Aseidad

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La aseidad o absolutez (del latín ā "desde" y "yo", más -idad) es la propiedad por la cual un ser existe por sí mismo. Se refiere a la creencia cristiana de que Dios no depende de ninguna otra causa que no sea él mismo para su existencia, realización o fin, y tiene dentro de sí mismo su propia razón de existencia. Esto representa a Dios como absolutamente independiente y autoexistente por naturaleza. Muchos teólogos judíos y musulmanes también han creído que Dios es independiente de esta manera. Esta cualidad de independencia y autoexistencia ha sido afirmada bajo varios nombres por teólogos que se remontan a la antigüedad, aunque el uso de la palabra 'aseidad' comenzó solo en la Edad Media.

Sentido

La aseidad tiene dos aspectos, uno positivo y otro negativo: absoluta independencia y autoexistencia. WN Clarke escribe:

En su sentido negativo, que surgió por primera vez en la historia del pensamiento, [aseidad] afirma que Dios no tiene causa, no depende de ningún otro ser para la fuente de Su existencia. En su sentido positivo, afirma que Dios es completamente autosuficiente, teniendo en sí mismo la razón suficiente de su propia existencia.

El primer concepto deriva de "el Dios de los filósofos", mientras que el segundo deriva de "el Dios viviente de la Revelación" (Yo soy el que soy: Éxodo 3:14).

Como parte de esta creencia, se dice que Dios es incapaz de cambiar (ver Hebreos 13:8). Cambiar implica desarrollo. Puesto que Dios era, es y será la Perfección Absoluta, ya no hay necesidad de cambiar: es αὐτουσία (inmutable: Gregorio de Nisa), actus purus e ipsum esse subsistens (Tomás de Aquino).

Muchos (Tomás de Aquino, por ejemplo) también han pensado que la aseidad implica simplicidad divina: que Dios no tiene partes de ningún tipo (ya sean espaciales, temporales o abstractas), ya que los complejos dependen de sus partes individuales, con ninguna de las cuales son idénticos.. Los teístas clásicos a menudo han sacado una implicación adicional: que Dios no tiene emoción o es "impasible": porque, se dice, la emoción implica ser paciente (pasar-) a algún agente, es decir, dependencia. Esto es así porque, aunque Dios ha creado todo, no depende de su creación.

Consideraciones filosóficas

Si este ser debe ser descrito como Dios depende de si la etiqueta 'Creador' es una designación rígida de Dios. Dado que la mayoría de los teístas creen que todo lo que no es Dios lo produce Dios, y que muchos (por ejemplo, Santo Tomás de Aquino) argumentan desde la no aseidad del universo hasta la existencia de Dios, este problema es altamente teórico. También existe una posible amenaza a la aseidad divina por la existencia de objetos abstractos, una amenaza que el filósofo William Lane Craig intenta reconciliar en su libro God Over All. Juan 1:3afirma que "Todas las cosas llegaron a existir a través de él, y sin él nada llegó a existir". El tiempo aoristo implica que todo lo que existe (aparte de Dios) llegó a existir en algún momento del pasado. Este versículo conlleva la importante implicación metafísica de que no hay entidades eternas aparte de Dios, eternas en el sentido de existir atemporalmente o de existir sempiternamente. Más bien, todo lo que existe, con la excepción de Dios mismo, es el producto del devenir temporal.

La aseidad también ha sido criticada por ser lógicamente incompatible con el concepto de Dios como ser o con Dios como existente. Además, se puede argumentar que para que la noción de aseidad no sea lógicamente circular o inconsistente, la supuesta entidad a la que se aplica debería identificarse con sus propiedades, en lugar de instanciar, ejemplificar o tener sus propiedades, y por lo tanto sería una fuerza no sensible o potencial de vitalidad indeterminada (ver mónada). Esto parece contradecir la noción de que Dios es una persona o un agente causal, ya que las personas o los agentes no son propiedades (o complejos de propiedades). Schopenhauer atribuye la Aseidad (autodependiente) a la voluntad, como el único ser en sí mismo, al margen de las relaciones causales.

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