciones, en solidaridad.
El presidente Santiago Derqui emitió un decreto que invalidaba las elecciones en Buenos Aires y fijaba una nueva fecha para la repetición de las mismas. Pero las autoridades porteñas se rebelaron contra el gobierno nacional y declararon nulo el Pacto de San José de Flores.
Guerra civil
El Congreso Nacional consideró que se trataba de un acto de sedición, por lo que el presidente Derqui nombró al general y ex presidente de Entre Ríos Justo José de Urquiza como comandante en jefe del ejército nacional con la misión de devolver la provincia rebelde al poder. En Buenos Aires, el gobernador Bartolomé Mitre asumió el cargo de comandante en jefe del ejército provincial.
Hubo varios intentos de mediación, tanto por parte de particulares como de gobiernos extranjeros. Todos fracasaron debido a la intransigencia de Mitre y Derqui. Urquiza intentó, hasta último momento, preservar la paz y declinó tomar la iniciativa contra el ejército porteño como lo habían pedido sus coroneles Ricardo López Jordán y Prudencio Arnold.
El presidente Derqui organizó un ejército en Córdoba, reuniendo un grupo heterogéneo de unidades de infantería. Estas fuerzas fueron aumentadas por las de Urquiza, con gente de las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe, más algunos desertores porteños; la mayoría de estas fuerzas eran unidades de caballería. En total, el ejército federalista contaba con unos 17.000 hombres, de los cuales 8.000 provenían de la región centro y 9.000 de Entre Ríos, Corrientes, Buenos Aires y Santa Fe.
El ejército de Mitre estaba formado por 22.000 hombres y 35 piezas de artillería, además de una considerable superioridad numérica en armas y entrenamiento de artillería e infantería. Los británicos habían suministrado las piezas de artillería y las dotaciones de artillería británicas entrenadas para operarlas. Derqui avanzó hasta Rosario, donde dejó el mando de las tropas en manos del general Urquiza, mientras Mitre avanzaba hacia el norte de Buenos Aires y se adentraba en la provincia de Santa Fe.
La batalla
Los ejércitos se enfrentaron en el arroyo Pavón, (40 km al sur de la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, a unos 260 km al noroeste de Buenos Aires). Urquiza formó sus tropas en posición defensiva, formando una línea extendida al este de la estancia de Domingo Palacios. En las alas formó su caballería.
Al llegar a 800 m de la estancia, Mitre desplegó su infantería, preparándose para un asalto al centro del enemigo. Pero la artillería de Urquiza inició el combate, abriendo grandes brechas en la infantería porteña, blancos fáciles por sus vistosos uniformes.
El combate duró sólo dos horas, durante las cuales el ala izquierda federalista al mando del coronel mayor Juan Saá, con las tropas santafesinas y porteñas renegadas de Ricardo López Jordán, vencieron completamente a la Primera Caballería porteña, al mando del general y ex presidente uruguayo Venancio Flores, persiguiéndola más allá del Arroyo del Medio (un arroyo que forma el límite entre las provincias de Buenos Aires y Santa Fe). La Segunda Caballería porteña, al mando del veterano general Manuel Hornos, ofreció más resistencia; pero debió retirarse, dejando atrás la mayor parte de sus armas pesadas y pertrechos, además de muchos prisioneros. El ala derecha, al mando del general Miguel Galarza, arrolló a la pequeña caballería del ala izquierda de Buenos Aires.
El centro federalista, en cambio, compuesto por milicianos no entrenados provenientes de las regiones centrales del país, se vio obligado a replegarse ante los batallones de infantería porteños, mejor entrenados y equipados.
Al ver el derrumbe del centro, Urquiza abandonó el campo de batalla sin sumar los 4.000 hombres entrerrianos que mantenía en reserva, y marchó a Rosario, para luego seguir hacia San Lorenzo y Las Barrancas. En ese punto recibió información de la victoria de su caballería pero no volvió al campo de batalla. La inesperada decisión de Urquiza dejó el campo libre al ejército porteño, que se había replegado a San Nicolás de los Arroyos. Mitre decidió entonces consolidar su posición antes de marchar luego sobre Santa Fe.
Consecuencias
Las batallas de Cepeda, Caseros y Pavón fueron posiblemente algunos de los conflictos bélicos de mayor trascendencia en la historia argentina, tanto por sus consecuencias institucionales, como por el realineamiento de casi todos los demás actores políticos luego de cada una de las batallas.
Al ver la inacción de Urquiza, Mitre reunió a sus tropas. Parte de la caballería federalista avanzó hacia Pergamino, ocupando la ciudad. Tras una reacción de la caballería porteña, los federalistas se replegaron hacia Santa Fe y Mitre inició su avance hacia esa provincia. Habían pasado varios meses desde la fecha de la batalla. En los meses siguientes, el avance porteño fue imparable. El único ejército federal capaz de oponérseles era el de Urquiza, pero éste no actuó y casi lo desmanteló.
Al ver que el interior estaba siendo invadido, Derqui renunció y se refugió en Montevideo. Pocas semanas después el vicepresidente Juan Esteban Pedernera declaró disuelto el gobierno nacional. A partir de ese momento, Mitre proyectó su influencia en todo el país: todos los gobernadores federales –con la notable excepción de Urquiza– fueron depuestos en las últimas semanas del año y las primeras de 1862. Algunos fueron depuestos por unitarios locales, contando con la cercanía del ejército porteño, otros directamente por el ejército invasor porteño. Los que evitaron ese destino se unieron para aceptar que el gobierno nacional estaba terminado, y dejaron al gobernador porteño Bartolomé Mitre la tarea de la reorganización nacional.
Mitre fue elegido presidente de la nación mediante nuevas elecciones -organizadas por los nuevos gobernadores provinciales- en las que se prohibieron los candidatos federalistas. Los porteños también se apoderaron de los ministerios del gobierno nacional y de buena parte de las bancas del Congreso.
La capital del país, que había sido trasladada a Paraná por Urquiza, fue nuevamente trasladada a la ciudad de Buenos Aires, por lo que el gobierno nacional debió aceptar ser huésped del gobierno de la ciudad de Buenos Aires. En los años siguientes, Argentina mantuvo una organización federal nominal, pero la fuerza y preponderancia de Buenos Aires se mantuvo inquebrantable.
Bibliografía
- Ruiz Moreno, Isidoro J. (2005). El misterio de Pavón. Editorial Claridad. ISBN 950-620-172-2.
- Pérez Amuchástegui, A. J.; et al. (1972). Crónica Argentina. Buenos Aires: Código Editorial.
- Luna, Félix; et al. (1999). Grandes Protagonistas de la Historia Argentina. Buenos Aires: Editorial Planeta.
Enlaces externos
- IWGIA sobre la historia de Argentina
- (en español) Batalla de Pavón Archivado 2010-05-26 en la máquina Wayback
- (en español) La batalla
- (en español) Catálogo de documentos
33°15′S 60°23′O / 33.250, -33.250; -60.383